Por Eduardo Lolo
Información, primera víctima de las coletillas, el 16 de enero de 1959 |
La historia de los medios masivos de comunicación del exilio cubano actual comenzó mucho antes de aflorar su primera publicación en Miami o Madrid. Su génesis tuvo lugar en La Habana, a principios de la tiranía de Fidel Castro, con el nacimiento de la llamada “coletilla”, término popular con el cual se bautizó –vía el choteo criollo indagado mucho antes por Jorge Mañach– a las forzadas añadiduras que empezaron a aparecer en los periódicos cubanos al final de informaciones o artículos que resultaban ‘molestos’ al dictador de estreno. Dicho atentado inicial a la libertad de expresión estaba sazonado con una alta dosis de demagogia (eficiente arma básica del castrismo), por cuanto se vendía como una reacción espontánea de los sindicatos de los trabajadores de la prensa a “la campaña contrarrevolucionaria de la burguesía”, como se tildaba a los propietarios o editores de los diarios y revistas que todavía permanecían en manos privadas.
La realidad era bien distinta: empleados resentidos, chantajeados, intimidados, o comprados con promesas de pitanzas de diversas índoles, forzaban amenazantes a los cajistas a imprimir dos veces las pruebas de galera de los trabajos considerados “contrarrevolucionarios” por los inesperados censores, casi todos salidos del rencoroso anonimato de la mediocridad. Una de las copias, contraviniendo las más elementales reglas de la ética profesional y la legalidad, era sacada de la empresa y llevada a una oficina del gobierno donde alguien (se dice que muchas veces el propio Fidel Castro) redactaba un párrafo rechazando el contenido del suelto o la columna, siempre ‘a nombre’ del sindicato. Las planas no se entregaban a las prensas hasta tanto no llegaran las coletillas, las que de inmediato se paraban en plomo y se adicionaban a las planas. Huelga decir que dichas coletillas se añadían en contra de la voluntad de los autores de los trabajos, los directores y los dueños de los medios, muchas veces con un miliciano armado junto a los linotipos mirando amenazadoramente a la redacción y amedrentando a los indefensos e impotentes operarios tipográficos.
La coletilla, sin embargo, tuvo un resultado contrario a lo que quería la nueva dictadura: el público comenzó a priorizar la lectura de los artículos o noticias con coletilla en detrimento de otros trabajos considerados, por su carencia de añadidura alguna, como inofensivos o simpatizantes del gobierno. A resultas de tal inesperada consecuencia, el Diario de la Marina (uno de los baluartes de las ideas democráticas cubanas de entonces) tuvo que aumentar considerablemente su tirada en los primeros tiempos del castrismo, mientras que el periódico Hoy (de los comunistas) languidecía de aburrimiento en las manos de los escasos militantes de siempre. Lo mismo sucedió con otros medios.
Pero el poder totalitario no es tal si no acumula todo el poder, por lo que una vez defenestrado el ejecutivo con la huida de Fulgencio Batista, anulado el legislativo al suprimirse el Congreso, y eliminado el judicial con la constitución de los llamados Tribunales Revolucionarios, sólo faltaba conjurar el bien llamado “cuarto poder” de la democracia: la prensa libre. Una noche, y al unísono ignominioso, turbas castristas secundadas por agentes armados ocuparon las redacciones y los talleres de las revistas y periódicos que aún eran propiedad de firmas particulares. No más “coletillas” a partir de entonces, todos los medios de prensa cubanos convertidos en colas satánicas.
Por tal razón no es de extrañar que entre los primeros exiliados del castrismo, junto a políticos demócratas y campesinos expropiados, se puedan identificar tantos periodistas y editores de periódicos y revistas, incluyendo hasta algunos de los que apoyaron la insurrección en contra del régimen batistiano. Entre el exilio, la autocensura o la mordaza, muchos optaron por el primer elemento del aciago trinomio, a pesar de todas las conocidas penas del destierro que sabían se les avecinaba.
