Monday, January 29, 2024

JOSÉ MARTÍ Y LA PROFANACIÓN LITERARIA


Por Eduardo Lolo

 

Injusticias y fracasos. Eso es lo que contenía el equipaje del alma de Martí a su llegada a Nueva York. Injusticias por las aciagas características del sistema colonial en Cuba, de las cuales fue testigo y víctima; y fracasos por sus fallidos intentos de asentarse en México, Guatemala y Venezuela porque, según sus propias palabras, “la colonia continuó viviendo en la república.”[1]

            De ahí que no sorprenda que arribara a los Estados Unidos ya convertido en conspirador, como demuestra que, presumiblemente, lo hiciera con pasaporte italiano, como quedó registrado en los documentos de Inmigración.

            En Nueva York encontró el Apóstol en ciernes una pujante comunidad hispana de cubanos, españoles, argentinos, uruguayos, puertorriqueños, y de otras nacionalidades. Además de un ambiente cultural cosmopolita solamente superado por París, en sitial que luego ocuparía la futura ciudad de los rascacielos y que le ganase el sobrenombre de la “Capital del Mundo”.

            Pero el joven Martí no pudo dedicarse enteramente a disfrutar, como otros emigrantes, del ambiente cultural neoyorquino. Parafraseando a Thomas Mann, donde quiera que Martí estuviera, estaba Cuba, con todos sus horrores como lugar y tiempo común de vida en agonía. De ahí que priorizó sus labores conspirativas. Perseguido por detectives contratados por el gobierno español y sus agentes oficiales o encubiertos, Martí tuvo que cambiar varias veces de nombre y domicilios, hacer viajes clandestinos y otros subterfugios propios del clandestinaje. Pero nada le impidió aunar fuerzas y corazones en la organización e inicios de “la Guerra Necesaria”, de lo cual hay mucho escrito. Esa fue su misión principal. Y exitosa

            Pero hubo otra misión, en la que Martí resultó tan triunfante como en la patriótica, que considero nunca se propuso ni llevó a cabo, al menos al inicio, conscientemente: la de coadyuvar a la evolución de las literaturas hispánicas de fines del siglo XIX en lo que terminaría llamándose “Modernismo”, un nuevo escribir en español que saltaría, ornado, a la siguiente centuria, y cuya figura principal terminaría siendo el nicaragüense Rubén Darío, quien llamaba a Martí “maestro”. Sin embargo, Martí murió sin saber que había sido uno de los fundadores del movimiento literario en castellano con el cual abriría el nuevo siglo, colocando las literaturas hispanas a la par de sus homólogas de las otras lenguas europeas.

            Ahora bien, ¿cuáles fueron las características estilísticas de la escritura martiana, tanto en prosa como en verso, que le hicieron alcanzar semejante sitial?

            Martí nunca copió, ni imitó, ni remedó a nadie con su pluma, de donde nacían “bramidos” –como calificara Domingo Faustino Sarmiento su voz literaria. Y eso sí fue algo que procuró y logró el futuro Apóstol de manera consciente, aunque en sus inicios fuera más bien íntima, como reconoce en su dedicatoria del Ismaelillo a José Francisco, su único hijo: “Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así.”[2]

            De lo anterior se colige que para Martí el copiar, imitar o remedar a otros escritores era una profanación literaria. Pero eso no quiere decir que los desconociera, subestimara o despreciara; todo lo contrario. Desde muy joven, Martí leyó, estudió e identificó las características de lo mejor de las literaturas (y en más de un idioma) que le habían precedido o le eran contemporáneas, pues nunca se ciñó a los clásicos del ayer, sino que amplió su vasta cultura a los clásicos en progreso del mañana que le rodeaban.

            Basado en el precipitado hispano, francés, inglés y de otros elementos recibidos, Martí creó lo que yo llamo una inusitada y exitosa alquimia literaria a la sombra de su alma y sus ideales. Su herramienta lingüística fue el idioma español, pero pinceladas en su sintaxis, imágenes y postulados, vendrían de muchas parte, seleccionadas y fusionadas en esa (repito) alquimia, sin menoscabo del componente mágico asociado al término.

            En 1880 el bardo confiesa que "el corazón no siente al leer a Núñez de Arce ese grato calor que queda al leer los versos de un verdadero poeta"[3] y dirige entonces su mirada hacia la literatura de otras culturas. Dijo luego al respecto:

 

            ¿Por qué nos han de ser fruta vedada las literaturas extranjeras, tan sobradas hoy de ese ambiente natural, fuerza sincera y espíritu actual que falta en la moderna literatura española? (…) Conocer diversas literaturas es el medio mejor de libertarnos de la tiranía de algunas de ellas.[4]

 

            Así, basándose en su condición de políglota, –y muy en especial su dominio total del francés, la lingua franca del siglo XIX), Martí toma para escribir, sin despreciar lo más notable de su herencia cultural española, lo mejor de otras literaturas; pero, no en la forma en sí, sino en del nuevo espíritu de fin de siècle del que estas emergen, prácticamente al unísono, gracias a los nuevos adelantos tecnológicos que aceleraron la velocidad tanto en las comunicaciones como en la impresión de periódicos y libros y sus distribuciones. Consecuentemente, como ya se ha dicho, Nueva York estaba mucho más 'cerca' de Londres, Berlín o París, que la misma Madrid.

