Monday, March 30, 2020

COMUNICADO # 2 DE 2020


ACADEMIA DE LA HISTORIA DE CUBA EN EL EXILIO, CORP.

Email: directiva@academiahce.org

P.O. BOX 521364

Flushing, NY 11352

COMUNICADO # 2 DE 2020 DE LA JUNTA DIRECTIVA DE LA AHCE

Ilustres colegas:

Una vez más, nuestros mejores deseos para todos en medio de los difíciles tiempos que estamos viviendo.

En seguimiento al Comunicado del 15 de los corrientes, y como la trágica magnitud de los efectos de la pandemia del coronavirus en nuestro país lejos de mermar se ha acrecentado, informamos a nuestra la membrecía lo siguiente:

1-    Todas las actividades programadas por la institución para los meses de abril, mayo y junio quedan suspendidas. El Segundo Congreso Bienal de la AHCE, proyectado para este año, se pospone para 2021. Sin embargo, la actualización periódica del Blog y la confección del Anuario Histórico Cubanoamericano 2020 seguirán su curso, aunque no podemos descartar que pudieran verse afectados o reducidos. Queda vigente hasta ahora la fecha de la próxima reunión de la Junta Directiva a principios de junio, la cual se llevará a cabo de forma virtual. En la misma habrá de discutirse, entre otros importantes temas, la forma de llevar a cabo los pendientes actos de investidura de los nuevos académicos electos.

2-    Ya ha sido reunida casi toda la “papelería” de la corporación en la “nube” de la Academia, donde los oficiales encargados de la misma tengan acceso digital a todo el archivo para “bajar” lo que necesiten entre lo existente o “subir” lo que se vaya incrementando. El proceso sigue su curso y se espera, en breve, darlo por terminado.

3-       Hemos activado el protocolo de sustitución reglamentado, medida preventiva de lógica necesidad, particularmente porque la mayoría de los integrantes de la Junta Directiva viven y/o trabajan en Nueva York, actualmente el epicentro del coronavirus en la nación. Aunque distantes de NY, y siguiendo las recomendaciones del Comunicado anterior, los capítulos de California y Florida han seleccionado entre sus miembros a quienes podrían reemplazar a sus oficiales de ser necesario. Roberto Álvarez Quiñones y Ángel Marrero fueron electos en California como Vocal de la Presidencia y Vocal de la Secretaría, respectivamente. En la Florida resultaron electos para iguales cargos, y en ese mismo orden, Pedro Corzo y Ramón Fernández Larrea. En todos los casos, y tal como se estableciera en el Comunicado anterior, los cargos se ejercerían interinamente hasta la reincorporación del titular o hasta las próximas elecciones, según la extensión de la vacatura. Confiemos en que no tengamos que implementar estas disposiciones.

Estamos seguros de que nuestra nación y el resto del mundo habrán de salir victoriosos en esta inesperada y hercúlea batalla contra este letal enemigo silencioso que amenaza diezmarnos. Exhortamos a todos nuestros asociados a seguir las orientaciones de las autoridades competentes a fin de reducir la violenta propagación del virus. Con fe y optimismo en ristre esperamos ser parte, dada la naturaleza de nuestra Academia, de quienes terminen escribiendo, en términos históricos, sobre lo que hoy constituye un trágico presente de muerte, duelo e incertidumbre, pero también de una odisea de heroísmo y solidaridad indescriptibles en busca de un nuevo Homero.

Dado en Nueva York, a los 30 días del mes de marzo de 2020.



JUNTA DIRECTIVA


Sunday, March 29, 2020

Asalto al Palacio Presidencial: testigo de oídas


 Por Guillermo Belt


Foto cortesía de Alina Padierne

Los primeros disparos se oyeron poco después de las 3 de aquella tarde de marzo y de inmediato pensamos que tendrían que venir de Palacio porque estábamos a dos cuadras escasas. Una ráfaga, varios disparos como de pistola, sonido que conocíamos bien, y otra ráfaga, más fuerte que la primera, esa fue de Thompson, dijimos.



Testigo de oídas, es un decir, y no el uso que tiene en Derecho donde se entiende por tal el que depone en un caso por haberlo oído a otros. No éramos testigos oculares del asalto al Palacio Presidencial de la República de Cuba el 13 de marzo de 1957 porque desde el bufete de mi padre en el tercer piso del Edificio La Tabacalera, en la calle Morro número 158, casi esquina a Colón, se oía bien el tiroteo pero no se veía nada por nuestras ventanas que daban por el costado del edificio a un hotel vecino.



Mi padre, sin alterar la voz, muy tranquilo, nos ordenó permanecer en la oficina, sin asomarnos a las ventanas laterales, de nada servían en todo caso, y no correr hacia una enorme al final del pasillo, que daba sobre el Parque Zayas y ofrecía una vista de la puerta trasera de Palacio, en la calle Colón.



