Tuesday, March 29, 2022

Entrevista con el escritor cubano Manuel Gayol Mecías*

 Por Amir Valle

AManuel Gayol Mecías, el ser humano, lo conocía por las historias que sobre él me había hecho nuestro común amigo, también escritor, Guillermo Vidal, ya que ambos (Gayol y yo) confesamos el privilegio de haber estado muy cerca de ese enorme escritor que fue nuestro «Guille Vidal», sin dudas, una de las voces más originales en la historia de la narrativa cubana. Al Gayol escritor lo conocí a través de uno de sus cuentos que, si no recuerdo mal, se publicó en un Anuario de Narrativa de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, a mediados de la década del 90. Que luego de muchos años nos reencontráramos, se debió también a Guillermo Vidal, pero tristemente fue una temprana enfermedad, mientras el Guille adolecía en mi casa en La Habana: Gayol estuvo siempre al tanto de aquel maldito cáncer que se llevó a nuestro hermano espiritual muy tempranamente, en plena madurez literaria, a los 52 años. Años después Gayol y yo nos reencontraríamos en Estados Unidos, pernocté en su casa en las afueras de Los Ángeles como si siempre hubiera sido de aquella, su familia, y me llevó al inmenso edificio donde se encontraba su trabajo: el periódico La Opinión de Los Ángeles, cuya impresionante vista a esa ciudad aún me impacta… y así empezó una andadura en la hermandad que dura ya unos cuantos años. Esta entrevista, entonces, nace de esa amistad, pero sobre todo de la admiración que siento por su obra ensayística y narrativa: como narrador comparte con nuestro inolvidable Guillermo Vidal el sello de la originalidad, algo muy raro en las letras cubanas de las últimas décadas (todos los escritores, sin que importe la generación a la que pertenecen, parecen copiarse unos a otros) y como ensayista considero que ha escrito uno de los libros esenciales si se desea responder la pregunta ¿qué es Cuba?: 1959: Cuba, el ser diverso y la isla imaginada.

En apretadísimo resumen, su biografía podría leerse así: Escritor y periodista cubano. Director y editor de la revista y editorial Palabra Abierta. Desde que ganó el Premio Nacional de Cuento del Concurso Luis Felipe Rodríguez de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en 1992, ha consolidado una reconocida trayectoria literaria y publicado una veintena de libros, entre los que destacan su ensayo 1959. Cuba, el ser diverso y la isla imaginada (2018) y su saga narrativa titulada Crónicas Marjianas, integrada por La noche del Gran Godo (cuentos, 2012), Ojos de Godo rojo (novela, 2012), Marja y el ojo del Hacedor (novela, 2013), Los artificios del fuego (cuentos, 2015), y a la cual pertenece también la novela La otra historia de Joel Merlín, que acabamos de publicar en Ilíada Ediciones.

Así, de Los Ángeles a Berlín, transcurre esta charla.

–***–

Cuando uno lee cualquiera de las novelas de esa saga que has llamado Crónicas Marjianas, nota un interés por definir filosóficamente a un personaje: ¿hasta dónde estás intentando definir, a través de la ficción, al Manuel Gayol Mecías que, como un demiurgo, construye ese mundo ficcional?

Sí, querido amigo, me encanta la filosofía pero fundamentalmente en lo existencial. No me fijo si es dentro de la dimensión sartreana o de Camus. No me importa, y menos si el que habla de pronto es Zaratustra, o si de repente es un fragmento teológico sacado de la Inquisición o del cristianismo primitivo. Mi filosofía es un acuerdo entre lo consciente y lo inconsciente, entre la vida experiencial, los libros y la imaginación (fundamentalmente lo intuitivo). Por eso, en este sentido puedo decirte que tengo mi propia filosofía de la vida, mi teoría, que me funciona desde el subconsciente. No solo la racionalidad de lo corpóreo, que sí me interesa, pero no solo a lo Descartes, ni tampoco dentro de la pura lógica, sino que me interesa tanto, o más, la metafisica en su relación con la ficción y hasta con los fenómenos prácticos de la vida. Para mí es muy importante no solo cómo actúa un personaje, sino también cómo siente; esa combinación, o mejor sería decir, esa mezcla de la ficción con el mundo físico. De aquí que yo en mis novelas, además de ser el autor Manuel Gayol Mecías (esto, el autor, quiero decir, es algo nominal, legal, una manera de garantizar el derecho de autor, digamos), sino que más bien pretendo ser un observador. Y has dicho bien: un “demiurgo”. (Pero que quede claro, entiendo que entre demiurgo y el sentido de Dios como Ser hay diferencias, y, por supuesto son abismales). Demiurgo es el pequeño dios que habita en nosotros porque vive en el reino de la Imago, nuestro mundo imaginativo individual, por el que tenemos derecho y deber de crear. Como observador que soy al mismo tiempo, ese diosito que tengo no puede contar con caprichos para hacer y deshacer. El permite el total “libre albedrío” en todas las historias que imagina. Entonces, de esta manera, veo a los personajes, veo la acción, la retrospectiva, el tiempo, contemplo el espacio y hasta el contexto dimensional donde se encuentra el personaje. Y me hago la idea de que ellos los personajes, la historia misma y hasta yo, un poco director, un poco productor, muchas veces cámara, otra maquillista o descriptor de efectos especiales; en fin, un demiurgo, sí, pero más que todo con derecho a opinar (como observador que da el visto bueno, o no, y es posible que la historia, los personajes y yo entremos en un debate mental). En fin, Amir, la Realidad es una belleza, porque está compuesta de la dimension corpórea (física, objetiva, presente, visible, temporal, etc.) y la dimensión imaginaria (incorpórea, subjetiva, invisible, perdurable y ausente-presente, entre otras). Y esta sencilla division de dos dimensiones es lo que pienso, hasta el momento, es lo que rige la vida y hasta puede ayudar a definir la espiritualidad. Pero bueno, ese es otro tratado, otra historia, si se quiere.

 

Lo anterior nos lleva a una pregunta obligada: el ensayista y el narrador se complementan en todos tus libros. En ambos resalta el humanismo. ¿tiene para ti hoy la literatura algún valor en ese empeño, que muchos creen absurdo, de gritarle al mundo sus miserias, a ver si se endereza?

Con los escritores Carlos Alberto Montaner y Denis Fortún, en Miami.

Hermano mío, tienes toda la razón del mundo: soy un humanista, pero con destino a la espiritualidad. Lo que no sé, realmente, es si con la literatura, y en este caso la narrativa, el mundo se va a enderezar o no. Sí, la literatura es mi proyección, mi inquietud, es mi posibilidad —no sé si de creer en que el mundo se pueda arreglar un poco o no— de encontar en ella (en la literatura) mi verdadera condición de ser humano consciente, y cuando digo consciente, quiero decir, de que a los seres y las cosas debemos “sentirlos” más que “entenderlos”. Porque vivir es sentir, y cuando vivimos porque sentimos es rehacer constantemente nuestra conciencia. Y ello todavía lo veo como una diferencia importante entre el humanismo y el posthumanismo, al menos, en estos tiempos y tal vez un poco más, hasta después de los albores de una verdadera revolución en la ciencia y la tecnología.