            Como periodista en activo y asiduo visitante de los salones de las bibliotecas de la ciudad, el poeta caribeño logró mantener contacto directo con lo último publicado Francia e Inglaterra. A ello súmasele su abierta postura ante la cultura norteamericana de la época (la cual daría a conocer a sus hermanos de América Latina) y se tendrá un cuadro general de las potencialidades regeneradoras de la cultura hispánica que reunía Martí, como intelectual, en el Nueva York de aquellas últimas décadas del siglo XIX.

            Como resultado de lo anterior, iniciaría Martí, en su rechazo al decadente romanticismo español, toda una magia literaria donde combinaría elementos franceses, ingleses y norteamericanos en su prosa y su poesía en castellano. Doctos martianistas se han encargado ya de desglosar la fórmula mágica resultante[5], cuyos análisis e interpretaciones condenso a manera de sumario en lo que sigue:

            Entre los elementos franceses que Martí absorbiera parcialmente están el parnasianismo, el simbolismo y el impresionismo

            Martí adoptó del parnasianismo[6] sus principios esteticistas y plásticos, así como su culto a las civilizaciones antiguas. Del simbolismo[7], el bardo cubano reflejaría, además del uso enfático del símbolo, las formas musicales y la recuperación del 'yo' poético, así como la presencia de sutiles tintes metafísicos, posiblemente por Martí ser krausista confeso y masón práctico.

            Pero ahí no se detendría la prestidigitación literaria de Martí. De los impresionistas[8], Martí tomaría su rechazo a las abstracciones y su priorización de las sensaciones, así como el uso intencionado de la sinestesia, la prosopopeya y la metáfora, la última de las cuales lleva Martí a un nivel mucho más complejo que la animización.

            De los pre-rafaelistas[9] ingleses tomaría Martí la idealizada descripción de la naturaleza que los caracterizó (extensiva, en el poeta caribeño, al hombre 'natural' mismo); pero rechazaría la búsqueda de la verdad absoluta en el arte como el objetivo básico del artista. Sí comparte en muchos pasajes la tendencia pre-rafaelista en los detalles más mínimos o insignificantes, reduciendo aún más las pequeñas pinceladas impresionistas. Pero, a diferencia de su fuente inglesa, Martí reduce para engrandecer, llamando la atención sobre lo mínimo para hacerlo, momentáneamente, lo máximo.

            Martí también utiliza en su fusión literaria elementos del país que lo acoge, particularmente del simbolismo americano. Es conocida su admiración por Edgar Allan Poe, Ralph W. Emerson y Walt Whitman. Poe fue, en parte, fuente de los movimientos franceses (a través de Baudelaire) que recibían Martí y demás escritores hispanoamericanos de entonces desde Europa; pero, a diferencia de sus colegas al sur del Río Bravo, Martí puede conocer de primera mano la importancia del autor de The Raven no sólo por la lectura de los textos poeianos originales, sino a través del conocimiento vivencial del medio físico-cultural en que Poe había desarrollado su obra. Quién sabe si por esa cercanía a una de las fuentes originales de la rebelión anti-romántica europea, fue por lo que Martí quedó como el menos 'afrancesado' de todos los modernistas.

            Del transcendentalismo emersoniano Martí tomó o aceptó sus postulados contra el racionalismo científico y la convicción de que cada hecho natural encierra una verdad espiritual. Desde el punto de vista estilístico, la influencia de Emerson que parece destacarse más en Martí es la sentencia epigramática como unidad de pensamiento que constituye un elemento común en la prosa –y hasta en la poesía– martiana, cuyo destacado uso –más allá del substrato hispano que podría representar Baltasar Gracián– es del todo emersoniano, ya presente en Nature (1836) y toda la prosa poética de Emerson, del pleno conocimiento de Martí.[10]

            Sin embargo, Whitman sería quien más influencia ejercería, de las fuentes estadounidenses, en el poeta cubano. La unidad rítmica, los efectos musicales mediante el empleo de paralelismos, la belleza de la muerte y la igualdad de todos los seres humanos presentes en la obra martiana, tienen sus contrapartes en Leaves of Grass (1855) y otras obras del gran poeta neoyorquino. Particularmente en los Versos Libres (1882) de Martí es donde más se destaca la influencia del gran cantor de Manhattan.[11]

            No obstante, como quiera que la nueva forma de decir martiana estaba dirigida contra el 'mal' romanticismo español en su período decadente, y no contra los valores trascendentales del movimiento, Martí mantiene en su obra estrechos puntos de contacto con éste[12]. El poeta cubano y sus seguidores sí descubren a Bécquer, ya que es el pensamiento becqueriano, la riqueza de su lenguaje poético y las posibilidades de, a través de éste, llegar a un Henrich Heine ya 'españolizado', lo que los hispanoamericanos reconocerán en el poeta envilecido por la crítica académica española de la época y la interpretación superficial de los lectores peninsulares decimonónicos. Martí es, también, romántico, al menos por la simple razón de que, como bien dijo Darío, "¿quién que es no es romántico?"