Esos primeros comunicadores exiliados tuvieron que comenzar una nueva vida la mayor parte de las veces fuera de su profesión: de redactores estrellas a lavaplatos en el Restaurante La Estrella, o correctores de prueba en el mejor de los casos. La mayoría de los medios masivos de comunicación fuera de Cuba, gracias a la eficiencia de la maquinaria propagandística comunista, tendía a simpatizar o, al menos, ser indulgente o complaciente con el régimen castrista; por lo que todo periodista o escritor cubano exiliado era tildado de extrema derecha, batistiano y hasta de torturador o asesino. Los profesionales de la prensa desterrados que hicieron de los EE.UU. su segunda patria tuvieron un elemento adverso extra: la barrera del idioma. El inglés se aprendía por necesidad material; pero se seguía sufriendo (y escribiendo) en español.
Recorte de Diario Las Américas |
El ABC de Madrid es otro de los medios extranjeros que abrió sus puertas a los intelectuales del exilio cubano, y así las mantuvo incluso después de que Castro y Franco zanjaran sus asperezas iniciales. En Venezuela hicieron lo propio El Universal y El Mundo. El primero siempre tuvo sus páginas accesibles a las denuncias del horror castrista; el segundo llegó hasta a tener de Director a un cubano del destierro. Pero no tengo conocimiento alguno de un periódico diario propiedad de exiliados cubanos o editado prioritariamente para la comunidad cubana.
Miguel Angel Quevedo, director de Bohemia |
Otro fue el caso de las revistas. La propia Bohemia, que jugó un papel tan importante bajo la dirección de Miguel Ángel Quevedo en la demonización de Fulgencio Batista y el endiosamiento de Fidel Castro, comenzó a editarse en el exilio y hasta se distribuyó clandestinamente en Cuba en ediciones de bolsillo (que había que leer con una lupa) que entraban al país gracias a la solidaridad de algunos diplomáticos extranjeros o arrojadas desde avionetas que sobrevolaban de noche La Habana, “bombardeando” la capital con libros y revistas censurados por el gobierno. Algún día habrá que reconocer y agradecer públicamente la labor de esos valientes pilotos (tildados de “piratas” y “mercenarios” por el régimen comunista) que arriesgaban sus vidas a favor del acceso del pueblo cubano a una prensa libre. Quevedo, como es conocido, terminó suicidándose al sentirse personalmente responsable de la tragedia cubana; junto con él murió Bohemia en tanto que publicación libre, aunque nunca ha dejado de editarse en Cuba como instrumento de propaganda totalitaria.
Caricatura alusiva a la transformación del exilio |
Cubanos exiliados en España, Venezuela, Costa Rica y otros países europeos y latinoamericanos también intentaron y lograron llevar adelante las denuncias de los horrores del totalitarismo a los pueblos que los acogieron, con el objetivo nada oculto de advertirles del peligro de las arteras ideas populistas, siempre al acecho. Sin embargo, siguiendo la lógica demográfica, muchos de los medios de comunicación del exilio cubano vieron la luz en los EE.UU. Entre ellos los más estables han sido los semanarios editados, fundamentalmente, en Miami (FL), Los Ángeles (CA) y Union City (NJ), sede de las más importantes colonias de cubanos desterrados. Algunos de ellos comenzaron como publicaciones muy rudimentarias (eran copias mimeografiadas) dirigidas a lectores de regiones o municipios en especial. Sirve de ejemplo Libre, fundado hace decenios en Miami con el nombre de El Matancero Libre y que evolucionara a nivel nacional y luego, ‒sin abandonar su hincapié en la temática criolla‒ a categoría internacional; de ahí el cambio de nombre. (Librese sigue editando, ahora también con una versión digital.) Lo mismo podría decirse de Enfoque 3 Magazine, con más de 20 años de vida. El Nuevo Patria(también de Florida), continúa con su línea editorial esencialmente cubana, como que se siente heredero del periódico fundado por José Martí en Nueva York; se mantiene activo.