Pasado un tiempo, no recuerdo cuánto, creo que menos de una hora, disminuyó la intensidad del fuego, y aprovechando que mi padre contestaba una llamada telefónica me acerqué rápidamente, pegado a la pared del pasillo, a la ventana grande. Logré ver un camión más bien pequeño parado en medio de la calle Colón y cerca de la entrada trasera de Palacio, la de uso común. Había también una carretilla de venta de frutas, y un hombre inmóvil en el pavimento. Regresé a toda carrera a la oficina por temor al regaño seguro de mi padre.



Hacia el final de la tarde, luego de oír más disparos de ametralladoras de mayor calibre – se supo después que dos de calibre 30 barrieron a los asaltantes – mi padre decidió salir de la oficina. Lo hicimos acompañando a la secretaria de una oficina contigua a la nuestra, sola y aterrada; la nuestra, asustada también, y un joven asistente nuestro, valiente y sereno. Tuvimos que caminar por la calle Morro hasta el garaje donde guardábamos el automóvil entre filas de soldados muy tensos. Despacio, las manos visibles, mirando al frente, a cualquiera de estos se le escapa un tiro, pensábamos.



Lo mucho que oímos y lo poco que vimos aquella tarde de marzo renace entre mis recuerdos en estos días de peligro que ya van camino de la historia.

Saturday, March 28, 2020

José Antonio Echeverría: Su pensamiento y tergiversaciones a su imagen.


Por Pedro Camacho

Nombrado José Antonio Jesús del Carmen Echeverría Bianchi, nació el futuro líder estudiantil “Manzanita” el 16 de Julio de 1932, precisamente el día de La Virgen del Carmen en la matancera ciudad de Cárdenas. Fue el primogénito del matrimonio formado por Antonio Jesús Echeverría (Nini) y Concepción Bianchi Tristá (Concha). Luego nacerían sus hermanos Sinforiano, Alfredo y Lucía (Lucy).(1)

Las dificultades que se enfrentan fortalecen el carácter del que lucha. El asma no frustró a José Antonio, quien a pesar de tan limitante afección practicó natación, baloncesto, remo y futbol (2). Se iba potenciando el luchador social, el carismático líder que en él Cuba tendría. Mucho más que sólo un dirigente.

En 1945, a los 13 años comienza José Antonio su bachillerato en el Instituto de su natal Cárdenas, dónde en el primer año obtiene calificación de “Notable” en Historia Antigua y Media. Cursando su segundo año demuestra singular habilidad en dibujos y conceptos matemáticos. En el Instituto José Antonio fue miembro de la Asociación de Estudiantes participando en actos conmemorativos de fechas patrias como el 28 de enero, o visitando a la tumba de Maceo en El Cacahual, y además; formulando exigencias de mejoras para el Instituto. En 1950 es la graduación de su curso y es José Antonio el designado para hablar en nombre de los alumnos en el Acto de Investidura. Como bien señalara su amigo y compañero de estudios Carlos Caramés: “El liderazgo de él no nace en la Universidad, el liderazgo de él nace en el Instituto de Cárdenas”. (3)

En agosto del mismo 1950 matricula en la Escuela de Arquitectura de La Habana. Desde los primeros tiempos en la Universidad ocupa varias responsabilidades referentes a los contenidos de clase y organiza con varios estudiantes más (entre ellos José Venegas y Samuel Cherson) el Grupo Arquitectónico de Renovación Estudiantil (GARE) en el curso 1951-1952 (4). También en la Asociación de Alumnos de Arquitectura es designado para varias responsabilidades y posteriormente nombrado presidente de la misma.

El Golpe de Estado de Batista el 10 de Marzo de 1952 lo sorprende en su natal Cárdenas, disfrutando unos días de receso universitario, pero regresa inmediatamente a la Universidad a participar en las protestas estudiantiles. Álvaro Barba entonces presidente de la FEU apoyó al Presidente Carlos Prío visitándolo en Palacio con otros miembros de su ejecutivo; a pesar de las fuertes críticas que la FEU había hecho a su gestión, pero primero estaba defender la Constitución atacada por el Cuartelazo. José Antonio es encargado posteriormente por la FEU de coordinar huelgas estudiantiles por toda Cuba, lo cual cumple plenamente (5). Días después, el 14 de marzo firma con menos de veinte años la “Declaración de Principios de la Federación Estudiantil Universitaria”(6). La cual contenía principios rectores en el pensamiento político de José Antonio, probados en su actitud hasta su caída el 13 de Marzo de 1957. Conceptos enmarcados en la concepción democrática de la sociedad, como la definición que forma parte del punto tres: “(…) Sin el soberano funcionamiento de los poderes públicos y la plena vigencia de las libertades políticas y civiles, la República es una farsa. El cuartelazo militar del 10 de Marzo ha situado a nuestra patria detrás de la cortina de hierro de América”. Ubiquémosnos en la Cuba de 1952, en la que cómo parte del mundo libre de aquellos tiempos, se usaba la referencia a los países del entonces campo socialista de la post-guerra, cómo los países tras “la cortina de hierro”. Se puso en referencia el cuartelazo con esas dictaduras..