            Con todos los elementos anteriores, más la genialidad innata del prócer cubano, es que éste logra (mas sin el marcado 'afrancesamiento' de otros modernistas) algo del todo inusual en las literaturas hispanoamericanas de su época: una forma de escribir de factura totalmente diferente a los patrones peninsulares en boga. Por primera vez en la historia de la literatura, Hispanoamérica iniciaba un movimiento literario al margen de los modelos imperantes en la metrópolis cultural que había sustituido a la metrópolis política. Las crónicas de Martí –continentalmente conocidas– harían llegar la nueva buena a todos los intelectuales hispanoamericanos y peninsulares de entonces. Y en 1882, con el librito de versos ya citado dedicado a su hijo ausente, extendería Martí, conscientemente, la renovación a la poesía. Porque es el caso que la alquimia martiana resultó ser, a la postre, mucho más que la suma de sus partes.

            Ideológicamente, Martí identificó, mucho antes que el peruano Eudocio Ravines (1897-1979), que el socialismo era una gran estafa trágica[13]. Sus objetivas palabras sobre el tema pueden encontrarse, incluso, hasta en su epistolario personal, como en su misiva de 1889 a Fermín Valdés Domínguez donde le advierte que

 

Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y la rabia de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados.[14]

 

            Pero Martí amplió sus advertencias y denuncias más allá de la ideología socialista per se, señalando la igualmente nefasta labor de sus antípodas históricos de tendencias disímiles aunque, en el fondo, semejantes. El Apóstol, sarcástico e iracundo, los calificó como aldeanos vanidosos, bribones inteligentes, pensadores canijos, etc., viviendo como parásitos de la historia que desgarraban la América hispana de entonces, —y que luego en Cuba (en su Cuba) endémicos serían amamantados por el totalitarismo. Dijo de uno de esos especímenes: “Por casa con coche y bolsa para queridas vende la lengua o la pluma mucho bribón inteligente.”[15]

            Martí nunca aceptó que una de sus páginas se pareciera a las páginas de otro, pues consideraba que ello sería una profanación literaria. De ahí que –reitero– nunca copiara, ni imitara, ni remedara a nadie con su pluma. Tampoco que sus “bramidos” se hicieran eco de ideas directas (o encubiertas) contrarias a sus ideales humanistas y democráticos. De todo lo anterior se infiere que Martí, tanto en la forma como en el contenido de su vasta obra, jamás profanó a Cuba, ni a sus lectores; ni, por ende, a la literatura. Son conocidos sus versos “Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche./¿O son una las dos?”[16] Pero igualmente considero que, como hubo mucho más en la vida de Martí que su excelsa labor patriótica (y no menos egregia, como demuestran los veinte y tantos gruesos tomos de sus Obras Completas), tendría sentido otra comparación igualitaria emanada de una atrevida (y puede que hasta iconoclasta) paráfrasis de mi propia invención: “Dos patrias tengo yo: Cuba y la literatura./¿O son una las dos?”.

 

 

(Tomado de Palabra Abierta. Revista y casa editora de Cultura Universal. Publicado el 28 de enero de 2024.)



[1] Martí, José. “Nuestra América”. Publicado en El Partido Liberal de México el 30 de enero de 1891. Recogido en Obras Completas de JM. Vol. II. La Habana: Editorial Lex, 1946: pág. 109.

[2] Martí, José. Ismaelillo. Nueva York: Imprenta de Thompson y Moreau, 1882. Idem. pág. 1340.

[3] Martí José.  “Poetas españoles contemporáneos.” Publicado originalmente en inglés en el periódico neoyorkino The Sun el 26 de noviembre de 1880. Traducido al español, apareció en Repertorio Colombiano, de Bogotá, en febrero de 1881. Idem, Vol. I: p. 875.

[4] “Oscar Wilde.” Publicado en El Almendares, de La Habana, en enero de 1882 y luego reproducido en La Nación de Buenos Aires en diciembre del mismo año. Idem: pág 935.