Periódico Vanguardia |
Otro ejemplo de semanario cubano exitoso es el 20 de Mayo, publicado por décadas en Los Ángeles. El carácter nacional y su mensaje republicano se desprenden del propio título. Pero también evolucionó, sin abandonar su cobertura inicial, para convertirse en un medio para todos los hispanos del estado; desgraciadamente, dejó de publicarse. También de California es de resaltar La Voz Libre, que iniciara su publicación en 1981, aunque con una política editorial más hispana en general que cubana en particular; hoy igualmente desaparecido. Un ejemplo más reciente es la publicación digital, también californiana, Palabra Abierta, en plena circulación.
La Tribuna se considera el decano de la prensa hispana en New Jersey. Fundado en Union City en los años sesenta para servir de tribuna a los ideales democráticos cubanos (de ahí su nombre), con el tiempo evolucionó para reflejar también los intereses de la comunidad hispana general de la zona tri-estatal; desafortunadamente, ya no existe. Lo mismo sucedió con La Razón, también de Union City. La Voz, igualmente de New Jersey, aún subsiste y circula con amplia cobertura de temas cubanos.
Incluso, fuera de las áreas de mayor concentración de cubanos pueden identificarse destacadas publicaciones dirigidas por compatriotas exiliados que mantienen el mensaje de libertad y democracia del destierro, expandido a lectores hispanos multiétnicos. Entre ellos cabe señalar La Información, aparecido en Houston hace años y que todavía se sigue editando, también en forma digital.
Otras revistas de carácter mensual se mantuvieron saliendo durante muchos años. Entre ellas merecen ser mencionadas Temas, de Nueva York y Contacto, de California. La primera ya dejó de existir; la segunda amplió su horizonte temático más allá de los tópicos cubanos. En la actualidad sobrevive como publicación mensual Ya, de la Florida, la cual mantiene la forma de tabloide de sus tiempos de semanario.
Revista exilio |
Otros medios de prensa del exilio cubano han tenido una periodicidad trimestral, semestral o anual; de unos salieron unos pocos números; otros se mantuvieron vigentes durante varios años. Del primer grupo cabe señalar la Revista Cubana, de Nueva York, aparecida en 1968 “patrocinada por cubanos en el destierro” según reza su lema y Exilio: Revista de Humanidades, que se editó en la Florida de 1967 a 1969. Ambas publicaciones se caracterizaron por el alto nivel cultural de sus entregas, contando entre sus redactores o colaboradores a figuras de primer orden de la intelectualidad del exilio cubano.
De épocas posteriores son de mencionar Mariely Linden Lane Magazine, nacidas en los años ochentas. La primera toma su nombre del puerto cubano de donde salieron miles de cubanos hacia los EE.UU. en lo que se conoce como “El Éxodo del Mariel” y fue fundada por Reinaldo Arenas, uno de los más importantes narradores cubanos de finales del siglo XX. Marieltuvo una vida muy breve, pero sirvió de plataforma inicial a magníficos intelectuales cubanos de generaciones varias que tuvieron como experiencia vital común la salida por el Mariel o el destierro en fecha cercana, aunque por vías diferentes. Otro es el caso de Linden Lane Magazine, fundado por el famoso poeta Heberto Padilla junto a Belkis Cuza Malé. Todavía, más de tres décadas después de su primer número, Linden Lane Magazine continúa deleitando a sus lectores. En la actualidad Herenciatrata de seguir el ejemplo de tales predecesores.
Número reciente de la revista Linden Lane Magazine |
Es de destacar que la desaparición de la mayoría de los medios señalados no solamente obedece a la crisis de la industria de la prensa de principios de este siglo, sino también a la muerte o incapacidad de sus fundadores y directores. No se puede olvidar que se trataba de publicaciones que salieron a la calle durante décadas solamente por el patriotismo, el espíritu de sacrificio, la indoblegable fuerza de voluntad y la dedicación de sus creadores, pues hasta donde tengo entendido ninguno de los medios de prensa del exilio cubano ha disfrutado del respaldo económico de gobierno u organismo privado acaudalado alguno. Los recursos financieros imprescindibles para la confección y distribución de las publicaciones cubanas expatriadas han salido básicamente –según el resultado de mis investigaciones– de la solidaridad de unos cuantos anunciantes y de los bolsillos nada voluminosos de sus editores, quienes decidieron invertir en la empresa parte del salario devengado en otros oficios y profesiones, sin obtener otra ganancia más allá de lo que ellos consideraban su deber cumplido.
