Thursday, April 18, 2024

Muere líder revolucionaria y ex presa cubana que desafió a Castro y se casó con el ‘Comandante Yankee’*


Por Michael Sallah

Olga Morgan Goodwin, otrora ardiente revolucionaria cubana que fue encarcelada por intentar derrocar a Fidel Castro y posteriormente huyó a Estados Unidos, en donde se convirtió en una figura venerada en la comunidad de exiliados y en una crítica abierta del régimen comunista, falleció el martes en su casa de la Florida luego de sufrir un derrame cerebral. Tenía 87 años. Una de las primeras mujeres líderes de la revolución en su país en la década de 1950, las hazañas de la señora Goodwin, junto con las de su famoso esposo estadounidense William Alexander Morgan, quien dirigió su propia fuerza rebelde, fueron relatadas en libros, artículos y un documental de PBS, llamado “American Comandante”. Después de ayudar a Castro a subir al poder, su esposo fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento en 1961 al romper con el régimen por sus vínculos con el comunismo y ella fue detenida y enviada a prisión, en donde lideró huelgas de hambre y protestas por el mal trato a los presos.
“Fue una líder generacional”, dijo Manny García, ex editor de El Nuevo Herald y confidente de la ex revolucionaria. “Formó parte del movimiento de resistencia de mujeres en Cuba que perdieron su libertad en su lucha por un [país] libre del comunismo”. Tras salir de la cárcel, abandonó su país natal en 1980 en un barco desvencijado durante el puente marítimo del Mariel y se instaló en Toledo, Ohio, ciudad natal de Morgan, en donde llevó a cabo una implacable campaña para traer su cuerpo de vuelta de Cuba para volver a enterrarlo. Sus esfuerzos impulsaron un viaje a su país natal de los congresistas Marcy Kaptur y Charles Rangel, quienes se reunieron con Castro en 2002 en una sesión que duró toda la noche para convencerlo de que liberara los restos. El líder cubano accedió a devolver el cuerpo del estadounidense a Estados Unidos, pero hasta el día de hoy sigue enterrado en un cementerio de La Habana.
A pesar del revés, Goodwin continuó con su campaña de envío de cartas a los presidentes George W. Bush y Barack Obama, así como al Papa Francisco, rogándoles que presionaran al gobierno cubano para que permitiera la devolución de los restos de su esposo. “Para mí, William era estadounidense y pertenece aquí”, le dijo a Miami Herald. “No puedo rendirme”. En una serie de entrevistas con el Toledo Blade, la señora Goodwin rompió su silencio en 2002 sobre sus esfuerzos para derrocar a Castro poco después de que tomara el poder en 1959, acusando al difunto líder de traicionar la revolución al cancelar las elecciones libres y forjar lazos con la Unión Soviética. “No luchamos por esto”, dijo más tarde. “Luchamos por la democracia”.
Durante sus años en La Habana, la pareja crio a dos hijas mientras Morgan se convertía en una figura pública a la que buscaban los periodistas y se volvía el centro de atención de los investigadores de los servicios de inteligencia estadounidenses y de la Casa Blanca de Kennedy durante un periodo crítico de la Guerra Fría. La historia de su vida en común se relató en un artículo de David Grann publicado en 2012 en el New Yorker, que llamó la atención del actor y director George Clooney. Clooney adquirió los derechos de su historia para una película, pero nunca llegó a producirse.
Enrique Encinosa, un historiador cubano y ex presentador de radio de Miami, dijo que los periodistas han escrito durante mucho tiempo sobre William Morgan, pero, mientras que él fue ejecutado en 1961 por un pelotón de fusilamiento, Olga sobrevivió y soportó una década en las cárceles de Castro antes de su liberación en 1971. “Fue a la cárcel, se escondió y vivió peligrosamente”, dijo. “Quería seguir luchando”.
Nacida en 1936 en las montañas del centro de Cuba, Olga María Rodríguez Fariñas fue una de los seis hijos de una familia pobre y trabajadora que se oponía al gobierno del entonces presidente cubano Fulgencio Batista. Como líder estudiantil, lideró protestas contra el gobierno y finalmente se vio obligada a escapar a las montañas, en donde conoció a su futuro esposo, un estadounidense que se había convertido en líder del Segundo Frente, una fuerza rebelde. Años más tarde, tras salir de la cárcel y escapar a la Florida, decidió trasladarse a Ohio para estar cerca de la madre de Morgan. En los años siguientes, la señora Goodwin se volvió a casar y se estableció, pero nunca dejó de luchar por traer los restos de Morgan de vuelta a casa.
En apoyo de su causa, la comunidad de exiliados de Miami hizo una colecta y recaudó $2,300 para ayudar a sufragar los gastos de devolución de su cuerpo a Estados Unidos, en donde la señora Goodwin había planeado una misa funeral y el entierro. El año pasado, su esposo durante casi tres décadas James Goodwin murió y la señora Goodwin se trasladó a la Florida para vivir con su hija Loretta, una de los dos hijos que tuvo con William Morgan en La Habana.
Mitch Weiss, coautor del libro Yankee Comandante: The Untold Story of Courage, Passion and One American’s Fight to Liberate Cuba, dijo que, a pesar de las tragedias a las que se enfrentó la señora Goodwin, “nunca perdió la fe, incluso después de que su esposo fuera ejecutado, aun después de estar encarcelada durante años, siguió adelante, luchando por mantener viva la memoria de su esposo”. Loretta Morgan, de 64 años, dijo que continuará con la misión de su madre de traer los restos de su padre de vuelta a Estados Unidos con la ayuda del abogado de la familia Gerardo Rollison. “Mi padre murió por un país que no era el suyo [y] quiero continuar lo que ella hizo”. Dijo que su madre, quien sufrió un derrame cerebral alrededor de las 8:00 a.m. en la casa de campo que compartían cerca de Clewiston, era un ejemplo de alguien que nunca vaciló en sus creencias. “Libertad”, dijo. “Ella creía en la libertad” y, al final, “hizo lo que le dictaba su corazón”.
A la señora Goodwin le sobreviven otra hija, Olguita, de Toledo, Ohio, las hermanas Irma Vásquez de Toledo, Ada Fariñas de Canadá, y un hermano, Lázaro Rodríguez, de Tampa, así como nueve nietos y 13 bisnietos. Los arreglos funerarios están pendientes.


*Tomado de El Nuevo Herald

Tuesday, April 16, 2024

Roban sede de monumento masónico en La Habana: estiman pérdidas en cientos de miles de dólares*



Por Camila Acosta

LA HABANA, Cuba -. Varias obras de arte inventariadas como Patrimonio Nacional de Cuba, lámparas antiguas, pertenencias personales y más de un centenar de documentos y objetos históricos de valor nacional fueron 
saqueados del Monumento Memorial Masónico Franklin Delano Roosevelt en Santiago de Las Vegas, La Habana, denunció a CubaNet Eduardo Leal Noda, su fundador.


En declaraciones a CubaNet, Leal Noda aseguró que los daños “ascienden de $500,000 a $800,000 dólares, aproximadamente, en el mercado interno cubano, no en el internacional ya que, de este ser el caso, esta cifra sería aún mayor”.

Según este historiador, “el robo con fuerza, allanamiento y violación de domicilio se descubrió el 20 de marzo” último y fue perpetrado por sus vecinos del fondo.

“Destruyeron parte del muro del fondo en el primer y segundo piso; allanaron todas las partes de mi propiedad, rompiendo puertas y otros elementos y, por sobre todo, robando cosas tanto personales como registradas e inventariadas en el patrimonio nacional”, declaró.

