Beato, chivato*
Por Antonio de la Cova
En septiembre de 1896, Miguel Gumersindo Beato Betancourt, un maquinista  de 43 años de edad y dirigente de la Agencia Revolucionaria de la  Habana, fue arrestado por la policía colonial. El asustadizo  revolucionario delató a toda la red de apoyo mambí en la capital, que  incluía al futuro presidente cubano Alfredo Zayas y al excelso músico  holandés Hubert de Blanck, de 41 años de edad, fundador del primer  Conservatorio musical en la Habana en 1885. El músico fue deportado a  Nueva York el 23 de septiembre y los demás implicados enviados a  presidio español en Ceuta.
Beato llegó a Nueva York el 15 de octubre de 1896 en el vapor Yumurí  donde, según una carta en el Archivo Militar de Madrid, caja de  “Documentación incautada al enemigo,” pronto fue condenado por un  tribunal del Partido Revolucionario Cubano, presidido por Tomás Estrada  Palma, el sucesor de José Martí. Beato regresó a la Habana a fin de mes,  después de comprar un seguro de vida por $10,000 de la Mutual Reserve  Fund Life Association. El exiliado Lorenzo G. del Portillo desde Cayo  Hueso avisó al general José Lacret Morlot en Cuba de los sucesos para  que Beato quedara al descubierto. Sin embargo, como la carta cayó en  manos de los españoles, Beato se hizo pasar como patriota en la Habana  mientras siguió actuando como informante.
      Aquí está la transcripción de la misiva:
C[iudadano] G[ene]ral José Lacret Morlot
Estimado Gral. y amigo: el objeto de la presente es poner en su  conocimiento, que hecho venir a New York a Miguel Beato, fue condenado  por un tribunal que presidió el S[eñ]or [Tomás] Estrada Palma quien le  revocó todos sus poderes por estimar que ha sido el denunciante de las  personas últimamente presas en la Habana. Como el tal Miguel Beato  pasará hoy por este Cayo con dirección a la Habana convendría, si Ud.  así lo cree, comunicarlo a sus jefes subalternos a fin de que no vayan a  caer, por ignorancia, en algún lazo que les tienda ese ínfame.
Soy de Ud. afectuoso amigo y servidor,
Lorenzo G. del Portillo
Key West, Octubre 30 /96
Recibida 2 Dbre. 96
Su último chivatazo fue en febrero de 1897, cundo identificó al  americano Scott como el que ayudó a escapar de presidio a la patriota  Ana Sotolongo. Seis meses después, el general mambí Baldomero Acosta, de  Hoyo Colorado, Bauta, capturó a Beato cerca de la Habana y lo colgó de  una mata.
En 1898 su viuda Carmen Forn trató de cobrar la póliza que la compañía  se negó a pagar. Según el New York Times del 8 de mayo de 1900, el caso  terminó en la corte federal, que falló contra la viuda. 

 
No comments:
Post a Comment