En los primeros párrafos del punto cinco encontramos: “Combatimos el golpe militar del 10 de Marzo por haber derribado lo que constituye la esencia y razón de ser de La República en esta etapa de su desarrollo. La estructura democrática establecida en la Constitución que el pueblo se diera en 1940 por propia determinación en las urnas (…)”. Definiciones que manifiestan las concepciones y opciones que enrutaron la vida del joven firmante José Antonio Echeverría, quien nunca las traicionaría, como si lo hiciera uno de aquellos firmantes: Armando Hart.

La mayor parte del punto 8 expone una verdadera “continuidad histórica” (aunque el concepto sea posterior a aquellos das) con los luchadores independentistas cubanos del siglo XIX, centuria en la que se conforma la nacionalidad cubana, nos dice: “El estudiante cubano mantendrá su acatamiento y reverencia solamente a los símbolos que los mambises nos trajeron ensangrentados del campo de batalla por la libertad: nuestro himno, nuestro escudo, nuestra bandera de la estrella solitaria (…).

El punto diez, antepenúltimo de esta declaración hace una amplia exhortación: (…) llamamos a todos los partidos, organizaciones y grupos genuinamente democráticos a que estrechen filas junto a nosotros en esta hermosa cruzada en beneficio exclusivo de la república. Exhortamos a todos los estudiantes, obreros, campesinos, intelectuales y profesionales a que alcen su voz fundida con la nuestra, que es la voz del pueblo y por ello la voz de Dios (…). Esta última oración contiene un profundo concepto que relaciona la voluntad divina y la expresión del pueblo. Trae a la memoria concepciones del P. Varela en su lucha contra el escolasticismo y por la independencia cubana, cuando enunciaba que la soberanía reside en el pueblo y no en el Monarca por un presunto mandato divino.

La importancia el estudio de este documento respecto al pensamiento de José Antonio es que a pesar de ser una declaración grupal, se encuentra por primera vez la manifestación documentada de sus concepciones políticas al ser firmado por él, lo cual respaldó con una vida acorde a estos principios.

En septiembre de 1954 José Antonio es elegido para presidir la FEU (Federación Estudiantil Universitaria) al graduarse su presidente, en aquel momento, Benigno Arbezú y además renunciar el vice-presidente (7). No se trata de hacer una cronología de “Manzanita” en pocas páginas, sino de mostrar lo esencial de su pensamiento y acción en su corta vida biológica de 24 años, pero intensa y ejemplar. Todas sus acciones y expresiones llevan la prueba de su opción por el rescate de la democracia, no sólo en Cuba; sino dónde fuera atacada, como en el caso de Costa Rica ante el ataque de Somoza, adónde le acompañará un grupo, ente ellos Fructuoso Rodríguez. A su regreso son detenidos y José Antonio manifiesta a la prensa: “Fuimos a defender el régimen democrático de Costa Rica y hemos participado en numerosas acciones de infantería contra los invasores” (8). Coherente con sus opciones.

El liderazgo democrático de José Antonio brilla cuando en una gran concentración en la Plaza del Muelle de la Luz, el 19 de Noviembre de 1955 de las fuerzas opositoras a Batista, luego que un grupo acaudillado por el dirigente comunista Salvador García Agüero intentara quitarle el micrófono a José Antonio y al rechazarlo por la fuerza varios de los jóvenes que seguían a Echeverría, este retoma el micrófono , llama a la calma y entre otras ideas enuncia: “ (…) Mantenemos que únicamente una transformación profunda de nuestra realidad política, económica y social ,puede ser la cura de los males de nuestra Patria. El problema inmediato de Cuba es derrocar al usurpador Fulgencio Batista y establecer un gobierno democrático; y después emprender una obra revolucionaria que resuelva el problema de los desempleados, de los campesinos sin tierra, de los obreros explotados, de una juventud condenada al destierro económico (…)” (9). A pesar de la trifulca y el partidismo de los que la provocaron no hubo en José Antonio ni una expresión de justa crítica sectarista. Además, nos demuestra cómo la justicia tiene vigencia eterna, pues con sólo cambiar el nombre de aquel dictador, lo que pronunció tiene plena aplicación en la Cuba de hoy. La familia Echeverría atesora una grabación de este discurso (10).

La tergiversación de la Historia es algo propio de las dictaduras. Luego del robo del carácter popular del triunfo de 1959, el socialismo en el poder en Cuba basándose en el formato totalitario de la sociedad ha ido “reescribiendo” la Historia. En los libros de textos de enseñanza de esta ciencia y asignatura de estudio, y aún de otras, son sistemáticamente “borrados” importantes personalidades, hechos e instituciones. No aparecen las obras del historiador Leví Marrero, ni la fundación en 1919 por los dominicos de la Academia Católica de Ciencias Sociales y sus aportes como el Proyecto cubano de un Código del Trabajo, presentado en 1929 a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (11). Ni hay acceso a la bibliografía no oficialista sobre la lucha en el Escambray. En Historia del Arte no se mencionan las obras de Cundo Bermúdez o Mario Carreño, ni en los medios de comunicación masiva se comparten los éxitos de los artistas y deportistas cubanos exiliados. Todo calculado para crear una imagen edulcorada del socialismo en el poder. Al paso de las generaciones, las tergiversaciones y negaciones van creando una seudo-cultura encima de la misma cultura nacional. 