[5] Véase, entre una extensa bibliografía al respecto, a: Manuel Pedro González & Ivan A. Schulman, José Martí. Esquema Ideológico (México: Cultura, 1961), Ivan A. Schulman, Símbolo y color en la obra de José Martí (Madrid: Gredos, 1960) y José Olivio Jiménez, La raíz y el ala. Aproximaciones a la obra literaria de José Martí (Valencia: Pre-Textos, 1993),

[6] Ver: Catulle Mendès, La légende du “Parnasse Contemporaine” (1884; Farnborough: Gregg, 1971) y Luc Decaunes, La poésie parnassienne: de Gautier a Rimbaud (Paris: Seghers, 1977). En inglés, véase: Robert T. Denomme, The French Parnassian Poets (Carbondale: Southern Illinois UP, 1972).

[7] Ver: Anna Balakian, ed., The Symbolist Movement in the Literature of European Languages (Budapest: Akademiai Kiado, 1982) y The Symbolist Movement; a Critical Appraisal (New York: New York UP, 1977). En español, véase: José Olivio Jiménez, comp. El Simbolismo (Madrid: Taurus, 1976).

[8] Ver María E. Kronegger, Literary Impressionism (New Haven: New Haven College and UP, 1973) y H.P. Stowell, Literary Impressionism (Athens: U of Georgia P).

[9] Ver: Holman Hunt, Pre-Raphaelism and the Pre-Raphaelite Brotherhod (1905; London: Chapman and Hall, 1913); Evelyn Waugh, PRB: An Essay on the Pre-Raphaelite Brotherhood (1847-54) (1926; Werterham: Dalrymple Press, 1982); Herbert L. Sussman, Fact Into Figure: Typology in Carlyle, Ruskin, and the Pre-Raphaelite Brotherhood. (Columbus: Ohio State UP, 1979). En español, véase Cristina Sanjuan Álvarez, “El movimiento pre-rafaelista: de la fidelidad a la naturaleza a una religión del arte,” Cuadernos de Investigación Filológica 9.1-2 (Mayo-Diciembre de 1983): 171-81.

[10] Ver: Georg Schawarmann, The Influence of Emerson and Whitman on the Cuban Poet José Martí… (2009?)

[11] Idem.

[12] Ver la Tesina de Grado de Gabriel Bejarano Parpal, José Martí y el romanticismo español. (Universitat de Barcelona, 2020)

[13] Ver: Eudocio Ravines, La Gran Estafa. (Santiago de Chile: Editorial del Pacífico, 1954.) Hay más de una veintena de ediciones posteriores hasta la fecha. Ver también: José Martí, “La futura esclavitud”. O.C. ídem, págs. 954-957.

[14] José Martí, Obras Completas. Vol. 3. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1975: 249.

[15] En una correspondencia a La opinión pública de Montevideo en 1889. Idem, Vol 12, pág. 276.

[16] José Martí. “Dos Patrias.” En Flores del Destierro. Obras Completas de la Editorial Lex ya citada, Vol. II: pág. 1415.

Tuesday, January 16, 2024

Causa número 2 de 1989

Compartimos con nuestros lectores el video que resume el juicio al exministro del interior José Abrantes, iniciado el 24 de agosto de 1989 bajo la denominación oficial de Causa número 2 de 1989. Tal numeración hacía referencia a la famosa Causa número 1 fue la que se le había seguido a un grupo de oficiales del MININT y el MINFAR el mes anterior acusados de narcotráfico y que concluyó con el fusilamiento de cuatro de los acusados incluido el general de división Arnaldo Ochoa Sánchez. La principal acusación que se le hizo al ex ministro del MININT fue la compra de más de 1200 Ladas por un monto de cuatro millones de dólares para ser entregados a sus subordinados, cargo que sirvió para justificar la expulsión del MININT de los oficiales que habían recibido los vehículos y la reconstitución del ministerio por oficiales afines a Raúl Castro. Dicho juicio también propició el traspaso del sistema financiero construido por el MININT con dinero del narcotráfico a manos del MINFAR que ese mismo año habría de fundar la corporación Gaviota. José Abrantes, quien había sido ministro desde 1985, fue condenado a 20 años de prisión el 31 de agosto de 1989 condena de la que cumplió apenas unos meses. El 21 de enero de 1991 fallecía en la prisión de Guanajay donde estaba recluido, a causa de un infarto, según la explicación oficial. No obstante Archivo Cuba afirma que

Desertores del régimen cubano informaron que [Abrantes] había sido sometido a una dieta especial de nutrición para debilitarlo y que se le agregaban toxinas a su comida además de administrársele inyecciones con dosis concentradas de potasio y digoxina para provocarle un ataque cardíaco. Según se informa, fue trasladado en ambulancia al hospital y lo asfixiaron con una almohada durante el trayecto. No se realizó autopsia y no se permitió a la familia ver el cadáver.