Bueno, yendo directo al grano: sí, porque es la tranquilidad conmigo mismo, con mi espíritu, con mi Dios, con mi conciencia en la que se encuentra un Jesús de Nazaret histórico y divino, y que me permite dormir todas las noches con mucha paz y tranquilidad. La literatura es un intento, si se quiere: un proceso de redención; no es un recurso para arreglar el mundo. Este se arreglará o no con el tiempo, mediante la evolución o si es la involución la que nos lleva a la Hecatombe. En este caso la literatura humanista es una advertencia. Quizás si luchamos contra los demonios, a corto plazo, perdamos las batallas; pero a largo plazo, y apoyados en una espiritualidad esencial, ganaremos la guerra por hacer un mundo mejor.

 

Hablemos de Crónicas Marjianas. Te lanzo el reto de que pienses que estás delante de un hipotético lector y que tienes que convencerlo de leer todos y cada uno de los libros de esa saga, en orden… ¿Qué le dirías? Dejemos fuera la última: La otra historia de Joel Merlín, porque de esa hablaremos más adelante.

Crónicas Marjianas hasta ahora cuenta con varios libros, no sé si terminará con diez o con 14 volúmenes. Eso me lo dirá el tiempo que me quede a mí por escribir, pues de Cuba siempre habrá cosas que narrar. No pienso que el orden sea importante, o, al menos, algo muy necesario para el lector. Incluso pienso que el orden no se ha cumplimentado todavía, Hasta ahora falta publicar el quinto libro (Marja y el óvalo dorado) y el noveno que se titula Los dioses imaginarios. Historia mítica de un mundo paralelo. Crónicas de Sin Al-Uz, ambas novelas se encuentran ya terminadas. En realidad, el orden es para un después… cuando esté terminada toda la saga. Entonces, qujizás algunos lectores prefieran leérselos en ese orden (desde el primero hasta el 10 o el 14) Pero en la medida que escribía cada libro, me fui dando cuenta de que el tiempo cronológico no venía a ser crucial, porque en realidad en Cuba el tiempo es el mismo siempre, no se mide por el reloj ni por calendario alguno, sino por hechos y, por tanto, a saltos, o sea, en realidad no hay tiempo, o si se va a ver hay un tiempo, pero para atrás, pura involución, quizas como un viaje a la semilla carpenteriano, pero no solo a nivel de comida, de recursos tecnológicos, de posibilidades funcionales para vivir, no solo esto, sino a un nivel ético, de verdadero humanismo, ese tiempo involutivo corre —como diría nuestro común amigo, Roberto Álvarez Quiñones— hacia una Edad Media oscura. Por eso, el tiempo aqui, cuando no va hacia atrás, no existe, y te vas a encontrar que la misma Marja es una bellísima jinetera que no tiene edad, que las cosas pasan y que ella las vive en un tiempo pasado como en un tiempo actual. Es una Isla sin tiempo, que chapotea en las aguas del Caribe más como un mundo de ficción, del absurdo, del surrealismo, que el mundo de nuestra historia corpórea. Es un planeta inventado por Fidel Castro, un pequeñísimo planeta que este cuatrero escamoteador logró sacar de su órbita física y lo puso a girar como en una trágica payasada de ficción alrededor de él mismo. También creo que la saga la he venido escribiendo, de manera que cualquier lector empiece a leerla y la continue por cualquier libro, porque eso sí en cada uno de los libros me preocupé por escribir cosas de los anteriores o de advertir de otras que vendrían en libros postreros. Incluso, comento repeticiones de anécdotas. Y todo con el propósito de que no importe el orden, sino que lo que importe fuera el contenido de las historias, la realidad física, material, de la ciudad y de los personajes, casi siempre de los bajos fondos, aun cuando no hago un realismo duro, a lo Pedro Juan Gutiérrez. Bueno, me interesa más el existencialismo de los personajes que el hecho de estar describiendo escenas pornos, tal vez haya alguna en Marja y el ojo del Hacedor (tercer libro), otras escenas son, a mi criterio, eróticas

Me gustaría que toda la saga terminara en el libro número 14. Y es que ese número me ha gustado siempre porque Jorge Luis Borges dijo alguna vez que ese número significaba el infinito. (y creo que todas las historias son un solo libro, que no termina nunca), porque cada libro puede ser —al igual que la literatura misma— la historia infinita de la humanidad.

Cuba, es curioso, es una presencia fantasmal en todos tus libros. Está ahí, observando, como un testigo mudo, las cavilaciones del Gayol ensayista y las peripecias de tus personajes novelados. Cuba, en esencia, ¿qué significa para Manuel Gayol Mecías? Y me gustaría que te detuvieras en esta pregunta separando a propósito, en lo posible, dos aspectos: el Gayol nacido en Cuba y ese otro Gayol que pertenece y se mueve junto a sus criaturas en el universo de la literatura.

Con su amigo, el escritor Ismael Sambra.

Probablemente, si fuera a hablar del Gayol Mecías nacido en Cuba, de su nñez y adolescencia, entonces no tendría mucho que decir de la literatura, incluso de mi formación creativa. Mi contexto familiar no fue culto, como ha sucedido con muchos escritores, que se han criado y vivido rodeados de libros o de las artes. Mi niñez fue los juegos en la calle, mucha lectura de comics, y ya, en la adolescencia, cartas que le escribía a una novia de la que me enamoré, creyendo que era la única mujer sobre la Tierra. Hice mucho deporte y empecé tarde la lectura literaria. En mi juventud, en Las Tunas, me dio por la música, tocar saxofón en varios grupos de “música moderna”, como decíamos, cuando nos referíamos al rock and roll. Hay que recordar que, desde temprano, la dictadura prohibió la música americana. De modo que a varios amigos y a mí nos dio por tocar el rock (era una manera de oponernos al régimen), pero decíamos que tocábamos calypso, que era el ritmo y las canciones que cantaba Harry Belafonte, amigo y simpatizante del Gobierno cubano. Así nos dejaban pasar, pero siempre nos vigilaban.

