(Palabras pronunciadas por el Dr. Eduardo Lolo en la velada
patriótica-cultural por el Natalicio de José Martí llevada a cabo en el Museo
Americano de la Diáspora Cubana de
Coral Gables (FL) el domingo 26 de enero de 2025)
42 años. Ese fue el período de vida de José Martí; es decir, que
murió relativamente joven. En ese corto lapso desarrolló dos epopeyas
paralelas: una patriótica, y otra literaria, que marcho a sumariar brevemente.
La primera estuvo llena de frustraciones desde su niñez por la
incomprensión de su familia, pues sus progenitores (en particular su madre)
nunca quisieron o pudieron ver el alma adolorida del hijo enfermo de historia
ante las injusticias del régimen colonial del cual, ya de adolescente, sería
víctima en lo personal por la autoría de una carta que nunca fue enviada.
Prisión, trabajos forzados y destierro añadieron, a las torturas del alma aludidas,
las del cuerpo.
En España, otra frustración, pues su sobrestimación del sistema
republicano (posiblemente de raíz romana, cuya historia conocía), le dio
esperanzas de que la Primera República española hubiese cambiado su política
hacia Cuba. Como sabemos, ello es algo que no sucedió.
Más tarde, ya en lo que llamara “Nuestra América”, más
frustraciones en sus intentos baldíos por asentarse en México, Venezuela y
Guatemala porque, según sus propias palabras, “la Colonia siguió viviendo en la
República”, ya que algunos de los próceres independentistas se convirtieron en
caudillos y dictadores, lo cual le hizo carenar en Nueva York.
En los Estados Unidos, sin embargo, no cesó en su cruzada
libertaria. A pesar de la persecución de los espías españoles y la
incomprensión de las autoridades norteamericanas, logró aunar voluntades para
reiniciar la lucha independentista. Por su experiencia en México, Venezuela y
Guatemala, trató por todos los medios de que en Cuba no se repitiera esa
nefasta supervivencia de la Colonia en la República de la cual había sido
testigo. De ahí sus encontronazos con Máximo Gómez y Antonio Maceo, lo cual
hizo que el primero es casi seguro que fuera quien mutilara y destruyera, en el
Diario de Campaña de Martí, las páginas donde éste describía la famosa reunión
de la Mejorana.
Frustración que se extendería a la República. Ello quedó
demostrado cuando Estrada Palma, a pesar de su honesto manejo de los fondos
públicos, no dudó, al serle imposible saciar su ambición de reelección,
exigirle al gobierno norteamericano una segunda intervención militar. Este, a
regañadientes como la primera vez (en ambos casos no por razones políticas,
sino económicas) accedió a la petición del patriota devenido en aspirante a caudillo.
Siguieron a Estrada Palma, con muy honrosas excepciones,
aprendices de tiranos en un agónico carnaval de generales y doctores, de los
cuales al menos dos se graduaron de dictadores. Recuérdese el tiburón que se
baña pero salpica, el Mayoral que viene sonando el cuero, el Egregio, el
Hombre. De la República martiana “con todos y para bien de todos” hubo
solamente un intento serio y casi exitoso: la redacción e implementación de la
Constitución de 1940, vigente solamente hasta 1952. Fueron doce años de esperanzas
revividas, asfixiadas históricamente por el Totalitarismo subsiguiente, con más
de seis décadas de horror siempre exponencial. Decididamente que, como dice la
vieja canción, “Martí no debió de morir, ¡ay, de morir!”
Su otra epopeya, la literaria, sí fue del todo exitosa. La mayor
parte de su obra la escribió en tan solo 20 años: entre 1875 y 1895. Resulta
asombroso que hoy en día sus Obras Completas,
hayan sido reeditadas en casi una treintena de gruesos tomos. Pero lo más
sorprendente no es su número de páginas, sino su forma y contenido.
En 1880 Martí confiesa que "el
corazón no siente al leer a Núñez de Arce ese grato calor que queda al leer los
versos de un verdadero poeta", refiriéndose al más conocido bardo español
de entonces, implicando la decadencia del Romanticismo en lengua castellana.
Por tal razón, dirige entonces su mirada hacia la literatura de otras culturas.