La persona y lucha de José Antonio Echeverría también es objeto de esta tergiversación de la Historia. Prácticamente nadie en Cuba sabe de las críticas de Fidel Castro al Asalto a Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957, dia en que cae José Antonio. Críticas que aparecen en la Bohemia del 26 de Mayo de 1957 (12), en una entrevista en la Sierra Maestra a los periodistas de la CBS Robert “Bob” Taber y Wendell. Hoffman. Fidel declaró: “Yo condeno el terrorismo” y en el que “argumenta” que se “derramó la sangre inútilmente…Cabria preguntarle: inútilmente? Y en el Moncada? En el fondo la imagen dirigencial de Fidel Castro quedaba en plano lejano al protagonismo, esa era la razón de su condena. “Curiosamente” el dirigente comunista Juan Marinello acusaba a los asaltantes de “putchistas” en “La Carta Semanal” (13). La omisión general de esta entrevista no aparece en ninguno de los textos oficialistas donde se refieren a José Antonio, ni el texto editado en 2009 “Historia de Cuba” por la Editorial “Pueblo y Educación”. Tampoco en el libro “Palacio Presidencial. Una acción sin retirada” editada por “Ciencias Sociales” en 2016, ni en las historias que se narran en la página Web de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría, ni en las entrevistas que presentan sobre él y los hechos del 13 de marzo. Al contrario, se resalta siempre la presunta “unidad” entre José Antonio y Fidel Castro. Incluso se lee literalmente que “(…) Echeverría supo poner en manos de Fidel la gloriosa bandera del estudiantado cubano (…) (14).

Incluso, sobre las tergiversaciones y falsedades en torno a la figura de José Antonio se encuentra en la edición de El Nuevo Herald, de fecha 29 de Agosto del 2014, un artículo realizado por Nora Gámez que recoge declaraciones de la hermana menor de José Antonio, Lucy Echeverría dónde testimonia que “ (…)objetos que se encuentran en el Museo Casa Natal de José Antonio Echeverría en Cárdenas no pertenecían a su hermano y un homenaje televisado que se le hiciera, mostró a supuestos padres del fallecido líder, cuando los verdaderos ya estaban en EU”

Tampoco la bibliografía oficialista se refiere a la pertenencia y activismo de José Antonio en la Juventud Universitaria Católica en tiempos de sus estudios de arquitectura.

El rescate de la verdad histórica sobre José Antonio Echeverría es esencial para el conocimiento de la verdadera historia cubana. Un pueblo que no sabe bien de dónde viene, no sabe bien ni cómo es, ni adónde va.


BIBLIOGRAFIA:

_ Cantón, Navarro Jorge y Silva, León Arnaldo. Historia de Cuba. Liberación Nacional y Socialismo. La Habana. Editorial Pueblo y Educación,2009.

_ Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC). Documento final. Tipografía Don Bosco. Roma-1987.

_ Fernández, León Julio. José Antonio Echeverría. Vigencia y Presencia. Ante el Cincuenta aniversario de su holocausto. Miami. Ediciones Universal 2007.

_ Gámez Torres, Nora. "Discuten en Miami legado de lider cubano José Antonio Echeverría". El Nuevo Herald. 29 de Agosto de 2014.

_ Guerra Lilliam. "Quién es José Antonio Echeverría?" Ponencia presentada el 27 de agosto de 2014. Florida International University. (FIU)

_ Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría. http://cujae.edu.cu/quienes-somos

_ “José Antonio Echeverría Bianchi”. Ecured. http://www.ecured.cu/index

_ Larrúa, Guedes Salvador. “La Academia Católica de Ciencias Sociales: una institución al del pueblo de Cuba”. Iglesia Católica y Nacionalidad Cubana. Encuentros Nacionales de Historia. Tomo II. Comisión Nacional de Pastoral de la Cultura. COCC. Ediciones Universal.2005.

_ “The Legacy of the José Antonio Echeverría discussed at Florida International University”. “Free Cuba Foundation”. August 30, 2014.

_ Zito, Valdez Miriam. “Palacio Presidencial. Una acción sin retirada”. La Habana. Editorial Ciencias Sociales. 2016.



CITAS BIBLIOGRAFICAS:

(1) Fernández, León Julio. José Antonio Echeverría. Vigencia y Presencía.. Págs 17-18.

(2) Fernández...Pág. 73 y “José Antonio Echeverría Bianchi”. Ecured pags 7-7.

(3) Fernández...Págs 73-74.

(4) Fernández...Pág. 79 y Ecured pág 2.

(5) Ecured Pág 3.