No recuerdo bien, pero creo que fue alrededor de los 25 o 27 años —ya viviendo en La Habana— que empecé a leer literatura, los narradores del boom latinoamericano me impresionaron. Realmente en Cuba hubo un auge de esa narrativa, bueno, creo que en Latinoamérica y en buena parte de Europa también, y yo empecé a descubrir la magia de las historias, no tanto de la poesía como sí de esa narrativa. Me llevaron para el Servicio Militar Obligatorio. Me ubicaron en el Instituto Técnico Militar, donde estuvo el antiguo colegio de Belén. Y allí me las arreglé para entrar en el grupo de música de esa escuela, tocando saxofón tenor y pude estudiar de nuevo la Facultad Obrera, que era una especie de preuniversitario. Leía, tocaba, estudiaba y trabajaba como asistente de un teniente profesor de radar. Recuerdo que los demás reclutas me decían el “Viejo” También me acuerdo que entre las amistades que hicieron el servicio conmigo estaba Reynaldo Bragado, hicimos buenas migas, tenía un espíritu rebelde y me caía muy bien. Bragado era una gente culta, leía mucho y a veces se la agenciaba para andar tocando una guitarra, al menos, con él podia hablar de muchas cosas. Con el tiempo, no le pude ver en Miami, falleció de un infarto, creo, antes de poder encontrarme de nuevo con él. Siempre he sentido muchísimo no haberle reencontrado, pues fue un gran narrador y podíamos haber estrechado más nuestra amistad.

Cuando salí del Servicio Militar, entré en la Universidad a estudiar la carrera de letras, Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas. No obstante, seguí tocando en otro grupo de música aficionado en el Ministerio del Azúcar, donde empecé a trabajar. Y por supuesto, ya me había acostumbrado a leer enfebrecidamente. Así que trabajaba, continuaba tocando el saxofón, leía ensayos y narrativa y estudiaba en la Universidad. Pero, además, en todo este tiempo que te he venido contando, estudié francés.

Un semestre antes de graduarme logré pasar un mes de prueba en el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas y me aprobaron. Ya aquí comenzó mi compulsiva obsesión con la literatura.

Con su amigo, el escritor y periodista Armando Añel.

A grandes rasgos, pienso que he podido hablarte de un proceso evolutivo, rápido, fundamentalmente en mi pensamiento, en mi vision de la vida, en que tanto tuvo que ver el incruento y presionante proceso politico de la Isla, pues dentro de todo este trasegar que te he venido dando, ha insidido también el miedo, la incertidumbre y el bombardeo ideológico al que, tanto yo, como todos los cubanos hemos estado expuestos. Junto a este recuento anecdótico ha habido un proceso mental más que difícil torturante, conceptualmente ideológico y politico, que me ha hecho cuestionarme de por qué y cómo ha sucedido, y aún continua 63 años después, esta degeneración de la Isla en todos sus aspectos, de vida, de humanidad y de espiritualidad. Muy probablemente ha sido lo ideológico, lo politico y el totalitarismo implantado lo que me ha llevado a un interés por la narrativa y el ensayo. Es cierto que ambos se complementan en mí, incluso a veces creo que se mezclan. Mi amiga la doctora Ivette Fuentes de la Paz, filósofa, ensayista y narradora, ha llegado a escribir sobre algunos de mis libros, tanto de ensayo como de narrativa, y decir que yo soy, esencialmente, un fabulador del pensamiento, que mis ensayos a veces son narrados y viceversa, que mi narrativa, en muchos momentos, es ensayística. Y reconozco que sí, que es cierto.

Sin embargo, una de las cosas que más me han impresionado en mi propia trayectoria de vida es la evolución de mi pensamiento. Por lo que creo que he llegado a convertirme en un intelectual circunstancial. En otras palabras, alguien que ha evolucionado de la ignorancia y la incultura, de lo ligero y superficial a la necesidad del conocimiento, a la vibración de la sensibilidad profunda, al hambre y la sed por los libros, al deseo irrefrenable por escribir, crear y publicar.

Nací en Las Tunas, y después viví en La Habana, ambos ámbitos geográficos y sociales los sentí con fuerza, me impregnaron, los sufrí y los gocé; y desde los 50 años (que fue cuando llegué a Estados Unidos) hasta ahora, llevo 27 años en California, donde también he asimilado la vida del hispano en este país, que me ha permitido acercarme a la Libertad que siempre busqué. Por otra parte, no puedo decir que hay dos Manuel Gayol Mecías, es decir, el que nació en Cuba y el que aquí escribe y trasiega la vida de la ficción junto a sus personajes e historias. Creo que he sido uno solo que ha evolucionado, no pienso como mismo pensaba en Cuba, claro, sino que me he ampliado. Como pudo pasarle a mi querido amigo Aurelio de la Vega, que siempre buscó la universalidad, tanto para Cuba, como para él, y la encontró después que se marchó de la Isla.

Pero la universalidad, mi amplitud mental ahora, nunca me ha inhibido de mis raíces cubanas. Fueron 50 años sentidos en Cuba. Lo que vivo hoy en día es una mezcla de sentimientos que aparecen propiamente en mis sueños, además del espacio de una ciudad insólita, laberíntica, con un tiempo extraño de pasado-presente, con momentos muy felices y otros oscuros. De Cuba, “mi infierno tan amado”, me asalta el miedo todavía, es como una paranoia de persecución que siempre tengo que superar. Ahora me queda la incertidumbre de este mundo, que no es como yo pensaba cuando estaba en la Isla. Antes creía que en el mundo, y en específico Estados Unidos, estaba la existencia panglosiana del “mejor de los mundos posibles”. Hoy en día sé que estoy, si acaso, en el “menos malo de los mundos posibles”.

 

Otras de las constantes en tu literatura es la otredad, la espiritual y la geográfica. ¿Tiene que ver en ello, y en qué sentido, el hecho de que tuviste que abandonar tu tierra hace ya unos cuantos años?

En La Opinión, de Los Ángeles.

Bueno, sí. Pienso que el hecho de haber logrado salir de Cuba me amplió el horizonte, por supuesto. En la Isla no había vision de nada esperanzador. El presente, cuando menos, estaba estancado, cuando más, iba hacia atrás. En realidad, yo tuve siempre un sentido de la otredad y de lo espiritual, y asimismo de lo espacial de mi Isla, pero esos tres sentidos eran muy precarios. Por ejemplo, al irme de mi país y, primero, llegar a España, me asombré del espacio, todo se veía grande, limpio y de unos colores vivos, respiraba vida en las cosas. Después, en California el espacio, la geografía, era mayor todavía, y el cielo me maravillaba verlo, aún me fascina, hay un color rosado que sale de detrás de las montañas… Bueno, sigo, pude trabajar en el periódico La Opinión, en ese tiempo el diario hispano más grande de Estados Unidos y en sociedad con Los Angeles Times, y allí conocí a un buen número de profesionales que venían de diferentes países, muchos de América Latina, otros de España y otros más de Estados Unidos. Indudablemente que ello me abrió el diapasón sobre las realidades de este mundo, diferentes culturas, algunos puntos de encuentro. Era como haber abierto mis entendederas. Ver y comprender cosas que yo pensaba, cuando estaba en Cuba, y ahora las experimentaba en su dinámica real. Unas venían a ser como mismo las había supuesto y otras no. Era como percatarme de que la realidad estaba, en verdad, fuera de mi tierra nativa; que en muchos sentidos y para el no beneficio de los cubanos, Cuba no le interesaba al mundo, a no ser para usarla como punta de lanza contra el supuesto “imperialismo” americano. No solo la izquierda, sino muchos otros países europeos que se dicen democráticos. La otredad entonces se me transformó en un aspecto humano de mucha mayor complejidad. Y lo espiritual fue ganando en mí una gran apertura de libertad; quiero resaltar, sin dogma alguno, sin trabas religiosas ni teológicas. Mi Dios se hizo tan amplio como la misma infinitud que lo caracteriza. Aprendí que el amor no tiene reglas y que la imperfección es la que nos caracteriza como seres humanos. De hecho, también aprendí que el mundo es ancho en seres humanos, pero no ajeno por sus relaciones, que todos estamos ligados como una hermandad de especie, y es por ello que pertenecemos a una otredad. Aprendí que el planeta, en tiempo y espacio, y por la ciencia y la tecnología, es estrecho y globalizante (pero no de agenda globalizadora que es otra cosa, totalitaria y muy nefasta). El mundo, y lo más cercano que se pueda estar a la Libertad, es la verdadera fuente de todas las cosas.

