Retrato de Martí tomado en México, 1875 |
Por Santiago Cárdenas
PRIMERO
PRIMERO
Luego de su primer destierro en España , el barco en que
iba Martí a México para encontrarse con su familia, fondeó en el Muelle de la
Luz en La Habana Vieja para una escala
técnica de cuarenta y ocho horas, a media milla de su casa en la calle Paula. Desde
allí contempló en silencio la iglesia del Angel, donde fue bautizado, a solo unas tres cuadras de distancia de la bahía. El primer oficial del
“Mérida”, Gabriel García , le advirtió cortésmente que no podía
desembarcar y colocó vigilantes
en la pasarela. Era el 31 de enero de 1876. Martí había cumplido 22 años tres días antes en alta mar.
SEGUNDO
Ya en la ciudad de
México, cinco meses después, planea un viaje clandestino a la Habana junto a su hermana Leonor, que enloquecía con la separación familiar-
para buscar al hijo de ésta y traerlo al
Distrito Federal. Se disfrazaron como
trabajadores del carguero City of Havana, saliendo de Yucatán el 16 de mayo de 1876 para regresar al mismo
puerto y en el mismo barco el 2 de junio. En la capital nadie le pidió
documentación. En la aduana del Puerto Progreso, México, a su regreso, aparece
en los registros: “J. Martí, Señora e
Hijo” (su sobrino).
Leonor Martí Pérez |
TERCERO
Poco después
el 6 de enero de 1877, día de Reyes, arriba de nuevo a La Habana en el vapor Ebro, desde
Yucatán, con pasaporte falso y sus
segundos nombres y apellidos: Julián Pérez. El objetivo del viaje era
entrevistarse con el padre adoptivo de su íntimo amigo desde la escuela primaria,
el médico Fermín Valdés Domínguez que
vivía en Industria y San Miguel.
El papá de Fermín era Don José Mariano Domínguez un acaudalado
sacerdote guatemalteco radicado en Cuba. Éste
le dió a Martí 200 pesos oro
y cuatro cartas de recomendación, incluída una para el presidente de esa república
centroamericana, don Rufino Barrios, que había sido alumno de
José Mariano cuando él era profesor de primaria en Ciudad Guatemala. El dinero fue utilizado para pagar el
pasaje de la familia martiana, de siete personas, de regreso desde México a La Habana y comprarles una residencia en la capital.
EL VIAJE TRAS EL
PACTO DE ZANJON
El 31 de agosto de
1878, seis meses después el Pacto de Zanjón, desembarcaron en la Habana, Pepe y
Carmen Zayas Bazán que era su esposa, embarazada de seis meses, luego de una
travesía en el vapor Nueva Barcelona. Entraron legalmente acojiéndose a la amnistía que el General Arsenio Martínez
Campos había decretado dos meses antes al asumir el cargo de Gobernador
General.
Este cuarto viaje, es sin duda el mas conocido de Martí,
duró hasta el 25 de septiembre del año
siguiente en que fue expulsado sin juicio ni proceso por segunda vez a España.
En los trece meses de su estancia nació
su hijo y trabajó en los bufetes de Nicolás Azcárate y en el de Miguel F. Viondi junto a Juan Gualberto Gómez, con quien conspiraba sin descanso. También ofreció, a los veintiseis años,
sus conocidos discursos patrióticos-literarios que lo proyectaron como líder de la oposición anti española.
Fueron, al menos tres memorables: El 28 de febrero de 1879, en el Liceo de
Guanabacoa, ante el féretro del poeta Alfredo Toroella; el 26 de abril en el segundo
piso de la Acera del Louvre a petición del homenajeado periodista Adolfo
Márquez Sterling y al día siguiente, de nuevo en Guanabacoa, en el homenaje a Rafael Díaz Albertini, un argentino que había
ganado recientemente el primer premio de violín en el Conservatorio de París.
QUINTO Y ULTIMO VIAJE.
Martí permanece en el Oriente cubano solamente cinco semanas desde su desembarco el 11 de abril de 1895 en
Playitas de Cajobabo hasta su muerte en Boca de los Dos Ríos el 19 de mayo. Las
peripecias de éste , su último viaje,
han sido muy divulgadas, por
lo que estimo no es necesario ahondar en detalles.
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