Dijo al respecto:
¿Por
qué nos han de ser fruta vedada las literaturas extranjeras, tan sobradas hoy
de ese ambiente natural, fuerza sincera y espíritu actual que falta en la
moderna literatura española? (…) Conocer diversas literaturas es el medio mejor
de libertarnos de la tiranía de algunas de ellas.
Así, basándose en su condición de políglota, –y
muy en especial su dominio total del francés, la lingua franca del siglo XIX), Martí toma para escribir, sin
despreciar lo más notable de su herencia cultural española, lo mejor de otras
literaturas; pero, no en la forma en sí, sino en el nuevo espíritu de fin de siècle del que estas emergen,
prácticamente al unísono, gracias a los nuevos adelantos tecnológicos que
aceleraron la velocidad tanto en las comunicaciones como en la impresión de
periódicos y libros y sus distribuciones.
Martí comienza una especie de alquimia literaria
donde fusiona en español elementos de literaturas en otras lenguas que pronto
alcanzan a sus lectores de periódicos y revistas de más de 20 países y, entre
ellos, sus colegas escritores tanto de España como de Hispanoamérica, lo mismo
de su generación, como de la anterior y de la subsiguiente. Nacía una nueva
forma de escribir en castellano que quedaría en la historia de la literatura
como el Modernismo Hispano, que llevaría a la cúspide el nicaragüense Rubén
Darío; el mismo que, al conocer la muerte de Martí, exclamó reprochándolo tan
adolorido como indignado “¡¿Qué has hecho, Maestro?!”
El propio Martí reconoció su victoria literaria en
su dedicatoria del poemario Ismaelillo
a José Francisco, su único hijo: “Si alguien te dice que estas páginas se
parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así.”
En cuanto al contenido, desarrolló un ideario que
rebasó el contexto histórico de la Isla que siempre llevaba en la frente
adolorida, para extenderse a toda la humanidad. Sumarió lo que hoy en día
llamamos “derechos humanos”, preconizando la ética como brújula histórica, la
igualdad de razas, la soberanía de las naciones, el derecho de las féminas a
una educación a la par de los varones, etc. etc.
En lo político, se mantuvo firme en su
preferencia del sistema republicano, a pesar de todos sus fracasos. Y hasta
previó lo que sería el socialismo en el poder, como atestiguan sus palabras refiriéndose
a un estado donde se implantara un sistema socialista: “De ser siervo de sí
mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los
capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios.”
Es más, sus inequívocas y previsoras palabras sobre el
tema pueden encontrarse, incluso, hasta en su epistolario personal, como en su
misiva de 1889 a Fermín Valdés Domínguez donde le advierte que
Dos
peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas
extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y la rabia de los
ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para
tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados.
Para terminar, quiero leerles un poema de los Versos Sencillos que sirve de muestra,
al unísono, de la forma estética y el ideario ético de la literatura martiana. Y
voy a leerlo de una edición facsimilar de la original de 1889 que, como todos
sabemos, es una copia digital moderna de un antiguo texto, donde aparecen errores
y hasta marcas a lápiz. La tipografía, la ortografía, la diagramación y hasta los
colores son semejantes a los que seleccionó el propio Martí; solamente el papel
es diferente. El génesis de esta maravilla lo relato en mi breve introducción
de la siguiente manera:
“Esta reproducción facsimilar ha sido posible gracias a que Carlos
Ripoll, el más destacado martianista del Exilio hasta ahora, logró adquirir por
un precio que no recuerdo (aunque creo que en el orden de los miles de dólares)
un ejemplar de la primera edición. En 1991, con motivo del centenario de ésta,
Ripoll mandó a imprimir su facsímil para repartir entre los alumnos de un curso
dedicado a Martí que entonces impartía y un grupo de amigos, entre los cuales
me encontraba. El original él lo tenía siempre expuesto, recostado en un
modesto trípode de madera, en el librero que tenía enfrente de su escritorio.