(6) Fernández...Págs 102-104 y Ecured pág 3.

(7) Ecured Pág 4 e Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría. http://cujae.edu.cu/quienes-somos Pág 14.


(8) Fernández…Pág 260 y Ecured pág 4.

(9) Fernández…244-245 y Gámez, Torres Nora.El Nuevo Herald,29 de Agosto de 2014. Pág 2A.

(10) Gámez…Pág. 2A.

(11) Larrúa, Guedes Salvador. “La Academia Católica de Ciencias Sociales: una institución al servicio del pueblo de Cuba”. Encuentros Nacionales de Historia. Tomo II, págs 272-281.

Comisión Nacional de Pastoral de la Cultuura. COCC. Ediciones Universal .2005.

(12)Fernández…Págs 262 y 484.

(13)Férnandez…Pág. 485.

(14)Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría. http://cujae.edu.cu/quienes-somos Pág 6.

Friday, March 27, 2020

Organizaciones cubanas de Nueva Jersey (2): Logia Luz del Norte no. 187



Fundada el 31 de octubre de 1954 en el número 505 de la calle 27 de Union City, NJ fue su fundador y primer luminar Joaquín Marmolejo. Es parte de la Orden Caballero de la Luz fundada por José González Curbelo el 9 de mayo de 1873 en la ciudad de Filadelfia inspirado en el ejemplo del educador cubano José de la Luz y Caballero. 

González Curbelo, nacido en Bejucal, fue un patriota y tabaquero que contribuyó intensamente a la independencia de su país. La Orden que fundó estableció como principios fundamentales “la creencia en un Ser Supremo, el derecho del hombre a la Libertad, la práctica del Bien y la Justicia, la Exaltación de la virtud y el Amor Fraternal entre todos los hermanos, adoptándose la trilogía de Educación, Benevolencia y Fraternidad, que los alimenta, junto a la memoria de su sabio maestro, mentor y guía, Don José de la Luz y Caballero” (Ecured). Con el paso del tiempo la Orden Caballero de la Luz se convertiría en una de las más prestigiosas asociaciones fraternales cubanas fundando diversas logias tanto en Cuba como en los Estados Unidos en los siglos XIX y XX llegando contar entre sus miembros a José Martí como parte de la Logia Perseverancia # 6 de Cayo Hueso, Florida. 

La logia Luz del Norte No. 187 tiene su sede desde 1962 en la llamada Casa de la Libertad ubicada en el 6200 Monroe Place, West New York, NJ que comparte con la Logia de los Odd Fellows Sánchez Moya #282 y la Logia Masónica Salomón #306. En el artículo 1 de su reglamento fundacional declara como fines “combatir la ignorancia, disipar el vicio e inspirar el amor a la humanidad”.

Thursday, March 26, 2020

Organizaciones cubanas de Nueva Jersey (1)*


Por Enrique Del Risco


Aunque ahora cueste imaginárselo Union City llegó a ser considerada como la segunda capital del exilio cubano y la zona que la rodea recibió sobrenombres como “Havana on the Hudson” o “the northernmost Cuban province”. Esto incluye el condado de Hudson (Union City, West New York y en menor medida las ciudades de Hoboken, North Bergen, Weehawken y Guttenberg) y Elizabeth, que todavía reúnen la mayor concentración de cubanos en los Estados Unidos fuera de la Florida. Desde inicios de la década del cincuenta Union City, considerada entonces la “Capital Mundial del Bordado” por la cantidad de empresas dedicadas a la confección de ropa instaladas allí, atrajo inmigrantes cubanos. Fue necesario el triunfo de la revolución de 1959 para que la presencia cubana a la zona se incrementara exponencialmente. Si de acuerdo al censo de 1950 en todos los Estados Unidos vivían 33,700 cubanos ya en 1970 solo el condado de Hudson albergaba más de 39,000. De estos una significativa cantidad provenía de la antigua provincia de Las Villas lo que explica que se formaran asociaciones de términos municipales villareños tales como Camajuaní, Caibarién, Sancti Spíritus y Fomento y que la zona recibiera el sobrenombre de Little Santa Clara.

Como la de la Florida, esta era una emigración altamente politizada al punto que en un estudio sobre la ciudad de West New York de 1974 más del 85% de los entrevistados declararon que la principal razón para marcharse de Cuba era su incompatibilidad con el sistema político allí imperante. Esto hizo que muchas de las organizaciones, incluso cuando su perfil no fuera propiamente político, incluyeran entre sus principios fundadores el rechazo al régimen político que imperaba en su país de origen.

Por otra parte debe destacarse la aparición de numerosos medios de prensa en la zona entre los que se encuentran Clarín, (1965 -1967) y La Nación Americana (1967-1971) ambos editados por el padre Raúl Comesañas en Elizabeth; La Voz (1970-1971) fundado por la Dra. Lucy García y Abelardo García Berry y Despertar, editado por José Morales todos de Elizabeth. En Union City han aparecido en diferentes épocas periódicos como El Heraldo de la Semana (fundado por Manuel Pérez), La Tribuna (Carlos Bidot), El Clarín, Información, Guerra, Nuestra Cuba, Reportaje Gráfico, Última Hora y El Independiente. Siguen publicándose Avance, La Voz, La Razón y El Especialito de Antonio Ibarria, descendiente de El Especial fundado por Bienvenido Madán y Rodolfo Rodríguez Zaldívar. 