 

Escribir en la diáspora es un acto quijotesco en toda regla… ¿contra qué molinos de vientos has tenido que cargar?

Con el periodista Luis Leonel León, en una actividad en Miami.

Mientras vivi en Cuba, tuve muchos problemas en varias empresas en las que trabajé, me veían como un conflictivo, hasta que en una de ellas, que pertenecía al MINAZ, me opuse tanto a la corrupción que lo que conseguí fue un infarto al miocardio, y que realmente fue brutal. No me morí por un puro milagro. Después, en la Casa de las Américas, tuve varios problemas, y a los diez años de encontrarme allí, tuve que irme, no resistía ya la atmósfera asfixiante que respiraba allí. Todo había que hacerlo con las categorías marxistas y yo no sabia escribir así. Me fui, con gran asombro de muchos, para la Casa de la Cultura de Plaza, que si se quiere ver era la base, lo más inferior de la cultura en la Cuba castrista, pero allí tuve tiempo para escribir. Escribí muchísimo, y hasta obtuve el premio UNEAC de cuento en el año 1992, libro que como tú sabes después me censuraron por haber viajado a España y quedarme. Unas cuantas de estas cosas que pasé en la Isla las narré y están en mis cuentos y novelas.

Posteriormente, trabajando en el periódico en Los Angeles, California, descubrí que había muchos problemas, que la corrupción podia ser igual y hasta peor, y volví a chocar con la misma piedra, como me decía un viejo amigo de la adolescencia, José Luis Borrell: “El hombre es el único animal que choca con la misma piedra… infinitas veces”. Contra estos molinos de viento, de la corrupción, de las arbitrariedades y hasta del mal periodismo tuve que luchar, y al retirarme publiqué una novela titulada Coincidencias de un editor, que cuenta las luchas y las frustaciones de un editor en la redacción de un periódico de ficción.

Ahora, estoy enfilando mis cañones contra la falta de ética que se está dando no solo en Estados Unidos, sino en el mundo, posiblemente la agenda globalizante. En esto recomiendo mucho la obra y las conferencias de César Vidal, un historiador y periodista cristiano de una cultura extraordinaria, que todo el tiempo nos está dando los caminos hacia una mayor libertad. Y en la actualidad, hay mucha tela que cortar en la ciencia y la tecnología, enormes riesgos y asimismo grandes inventos. Estamos ya en una era de ciencia-ficción y es necesario enfrentar este presente-futuro que tenemos encima. La problematica de inteligencia artificial es extremadamente preocupante, así como el transhumanismo y la poshumanidad. Además de todos los inventos y aplicaciones que están surgiendo y que son fascinantes. Ya he publicado dos libros sobre estos temas, uno es Para una poética de la conciencia y el otro es: Con-ciencia cuántica (o diez ensayos imaginarios).

La conciencia es el problema mayor que tiene en sus manos la ciencia y la tecnología, puesto que para la conquista y colonización de los planetas (bueno, ya sabemos, ahora se quiere comenzar con Marte), para la terraformación de esos planetas, repito, se pretende crear robots replicantes y hasta dotarlos de conciencia, y bueno no dudo nada, aunque yo sé que no lo voy a ver, pero sí mis nietos, Habría que leer y ver las conferencias de escritores como Michio Kaku, Ray Kurzweil, Elon Musk, Yuval Noah Harari, el mismo Jeff Bezos y otros. Y, en realidad, es que el asunto de la conciencia es lo más difícil y peleagudo con que se ha encontrado la ciencia de hoy en día, principalmente, por los avances que se están haciendo en la inteligencia artificial (IA). Personas como Musk, que tiene muchos recursos científicos y tecnológicos a su disposición, se sienten muy preocupados por la IA y hasta diría que le temen un tanto, para no decir mucho.

 

En cierta ocasión, además, me dijiste que una de las pérdidas más dañinas que hemos vivido en la Cuba después de 1959 era la pérdida de la espiritualidad del cubano que lo ha hecho olvidar los valores éticos y humanistas que definían a nuestra gente. Eso me lo dijiste hace ya casi 15 años y, recientemente, en tu libro de ensayo 1959. Cuba, el ser diverso y la isla imaginada volví a encontrarme con esa tesis. ¿Podrías explicar esa tesis?

No es fácil hablar de esa tesis, que además no creo que sea una tesis particularmente mía. No obstante, si somos realmente sinceros con nosotros mismos, tenemos que reconocer que es así; quiero decir, que el cubano, en mucho, está falto de fe, de ética, de una auténtica creencia en los valores cristianos. Claro, no son todos, pero en su mayoría sí. Más que nada, lo que el cubano busca, en todas las religiones, es la magia, el resorte milagroso que le ayude a vivir sin que la dictadura le moleste. Y sin que la vida le pase ninguna cuenta. Y eso es imposible. Porque el castrismo no es un decreto-ley que se da de una manera temporal. Ese regimen se alimenta de la intransigencia, de tener a todo el mundo entretenido en la más vasta miseria. Una de las cosas diabólicas de ese regimen es nunca ceder el más mínimo espacio.

Desde 1959 para acá en Cuba se ha levantado un laboratorio que ha venido imponiendo un proceso de desarticulación. La dictadura ha necesitado vaciar la intimidad de los cubanos, para poder mantenerse en el poder. Se ha apoyado para ello en el pánico que ha creado mediante fusilamientos, torturas, encarcelamientos, engaños, mentiras, falsas concepciones éticas. Instituyó la educación atea. Ha cambiado la Historia, a la que ha llenado de falacias. Pero hay una cosa negativa, muy negativa, que ha sido pujante en este tema, y es que una gran mayoría del cubano se ha prestado para ello, no todos, como siempre aclaro; pero sí un gran número de la población. La dictadura ha encontrado campo f’értil en el cubano para manipularlo a su antojo, y ha sido por esa mentalidad confusa que siempre ha tenido, desde la colonia hasta nuestros días, en que cree que la fe radica en tener dioses que te protejan o que te posibiliten mágicamente las cosas que te hacen falta. Ese victimismo del cubano y del latinoamericano, en general, viene desde la esclavitud: es más fácil ser víctima que no tener que agarrar los problemas por los cuernos y resolverlos por uno mismo. Esta mentalidad está dada por una combinación entre lo antropológico y lo psicológico, y entrar así en el laberinto de la santería, que se cruza entonces con el catolicismo impositor, y termina por crear en la mente un entrecruzamiento de creencias que lo que hace es debilitar la base spiritual a la que se pueda llegar. De aquí que ante esto, llega un nuevo sistema de vida, totalmente obtuso y materialista, y el isleño no sabe qué pensar ni como combatir la falta de creencia que le imponen.