Hasta él dirigía su mirada cuando, fatigada por la luz del ordenador, iba a
descansar como al pie de un arroyo de la sierra que, como sabemos, complace más
que el mar. Cada vez que yo visitaba a Ripoll siempre hojeaba el breve tomo
como si pudiera acariciar el tiempo y escuchar la voz de Martí leyendo esos
versos de sencillez y genialidad hermanadas. Todavía guardo en el tacto la
textura ya frágil de las páginas hirsutas por antigüedad, y en el olfato el
olor de las eras emanando de la obstinada tinta firme. Luego lo volvía a
colocar, cuidadosamente, en su sitio, como quien retorna una venerada reliquia
a un altar de historia.”
Un ejemplar de esta edición facsimilar (publicada por la Editorial
de la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio en el 130 aniversario de la
original) puede adquirirse en Amazon, a un precio muy módico, pulsando el
siguiente enlace: https://www.amazon.com/dp/B0DBL5M5NB.
El que tengo en mis manos, tan pronto
como yo termine de utilizarlo esta noche, voy a obsequiárselo a quien
posiblemente sea el más antiguo lector martiano entre todos los que estamos
aquí hoy: Don Diego Suárez.
El poema que he seleccionado no está entre los más famosos de
Martí (“La niña de Guatemala”, “La bailarina española”, etc.).Se trata del
número 45 de Versos Sencillos, en
cuya confección, en base a la alquimia literaria referida, Martí combina
elementos del parnasianismo, el simbolismo, el impresionismo, el expresionismo
y otros patrones estéticos de otras lenguas que incorpora al español. Es más,
por su elemento onírico, como que se adelanta en décadas al surrealismo.
Como en otras muchas de sus poesías, Martí concierta narración con
descripción. El personaje cuenta que soñó caminar por un claustro de mármol,
que yo comparo con una de las salas del Museo Metropolitano de Arte de Nueva
York, con sus extraordinarias estatuas de la Grecia Antigua. Sin embargo, para
el caminante del poema estas no son efigies de dioses mitológicos, sino de
héroes, entre los cuales el personaje avanza compungido por las desgracias de
su Patria, que les cuenta. De súbito, los héroes de mármol cobran vida y, en
sorpresiva respuesta, uno de ellos, henchido de ira, le castiga violentamente
por su pasividad. Huelga decir que el tema tiene plena vigencia hoy en día, tanto
para los cubanos de la Isla como del Exilio.
En mi reproducción del poema, mantengo la ortografía, la puntuación
y la diagramación originales que utilizó Martí en 1889. Como no soy tipógrafo,
no he sido capaz de encontrar, exactamente, el tipo de letra decimonónico de la
primera edición entre las ofertas actuales; hay que ir al facsímil referido. He
aquí el poema en su integridad:
XLV.
Sueño con claustros de
mármol
Donde en silencio divino
Los héroes, de pié, reposan :
¡De noche, á la luz del alma
Hablo con ellos : de noche!
Están en fila : paseo
Entre las filas : las manos
De piedra les beso : abren
Los ojos de piedra : tiemblan
Las barbas de piedra : empuñan
La espada de piedra : lloran:
¡Vibra la espada en la vaina!
Mudo, les beso la mano.
Hablo con ellos, de noche!
Están en fila : paseo
Entre las filas : lloroso
Me abrazo á un mármol : ¡Oh mármol
Dicen que beben tus hijos
Su propia sangre en las copas
Venenosas de sus dueños!
Que hablan la lengua prohibida
De sus rufianes! que comen
Juntos el pan del oprobio,
En la mesa ensangrentada!
Que pierden en lengua inútil
El último fuego! : ¡dicen,
Oh mármol, mármol dormido,
Que ya se ha muerto tu raza!
Échame en tierra de un
bote
El héroe que abrazo : me ase
Del cuello : barre la tierra
Con mi cabeza: levanta
El brazo, ¡el brazo le luce
Lo mismo que un sol! : resuena
La piedra : buscan el cinto
Las manos blancas : del soclo
Saltan los hombres de mármol!
Muchas gracias.
El doctor Eduardo Lolo nos dio una clase magistral sobre el apóstol José Marti en la conmemoración que se hizo en Miami por sus 172 años de su nacimiento.
ReplyDeleteAgradezco su bella resemblanza e invitó a su lectura Yo la he difundido atraves de FB y True Social y C plataformas todas de acceso popular pero útil al pensamiento de los cubanos libres que dentro y fuera de la isla estudian a José Marti .gracias Dr Lolo
Héctor Rodríguez PhD