Su hijo, Oreste Leal Rodríguez, realizó la denuncia el día 5 del mes en curso en la estación de policía de Santiago de Las Vegas. Según el documento, Leal Rodríguez acusó a Lisbeth Alonso Prado, a Fabián Alonso y a Josefa Prado por presuntamente romper la pared de su domicilio y apoderarse de parte de su vivienda.

Hasta el momento, la policía no se ha presentado en el lugar para hacer indagaciones.

Eduardo Leal explicó a CubaNet que Fabian Alonso es el secretario de la UJC de su facultad de medicina, y Lisbet Alonso Prado, es dirigente de la Empresa Eléctrica de Capdevila, en el municipio de Boyeros.

“En su residencia, que es la número 18002 entre 180 y 184, Rpto Nueva Aurora Stgo de las Vegas, municipio Boyeros, La Habana, radica la presidencia del CDR (Comité de Defensa de la Revolución). Estos son los mismos que hace cinco años hablaban mal de la Revolución, e incluso planeaban salir de Cuba, pero ahora resultaron ser fervientes revolucionarios”, añadió.

Aida Leal, hija de Eduardo, en varias publicaciones en su perfil de Facebook ha denunciado la situación. En una de ellas expone que los vecinos en cuestión “sin ninguna autorización legal, solo por abuso de poder, decidieron abrir una entrada desde su casa y decir que eso les pertenece. A través de esa entrada, tuvieron acceso a la casa, rompiendo puertas, rejas, ventanas, en fin”. Actualmente, ocupan y viven en esas partes de la casa que se adjudicaron.

Saqueo en el monumento masónico (cortesía: Eduardo Leal Noda)

En imágenes compartidas por Leal Noda a CubaNet, se observa la vivienda antes y después del robo. “La casa parece una ruina”, detalló.

 

“Estos individuos se valen de su cualidad de revolucionarios para creer que están por encima de la ley, se deben sentir bien respaldados para hacer estas cosas sin ninguna consecuencia, leyes que deberían ser aplicadas estrictamente en este caso, pero en lo cual no tengo fe, debido a la impunidad y tapadera tan arraigadas, sin respetar las leyes”, señaló el historiador.

Eduardo Leal Noda se encuentra desde 2019 en el exilio, en Miami, Estados Unidos. En declaraciones a CubaNet, explicó que tuvo que irse de la Isla por el acoso de la Seguridad del Estado; antes logró sacar del país varias obras de arte, documentos y artículos históricos, previa autorización de instituciones masónicas y de Patrimonio, pero en su vivienda quedaban todavía muchísimos artículos de este tipo.

Saqueo en el monumento masónico (cortesía: Eduardo Leal Noda)

Entre los artículos saqueados se encuentran pinturas, obras de porcelana y de bronce, o cartas originales de José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez.

Durante casi 50 años, Eduardo Leal Noda ha resguardado objetos, cartas y documentos relacionados con próceres de la independencia de Cuba y la República. Este patriminio lo heredó de su familia, algunos de los cuales fueron importantes masones en la etapa republicana.

Esta herencia familiar y su pasión por la masonería lo llevó a colocar en 1982 en su vivienda, ubicada a las afueras de La Habana, en el reparto Santiago de Las Vegas, una tarja de mármol en el portal de la casa, para honrar a Franklin Delano Roosevelt, quien fue nombrado “benemérito de la masonería cubana” el 4 de julio de 1947 por su bisabuelo, Enrique Elizaga Peláez, quien fuera Gran Maestro y Soberano Gran Comendador de la Masonería en Cuba.

Esta afrenta al poder comunista en la Isla, le valió a Leal Noda, con apenas 22 años, la persecución de los órganos represivos y la expulsión de la Universidad de La Habana cuando cursaba el cuarto año de la carrera de Medicina.

De igual forma, mediante sus agentes infiltrados en las logias, el régimen impidió que realizara el sueño de su vida: iniciarse en la masonería.

Años más tarde, ubicaría igualmente en su casa una estatua de Roosevelt de tamaño real en bronce, que se convirtió en la única que existe en el mundo del exgobernante estadounidense vestido de masón.

El 30 de enero de 2016 el Monumento Memorial Masónico Franklin Delano Roosevelt fue formalmente inaugurado. En el acto inaugural participaron: el agregado cultural de la Embajada de los Estados Unidos en Cuba, Bruce P. Kleiner, funcionarios de la dirección provincial del ministerio de Cultura, entre ellos el historiador Eduardo Torres-Cuevas, así como líderes de la masonería en la Isla.

En ese evento, el monumento y la vivienda fueron igualmente declarados como Patrimonio Cultural de Cuba y de Santiago de Las Vegas.

Estatua de Franklin Delano Roosevelt en el monumento memorial masónico (cortesía: Eduardo Leal Noda).

Entre los objetos custodiados por Leal Noda se hallan la banda masónica del poeta José María Heredia, así como la banda del grado 33 del expresidente Gerardo Machado. También se cuentan documentos firmados por José Martí, Tomás Estrada Palma, Bartolomé Masó y otros próceres de la independencia.

En 2019, este historiador se exilió en los Estados Unidos, en donde logró iniciarse en la masonería. Entre los objetos que logró salvar se hallan la máquina de escribir de Ernest Hemingway y la bandera cubana que se izó en La Habana el 20 de mayo de 1902.


*Tomado de Cubanet.

Monday, April 15, 2024

Nuevo libro: "Emilia Casanova: La patriota cubana y gran amor de Cirilo Villaverde"


Nuevo libro de Ena Curnow. Esta vez sobre la vida de la patriota Emilia Casanova, una de las figuras más importantes del exilio independentista cubano en el siglo XIX.

El tiempo tiende a borrar nombres. Cuba, América y el mundo parecieran olvidar a Emilia Casanova, fundadora de la Liga de las Hijas de Cuba, organización dirigida a recaudar fondos, preparar expediciones y cabildear en pro de la independencia de su Patria.

Aplaudida por el Congreso de los EE. UU., la cubana persuadió al “duro” presidente Grant para liberar a su padre de los españoles en la Isla. Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo y Máximo Gómez reconocieron sus méritos.
Los hombres de su época, sin embargo, no aprobaron su propuesta de que las mujeres llevaran armas y municiones a la Isla, tema aprovechado por los semanarios satíricos españoles para hacer mofa de ella.
Emilia Casanova, la esposa del gran novelista Cirilo Villaverde, merece que se le recuerde.

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Friday, April 12, 2024

'Veritas', del cubano Eliécer Jiménez, se estrena en la televisora pública más grande de EEUU*


 

El largometraje documental Veritas, del cineasta cubano Eliécer Jiménez Almeida, tendrá su estreno el próximo 15 de abril a las 10:00PM en la mayor cadena televisiva pública de EEUU, PBS, como parte de la serie Reel South, que aborda las historias y cultura de los estados del sur de la nación estadounidense.

La película, realizada por el cineasta residente en Florida, recoge los testimonios de un puñado de veteranos de la invasión de Bahía de Cochinos, de 1961, a través de quienes se cuentan esos hechos desde la perspectiva de aquellos cubanos que la historiografía oficial de la Isla siempre ofreció como meros mercenarios.

La exhibición de Veritas comenzará por el canal South Florida PBS, aunque luego formará parte de la programación de estrenos del resto de las estaciones afiliadas a la cadena en EEUU.

"Te puedo decir que es algo demasiado grande, demasiado bueno y demasiado lindo para una persona nacida en Vertientes, Camagüey", declaró Jiménez Almeida a DIARIO DE CUBA en referencia al suceso, único para un cineasta cubano de su generación.