 

Con el mítico compositor y escritor Aurelio de la Vega, gran amigo, de quien Gayol escribió el libro «Aurelio de la Vega: Impresiones desde la distancia».

¿Cuál es la otra historia que nos quiere contar Joel Merlín? ¿Hasta qué punto puede ser nuestra propia historia o está lejos de nosotros?

Es simplemente la búsqueda de la libertad, el rescate de la familia, la búsqueda de la dignidad de ser un ser humano, el encuentro con el espíritu, la renovación de la fe. La otra historia… es lograr el hecho de intentar siquiera comprender el mundo; darnos cuenta de lo que vale el amor por los seres queridos; incluso, lo que vale la amistad. El enfrentar la vida a todo riesgo, y con ello intentar superar los miedos. No es solo el emigrante económico que nada más ha perdido la miseria que dejó en su país, no. Con La otra historia de Joel Merlín he tratado de crear un símbolo de la libertad. Un deseo de progreso; una prueba a todo costo. Es lograr sentir que la belleza está también en otra parte y que el ser humano es único y, al mismo tiempo, está en estrecha relación con los demás, que realmente el mundo es ancho y no ajeno. Si en verdad he logrado estas cosas con este libro, espero que a muchos lectores les pueda servir, más a los que están por emigrar, o pretenden hacerlo. Pero hay que estar decidido a todo. Yo tuve que poner a un lado mi vida literaria, mi vida creativa, y ponerme a trabajar en lo que me tocara: un taller de autores, ponerme a limpiar porquería de animales, hacer construcción, ponerme a trabajar temporalmente en periódicos y revistas, hasta que al fin pude hacer periodismo como editor de estilo y editor propiamente, y fue cuando después todo cambió. Todo esto se encuentra en La otra historia de Joel Merlín. El hecho de rebasar el miedo, incluso los ataques de pánico, y la incertidumbre, y tener fe y esperanza, una profunda fe en que Dios y Jesús no te dejan de lado.

 

Pregunta gastada, pero necesaria: ¿qué escribe actualmente Manuel Gayol Mecías? ¿Está en acción, esta vez, el narrador o el ensayista?

Meses atrás, en el año pasado, y hasta lo que va de este año, publiqué tres libros: dos de ensayos (Para una poética de la conciencia y el otro: Con-ciencia cuantica, o diez ensayos imaginarios) y uno de crítica (Regocijo del criterio II. Letras del Puente). En estos días, estoy ajustando y preprando para sus publicaciones otras dos novelas terminadas ya: Marja y el óvalo dorado y Los dioses imaginarios… Ambos libros pertenecen a las Crónicas Marjianas también. En estos días, estoy apoyando a mi amigo y editor Armando Añel para hacer un monográfico sobre mi entrañable amigo Aurelio de la Vega, que falleció recientemente. Espero que en un mes empiece un nuevo proyecto de otro libro sobre el mismo Aurelio. Es possible que sea una compilación crítica de trabajos ensayísticos y críticos que él hizo y muchos otros escritos sobre su obra. Aurelio fue un genio de la música clásica, pero también incursionó en la piuntura y en la literatura con un gran sentido poético.

Gracias, Amir, por esta larga entrevista para tu prestigiosa revista OtroLunes. Un abrazo, Manuel

21 de febrero de 2022


*Tomado de la revista Otro Lunes

Thursday, March 24, 2022

CONFERENCIA DE TERESA FERNÁNDEZ SONEIRA

La Académica Teresa Fernández Soneira, del Capítulo de la Florida de nuestra institución, ha sido invitada por el Centro Cultural Cubano de Nueva York a ofrecer una charla virtual con el tema “Contribución de la mujer a la Independencia de Cuba” donde va a tratar del papel de la mujer en los esfuerzos independentistas cubanos desde sus inicios hasta 1898.

Teresa Fernández Soneira (La Habana, 1947), estudió en el Colegio del Apostolado del Vedado en La Habana, y más tarde en el de Madrid. En 1961 se exilió con su familia en los EE.UU. donde reside desde entonces. Posee un Asociado en Artes en Filosofía del Miami-Dade College, y una Licenciatura en Humanidades de Barry University en Miami. Como historiadora e investigadora, ha escrito en diferentes periódicos y revistas, y participado en congresos académicos. Ha impartido conferencias en las bibliotecas públicas del Condado Miami-Dade, para la Fundación Padre Félix Varela, etc. Tiene publicados varios libros de temática cubana entre ellos: CUBA: Historia de la Educación Católica 1582-1961 (1997), Con la Estrella y la Cruz, Historia de las Juventudes de Acción Católica Cubana (2002), Mujeres de la Patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba vol. I (2014), y Mujeres de la Patria, vol. II (2018), todos de Ediciones Universal.

La actividad va a tener lugar el sábado 26 de marzo de 2022 a las 7:00 pm (ET). Para asistir a la misma, pulse en el día y hora señalados en el siguiente enlace:

 

http://tinyurl.com/3uvx4t38

Quedan todos invitados.

Capítulo de la Florida

Academia de la Historia de Cuba en el Exilio, Corp.

Friday, March 18, 2022

POETAS CUBANOS EXILIADOS EN ESPAÑA (1959-2022)

Por Felipe Lázaro



y los muertos echan brotes y florecen
PAUL CELAN


El exilio cubano en España desde 1959

Una de las consecuencias más trágicas y negativas de la Revolución cubana ha sido el masivo, sucesivo y gigantesco éxodo de ciudadanos cubanos durante estos 63 años de poder totalitario en Cuba.

Desde sus inicios a nuestros días, el régimen castrista del 59 ha provocado un destierro de más de cinco millones de cubanos, de los cuales casi dos millones han muerto en el extranjero sin posibilidad de retornar a su patria. En la actualidad, se estima que unos tres millones de desterrados cubanos residen en cualquier parte del mundo.