Monday, January 15, 2024

We Were Strangers: Una película de John Huston inspirada en un episodio del machadato

 En el post anterior a propósito de un famoso atentado doble que se preparó contra Machado en 1932 se mencionaba la película de John Huston "We Were Strangers". Estrenada en 1949 y protagonizada por Jennifer Jones, John Garfield y Pedro Almendariz se inspiró en el barroco plan, desarrollado por los terroristas del ABC. Este incluía, como primer paso, el asesinato del presidente del senado Clemente Vázquez Bello tras lo cual se preveía que cuando el asesinado fuera enterrado en el panteón de los Truffin, la familia de la esposa, en el cementerio Colón, en La Habana. La segunda parte del plan consistía en hacer explotar una carga de dinamita que se había plantado previamente en dicho panteón cuando se hallaran allí los asistentes al entierro entre los que se esperaba que estuviera el dictador Gerardo Machado. La parte esencial del plan se vino abajo cuando los familiares de Vázquez Bello decidieron enterrarlo en el panteón familiar de Santa Clara, decisión que sin saberlo evitó el mayor atentado terrorista que hubiera conocido la república cubana. Lo que sí provocó, en cambio, fue una represión terrible por parte del régimen machadista tal y como se describe en el post anterior. 

No obstante lo intrincado del plan encendió la imaginación artística de al menos un par de creadores. De un lado la del escritor Lino Novás Calvo quien usó el plan para delinear el final de su cuento "Aquella noche salieron los muertos" publicado apenas semanas después del atentado en la Revista de Occidente. Por otro la película de John Huston que les ofrecemos a continuación.




Sunday, January 14, 2024

Cuba en los 1930: una historia familiar

Dr. Jorge Alfredo Belt Muñoz

Por Guillermo A. Belt

Jorge Alfredo Belt Muñoz nació en La Habana el 4 de octubre de 1868, y seis días después Carlos Manuel de Céspedes dio comienzo a la Guerra Grande con el Grito de Yara. Vivió diez años de su niñez en guerra. Tenía 17 años a la muerte de su padre, y se hizo cargo de su madre hasta que ella murió. A la edad de 19 se graduó de Derecho en la Universidad de La Habana. Inmediatamente comenzó a ejercer la abogacía. Dos años después, el 30 de agosto de 1889, era juez del juzgado municipal de El Cerro.

Desempeñaba igual cargo en otro juzgado de la capital cuando, al inaugurarse la República de Cuba en 1902, el Presidente Tomás Estrada Palma lo nombró Secretario de la Presidencia. En 1906 se vio en la necesidad de regresar al ejercicio de su profesión para atender urgentes obligaciones familiares. Al aceptar su renuncia, Estrada Palma le dijo en una carta manuscrita:

Los dos podemos decir que estamos fundidos en una sola pieza, porque en el pensar i en el sentir recta i honradamente nos hallamos por completo identificados.

Fue abogado de Estrada Palma hasta la muerte del primer presidente de Cuba, que halló a don Tomás en una escasez de recursos, por no decir pobreza, nunca más conocida en nuestro país por sus exmandatarios. Representó a importantes compañías y entidades, nacionales e internacionales. Tuvo éxito profesional, gozó de excelente reputación como hombre de bien, y sobre todo fue un padre ejemplar.

Murió el 27 de octubre de 1932 de un paro cardíaco, en su casa de Paseo 4, El Vedado. Esa misma tarde tuvo lugar su entierro en el Cementerio Colón. El día siguiente, el diario The New York Times publicó la noticia del fallecimiento[1], dando cuenta en los dos párrafos finales de un dato curioso: los tres hijos del Dr. Jorge Alfredo Belt Muñoz habían asistido al sepelio en circunstancias extraordinarias.

Traduzco los párrafos finales mencionados:

Le sobreviven tres hijos, Alberto, Alfredo y Guillermo. En la actualidad, Alfredo se encuentra en la Legación de Panamá, donde solicitó protección como asilado político tras los asesinatos políticos recientes, y se dice que los otros hijos están escondidos.

Las honras fúnebres han tenido lugar esta tarde en el Cementerio Colón. Alfredo estuvo presente, acompañado por un funcionario de la Legación panameña para garantizar su condición de asilado, en tanto que los hijos más jóvenes recibieron garantías, según se dice, por parte de Orestes Ferrara, Secretario de Estado, que les permitieron estar presentes en el sepelio.


Lectores asiduos del Times habrán leído otro despacho desde La Habana, del 21 de octubre, publicado el día siguiente, sobre el motivo del asilo de Alfredo y el ocultamiento de Alberto y Guillermo. En un libro transcribí el texto de esta noticia, hallado en línea hace varios años, cuyo original lamentablemente he perdido. Lo copio a renglón seguido.[2]

The Panamanian Legation informed the Secretary of State today that Dr. Alfredo Belt, a son of the prominent Cuban attorney Dr. Jorge Alfredo Belt and an Opposition leader, had taken refuge in the legation. El Heraldo de Cuba on Sept. 29 reported that Dr. Alfredo Belt had been arrested as one of the assassins of Dr. Vasquez [sic] Bello, President of the Cuban Senate. The paper was suspended and its editor was held in jail for several hours. Dr. Belt is said to have gone in hiding at that time, together with his brothers Guillermo and Alberto.