Otras publicaciones, aunque no han estado dedicadas en particular al exilio cubano, por haber sido creadas y/o mantenidas con vida por cubanos desterrados, hace que buena parte de sus entregas esté directamente relacionada con Cuba. Círculo: Revista de Cultura es el más antiguo caso de que tengo conocimiento. Aunque es una publicación de una organización internacional denominada Círculo de Cultura Panamericano, un breve análisis de sus índices arroja que la mayoría de los trabajos editados en sus más de tres decenios de existencia están dedicados a temas cubanos, desarrollados por intelectuales del exilio. Lo mismo pudiera decirse de otras revistas culturales de más reciente aparición tales como La Nuez y Sinalefa, ambas de Nueva York, la Revista Literaria Baquiana, de la Florida, y Caribe: Revista de Cultura y Literatura, de Wisconsin.
Los medios de prensa del exilio cubano también se han hecho sentir en la red cibernética y mantienen una línea ascendente en la nueva modalidad. Posiblemente el más antiguo caso sea La Nueva Cuba, identificado como el primer periódico cubano independiente en la Internet, al que seguirían otros muchos como Cubanet (de carácter político), El Ateje y, de más reciente aparición, Pensamiento: Publicación Literaria e Histórica así como Pensamiento Poético (de naturaleza cultural los tres últimos), por nombrar solamente unos pocos ejemplos. En la actualidad hay decenas de los llamados blogs y otros sitios de carácter tanto personal como institucional que reflejan el sentir de los exiliados cubanos. A ellos habría que añadir, por su convergencia histórica, los creados por cubanos del ‘insilio’, siendo el más conocido Generación Y. Otros cibersitios unen en sus entregas trabajos de comunicadores exiliados y de periodistas independientes dentro de Cuba, estos últimos siempre bajo la amenaza, el acoso y la represión de las fuerzas policíacas y paramilitares del régimen totalitario cubano.
En la radio, aunque en menor medida dado lo costoso del medio, cubanos del destierro han tenido sus propias emisoras o han hecho de las estaciones a su cargo un vehículo de información y defensa de los ideales libertarios cubanos. Entre las emisoras con tales características son de destacar WQBA “La Cubanísima” y WAQI “Radio Mambí”, ambas en Miami, así como Radio WADO y Super KQ de la ciudad de Nueva York. Ya “La Cubanísima” y Super KQ no existen, y Radio WADO cambió su dirección editorial a otras comunidades hispanas. Queda, como una especie de tenaz portavoz radial del exilio cubano, “Radio Mambí”, cuya temática fundamental (a pesar de ser propiedad de un conglomerado internacional) continúa siendo denunciar los desmanes castristas. Entre las figuras del exilio cubano más destacadas del medio se encuentra Ricardo Alarcón Sr., quien llegó a poseer varias radioemisoras en diferentes estados.
En la televisión los cubanos exiliados no han podido tener el mismo impacto que en la prensa escrita o radial. Los altos costos de la compra o formación de un estudio de televisión y la franquicia de transmisión, junto con la desigual competencia de los grandes monopolios, han impedido el desarrollo de una televisión cubana del destierro. Sin embargo, no han faltado los esfuerzos, tales como “América TV” y “La Mega TV” de Miami, cuyas programaciones están dedicadas, básicamente, a los cubanos residentes en el estado de la Florida, con la consiguiente temática anticastrista y a favor de la democratización de Cuba. El advenimiento de la TV por cable ha venido a favorecer a los cubanos expatriados mediante la contratación de espacios de transmisión a compañías locales de cable, principalmente en el área floridana. El relativo bajo costo y la facilidad de producción dados los últimos avances tecnológicos, han permitido que varios grupos o asociaciones políticas o culturales del exilio cubano tengan sus espacios propios periódicos en las ofertas locales de televisión por cable.
