¡Pobre Venezuela! Después de haber emprendido lo que anunció como un proceso radical de transformación social, que debía marcar un punto de inflexión en la ideología latinoamericana y garantizar un proyecto de igualdad social bautizado como “el socialismo del siglo XXI", hoy ese país ha terminado convertido en un recinto despótico, donde no solo se violan los derechos políticos más elementales, sino en el que ya apenas se puede sobrevivir con un mínimo de dignidad. De la emancipación prometida a la mendicidad obligatoria; de ilusión de la izquierda continental a prototipo del fracaso, la desesperación y el éxodo: tal es el triste trayecto de la llamada "revolución bolivariana".
Ante la grave situación política y humanitaria que hoy atraviesa Venezuela, los abajo firmantes, intelectuales cubanos que residimos dentro y fuera de la isla, exigimos al gobierno cubano que atienda a las evidencias del desastre social y humanitario, se abstenga de intervenir por cualquier medio en el conflicto político de esa nación y retire a los numerosos "cooperantes", tanto civiles como militares, que cumplen servicio en ese país. Tras seis décadas de una revolución fracasada, tras el hundimiento de esa “Cubazuela” celebrada durante años por el castrochavismo, ya es hora de que Cuba deje de exportar o azuzar conflictos en otros países bajo los pretextos de la solidaridad ideológica, y de que asegure su subsistencia con recursos propios, sin expolio ni injerencia de ningún tipo.
Ante la grave situación política y humanitaria que hoy atraviesa Venezuela, los abajo firmantes, intelectuales cubanos que residimos dentro y fuera de la isla, exigimos al gobierno cubano que atienda a las evidencias del desastre social y humanitario, se abstenga de intervenir por cualquier medio en el conflicto político de esa nación y retire a los numerosos "cooperantes", tanto civiles como militares, que cumplen servicio en ese país. Tras seis décadas de una revolución fracasada, tras el hundimiento de esa “Cubazuela” celebrada durante años por el castrochavismo, ya es hora de que Cuba deje de exportar o azuzar conflictos en otros países bajo los pretextos de la solidaridad ideológica, y de que asegure su subsistencia con recursos propios, sin expolio ni injerencia de ningún tipo.
Firman esta carta abierta: Ernesto Hernández Busto, escritor; Ladislao Aguado, escritor y editor; Carlos A. Aguilera, escritor; Janet Batet, curadora y crítico de arte; Yoandy Cabrera, académico; María A. Cabrera Arús, académica; Pablo de Cuba Soria, escritor y editor; Enrique del Risco,escritor y académico; Armando Chaguaceda, politólogo; Paquito D'Rivera, músico, compositor y escritor; Néstor Díaz de Villegas, escritor; Manuel Díaz Martínez, escritor; Jorge I. Domínguez-López, escritor y periodista; Vicente Echerri, escritor; Abilio Estévez, escritor; Gerardo Fernández Fe, escritor; Alejandro González Acosta, escritor y académico; Ginés Gorriz,productor; Kelly M. Grandal, escritora; Natacha Herrera, periodista; José Kozer, poeta; Boris Larramendi, músico; Felipe Lázaro, escritor y editor; Rafael López-Ramos, artista visual; Jacobo Machover, escritor y académico; Roberto Madrigal, escritor; María Matienzo Puerto, escritora y periodista; L. Santiago Méndez Alpízar, escritor; Michael H. Miranda, escritor y académico; Carlos Alberto Montaner, escritor y periodista; Adrián Monzón, artista y productor; Lilliam Moro, escritora; Luis Manuel Otero, artista y activista; Amaury Pacheco del Monte, escritor y artivista; Geandy Pavón, fotógrafo y artista visual; Gustavo Pérez-Firmat, escritor y académico; José Prats Sariol, escritor; Legna Rodríguez Iglesias, escritora; Alexis Romay, escritor; Rolando Sánchez Mejías, escritor; Manuel Sosa, escritor; Armando Valdés-Zamora, escritor y académico; Amir Valle, escritor y Camilo Venegas Yero, escritor y periodista.
*Publicada en el diario español El País.
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