A partir de los años noventa, por diversos factores que van desde la dinámica propia de este tipo de comunidades hasta la fluctuación de los precios de los bienes raíces, se ha visto una notable disminución de la población de origen cubano en los principales enclaves de la zona. Si en 1970 la población de origen cubano ya alcanzaba el 51.1% de la municipalidad de West New York actualmente solo llega al 10.3%. En la vecina Union City por su parte la población cubana pasó del 32% en 1980 a solo el 8.9% en la actualidad. Otro punto de comparación es la cifra de 45,719 personas de origen cubano que arrojaba el censo de 1980 en el condado de Hudson y el número de 26,296 que ofrece un estimado del 2017. No obstante, el total de personas de origen cubano en el estado de Nueva Jersey ha aumentado a 91,636 cifra que sugiere una presencia importante en ese estado aunque territorialmente más dispersa que antaño. Pero a pesar de estos cambios demográficos la presencia cubana en las diferentes esferas de la vida política, económica y social en el norte de Nueva Jersey sigue siendo considerable lo que se hace patente en las instituciones, medios de prensa y asociaciones que han surgido a lo largo de las últimas seis décadas.


*Para este trabajo se ha contado con la colaboración del profesor Alejandro Anreus para la exploración inicial del tema, la del doctor Eduardo Lolo en la elaboración de la ficha de la AHCE, el señor José Paulino en la de la Logia Luz del Norte no. 187, la Dra. Siomara Sánchez en la de la Asociación de Mujeres Cubano-Americanas de New Jersey y Joel Lee para el Club de Amigos e Hijos de Fomento. Para la nota de la Unión de Expresos Políticos Zona Norte se empleó extensamente la nota que sobre la institución redactara el fallecido Luis Israel Abreu para el blog de la AHCE. Y toda la información sobre el Club Cubano fue extraída de una entrevista grabada por Armando Álvarez a Rafael Fajardo, uno de sus fundadores y presidentes.

[Continuará]

Tuesday, March 24, 2020

Casa Gato

Por Mimi Belt-González


La Casa Gato, que se encuentra en 1209 Virginia Street, en Cayo Hueso, alguna vez fue conocida como el Hospital Mercedes.




Eduardo Hidalgo Gato, inmigrante cubano y fabricante de tabacos, la construyó para su familia en 1887. En 1911 donó la gran casa familiar a un grupo de filántropos cubanos en Cayo Hueso a fin de habilitarla como hospital para pobres, con una sola condición: que al hospital le pusieran por nombre el de su esposa, Mercedes. Y fue así como Casa Gato pasó a llamarse La Casa del Pobre Mercedes Hospital, abreviado usualmente como Mercedes Hospital.



En 1919 Eduardo H. Gato vendió la propiedad a la ciudad de Cayo Hueso, y la casa fue trasladada a lomo de mula, según cuentan, a su ubicación de hoy. Con el tiempo, el terreno de la casa original pasó a ser Bayfront Park, donde hay un árbol sembrado en honor del generoso inmigrante cubano.



María Gutsens, una abnegada enfermera a quien recuerdan como un ángel o una santa, dirigió el Hospital Mercedes durante casi todo su funcionamiento. A comienzos de la Segunda Guerra Mundial el hospital cerró sus puertas, y al cabo de unos años se convirtió en edificio de apartamentos. Algunos residentes aseguran que el espíritu de María recorre los pasillos.



Hoy, Casa Gato figura en el Registro Nacional de Sitios Históricos, y conserva su reputación de casa encantada.

Friday, March 20, 2020

Los retratos del "Amistad"

"En 1839, el barco de esclavos español Amistad zarpó desde La Habana hacia Puerto Príncipe, en Cuba. El barco transportaba a 53 africanos que pocos meses antes habían sido raptados de su tierra natal, en la actual Sierra Leona, para ser vendidos en Cuba. Los cautivos se rebelaron contra la tripulación del barco y mataron al capitán y a otros integrantes, pero dejaron con vida al navegante para que los llevara de vuelta a África. Contrario a los deseos de los cautivos, el navegante dirigió la nave al norte y al oeste. Tras varias semanas, un navío de la marina de los EE. UU. alcanzó al Amistad frente a la costa de Long Island. Los africanos fueron transportados a New Haven, Connecticut, para ser juzgados por motín, asesinato y piratería. Posteriormente estos cargos se desestimaron, pero los africanos continuaron encarcelados, ya que el caso se convirtió en un conflicto por reclamación del salvamento y derechos de propiedad. En un juicio ante el Tribunal Federal de Distrito, un grupo de cubanos dueños de plantaciones, el gobierno de España y el capitán del Amistad reclamaron la propiedad de los africanos. Tras dos años de batallas legales, el caso llegó hasta la Corte Suprema de los EE. UU., que finalmente ordenó que los cautivos fueran puestos en libertad. Treinta y cinco de los ex-cautivos regresaron a su tierra natal; el resto había muerto en el mar o mientras esperaba el juicio. El residente de New Haven William H. Townsend retrató (y en muchas ocasiones registró los nombres) a los cautivos del Amistad durante el juicio. Estos dibujos se han conservado en la biblioteca de la Universidad de Yale"
