En España, esa diáspora popular se inicia en el mismísimo 1959 y dura hasta la actualidad con cientos de miles de cubanos que fueron llegando -y aún llegan- a suelo español para rehacer sus vidas o bien de paso hacia otros destinos. En un principio, fueron llegando los miembros del anterior gobierno prerrevolucionario (desde funcionarios estatales y diplomáticos, militares y policías, hasta políticos de la dictadura batistiana) pero, también -según se radicalizaba la Revolución- muchísimos revolucionarios decepcionados por el inicial "socialismo" con pachanga y una gran cantidad de valiosos profesionales (abogados y médicos, notarios y dentistas, arquitectos e ingenieros, etcétera). Además, desde octubre de 1960, comenzaron a establecerse en España, los primeros desposeídos de sus propiedades por las injustas e ilegales confiscaciones estatales contra la burguesía cubana (comerciantes e industriales, empresarios, propietarios urbanos y rurales) hasta trabajadores del sector bancario y del comercio, en general, por citar algunos afectados.

Y en esa gran ola inicial de exiliados arribaron a España los primeros intelectuales y artistas cubanos desterrados por la situación política en la Isla (figuras como Ernesto Lecuona y Lydia Cabrera, Gastón Baquero y Armando Oréfiche, entre otros muchos) que con  el paso de estas seis décadas han representado una gran aportación cubana a la cultura española de estos tiempos.

No obstante, hay que recordar a los desterrados del siglo XIX cubano, como nuestro José Martí, y a los exiliados del Machadato (1925-1933) y del Batistato (1952-1958), que se nutrió de estudiantes universitarios y profesionales políticamente activos en la Isla, primero, durante la colonia y, más tarde, durante las tres dictaduras cubanas del siglo XX.  Pero si en esas etapas históricas los exiliados se contaban por cientos, desde 1959 se desata un inmenso exilio de cientos de miles de cubanos desterrados en tierras españolas.

Este fue un exilio de cubanos de todas la clases sociales (ex ricos, mucha clase media y hasta trabajadores que no comulgaban con las ideas del estatalismo castrista, de todas las profesiones, de todas las razas (la mayoría blancos, pero muchos mulatos, chinos y negros) y de todas las creencias religiosas (católicos, protestantes y judíos).

Y un hecho histórico, poco estudiado: la presencia de miles de universitarios cubanos desterrados en España (en varias décadas, desde los: 60) que estudiaron y se graduaron de Medicina o Derecho, de Filosofía y Letras y de otras carreras en distintas universidades españolas, como las de Salamanca y Oviedo, Zaragoza o Madrid, entre otras, lo que representó un éxodo estudiantil sin precedentes en la Historia de Cuba.

Poetas cubanos en el exilio español (1959-2022)
José Mario




Sobre la temática de poetas cubanos en España, hay que  diferenciar a los poetas que ya tenían una obra publicada en su patria o los que surgieron, posteriormente, en este destierro.

Después de estos 63 años, ya hoy se puede hablar de una presencia poética cubana exiliada en España, iniciada por el Decano de los poetas desterrados, Gastón Baquero que comienza su exilio en el  Madrid del 59 y al que se van sumando más de setenta poetas en sucesivas etapas del destierro....

De todos estos poetas, sobresalen los nombres del ya citado  Gastón Baquero y José Mario, de Manuel Díaz Martínez e Isel Rivero que aún siendo de generaciones distintas, les ha unido su amor por la poesía, por Cuba y por España.   Poemarios como: Memorial de un testigo (1966) y No hablemos de la desesperación (1970) ya son textos poéticos tan españoles como cubanos.

Además, en la memoria literaria española hay otros poetas cubanos que han destacado en el transtierro español, como son: Raúl Rivero, María Elena Cruz Varela, Pío. E. Serrano, León de la Hoz,  Antonio José Ponte, Rolando Campins, Roberto Padrón, Miguel Sales,  Alberto Lauro, Rodolfo Häsler, José Abreu Felippe,  Roberto Cazorla, Rolando Sánchez Mejías Orlando Coré, Ladislao Aguado, Santiago Méndez Alpízar, Ramón Fernández Larrea, Jorge Luis Arcos, Emilio Surí Quesada, Elena Clavijo Pérez, Jorge Tamargo, Luis Rafael, Almelio Calderón, Dolan Mor,  Yoandy Cabrera, Gleyvis Coro Montanet, Milena Rodríguez Gutiérrez, Lidia Machado, Sonia Díaz Corrales, Francis Sánchez, Ileana Álvarez, Dolores Labarcena, Pedro Márquez de Armas, Alberto Díaz Díaz, Nery Rivero, Carlos Manuel Taracido, Jorge Gabriel M. Vera y quien firma este texto,  entre otros.

 En la trayectoria literaria de todos estos bardos, se suman  varias generaciones y tendencias líricas de todo tipo, que conforma una Cuba transterrada, pues en la obra de estos poetas exiliados rezuma amor por la patria lejana y representan en su conjunto la posible patria plural que tanto anhelamos "con todos y para el bien de todos".

El boom de la cultura cubana exiliada en España

Además de la presencia de este nutrido grupo de poetas exiliados cubanos que se radicaron - o residieron algunos años- en España, hay que sumar la labor de muchísimos escritores de otros géneros literarios y de excelentes periodistas, de profesores, pintores o músicos que se establecieron en tierras españolas en estas seis décadas de exilio.
 
Por lo tanto, puede afirmarse que desde finales de los 80 y en toda la década de los 90 hubo una especie de boom de la cultura cubana exiliada en tierras españolas, sobre todo en Madrid.  Es ese periodo era muy frecuente la cotidiana convocatoria de actos del activo exilio cubano con  presentaciones de libros, exposiciones de pintura, lecturas de poesía, conferencias y charlas  de temática cubana en diversas instituciones madrileñas, como: El Centro Cubano, Casa de América, El Ateneo de Madrid, el Círculo de Bellas Artes, el Instituto de Cooperación Iberoamericana y otras casas de cultura que acogían a los intelectuales cubanos desterrados.

Un evento importante de esa época fueron las Jornadas de Poesía Cubana: La Isla Entera, organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores español y que se celebraron desde el 21 al 25 de noviembre de 1994 en la sede de la mencionada Casa de América, donde nos reunimos 24 poetas cubanos (doce que aún residían en la Isla y doce del exilio). Esta fue una reunión, claramente, en contra de la Habana totalitaria que defendía (y aún defiende) una Cuba de pensamiento y partido único, una patria dividida. Pero los poetas que participamos en esa actividad cultural madrileña, defendimos una patria entera y plural. Es decir, la Cuba posible que está por nacer...
 
De esa reunión en Madrid surgió el proyecto de la antología poética Poesía cubana: La isla entera de 1995, donde -en colaboración con mi buen amigo Bladimir Zamora-.reunimos a 54 poetas cubanos: 27 que aún residían en Cuba y 27 que permanecíamos en el exilio, desde hacia muchos años Y ese espíritu de "la isla entera" es el que ha calado en las nuevas generaciones cubanas que hoy luchan  -en la isla y en todo el mundo- por una Cuba mejor, sin exclusiones.