El 27 de septiembre de 1932, alrededor del mediodía, el Dr. Clemente Vázquez Bello, Presidente del Senado y muy allegado al Presidente Gerardo Machado, salió del Habana Yacht Club rumbo a su casa. Viajaba en su automóvil, conducido por su chofer, en el asiento trasero junto a un policía que era su única escolta. Varios hombres de la organización clandestina ABC, opuesta a Machado, a bordo de otro automóvil alcanzaron el de Vázquez Bello, le dispararon desde atrás con escopetas recortadas y lo mataron.

El asesinato formaba parte de un plan tan espectacular que terminó siendo la trama de una película. Días antes, otros miembros del ABC, dando por sentado que el entierro del prominente político tendría lugar en el Cementerio Colón y que el Presidente Machado asistiría, habían colocado una gran cantidad de explosivos bajo el panteón familiar, utilizando el túnel de la cloaca que conducía al mismo. Situados a más de 700 metros y mediante un cable, los conspiradores provocarían la explosión con la que esperaban matar a Machado.

Aunque el plan basado en el asesinato de Vázquez Bello fracasó porque a última hora la familia del político decidió enterrarlo en su natal Santa Clara, y a pesar de que los explosivos sólo fueron descubiertos días después, la represalia por la muerte del íntimo amigo de Machado fue inmediata y brutal. Esa misma tarde, la porra, como se conocía la policía secreta de la época, mató a tiros y en su casa a los tres hermanos Freyre de Andrade, así como al Dr. Miguel Ángel Aguiar, miembro de la Cámara de Representantes.

El Heraldo de Cuba, periódico favorable a Machado y vocero del gobierno, recibía información confidencial de personeros del régimen. A la 1 de la tarde del 27 de septiembre la edición del Heraldo circuló con esta noticia, que copio del libro antes citado, p. 161. Evidentemente se trataba de una filtración puesto que el asesinato de los Freyre ocurrió dos horas más tarde, el de Aguiar un poco después, y el del Dr. Ricardo Dolz no se produjo porque el catedrático universitario y exsenador logró escapar gracias al aviso de un amigo influyente que le aconsejó huir de inmediato ese mismo día. El Heraldo, en su afán de primicia, había dado cuenta de asesinatos que aún no habían ocurrido.


El lector comprenderá que los tres hermanos Belt se hayan ocultado después del 29 de septiembre, cuando el Heraldo publicó la noticia del arresto de Alfredo Belt, hijo mayor del Dr. Jorge Alfredo Belt Muñoz, como uno de los asesinos de Vázquez Bello. Que la noticia fuera falsa no representaba ninguna garantía para Tío Alfredo, como tampoco para Tío Alberto ni para mi padre. También comprenderá que un poco después Alfredo Belt haya recurrido al asilo político.

En una historia como esta no puede faltar mi madre, testigo y mucho más de algunos de los acontecimientos aquí relatados. De sus memorias, que ella modestamente tituló Apuntes y garabatos, escritas a mano en la década de 1980, tomo los párrafos pertinentes.[3]

Al regresar a La Habana (de la luna de miel) nos encontramos con que nuestra Villa Mar-y-Sol aún no estaba terminada y por tanto fuimos a vivir a Paseo 4, la casa de mi suegro, Jorge Alfredo Belt. ¡Qué hombre tan gentil, tan sonriente, tan encantador!...

Por fin nos instalamos en nuestra propia casa, esa Villa Mar-y-Sol, tan llena de recuerdos, tan parte de mi vida…Íbamos Guillermo y yo en su automóvil hacia La Habana cuando al pasar por Calzada, en El Vedado, vimos varios automóviles estacionados en la acera donde vivían los hermanos de Carmen Freyre (abuela hoy día de nuestros nietos Lamadrid). “Veamos qué sucede”, dijo Guillermo, dando la vuelta y parando junto a la entrada. En ese momento salía Alberto Mendoza y Freyre y al vernos se acercó y le dijo bajito a Guillermo: “No te bajes, vete de aquí. Acaban de asesinar a mis tres tíos.” (Fernando, Gonzalo y Guillermo Freyre de Andrade.) “La porra sólo buscaba a uno de ellos, pero al no saber quién era quién, asesinó a los tres.”


Otro acontecimiento de mi primer año de casada, que ocurrió acabado de mudarnos y estando yo en las primeras semanas de gestación, fue una especie de Huida a Egipto

Estábamos almorzando en casa (recuerdo el pijama de satín azul que yo llevaba puesto) cuando llegó, agitadísimo, José, el jardinero gallego de Paseo 4. “Váyase, huya, señorito Guillermo, que la policía secreta lo anda buscando”, nos dijo, casi sin poder respirar.” Salté la tapia del fondo para venir a avisarle”, susurró.