Thursday, March 19, 2020

My Repeating Island

By Gustavo Pérez Firmat


De las islas no se despide nadie para siempre.

                   Dulce María Loynaz



What sort of an exile is someone who has spent four-fifths of his life in another country and who has no intention of returning to Cuba to live no matter what the political conditions on the island? In exile he grew up and grew old. In exile he acquired a language, met all of his friends, married, had children, pursued a career, endured illnesses and separations. He’s certain that he will die in exile. He’s just as certain that he will die an exile. What sort of exile is this person, whose homeland is no longer his home? 

                                                            •

In the movie The Lost City, Andy García’s character, Fico Fellove, declares: “I’m only impersonating an exile. I’m still in Cuba.” When Fico says this, he has just arrived in New York City from Havana. I wonder what Fico would say were he still in New York forty years later. Perhaps he would say this: “I’m only impersonating a Cuban. I’ve always been in exile.” Time turns exile into a chronic condition, in the literal sense of the adjective: a way of being in the world inseparable from the experience of temporality. The chronic exile never says, I am an exiled Cuban. He always says, I am a Cuban exile: the noun, the substantive, is exile.

                                                            •

It is often thought that an exile spends his (or her) time in remembrance, but for the chronic exile, it’s not quite true. Even when he was young and still had relatives who, unlike him, had spent most of their lives in Cuba, he was not the source of memories but the one who received them, and later, the one who relayed them. He was the executor of the nostalgia of others: his parents and grandparents, his aunts and uncles, all those members of his typically distended family that included people whom he barely knew. His own memories of Cuba, such as they were, seemed less urgent, less necessary, than those of the grown-ups around him. It still seems that way, even now that he is the only grown-up around him.

                                                            •

When the chronic exile longs, he longs for a time when the people around him still had memories. He longs for the days of temporary, rather than chronic, exile. Virgil Suárez, one of the chronic exile’s heroes, writes in a poem: “How far do your roots extend? Far enough to do damage.” That is, not far enough.

                                                            •

Years ago a Miami newspaper carried a item about a man who had been paralyzed as a result of a stroke. He would spend his days in a wheelchair by the window of his Miami Beach condominium, facing south, mumbling to himself the only word he was still able to pronounce: Cuba. The chronic exile believes that he is like that man. Rather than recollection, his exile involves iteration: Cuba, Cuba, Cuba. What is this Cuba that he iterates? What are the modes of his iteration?

                                                            •

Three ways of thinking about Cuba: as país, as pueblo, and as patria. Not living among Cubans (el pueblo), and not having gone back to Cuba (el país), the chronic exile thinks of Cuba as his patria, a personal possession, an imaginary homeland, a country he cannot leave or lose. This Cuba goes with him wherever he goes. It dreams with him. It wakes up with him. It gets sick with him. It will die with him.

To the three ways of thinking about Cuba correspond the three faces of Cubanness: cubanidad, cubaneo, and cubanía. Cubanidad, a word that goes back to the first stirrings of a Cuban national consciousness at the beginning of the nineteenth century, designates a civil status embodied in birth certificates, passports, naturalization papers. By contrast, cubaneo isn’t borne out in documents or decrees, but in a loose repertoire of gestures, manners, customs, words. Rather than naming un estado civil, cubaneo names un estado de ánimo – a mood, a temperament, structures of thought and feeling: what used to be called “national character.” Its frame of reference is not un país – a political entity – but un pueblo  –  a  social and cultural entity.

The third face of Cubanness is cubanía, one of those rare words that actually has a birthday, since it was coined by Fernando Ortiz in a lecture at the University of Havana on November 28, 1939. Cubanía is not accident of birth, or a menu of manners and mannerisms. According to Ortiz, cubanía inheres in “la conciencia de ser cubano y la voluntad de quererlo ser.” Unlike cubanidad, which requires external verification, cubanía demands an act of the will. Unlike cubaneo, which requires the society of like-minded people, cubanía requires only a willingness of the heart. It does not find expression in a nation – un país – or in a people – un pueblo  –  but in something more abstract and ineffable – in a homeland, una patria.

Cubanía doesn’t depend on place of residence or country of citizenship; it has little to do with language or demeanor; and, perhaps most importantly, it cannot be granted or taken away. It is the expression of Cubanness most available to those of us for whom Cuba itself remains an unachievable blend of ser and querer ser, a redemptive form of wishful thinking. If cubanidad is political and cubaneo is prepolitical, cubanía perhaps should be described as postpolitical, as the nationality of those without a nation.