Revista Abdala |
Claro que la reacción del castrismo a los éxitos de los cubanos exiliados en la prensa no se hizo esperar. Además de buscar y lograr la complacencia o la complicidad de la mayoría de los medios masivos de comunicación de las Américas y Europa, el gobierno comunista cubano se ha encargado de financiar cuanta empresa pudiera conjurar con sus mentiras las verdades expuestas por los periodistas cubanos del destierro. Baste señalar en los Estados Unidos la Revista Areíto en los años setentas y The Cuban Nation/La Nación Cubana, desde 1999 a la fecha. En la red cibernética el caso más deleznable parece ser La Jiribilla, que sirve de caja de resonancia de los numerosos sitios gubernamentales cubanos. Algunos blogs personales, tanto hechos en la Isla como en el extranjero, tratan de hacerse pasar como independientes y de carácter personal, cuando en realidad son financiados por el gobierno de los hermanos Castro y operados por sus agentes. Hasta en la radio de Miami conocidos militantes comunistas, con recursos financieros de dudoso origen, mantienen espacios pagados en importantes emisoras desde donde sirven de ecos indignos a las cantaletas castristas. Es de recalcar, sin embargo, que todos esos esfuerzos totalitarios por contradecir o acallar las verdades expuestas por los profesionales de la prensa cubana del exilio han sido, como es lógico, vanos. La verdad se puede enmascarar, secuestrar, escamotear y hasta mutilar; pero no se puede hacer desaparecer: tarde o temprano muestra su rostro verdadero, premiando a los veraces, enmendando a los equivocados, y juzgando a los intelectuales del escarnio como lo que siempre fueron: cómplices de la mentira esgrimiendo plumas mercenarias.
Artículo de Enrique Pizzi de Porras en El Tiempo, Nueva York |
De todo lo anterior se desprende que el exilio cubano, sin el respaldo financiero de gobiernos o entidad privada alguna y enfrentándose a la poderosa maquinaria totalitaria y sus corifeos, ha logrado fundar y sostener un numeroso grupo de medios de prensa que han sabido mantener vivas las ansias de libertad del pueblo de Cuba y denunciar sin descanso los horrores del régimen castrista en la Isla. Los cubanos del ‘insilio’ han venido a sumarse al intento, que es el mismo de todo cubano digno, no importa en qué lugar viva. La crisis económica de inicios del siglo XXI y la desaparición física de muchos pioneros del periodismo cubano del destierro han hecho que varios medios hayan fenecido junto a sus fundadores. Pero de seguro que cubanos de bien de las nuevas generaciones se seguirán encargando de denunciar al neo-castrismo que pudiera suplantar al castrismo original. Hasta que finalmente pueda publicarse en todos los medios masivos de comunicación del exilio cubano el único titular que le falta y le ha dado razón de ser durante más de 5 décadas: un amplio cintillo de cabezal, en “negritas” o “bold”, con un tipo de 60 puntos como mínimo, donde se lea claramente: Cuba Ya Es Libre. Otra Vez.
Premio de Ensayo “Herminio Portell Vilá” 2015 de la Academia Cubana de la Historia (E). Tomado de: Lolo, Eduardo. La palabra frente al espejo y otros ensayos. Miami: Alexandria Library Publishing House, 2015. Págs. 135-147.
Nota: Las imágenes de los periódicos Diario de las Américas, Vanguardia, El Tiempo y Abdala fueron tomados del sitio www.latinamericanstudies.org
Nota: Las imágenes de los periódicos Diario de las Américas, Vanguardia, El Tiempo y Abdala fueron tomados del sitio www.latinamericanstudies.org