Acababan de asesinar a Vázquez Bello…En la confusión de las primeras horas se pensó en el hijo de Alfredo Belt, el revolucionario antimachadista, y ése debía ser, por deducción errónea, Guillermo. En aquellos días de la porra machadista, ser acusado era ser sentenciado. Por lo tanto, la única defensa era la huida. Nos montamos en el pequeño Ford de Guillermo – el bellísimo Pearce Arrow que mi padre me había regalado quedaría en el garaje – y tomamos a toda velocidad la carretera hacia Arroyo Arenas, sin rumbo fijo.

De pronto se nos ocurrió un refugio: el central Pilar, del General Rafael Montalvo, íntimo amigo de mi suegro y de mi padre, que era su abogado. Llegamos a la reja del batey, cerrada por lo incierto del clima revolucionario de entonces, y un ayudante de Montalvo nos preguntó quiénes éramos.” El Dr. José Agustín Martínez y su señora”, respondimos. Aún sin abrir la verja, regresó el Coronel Consuegra. “El Dr. Martínez está en Europa con su esposa”, nos dijo severamente (lo cual era cierto). Montalvo, curioso, salió a ver quiénes éramos. Comprendió al instante y nos hizo pasar. “Bien”, nos dijo, “quédense aquí. Diré a todos que son ustedes sobrinos míos, venidos de Chile, ya que tratar de esconderlos sería imposible y contraproducente.”

Allí en el Pilar estuvimos hasta octubre, cuando mis padres ya estaban de regreso. De pronto, una llamada de Papá. Alfredo Belt acababa de sufrir un ataque al corazón. Partimos inmediatamente para Paseo 4, donde murió a los pocos minutos de llegar nosotros. Fue una profunda pena para Guillermo, y también para mí, porque conocer a Alfredo Belt era quererlo, y yo lo quería muchísimo.


Tiempos turbulentos, aquellos que les tocó vivir en Cuba a nuestros mayores. Los recordamos aquí con escuetas noticias de la prensa nacional y extranjera, enriquecidas por la crónica de mi madre, testigo de excepción y valiente protagonista a lo largo de la vida de mi padre. Para ellos, mis abuelos y tíos son estas líneas en prenda de admiración.






[1] A mi hermano Juan y su esposa Elizabeth debo esta noticia, así como todas las citadas o copiadas aquí de The New York Times.


[2] Belt, Guillermo A. Tiempo para todo bajo el sol/A Time to Every Purpose, 163. Colección Pulso Herido, Academia Norteamericana de la Lengua Española, 2020.


[3] Martínez Viademonte de Belt, Elisa. Apuntes y garabatos. McLean, Virginia, 2007. Publicadas privadamente.

Sunday, January 7, 2024

The Continuing Relevance of Compadrazgo Spiritual Kinship in Latin America




By Roland Alum

Compadrazgo, from the gender-neutral gloss compadre in Spanish, literally means co-parenthood (i.e., shared parenthood). In its most elemental sense, the term refers to the spiritual and ritual kinship established between the parents and the godparents of a child over his/her baptism, which is the first of the seven Roman Catholic sacraments, an archetypal rite of passage. Common throughout Latin America, this sociocultural institution enmeshes biological and symbolic-religious parentages into a kin-like interpersonal relationship. It further evolved into an ever-expanding network of systemic “kinship by choice” characterized by a flow of highly respectful social and even reciprocal material responsibilities, especially among the adults involved.

The elaborate compadrazgo system has been studied mainly by sociocultural anthropologists, chiefly in Mesoamerica and the Andean region. Sir Edward Tylor, the pioneering British anthropologist, was an early commentator on Mexican ritual kinship, and twentieth-century ethnographers, such as the late Hugo Nutini (1928–2013), theorized the cultural phenomenon in the countries south of the Río Grande. Researchers have reported countless variations of religious, quasi-religious, and even secular compadrazgo occasions throughout the Americas. (Interestingly, it is not found in eminently Catholic societies, such as Ireland, and compadrazgo traditions in Spain and Portugal tend to be less intricate than their “New World” counterparts, yet it is prevalent in the Philippines, which was colonized by Spain).

For Anglo-Catholics, as well as the followers of other Christian rites that practice baptism —such as Anglicans and Episcopalians— the individuals involved in these ceremonies are not expected to form kin-like groups. However, in much of Ibero America, participants are typically drawn into a quasi-sacred relationship that at times supersedes even consanguineal and affinal relations. The terms “compadres” (masculine/neutral) and “comadres” (feminine) have become tantamount to “chums” or “buddies” —sometimes even “accomplices”— in everyday discourse throughout the region.

Despite the continued importance of compadrazgo among Latin Americans (as well as Hispanics in the United States), it seems that many contemporary anthropologists tend to either overlook the phenomenon or view it as a passé subject. This is somewhat ironic, given that compadrazgo traditions have proven to be both pliable and enduring. Here, I present some observations that connect contemporary practices with long-standing issues and discussions in the study of compadrazgo.