"Para una persona que sobrevivió a la censura, a la exclusión, a la marginación; dos expulsiones de la universidad, una úlcera en el estómago, trastornos mentales… entrar en la distribuidora de documentales más grande y prestigiosa del mundo es indescriptible. Es una forma hermosa de venganza poética contra el régimen cubano y, al mismo tiempo, pone al cine independiente cubano en otro nivel", agregó. 

"Llevo diez años en EEUU. He intentado, con mucho esfuerzo personal, hacer cine cubano independiente fuera de las fronteras nacionales. No he tenido la fama, ni los grandes presupuestos, no soy ni siquiera tan conocido en la comunidad cubana de Miami, pero Veritas ha abierto una puerta para todo el cine documental cubano, especialmente para el documental independiente cubano, que ya nadie va a poder cerrar", enfatizó Jiménez Almeida.

"Una puerta que era exclusiva para Estela Bravo y la narrativa castrista... De alguna forma muy especial, Veritas ha roto con la hegemonía de la revolución en los grandes medios americanos. Que un documental como Veritas esté en PBS valida nuestras historias como comunidad en el exilio y nos recoloca como discurso nacional más allá de nuestra fronteras nacionales", subrayó.

Precisamente las versiones de la historia que Veritas contiene hicieron que funcionarios del aparato de propaganda del régimen cubano intentaran criminalizar la celebración de la cuarta edición del Festival de Cine INSTAR, que la programó, en un intento de boicot que fracasó. Esa muestra llevó el cine independiente de la Isla a pantallas de ocho países en diciembre de 2023.

Reel South incluyó Veritas en una nueva temporada de películas que se estrenarán semanalmente a partir del 8 de abril de 2024 en la aplicación gratuita de PBS y se transmitirán a partir del 11 de abril de 2024 en PBS North Carolina.


"Esta temporada agrega una nueva profundidad a los registros históricos que Estados Unidos y el sur de Estados Unidos han preservado, y desafía a los estadounidenses a preguntarse qué define y quién establece nuestra posteridad colectiva", comentó el productor de la serie, Nick Price. 

"Por encima de todo, cada película muestra el poder de la conexión humana y las comunidades creadas como consecuencia de ello", agregó.

La selección incluye los cortometrajes The Volunteer, de David Brodie, y The Day That Shook Georgia, de Patrick Longstreth, sobre la guerra de Vietnam y un accidente industrial ocurrido en ese estado de EEUU, respectivamente, aunque con el foco sobre las comunidades afroamericanas.

For the Record, de Heather Courtney, y I'm the Girl, de Thom Southerland, desentierran historias significativas de ciudades de EEUU y de las personas que las sostienen, mientras que The Only Doctor, de Matthew Hashiguchi, el otro largometraje de todo el programa aparte de Veritas, retrata una clínica médica rural del sur de Georgia.

"La ventaja única de Reel South y la plataforma de PBS es la asociación perfecta para resaltar las historias subrepresentadas, enterradas en el pasado y presente de Estados Unidos. Estas películas hablan de la importancia de las perspectivas regionales para ayudar a informar nuestra historia nacional", comentó el director de programación de PBS Plus, Michael E. Tang.

"Durante la última década, Reel South ha brindado a los cineastas que trabajan en nuestra región la oportunidad de que sus películas se vean en todo el país. A medida que el sur de Estados Unidos continúa impulsando la conversación nacional, estas historias brindan un enfoque auténtico y muy necesario en nuestras comunidades y culturas", agregó Rachel Raney, directora de Producciones Nacionales de PBS Carolina del Norte, así como cocreadora y coproductora ejecutiva de la serie.

Fundada en 1969, Public Broadcasting Service (PBS) es la red de televisión pública de los Estados Unidos. Se trata de una organización sin ánimo de lucro cuyo fin es distribuir programación a las emisoras de televisión abierta de propiedad pública. El consorcio está formado por más de 350 emisoras que se encuentran en calidad de afiliadas,​ pertenecientes en su mayoría a instituciones educativas u organismos de los gobiernos de los diferentes estados del país.

Su programación está compuesta por espacios educativos, informativos, documentales y series de ficción, tanto estadounidenses como británicas. Los programas infantiles se ofrecen bajo la marca PBS Kids.

*Tomado de Diario de Cuba


Sunday, April 7, 2024

RECIENTES ACTIVIDADES DE NUESTROS MIEMBROS

En las últimas semanas algunos de los miembros de nuestra institución han venido desarrollando importantes actividades encaminadas a dar a conocer públicamente sus más recientes obras, estableciendo, una vez más, un nexo entre la Academia de la Historia en el Exilio y sus respectivas comunidades de residencia.

El viernes 22 de marzo, Lilo Villaplana estrenó su más reciente documental en el Museo Americano de la Diáspora Cubana en Miami (FL): El Patriota: Ernesto Díaz Rodríguez, basado en la vida y obra literaria del colega Díaz Rodríguez quien, de un humilde pescador, ha llegado a ser un indiscutible líder anti-totalitario y un escritor de alto vuelo. Por su vertical posición histórica, Ernesto cumplió más de 20 años de prisión política, donde desarrolló gran parte de su obra literaria que, en su mayoría, logró sacar clandestinamente de las cárceles castristas. En la actualidad, además de su prosa historiográfica, es uno de los más importantes poetas de su generación, en especial en su poesía dedicada a los niños.

En el mismo local floridano se llevó a la cabo el 1 de abril la presentación del más reciente libro del colega Federico R. Justiniani: Historia de los cementerios de Cuba. La obra es una contribución original a la historia de 32 cementerios de Cuba por el valor histórico y artístico de los mismos, como verdaderos museos al aire libre, con múltiples ilustraciones pertinentes que añaden un importante

componente al texto. Contiene, además, interesantes anécdotas relacionadas con algunas sepulturas, como la de “La Milagrosa” del cementerio de Colón de La Habana, “La Bella Durmiente” en el cementerio de La Reina de Cienfuegos y el famoso epitafio en la tumba de Dolores Rondón, en el cementerio de Camagüey. Para más información, pulse en este enlace: Historia de los cementerios de Cuba (Spanish Edition)

 

El día 7 de abril se llevaron a cabo dos actividades no menos importantes de nuestros académicos. En horas de la tarde Pedro Corzo presentó en la Biblioteca Pública de Westcher (Miami) su nuevo libro titulado Cuba: un experimento del totalitarismo castrista, con prólogo Guillermo Farinas, el conocido opositor cubano en la Isla. En el texto de presentación en la contraportada, Alexis Ortiz escribió lo siguiente: “Con este libro Pedro Corzo no busca dictar cátedra sobre el totalitarismo, solo se propone mostrar la repetida infamia del comunismo cubano a la luz de su experiencia como un prisionero y exiliado de la dictadura, que nunca se rindió, que se mantiene vertical en la lucha por la libertad de Cuba. Es una obra que vale la pena leer.” Para otra consideraciones, hacer click en el siguiente enlace:

https://www.amazon.com/s?k=Cuba%3A+un+experimento+del+totalitarismo+castrista&__mk_es_US=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&crid=382ZET88ZC6I1&sprefix=cuba+un+experimento+del+totalitarismo+castrista%2Caps%2C105&ref=nb_sb_noss

 


El mismo día, pero en la noche, se celebró la premier del documental Un recorrido por la música cubana 1900-1960, del realizador René Álvarez, producido por el Museo Virtual de Miami. El filme presenta, además de los textos historiográficos del guion, muestras musicales de los ritmos referidos en versiones de artistas famosos. En el evento participaron otros dos colegas de la AHCE: el musicólogo Eloy Cepero y el historiador José Raúl Vidal y Franco. Para más información, visítese el Website del Museo Virtual de Miami haciendo click en el siguiente enlace: https://miamivirtualmuseum.com

Felicitaciones a tan distinguidos miembros de la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio.