Raúl Rivero

Prueba de esa incesante labor de los exiliados cubanos en España es el fecundo trabajo cultural realizado por las revistas cubanas, como: Testimonio, Cuba Universitaria, La Burbuja,  Resumen Literario El Puente, Exilio, Encuentro de la cultura cubana, Revista Hispano Cubana, Boletín del Comité Cubano Pro Derechos Humanos, Espejo de Paciencia o el periódico antillano La Prensa del Caribe (donde colaboramos varios poetas cubanos) hasta las revistas virtuales actuales: Diario de Cuba, Cibercuba, ADNCuba, Cubaencuentro, Árbol Invertido, Alas tensas, Calíope y Potemkim, entre otras.

Igualmente hay que resaltar la trayectoria de casas editoras fundadas por cubanos exiliados en España, como: José Mario (Ediciones El Puente y La Gota de Agua), Carlos Alberto Montaner (Playor), Eugenio Suárez-Galbán (Orígenes), Felipe Lázaro (Betania), César Leante (Pliegos), Pío E. Serrano y Luis Rafael (Verbum), Mario Parajón (Trópico), Víctor Batista Falla (Colibrí), Rosario Hiriart (Cocodrilo Verde), Fabio Murrieta (Aduana Vieja), Ladislao Aguado (Hypermedia),Héctor García Quiñones y Ernesto Ortiz Hernández (El Barco Ebrio), Francis Sánchez e Ileana Álvarez (Deslinde) y Arsenio Rodríguez Quintana (Editorial Muntaner).

Para finalizar, en forma de homenaje, quiero nombrar a los poetas cubanos muertos en su destierro español: Gastón Baquero, José Mario, Pancho Vives, Wifredo Fernández, Carlos Miguel Suárez-Radillo, Edith Llerena, Benita C. Barroso, David Lago González y Evelio Domínguez,,, o aquellos que, tras largos años de exilio en España, fallecieron en otras tierras lejos de la patria (y de España), como: Alberto Baeza Flores, Lorenzo García Vega, Armando Álvarez Bravo, Julio E. Miranda, Luis Cartañá, Orlando Fondevila y Lilliam Moro... 
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Estos, nuestros ilustres muertos en el exilio español, se suman a centenares de colegas fallecidos en el destierro, en cualquier país del mundo, desde 1959, y estas muertes -lejos de la patria-  constituyen uno de los mayores crímenes cometidos por la dictadura castrista,

Y termino con unos versos de Virgilio Piñera:


"En el montón ilustre nadie espera recompensas,
título y ni siquiera tierra;
podrían recabar monumentos, mármoles, honores,
pero eligieron ser muertos de la Patria".

Bibliografía mínima:

Fuentes, Marta: "Editoriales y revistas cubanas en España", en Revista Hispano Cubana (Madrid, Nº 2, 1998); págs. 155-164.

Rodríguez Ramos, Manuel:  "Presencia de la cultura cubana en España" en Otro lunes (Berlín, Nº 48, 2018).
Texto aumentado del original leído en el evento digital "España y Cuba: un ir y venir" (en la mesa: "Cuba en España") organizado por el Centro Cultural Cubano en Nueva York en el 2020.
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Felipe Lázaro (Güines, 1948). Poeta, narrador y editor cubano. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid.
Graduado de la Escuela Diplomática de España. Obtuvo la Beca Cintas y fundó la editorial Betania (1987), la cual dirige. Sus últimos libros publicados son el libro de relatos Invisibles triángulos de muerte. Con Cuba en la memoria (2017), Conversaciones con Gastón Baquero (2019) y Tiempo de exilio. Antología poética (2021). Ejemplares impresos de estos dos últimos títulos se pueden adquirir en AMAZON 

Thursday, March 10, 2022

Al son son y al vino vino

Nos complace anunciar la aparición del libro de Antonio Gómez Sotolongo Al son son y al vino vino.

Desde el siglo XVIII, cuando la música que se hacía en Cuba ya tenía un toque distintivo, se han escrito infinidad de páginas tratando de describirla.

En la medida que la nación y la nacionalidad se fueron arraigando, y la música se fue convirtiendo en uno de los ejes más importantes de la cubanía, concitó el interés de los más variopintos autores. Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, la diversidad de criterios sobre sus raíces más significativas enfrentó a musicólogos, antropólogos, investigadores y músicos proliferando los textos en torno a sus ingredientes aborígenes, africanos, y europeos. Las páginas que siguen forman parte de ese mare mágnum de ideas sobre la música cubana, en el que compiten firmas doctísimas. Lanzarlas al aire, para que encuentren al lector, es un rampante acto de optimismo, el impulso, casi biológico, de tener que escribir lo pensado y comunicar lo escrito. Ojalá que estés ahí para capturarlas y las disfrutes. A.G.S.

Para comprarlo pincha aquí

Monday, March 7, 2022

"Martí como amante": una historia poco conocida

Por Guillermo A. Belt

Dos meses después de la muerte de Martí en Dos Ríos el periódico The Globe de la ciudad de Nueva York publicó un artículo sensacionalista, sin firma, bajo el título “Marti as a Lover”. En el artículo del 18 de julio de 1895, reproducido en periódicos de otras ciudades de los Estados Unidos, su autor anónimo relata en tercera persona detalles entonces y por muchos años desconocidos sobre la vida de Martí, además de incluir dos fragmentos de cartas dirigidas por el presunto amante a una joven alumna suya, Marie Desquez, traducidos al inglés.


El profesor Jorge Camacho (University of South Carolina), en su artículo ¿Otra amante de Martí?, publicado en Diario de Cuba en 2011, traduce esos fragmentos al español, que sin duda habrá sido la lengua empleada por Martí al escribir las cartas. Camacho repara en que hay muchos tópicos en el artículo de The Globe, incluyendo las cartas, que se repiten en los poemas y otras cartas de Martí, “tales como el de la soledad, la angustia, la necesidad de amor, y el sacrificio por el deber.” Se pregunta además cómo pudo The Globe obtener tantos datos de la vida familiar del dirigente revolucionario cubano.


En 2015 Manuel A. Tellechea, en Cecil Charles Blog, afirma que la autora del artículo de marras fue Lily Curry, escritora oriunda de Wisconsin, trasplantada a Chicago y luego a Nueva York, tiene al menos dos novelas de su autoría: A Bohemian Tragedie y Drops of Blood.
 
Curry fue protagonista de un divorcio que acaparó las primeras páginas de los diarios de esta última ciudad en 1888. Lily conoció a Martí en Nueva York en 1890, nos cuenta Tellechea, cuando se matriculó en la clase de español que él impartía en el Central Evening High School. Además de alumna, Lily pasó a ser traductora de Martí, y en 1898 publicó la primera traducción al inglés de los Versos sencillos, bajo el seudónimo Cecil Charles y con el sugestivo título Tuya.