One form of change and variation that anthropologists might examine relates to who participates in compadrazgo. Both religious-based and secular types display vast geographic variation and are often subject to rather arbitrary local parishes and/or folk interpretations. The primordial baptism ceremony symbolizes a cleansing rebirth that marks a child’s initiation into the world’s Christian community. Technically, only one adult sponsor of either gender is required by Catholic Church rules, but customarily, both a man and a woman stand as godparents. Lately, I have observed among US Hispanics in my own community in northern New Jersey the addition of more than one duo as symbolic godparents at the ceremony.

Another set of changes and continuities has to do with the responsibilities that godparents have toward the neophyte and their compadres. In theory, the godparents are responsible for the child’s religious upbringing. Although there are no legal obligations, godparents are morally expected to raise the child in case of the parents’ absence. They are also usually expected to assume certain financial responsibilities for the godchild, as well as for the fiesta that normally follows the ceremony. I experienced these expectations myself upon standing recently as godfather to two Mexican siblings in a remote rural hamlet of the state of Puebla (see image of the baptism invitation below).

The relationship between the five individuals involved is characterized by an elaborate etiquette that includes expressions of deference, trust, and reciprocity of various kinds. This reverent conduct among the adult co-godparents encompasses addressing each other as “compadre” or “comadre,” respectively, while adopting the formal and more respectful usted form that replaces the informal tú in Spanish.

Although baptism co-godparenthood remains the classical form of compadrazgo, these types of ties grew exponentially to incorporate a large number of occasions throughout the region. Examples include other Catholic sacraments, such as first communion, confirmation, and matrimony, as well as nonreligious rites of passage, such as school graduations and quinceañeras, along with quasi-religious rituals that bless pets and other animals, as well as objects (e.g., a house, a tractor or an automobile). In the Mexican state of Tlaxcala alone, Hugo and Jean Nutini reported discovering over 30 occasions for compadrazgo.

At the same time, there seems to be much continuity when it comes to the functions of compadrazgo, which include, in some cases, the reinforcement of social hierarchies. The question of who is included in co-godparent bonds is subject to regional variation. In some areas, for example, all of the co-godparents of an individual may be considered mutually compadres, too, although it is understood that this is ultimately optional. A Mexican-born anthropology colleague reported to me that even the parents of her co-godparents treated her as an instant comadre. Yet the basic social functions remain, to wit:

(1) extending personal networks and family alliances,

(2) intensifying existing ties among consanguineal and affinal kin and friends,

(3) fostering harmony and social solidarity (e.g., mutual support in difficult times), and

(4) enhancing local prestige (more godparents means greater prestige, i.e., social capital).


Further, scholars have distinguished between horizontal and vertical forms of compadrazgo, the former involving co-godparents of a similar social level (e.g., class, ethnicity), and the latter referring to selection of co-godparents from a higher status. Compadrazgo among equals serves to bolster group solidarity, whereas vertical compadrazgo could establish and reinforce patron-client relationships. A case in point was dictator Rafael Trujillo in the Dominican Republic (1930–1961), who stood as godfather to hundreds of children baptized en masse, with him expecting political loyalty from the new ritual kinspeople. I met some of these individuals during my own field research there in the 1970s.

Although some researchers might have forecasted the demise of compadrazgo among Latin Americans due to economic development, secularization, internal and transnational migration, and the growing presence of Protestant and evangelical churches in the region, compadrazgo has endured and adapted to such changes. Instances of compadrazgo do not seem to be diminishing in ever-expanding Latin American cities or, for that matter, among Hispanics in the United States. Scholars have also found that compadrazgo ties often survive after conversions to Protestantism. Besides, even in the case of baptism, according to Catholic Church rules, only one godparent needs to be Catholic.

New communication technologies have also offered novel opportunities for the establishment and continuation of compadrazgo ties. Nowadays, an overseas-based couple might participate remotely as baptismal godparents at a ceremony taking place in, say, South America. At the church, there would stand proxy godparents —called padrinos de brazos (literally, “arm godparents”)— who ceremonially hold the neophyte in their arms for the ritual, though the emigrants’ names still appear in the baptism certificate as the rightful godparents. Resources could flow from the overseas padrinos to the new ritual kin, given that, again, there is an expectation of noblese oblige.

While some foreign anthropologists might tend to overlook compadrazgo, lately I have found that many Latin American anthropologists still give proper weight to its analysis. The two main characteristics of compadrazgo, its plasticity and its inconsistencies, have allowed the institution to meet the challenges of a dynamic and postmodern world. From a social-scientific standpoint, compadrazgo offers a unique opportunity to empirically study a “kinship by choice” tradition in a time of rapid social change.



===Roland Armando Alum: An AAA “Distinguished Member,” is an external Research Associate with the Center for Latin American Studies at the University of Pittsburgh, vice-chair of both the New Jersey Certified Psychoanalysts Advisory Committee and the N.J. Center for Hispanic Policy, Research & Development, as well as a trustee of DeVry University-NJ.

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