 

 

 

 

Wednesday, April 3, 2024

Sitio web: datos sobre el exilio cubano


Existe en internet una base de datos básicos sobre el exilio cubano en los Estados Unidos: Facts About Cuban Exiles. Aunque la información que se expone allí es muy básica puede servirle de referencia a aquellos que desconocen la información más esencial aunqque el propio sitio merecería ampliar los datos de que dispone y abarcar toda la complejidad y riqueza que existe en la diáspora cubana en los Estados Unidos empezando por la cantidad, composición y distribución en el territorio norteamericano.


 Home | Facts About Cuban Exiles (facecuba.org)

Monday, April 1, 2024

Rafael Rojas publica libro sobre la censura en Cuba*




Por Carlos Olivares Baró

Rafael Rojas (Santa Clara, Cuba, 1965), historiador, articulista, académico, conferencista y ensayista cubano, radicado en México —autor de más de 20 títulos sobre la historia intelectual y política de México, Cuba y el resto de Latinoamérica entre los cuales destacan Tumbas sin sosiego (Premio Anagrama, 2006); Las Repúblicas de aire (Premio Internacional de Ensayo Isabel Polanco, 2009); El estante vacío. Literatura y política en Cuba, 2009y La polis literaria, 2018; La epopeya del sentido. Ensayos sobre el concepto de Revolución en México, 2022— pone a disposición de los lectores Breve historia de la censura y otros ensayos sobre arte y poder en Cuba (Rialta Ediciones, México, 2023): cuaderno que repasa las reprobaciones en los espacios culturales de Cuba como una maniobra del poder político.

Estructurado en cuatro apartados (“La pasión por silenciar”, “Letras desplazadas”, “Imágenes Incomodas”, “Dos homenajes”), el investigador del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México dilucida como en Cuba —nación tutelada por un Partido Comunista único y una economía controlada por las dependencias gubernamentales— los vetos y las limitaciones han sido en el trayecto de 65 años, componentes estratégicos del gobierno para mantenerse en el poder a través de supresiones en el campo cultural.

“He reunido ensayos y artículos que he publicado en diversos medios en los últimos años: El Cultural de La Razón de MéxicoRevista Iberoamericana de la Universidad de Pittsburgh, Diario de Cuba, Hypermedia Magazine, Rialta y El Estornudo. Asimismo, he desenterrado textos de volúmenes donde he compartido páginas con otros autores. Digamos que son ensayos dispersos que he retomados porque desembocan en un tema central: las tensiones entre arte y poder en la Cuba contemporánea, coordenada clave de este libro”, expresó, en entrevista con CUBAENCUENTRO, Rafael Rojas, quien es miembro de la Academia Mexicana de la Historia.

La censura en Cuba en la época contemporánea tiene sus raíces cuando asume el poder Gerardo Machado en 1925, quien cerró periódicos y revistas, amén de acrecentar la represión y disolver organizaciones. ¿Por qué su libro no hace referencia a esos orígenes?

Todo depende de lo que entendamos por “historia contemporánea de Cuba”. La censura en Cuba, como en toda la historia latinoamericana y caribeña, se remonta al sistema colonial español y, específicamente, a la institución del Tribunal del Santo Oficio o Inquisición. En el periodo republicano de la historia de Cuba (1902-1958) hubo censura, sobre todo, en tiempos de Machado y Batista. Pero el libro adopta una periodización que ubica el origen de la historia contemporánea de Cuba luego del triunfo de la Revolución de 1959 y la instauración del sistema socialista. A partir de ahí se produce una experiencia única en nuestra región, que es la adopción de un régimen de ideología de Estado marxista-leninista y partido comunista único, como los de la URSS y Europa del Este, en el que la censura es una práctica consustancial.

¿La pasión por silenciar: mecanismo de los regímenes totalitarios y la ‘censura como derecho de estado’ patentes en el discurso de Fidel Castro en la Biblioteca Nacional —junio, 1961—: inicio de los trances entre el ‘poder revolucionario’ y el campo intelectual en Cuba?

Sí, en aquel discurso de Fidel Castro, que ha regido la política cultural cubana por seis décadas consecutivas, quedó establecido que, aunque pudiese admitirse cierta libertad formal, el contenido de la producción intelectual en Cuba estaría siempre tutelado por el poder político. Esa tutela era necesaria porque el primer derecho a respetar en Cuba, según Castro, era “el de la Revolución a existir”.

¿La censura en la Isla, estrategia del gobierno para mantenerse en el poder durante 65 años?

Me parece evidente que la censura ha sido un mecanismo por el cual el Estado ejerce control sobre la cultura producida en la Isla, en todas sus manifestaciones, desde las artes hasta las ciencias sociales. Hablo de una censura selectiva y en diversos grados, como el veto de ciertas obras o la interdicción o prohibición absoluta de un autor. Lo cuantioso y representativo de esa censura podría ser resultado del conflicto entre una cultura extraordinariamente creativa y dinámica y un poder político excesivamente volcado a su propia legitimación.

¿Qué papel ha jugado la diáspora intelectual cubana en estos años de censura?

Los exilios intelectuales cubanos: de los escritores Lydia Cabrera a Carlos Manuel Álvarez o de los pintores Cundo Bermúdez a Hamlet Lavastida, siempre han estado relacionados con episodios o rachas de censura en la Isla. Cada oleada migratoria en el campo intelectual ha estado precedida por momentos sumamente represivos y excluyentes en la política cultural de la Isla.

¿Las acciones y secuelas de la disidencia de la artista plástica Tania Bruguera son comparables al Caso Padilla?

Del caso Padilla al caso Bruguera y, por el camino, los muchos otros casos que registra esta historia, observo la misma constante: no sólo una estigmatización oficialista del artista sino un castigo corporal, que puede llegar a la reclusión: cárcel, prohibición de salida del país. Como intelectuales y artistas son muy distintos Padilla y Bruguera, pero sus silenciamientos dentro de la Isla poseen rasgos en común.

¿La no difusión en la Isla de El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura, subraya la no disposición del régimen de ventilar temas relacionados con el estalinismo y el trotskismo en la sociedad cubana?

Esa novela se publicó en la editorial cubana Unión varios años después de su aparición en España en el sello Tusquets; pero, como otros libros de Padura y de los pocos escritores que logran publicar dentro y fuera, ha tenido circulación limitada. Creo que esos límites tienen que ver con el tabú en torno al estalinismo y el trotskismo en Cuba y especialmente en relación con el hecho de que el gobierno de Fidel Castro protegió al asesino de Trotski, Ramón Mercader. También encuentro, en la novela de Padura, elementos de autocensura, relacionados con detalles e implicaciones de la propia trama de su novela.

¿Otras literaturas cubanas o una generación de nuevos escritores herederos de ese extraordinario ‘banquete canónico’ de la literatura de la Isla?

Los ensayos del libro que tratan sobre las nuevas literaturas cubanas intentan llamar la atención sobre el hecho elemental de que ya estamos en la tercera década del siglo XXI y que hay una producción literaria posterior a la de los 90 e, incluso, a la de los llamados “novísimos”, que por mucho tiempo acapararon la atención del mercado y la crítica. En esa parte del libro comento obras de Ahmel Echevarría, Jorge Enrique Lage, Legna Rodríguez Iglesias y Jamila Medina Ríos, entre otros.