Tellechea no tiene dudas de que Lily haya sido el último amor del gran patriota y poeta. Disfrazada de Marie Desquez, figura como la destinataria de cartas de Martí que revelan ese amor no correspondido. O al menos así quiso representarlo Lily/Cecil/Marie. Esta es, hasta donde sabemos, la primera traducción íntegra del artículo al español.





MARTI COMO AMANTE

EL PATRIOTA CUBANO AMÓ IMPRUDENTEMENTE

REPORTADA SU MUERTE A MANOS ESPAÑOLAS

Ocurrió el mismo día en que la mujer por quien sentía devoción se casó con otro – La carrera romántica de este hombre.


El día en que según se dice cayó José Martí, el revolucionario cubano, con una enorme herida en la garganta, la mujer que él amó apasionadamente, pero sin esperanza contrajo matrimonio con otro.

La conoció por primera vez en la ciudad de Nueva York, donde ella fue una de sus alumnas. De ascendencia española, era huérfana, bien relacionada, música aventajada y aficionada a componer canciones. Martí, aunque recientemente designado cónsul de Argentina y Uruguay en Nueva York, continuaba enseñando historia y arte de España. La madre viuda y varias hermanas en Cuba dependían de él para el sustento, lo que lo obligaba a valerse de todos los medios para obtener ingresos suficientes.

Apenas se había familiarizado con sus obligaciones consulares cuando comenzó la agitación en favor de la revolución cubana. Se creaban clubes, se celebraban reuniones y Martí, lanzándose de lleno en este movimiento pasó a ser reconocido, casi inmediatamente, como su jefe y vocero. Entonces España demandó que las repúblicas suramericanas que habían nombrado cónsul a Martí tuvieran por representante a alguien que no fuese un agitador y líder de insurrectos cubanos. Advertido secretamente por un amigo, Martí presentó la renuncia antes de que ninguno de los dos países tuviera oportunidad de removerlo. “No represento más a ningún país”, dijo. “A partir de ahora sólo soy un patriota cubano.”

Fue entonces que Marie Desquez, la joven a que se hace referencia, no obstante su ascendencia española le demostró a Martí tanta simpatía que ganó su corazón. Desde el comienzo fue una pasión sin esperanza, y él tuvo que haberlo reconocido así. Tenía su mujer y un hijo en Cuba, y aunque estaba distanciado de ellos por muchos años, la joven, consciente de que él no era un hombre libre, tenía un alto concepto del honor que le impedía reciprocar su amor, en caso de haber sentido un afecto equivalente por él. No era este el sentimiento de ella. A lo largo de su relación con Martí estuvo atada a su viejo cariño por un hombre de quien se había alejado temporalmente y con quien posteriormente se casó.

Sea cual fuere la actitud del revolucionario para con ella, la joven le aseguró en todo momento que nunca podría considerarlo más que un amigo. Hasta un día, cuando llegó a creer que la tristeza los alcanzaría si continuaban viéndose. Cuando él la visitó esa tarde ella le ordenó a la sirvienta decirle que había salido de viaje. Entonces se puso de pie y miró con ojos llorosos desde detrás de la cortina. No lo volvió a ver hasta dos años después, cuando se encontraron por casualidad en un lugar público y él le habló del trabajo que llenaba su vida, y de haber hablado en público, en inglés, en una de las grandes reuniones en Tampa. No sabía, dijo, cómo había logrado tener tantas fuerzas, pero creía que se debía a que había estado pensando en ella. “¡Yo te quiero, yo te quiero!”, exclamó, y se dijeron adiós por última vez. Pero en los meses en que se conocieron Martí le escribió muchas cartas bellas a la joven, las que aún traducidas revelan muchas características de su naturaleza refinada y poética. En una de ellas le dijo:

"En las oscuras esquinas de mi habitación parece susurrar, como si suavemente tratara de disputar con el aire vacío, una pequeña voz que me preocupa. Dentro de mí, como una canción, escucho una voz que ahora no volveré a dejar de escuchar. Conozco, ¡ay!, las realidades de la vida, y las terribles imposibilidades de acomodarla para que cumpla con los deseos de un alma noble; y un hombre compasivo puede vivir hasta mi edad sin estar agobiado por servidumbres y angustias. Pero sé también que la vida es imposible —y más espantosa de lo que puede ser ninguna muerte— si uno tiene que vivir con el alma en soledad, y con cada esperanza rota y cayendo a tierra, como una bandera rota en pedazos. Sé que si uno viviera la vida con dignidad hasta el final, aunque fuera sin llegar a conocer la mayor felicidad, necesitaría que otra alma llegara en la hora de la agonía y la desesperación, para consolarla y fortalecerla, y darle nueva vida. Yo no estaría ni un instante a tu lado si supiera que te hacía algún daño. Siento que te puedo sostener como un pajarito herido en las palmas de mi mano. Y de nuevo te veo como cuando nos vimos la última vez —caminando lento, lento, como si te negaras a dejarme, y cada paso tuyo es como un beso. Porque después de conocerme, has de sufrir menos; nunca, aun en tu soledad más grande, te sientas sola. Acude a mí y vivirás día y noche en mi corazón —como un pájaro en su nido. He visto los pájaros en sus nidos felices en lo profundo de nuestras montañas, y tú me los recuerdas. La vida más feliz que es posible en el mundo es la del amor y el trabajo. Esta vida, tan natural como la luz del sol: ¡hubiera podido ser nuestra! Pero todavía podríamos haberla conocido lo suficiente para sostenernos y darnos coraje por el resto de nuestras vidas. Tu deseo de verme hoy, tu deseo piadoso y elocuente, me revela que entre tú y yo hay ese poder extraño y divino, nacido solamente del intercambio y unión de dos almas que sufren. Tu cara está enfrente de mí, y parezco llenarme con la luz de tus ojos. Y aquí, con el alma nuevamente iluminada, aquí me siento en mi habitación vacía”.

Con experiencia en la vida y el mundo –en otras palabras, repleta de principios y de ideas decorosas sobre el mundo– la joven sintió que no podía permitirse el lujo de darle a este gran hombre ningún afecto que en cualquier momento pudiera interpretarse desfavorablemente para ella. Ella había tenido su propio romance y se había vuelto un tanto cínica e incrédula. Era capaz de hacer amargos comentarios ocasionalmente, aún a Martí, por quien sentía profunda reverencia. Nunca se casaría; jamás creería en ningún hombre como amante. Y con un sentido creciente de lo correcto y lo convencional, por parte de ella, y de desesperanza y sufrimiento por parte de él, el romance de José Martí se fue apagando. En la última carta que le escribió a ella le dijo: “Puede ser que llegues a amar a alguien. Puede incluso ser que te reconcilies con el novio que te causó tanto dolor antes de conocernos. Puede ser que le creas de nuevo, y consientas en unirte a él de por vida. Y cuando ese momento llegue —recuerda que te he dicho esto— yo estaré en la tierra, muerto, con una bala del enemigo en mi sufrido corazón. De modo que no lo lamentaré y tú podrás ser feliz”.