El libro incluye un apartado de homenajes con sendos ensayos sobre Reinaldo Arenas y Nicola Guillén Landrián. ¿Serían estas figuras dos ‘censurados emblemáticos’?

Me parece que sí: antes de sus respectivos exilios, Arenas y Guillen Landrián estuvieron vetados y sus obras, dotadas de alto grado de riesgo estético e intelectual, fueron negadas al público. Ambos, además, fueron encarcelados: Arenas en el Morro; Guillen Landrián, en hospitales psiquiátricos. Sus obras son resistencias del delirio bajo el comunismo cubano.

¿Breve historia de la censura amplía y complementa temáticas abordadas por usted en otros libros Tumbas sin sosiego, El estante vacío, La máquina del olvido y La polis literaria?

Sí, los ensayos que conforman este volumen continúan un eje de análisis de esos volúmenes, que tiene que ver con las formas de exclusión en la política cultural cubana. En aquellos, tal vez, el énfasis estaba puesto en la historiografía, las ciencias sociales y el ensayo. Aquí me concentro más en la literatura, las artes visuales y el cine.


*Tomado de Cubaencuentro

‘Veritas’, del cubano Eliecer Jiménez Almeida, podrá verse en la TV pública estadounidense y en diversas plataformas de streaming*



El documental Veritas, del cineasta Eliecer Jiménez Almeida –que impugna la narrativa histórica oficial cubana a partir de los testimonios de miembros de la Brigada 2506 que emprendió en abril de 1961 la invasión de Bahía de Cochinos–, se estrenará el próximo mes de abril en la red de televisión pública estadounidense (Public Broadcasting Service; PBS) y, luego, se distribuirá globalmente a través de las plataformas Amazon Prime, AppleTV, Kanopy, Hoopla y Alexander Street.

Así lo ha adelantado en su página de Facebook el propio realizador cubano, asentado en Miami, quien hace poco más de una semana firmó su primer contrato con PBS tras varios meses de negociaciones.

El estreno de Veritas en la temporada 9 de Reel South-PBS tiene mucho que ver –según razonó Jiménez Almeida en diálogo con Rialta Noticias– con el hecho de que su filme no solo aborda un episodio clave en el devenir de las últimas seis décadas en Cuba, sino también una serie de acontecimientos relevantes para la historia de Estados Unidos.

Pero este documental –si atendemos a su presentación en el dossier que Rialta Magazine le dedicó el año pasado– trasciende igualmente ese último marco de lectura; del mismo modo que “va más allá de la simple narración histórica”. Veritas constituye “un ensayo cinematográfico que nos devela un suceso crucial de la Guerra Fría: la invasión a Bahía de Cochinos”, o bien: “de Playa Girón”, según se prefiere en los libros de texto de la isla.

En todo caso, emergen aquí, como pecios tras un naufragio, “historias secuestradas”. Se narran, a la distancia de toda una vida, “los sucesos que van desde la preparación militar, la batalla en playas cubanas, las vejaciones del presidio y de la propia liberación”, indica la sinopsis de la película. “Los horrores de la guerra, la sensación de abandono (al no tener la ayuda prometida), son revividos exhaustivamente por estos hombres que, desde el exilio, no han dejado de extrañar a su país”.

Y ese panorama humano estará ahora disponible para una audiencia potencial de millones de televidentes en Estados Unidos y el resto del mundo. 

“He pensado mucho en estos 15 años de trabajo (y de vida) que invertido para llegar hasta aquí, los sacrificios, las tristezas, los rechazos, las exclusiones y las censuras a mi trabajo y mi persona… la cantidad de mierda que hay que tragar para lograr algo de prestigio”, reflexionaba en su publicación de redes sociales Jiménez Almeida, quien agradeció por el apoyo a personas allegadas y a su equipo de trabajo.

Otras dos líneas de agradecimiento dejó el cineasta exiliado: “A los miembros de la Brigada 2506 por su historia ejemplar, y especialmente a Carlos León Acosta que ha sido un pilar fundamental de todo este proyecto”, y: “a Nick Price, el productor de Reel South-PBS, que creyó en Veritas y en nosotros”.

Máster en Periodismo por la Florida International University, en Miami (2020), Eliecer Jiménez Almeida (Vertientes, 1983) estudió en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños en Cuba (2012) y en el Programa de Cine Documental del Instituto Sundance, en Estados Unidos (2016). Hacia 2008, aún en Cuba, fundó ikaik films, un proyecto para el desarrollo de cine experimental.

Con Persona (2014) ganó el Premio al Mejor Cortometraje en el Festival de Cine Latino e Ibérico (LIFFY) de la Universidad de Yale (2016); el filme fue exhibido también en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York y en el Ludwig Forum de Aquisgrán, Alemania (2018). Su película La faz de las aguas (2012) mereció el Premio de Cortometraje, Handle Climate Change International Film Festival, en China (2017). Asimismo, En un paquete de spaguettis fue seleccionada para el Premio Internacional Reina Sofía, en España (2011), mientras que el corto documental Usufructo obtuvo el Premio Especial de la EICTV en el X Festival Internacional de Cine Pobre en Gibara, Cuba (2012).

El año pasado, en la 40o edición Festival Internacional de Cine de Miami, Jiménez Almaida estrenó Havana Stories. La operación Payret. “Mucho más próxima a la fábula que al mockumentary, la película despliega un provocador ejercicio de representación que evoca el registro documental para narrar, sin ingenuidad alguna, una historia, o varias, absolutamente fictivas”, ha dicho el crítico cubano Ángel Pérez sobre ese largometraje.


*Tomado de Rialta Magazine

Friday, March 29, 2024

INTRODUCCIÓN A LA HISTORIOGRAFÍA CUBANA DEL EXILIO (1959-2023)

Por Eduardo Lolo

Nostalgia. Todo emigrante es secuestrado por la nostalgia, y no hay rescate alguno que pueda liberarlo. No importan las razones que le obligaron a emigrar: huir del hambre hereditaria, o del terror de dictaduras de izquierda o de derecha, o de la opresión de democracias de atrezo porque la colonia siguió viviendo en la república (como constatara Martí y tratara, inútilmente, de que no sucediera lo mismo en su Cuba), o del caos de estados fallidos, donde la delincuencia es el único poder real y efectivo, con su espanto omnipresente; escenarios usualmente mezclados en ominosas combinaciones. Todas esas razones quedan eclipsadas por el recuerdo de todo lo sucedido para que el emigrado fuera quien terminara ser: el jolgorio familiar en tiempos de fiesta, el olor de la tierra vestida de lluvias sorpresivas, el sonido musical de los granizos en el techo de zinc, tejas o paja, o el beso subrepticio sellando amores adolescentes que debieron ser eternos. No importa cuán alto ascienda el expatriado, o cuán bajo descienda. Otras fiestas, otras lluvias, otros besos nunca alcanzarán la importancia de los cosechados en el terruño natal. Lo mismo en una suite de un hotel de lujo, que en una celda revestida de fechas desesperanzadas, siempre vivirá atrapado en una burbuja de nostalgias, donde las pocas estrellas del mundo carcelario se filtran clandestinas entre barrotes, y los días no tienen otro límite que la raya grabada con la uña en una pared encarcelada. Porque toda persona fuera de su Patria puede estar aquí y seguir siendo allá.

Cómo lleva el desterrado el fardo de nostalgias a manera de impedimenta del alma depende de la edad y las razones por las cuales dejara atrás sus raíces. En la mayoría de los casos el emigrante hace realidad los sueños que les fueran vedados en su tierra original; pudiera decirse que nace de nuevo. Cierto que con los dolores y sentimientos encontrados asociados a todo parto; pero con el final feliz de una nueva vida arropada de la vida vieja, las que terminan fusionadas. De todo lo anterior se colige (y que me excuse Ortega y Gasset) que yo soy quien fui y quien soy, simultáneamente, uno convertido en parte de las circunstancias del otro, en posición siempre variable según el ángulo óptico que se utilice para observar el binomio histórico resultante, el cual hasta podría convertirse en trinomio mediante la añadidura –vía predestinación– de quién seré, presentes e imbricados los tres yoes y sus respectivas circunstancias en un tiempo fluyente en direcciones varias, emancipado de toda atadura cronológica.

En algunos expatriados la nostalgia deriva en espejismo, sublimando lo que fue y, consecuentemente, asordinando las razones de su desgajo. Porque es el caso que para ningún desterrado todo tiempo pasado fue mejor, pues entonces no habría tenido necesidad de partir. Pero en otros, especialmente los expatriados a la fuerza y exiliados por razones políticas, la nostalgia se convierte en registro histórico que deviene en denuncia. Sin desechar las trincheras de piedras, se parapetan en trincheras de ideas, desde donde no se cansan de disparar verdades.

Tal es el caso de Cuba. A partir de 1959 se dio un fenómeno inesperado: el país, tierra de inmigrantes ya desde tiempos coloniales (y mucho más aún en el breve período republicano de 1902 a 1958, a pesar de sus períodos funestos), se convirtió en un país de emigrantes, desperdigados (sembrados) por múltiples países, aunque mayoritariamente en los Estados Unidos. Las primeras oleadas de exiliados estuvieron formadas, en sentido general, por campesinos, empresarios y escritores o periodistas, todos con el fardo de la nostalgia sobre los hombros. Los primeros trataron de conjugarla con sus éxitos económicos alcanzados a mediano y largo plazo; los últimos, pluma en ristre.

Entre los primeros intelectuales llegados al exilio algunos ya se habían dedicado exitosamente a la historiografía en la Isla. Cabe mencionar, entre otros, a los biógrafos de Martí Jorge Mañach, Carlos Márquez Sterling y Alberto Baeza Flores (chileno ‘nacionalizado’ cubano almáticamente), así como Emeterio Santovenia, Herminio Portell Vilá, Rafael Estenger, Juan J. Remos Rubio, Levi Marrero y los laureados Octavio R. Costa, y Rosario Rexach[1]. La mayoría de ellos siguieron escribiendo y publicando fuera de Cuba importantes obras históricas. Posiblemente haya sido Manuel Moreno Fraginals, entre los autores ya famosos en Cuba como historiadores, el último en escapar del totalitarismo. Una vez libre, escribió y publicó en el destierro su segundo libro más importante, el cual confeccionó, “según sus propias palabras, porque el exilio le permitió dar a luz aquella obra. Por primera vez en años pudo reflexionar, divagar y conjeturar sobre la historia nacional sin el temor de la censura”[2]. Otros escritores cubanos, llegados en fechas diversas y conocidos desde antes en Cuba (e internacionalmente) por sus éxitos en otros géneros, comenzaron a cultivar la historiografía como antídoto contra la nostalgia. Entre ellos son de señalar a Guillermo Cabrera Infante y Reinaldo Arenas.

Los arribados al exilio en las primeras décadas se dieron a la tarea de crear con sus obras el registro histórico de los probados alcances de la república en el campo económico, social y cultural, lo que hizo que las mismas se convirtieran (puede que sin haber sido, inicialmente, un objetivo premeditado) en denuncia de la dictadura que revirtió dramáticamente todos esos triunfos logrados por el joven país en poco más de medio siglo. Cierto que dichas conquistas no abarcaron el campo político, razón por la cual la república martiana “con todos y para el bien de todos” terminó en quimera engullida en un banquete de tiranos y tiranozuelos, hasta degenerar en la longeva pesadilla real del totalitarismo, con más de dos millones de exiliados hasta la fecha a pesar de las trabas para salir del país (más del 20% de la población), miles de presos políticos, cientos de patriotas asesinados, y varias generaciones amputadas de futuro.

Dicha denuncia se convirtió en objetivo primario de la historiografía cubana del exilio en los decenios siguientes y se mantiene como tal hasta hoy en día. Sus autores se han concentrado, fundamentalmente, en dos campos diferentes aunque interrelacionados: conjurar la falsificación de toda la historia de Cuba por la historiografía castrista, y dejar constancia de la vida bajo la dictadura totalitaria, cuyos horrores la “nomenklatura” siempre ha querido ocultar. A ello hay que añadir el intento de dejar constancia de los avatares del Exilio, enriquecido por décadas y olas libertarias de varias descendencias. Entre los autores en este grupo de generaciones diversas se encuentran Néstor Carbonell Cortina, Enrique Ros, José Sánchez Boudy, Jaime Suchlicki, Alberto Gutiérrez de la Solana, Julio Estorino, Teresa Fernández Soneira, Alberto Sánchez de Bustamante y Parajón, Rafael E. Saumell, Manuel Gayol Mecías, Gustavo Pérez-Firmat, Uva de Aragón, Alfonso García Osuna, Enrique Del Risco, J.A. Albertini, Jorge Castellanos, Roberto Soto Santana, Marcos Antonio Ramos, Hortensia Ruiz del Vizo, Guillermo A. Belt, Alejandro González Acosta, Enrico Mario Santí y un largo etcétera. En el campo de la historia de la música son de destacar Aurelio de la Vega (también un famoso compositor de música culta moderna) y Antonio Gómez Sotolongo, músico de carrera. Una mención en especial merecen Sam Verdeja y Guillermo Martínez por su voluminosa obra Cubans: An Epic Journey. The Struggle of Exiles for Truth and Freedom –el más completo registro del Exilio compilado hasta la fecha– así como Armando Valladares, autor de Contra toda esperanza, el libro más traducido y publicado de la historiografía cubana del destierro. Ambas obras constituyen lectura obligatoria para los estudiosos pre sentes y futuros que intenten interpretar a cabalidad la azarosa historia cubana.

Un tema en especial ha sido motivo de desarrollo por varios historiadores: la desmitificación del Che Guevara. Aunque está comprobado que este fue un destacado y confeso homicida que le hacía sombra a Fidel Castro y, en consecuencia, deliberadamente abandonado a su suerte para una muerte segura en las selvas bolivianas, la maquinaria propagandística gubernamental de Cuba y su extensión en las afines fuerzas de izquierdas del resto de Hispanoamérica crearon, tras su asesinato, un mito apuntalado por una foto de Korda que degeneró en una económicamente exitosa “marca” comercial. Entre los escritores cubanos que se han dedicado a dejar constancia de la verdadera historia del trágico guerrillero son de destacar Enrique Ros, Roberto Luque Escalona, Pedro Corzo y Alberto Müller. A ellos habría que adicionar, al menos, un historiador no cubano: el argentino Nicolás Márquez.

Sin embargo, posiblemente la figura histórica más estudiada por la historiografía cubana del exilio sea José Martí. Dicha priorización parte de la respuesta de los autores de la diáspora a la manipulación política de la obra martiana que comenzara en la república y se intensificara a niveles nunca antes vistos durante la añosa tiranía totalitaria. Martí, de haber sido un “ilustre desconocido” en Cuba hasta su muerte (excepto para los colonialistas españoles), comenzó a ser utilizado como bandera por el grupo de políticos republicanos (algunos de ellos héroes de las guerras independentistas) que se convirtieron en caudillos cultores de una corrupción galopante y un enfermizo egocentrismo que, combinados, dieron al traste con la república. Luego, Fidel Castro incrementaría dicha manipulación hasta mutarla en falsificación[3], “convirtiendo” al Apóstol en el Autor Intelectual del asalto al Cuartel Moncada (hecho declarado, demagógicamente, como el inicio de su revolución a pesar de no haber participado personalmente en el combate). Porque es el caso que la república de Cuba fracasó no por lo que tuvo de Fidel Castro, sino por lo que no tuvo de José Martí.

Entre los historiadores que se dedicaron a establecer en el tiempo la imagen de un Martí desmanipulado y desfalsificado, cabe destacar a Roberto D. Agramonte, Octavio R. Costa, Rosario Rexach, Humberto Piñera Llera, Pedro Roig, y, más recientemente, Ismael Sambra, Raúl Eduardo Chao, y José Raúl Vidal y Franco, entre otros. Sin embargo, de todos ellos el que más investigaciones ha realizado y más libros ha publicado sobre la vida y la obra de Martí ha sido Carlos Ripoll, quien hizo del estudio y registro del acontecer martiano un objetivo de vida. Dada la profundidad, la calidad literaria, la objetividad histórica y la vastedad de su obra, esta habrá de ser cantera imprescindible para cualquier estudio martiano futuro. Especialmente en una Cuba realmente cimentada en el ideario del Apóstol.[4]

Las memorias como variante (o complemento) de la historiografía es también registro, aunque personal. Algunos de sus cultores del exilio fueron intelectuales célebres en la Isla e internacionalmente reconocidos como Heberto Padilla y Reinaldo Arenas, a quienes se les unió recientemente Belkis Cuza Malé, ya esposa del primero en tiempos del sonado “Caso Padilla”. Otros fueron figuras asociadas inicialmente con el castrismo que terminaron sus días exiliados, como Carlos Franqui (cercano colaborador de Fidel Castro en la Sierra Maestra, luego director del periódico oficialista Revolución y, por último, devenido en disidente) y Daniel Alarcón Ramírez (conocido por el nom de guerre de “Benigno”), quien acompañó al Che Guevara en sus fracasadas aventuras guerrilleras en el Congo y Bolivia, y sobrevivió para contarlas. No pocos fueron luchadores anticastristas que luego en el destierro desarrollaron labores exitosas, como Manolo Reboso y Eduardo Zayas-Bazán. Un caso curioso es el de Jorge Besada Ramos, quien tal parece que, en realidad, lo que hizo fue escribir dos libros de Historia de Cuba (el primer tomo dedicado a la República y el segundo a la Cuba castrista) donde se intercala a sí mismo y su entorno vital. Otros nos cuentan su historia para, simplemente, compartirla, como son los casos de Hugo Consuegra y Juan Suárez, el último de los cuales subtitula sus memorias “la vida sencilla de un hombre cualquiera.” Y unos pocos las escriben en inglés, como el ya nombrado Zayas-Bazán, Paúl V. Montesinos y Federico Justiniani. Pero, en todos los casos el “yo” múltiple identificado más arriba se mezcla con sus circunstancias; saben que, como mortales al fin, se irán definitivamente, pero se proponen y atreven a dejar constancia de sus respectivos ciclos vitales en sus memorias –aunque sea una mala memoria, como titulara Padilla las suyas.

Las editoriales cubanas de la diáspora han dedicado muy importantes colecciones a la Historia de Cuba. Comenzaría el rescate de nuestras raíces la Editorial Universal bajo la batuta de Juan Manuel Salvat, el decano de los editores cubanos desterrados. Aunque la mayoría dichas casas editoras ha desarrollado su labor de reparación histórica cubana en los Estados Unidos, en España se han fundado otras empresas de importancia que nunca han dejado de lado la historiografía anticastrista. Un caso peculiar en los Estados Unidos fue la Editorial Cubana de Miami, fundada en 1984 por Luis J. Botifoll, cuyo nombre, a su deceso, fue adicionado a la de la corporación sin fines de lucro a manera de justo homenaje. Actualmente la Editorial Cubana “Luis J. Botifoll” al parecer está desaparecida o adormecida en un hiato silencioso; de ser lo último, ojalá que salga pronto de su letargo. Sus entregas de piezas clásicas (dedicadas, fundamentalmente, a la Historia de Cuba y vendidas por subscripción a precio de costo) se han caracterizado por la reproducción facsimilar de la edición príncipe de las obras seleccionadas ‒u otra lo más cercana posible a la misma‒ precedidas por un texto introductorio moderno a cargo de un reconocido especialista en estudios cubanos.[5]

Otro campo a destacar es el de la prensa periódica del Exilio; la cual, aunque en menor cuantía, tiene órganos dedicados a la historiografía cubana. Por ejemplo, la revista Herencia, editada por la organización Herencia Cultural Cubana, lleva unos 30 años publicando tres números anuales profusamente ilustrados, con trabajos tanto en inglés como en español. De más reciente aparición es el Anuario Histórico Cubanoamericano, editado desde 2017 por la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio. Otros medios, aunque no dedicados especialmente a la historiografía, consagran regularmente espacios en sus páginas a la Historia de Cuba y sus exilios. Muchos de ellos han dejado de editarse en forma impresa y han pasado a la edición digital o, simplemente, han desaparecido, mientras otros mantienen una y otra variante. Entre estos últimos cabe destacar el semanario Libre, publicado sin interrupción desde 1966 hasta la fecha por Demetrio Pérez, Jr., (hace poco fallecido) y. de más reciente factura, la revista bimestral Lux, editada por Ángel de Fana.

La narrativa histórica también ha sido cultivada por los escritores cubanos del destierro; pero, dada la lógica carga de ficción inherente al subgénero, no puede considerarse dentro del campo historiográfico.

El nuevo y acelerado mundo de la Internet es un medio donde la Historia de Cuba tiene una fuerte presencia. Desafortunadamente, el gobierno totalitario dejó a la zaga al Exilio y sin herramientas para ripostar a los contestatarios del país, ya que comenzó bien temprano a utilizarla como instrumento de propaganda no solamente en sus declarados sitios oficiales, sino también en otras publicaciones aparentemente independientes pero, en realidad, creadas por un grupo de técnicos-esbirros gubernamentales dedicados profesionalmente a llenar la red cibernética de desinformación sobre Cuba y su historia. A veces la falsificación orquestada resulta hasta ridícula, como cuando en una de tales publicaciones omitieron la era republicana y saltaron directamente de la ocupación norteamericana de 1898 a la tiranía de Batista. No obstante ello, y sin otros recursos que el amor patrio, últimamente muchos blogs y cibersitios (tanto privados como de algunas instituciones de la diáspora), junto a los llamados “influencers”, responden con dignidad a las indignas falacias castristas. En particular las nuevas generaciones de cubanos, tanto en la Isla como asentados en otros países, y sus aliados entre los jóvenes nacidos en el exterior, han hecho de una plataforma como You Tube un campo de batalla ideológica. El advenimiento de la llamada “Inteligencia Artificial” (todavía en pañales) augura una nueva estrategia en la que David tiene todas las de ganar en su lucha contra el Goliat cibernético; pues, simplemente, no existe patriotismo artificial.[6]

Sin embargo, la historiografía del exilio cubano rebasa la palabra escrita: también incluye la radio, la televisión y el cine. En el primer medio son de recalcar los programas de Reynaldo Fernández Pavón, Ramón Fernández Larrea y Eloy G. Cepero. En el segundo, la transmisión semanal desde hace años por la televisora pública de Miami WLRN-TV Canal 17 de Cuba y su Historia, así como las series de Lilo Villaplana para la TV comercial (Américatevé, de Miami), las de Luis Leonel León para Radio/TV Martí, y la de René Álvarez, titulada Orgullo Cubano (https://orgullocubano.net/), quien también tiene un exitoso programa radial devenido en televisivo denominado Café con leche, con recurrentes temas cubanos. La Academia de la Historia de Cuba en el Exilio posiblemente sea la primera Academia de Historia en abrir sus puertas a los historiadores que dan a conocer sus trabajos a través de la radio, el cine, la televisión y medios digitales, como demuestra el hecho de que los mencionados en este párrafo son todos miembros de nuestra institución, con la excepción de Fernández Pavón, quien espero lo sea pronto.

Por otra parte, el Diario Las Américas (decano de la prensa en español en el estado de la Florida), desde 1959 abrió sus páginas a los intelectuales cubanos del destierro, publicando artículos y reportajes sobre la nueva (y trágica) situación cubana de entonces que hoy en día se conservan como los primeros registros históricos publicados de los horrores del castrismo. En la actualidad dicho periódico, como parte de su conversión en una multiplataforma impresa y digital con una amplia presencia en la red cibernética, ha comenzado a producir documentales de temas históricos en una serie titulada Testamento que tiene como contenido fundamental entrevistas a personas que fueron parte de los acontecimientos que intenta historiar. Ya han aparecido Brigada 2506 (2021-2022), sobre la frustrada gesta militar de Bahía de Cochinos, y El adiós de la esperanza (2023), que tiene como tema la Operación Pedro Pan, este último seleccionado como muestra oficial del Festival de Cine de Miami de 2023. Ambos fueron dirigidos por Lieter Ledesma y producidos por Iliana Lavastida.

Un caso singular es el de Pedro Corzo, productor o director de un grupo de importantes documentales testimoniales cortos (todos bajo el sello del Instituto de la Memoria Histórica Cubana Contra el Totalitarismo) cuyos contenidos utilizó como materia prima para algunos de sus libros, dejando el registro histórico en cinta y, partiendo de lo filmado, complementándolo con la palabra impresa.

La historiografía fílmica de largometrajes creados en el Exilio merece un trabajo dedicado a ella en particular. Y ya existe, al menos, uno[7]. Yo, simplemente, voy a señalar algunos títulos icónicos. De los inicios: La Cuba del ayer (1963) de Manolo Alonso, donde se presenta una versión sublimada de la república, Cuba: satélite 13 (1963), dirigido por Manuel de la Pedrosa y producido por Eduardo Palmer, en el cual aparecen ya los desmanes iniciales de la sovietización del país, y El Super (1979) de León Ichaso y Orlando Jiménez Leal, película basada en la obra de teatro homónima de Iván Acosta, donde asoma ya una visión del cubano exiliado. Otros documentales testimoniales o filmes de ficción basados rigurosamente en hechos reales han continuado dicha variante historiográfica, aunque ya desechando la imagen edulcorada de la Cuba republicana. Cabe señalar Conducta impropia, de Orlando Jiménez Leal y Néstor Almendros; Nadie escuchaba, de Jorge Ulla y Néstor Almendros (las dos estrenadas en 1984), Amigos (1985), escrita y dirigida por Iván Acosta y, de más reciente factura, Plantados (2021), y Plantadas (2023), ambas de Lilo Villaplana, con sendas descripciones basadas en episodios comprobados del presidio político castrista. A veces la película se filma en inglés, pero con tema cubano. Ejemplifican esa variante lingüística Before the Night Falls (2000) –basada en la traducción de las memorias de Reinaldo Arenas–, dirigida por el destacado cineasta Julian Schnabel y con la actuación del actor español Javier Bardem (por cuyo trabajo personificando a Reinaldo Arenas en el filme fuera nominado al Oscar en la categoría de Mejor Actor), y The Lost City (2005), actuada y dirigida por Andy García, con guion de Guillermo Cabrera Infante.

Otros investigadores se encargan, fundamentalmente, de la recopilación de la información de los hechos históricos a manera de data, la cual ponen a disposición de los historiadores tanto del presente como del futuro. Algunos actúan individualmente, como el caso de María Werlau y su proyecto Cuban Archive. La mayoría, sin embargo, hace sus compilaciones estadísticas, o sus investigaciones y análisis historiográficos, agrupados en organizaciones tales como el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo, Herencia Cultural Cubana, la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio, o FACE (Facts About Cuban Exiles). Dichas instituciones, además de promover y propiciar el registro histórico de Cuba y sus exilios y la evaluación de los hechos indagados, se han dado a la tarea de publicar por sus propios medios los trabajos de sus asociados, tanto en la Internet como en forma impresa, así como organizar conferencias, congresos, etc.

En todos los casos la historiografía cubana del exilio, por su carácter denunciante y su implícita o subliminal intención de enmendar en la Cuba futura las deficiencias políticas de la primera república que la llevaron a su destrucción, ha hecho evolucionar internamente a muchos exiliados y desterrados cubanos para pasar de la nostalgia del ayer a la nostalgia de pasado mañana, aunque sea soñando; que es decir, añorar esperanzados, y actuar consecuentemente, por el advenimiento de una Cuba que sea, verdaderamente y para siempre, “con todos y para el bien de todos.” Según el título de la famosa obra de Calderón de la Barca “la vida es sueño”; gracias a los esfuerzos y la dedicación de los historiógrafos cubanos del exilio identificados en los ejemplos nombrados, estoy seguro de que es posible revertir la citada fórmula de Calderón y lograrse que, algún día, en Cuba el sueño sea vida.

 

[Tomado del Anuario Histórico Cubanoamericano #7 (2023): 15-27.]



[1] El primero, tan temprano como en 1948 había sido premiado por la Academia Cubana de la Historia por su biografía de Antonio Maceo; la segunda alcanzó notoriedad por la selección de una compilación de sus estudios martianos por la Comisión Cubana de la UNESCO para publicarlos en 1954 en conmemoración del Centenario del Apóstol.

[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Moreno_Fraginals

[3] Véase La falsificación de Martí en Cuba, de Carlos Ripoll. 2da, edición, anotada. Nueva York: Unión de Cubanos en el Exilio, 1992; también en Martí en Cuba hoy (Nueva York: Editorial Dos Ríos, 1996). Hay una traducción al inglés de Manuel A. Tellechea publicada por la University of Pittsburgh Press en 1994. El término “falsificar”, relacionado con el tratamiento de José Martí por la historiografía castrista, parece haber sido utilizado por primera vez por Carlos Márquez Sterling en la Introducción que escribiera en el Exilio a su Biografía de Martí (Barcelona: Talleres Gráficos de Manuel Pareja, 1973.): 7.

[4] Ver Su mano franca: acerca de Carlos Ripoll. Ed. de Eduardo Lolo. Miami: Alexandria Library, 2010.

[5] Para más sobre el tema, véase el documentado trabajo de Orlando Rodríguez Sardiñas (Rossardi), “Las empresas editoriales de los cubanos en el exterior. Ediciones y catálogos.” https://cvc.cervantes.es/lengua/anuario/anuario_08/pdf/publicaciones02.pdf

[6] Ver la compilación “Presencia del Exilio en la Internet”, de Manuel Gayol Mecías. Anuario Histórico Cubanoamericano #6 (2022): 307-319.

[7] Juan-Navarro, Santiago. “El cine cubano del Exilio.” Anuario Histórico Cubanoamericano #6 (2022): 20-31.