Touched by cubanía, the chronic exile no longer feels like a stranger in his own skin.

                                                            •

Iteration begins with memory fatigue. Like seeing childhood friends too often, after a while – years, decades – repeating the same stories over and over becomes unpleasurable. Worse: it becomes unpainful. The memories have lost their sting as well as their savor. Like a muse-less museum, or a house with closets but no skeletons.   

                                                           

Or iteration begins with memory loss, which is what happened to the paralyzed man. Unable to remember Cuba, he could only utter “Cuba.” After the memories fade, what remains is the impulse to address, to point and name. Iteration is deictic, directional. Looking south, the man in the wheelchair could not see the island from where he sat, but his head was turned that way, one could say he was headed that way, though he would never reach the place toward which he was headed. This turning toward Cuba, as distinct from returning to Cuba, is the chronic exile’s mode of iteration. An invalid’s apostrophe.

                                                            •

In the 1930s Xavier Cugat recorded “Miami Beach Rhumba,” a song about a young woman who, on the way to Cuba to learn how to rhumba, found what she was looking for in Miami Beach:



I started out to go to Cuba, soon I was at Miami Beach.

There, not so very far from Cuba, oh what a rhumba they teach.

Palm trees are whispering “yo te quiero,” what could I do but stay a while?

I met a Cuban caballero, we danced in true Latin style.

So I never got to Cuba, but I got all its atmosphere.

Why even Yuba and his tuba, they played a night right here.


Like the girl in the song, the chronic exile makes do with atmosphere. Almost anything can create it: a riff, a whiff, a word, a gesture, a smoke. Atmosphere cannot be seen but it can be felt. Rather than a sense of place, the chronic exile is trailed by atmosphere. He feels it around and inside him. He exhales it and he inhales it. For him, a Cuban atmosphere is both landscape and inscape, environment and in‑vironment. Those he meets often think that he is the atmosphere, a Cuban caballero or a whispering palm tree. But he knows better: the atmosphere others see in him is not the atmosphere in which he dwells, perceptible only to him. A locale without a location, with contours rather than coordinates, this rarefied air he breathes is his portable island.

                                                           

Atmosphere is feeling, affect – or rather, a particular affect. If exoticism, according to Victor Segalen’s classic definition, is the feeling that diversity stirs in us, the chronic exile’s atmosphere is the feeling stirred in him by something as familiar as his own first name, but also something that has been lost, like his own first name. We move through the familiar as through a vacuum. Only when the familiar becomes estranged from the everyday does it precipitate into atmosphere.         

                                                           

Since tourism is touring, turning, some may think of atmospheric Cubanness as virtual tourism, a mental and sentimental retour au pays natal accomplished by traveling in place, without ever moving from the house from which the chronic exile gazes at his homeland. But whereas the tourist seeks the unknown, the unfamiliar, the chronic exile worships sameness: Cuba, Cuba, Cuba. The tourist comes and goes, while the chronic exile, having left once, has decided not to leave again.  

                                                           

Nonetheless, he knows that he has become some sort of tourist, an occasional Cuban, sporadic rather than diasporic. In the almost fifty years that he has spent in exile, there have been many days when he has not heard a word of Spanish, but none when he has not heard a word of English. This is one reason, among others, why the chronic exile talks to himself – in Spanish.

                                                           

Cuban graffiti: Havana, during the balsero exodus of the 1990s: “Yo me quedo”; Miami, at about the same time: “Yo no voy.” The chronic exile dissents from both sentiments. He cannot leave because he already left. He cannot stay because he never left. Were he to indulge in graffiti, he would scrawl on the walls of his house: “Yo aquí, allá ellos.”  

                                                           

In the 1950s, Cuban children used to learn geography from a textbook by Leví Marrero, Geografía de Cuba, whose first illustration showed a map of the world with Cuba at its center. Its caption: “El mundo alrededor de Cuba.” Anyone familiar with Cubans will recognize that the belief that the world revolves around Cuba is more than a cartographic projection. It’s one of countless examples of the ombliguismo that scholars and pundits have discussed (and of which these pages may be another instance). A line from a song by the Cuban-American singer Willie Chirino sums up Cuban exceptionalism in four words: Como Cuba, ni Cuba. Like Cuba, not even Cuba. If islands are exceptions to the rule of continents, Cuba is an exception to an exception, an incontinent rule unto itself.

The second illustration in Geografía de Cuba offers another map of Cuba, but this time the perspective is different. The caption reads: “Cuba vista desde el norte.” In Cuban slang “el norte” is the United States. For the last half-century, “Cuba seen from the North” has encompassed the gaze of hundreds of thousands of Cubans. Looking at this map, the chronic exile sees himself looking at his homeland, that is, navel-gazing.


The poet Orlando González Esteva, another of the chronic exile’s heroes, likes to say, “El futuro ya pasó,” by which he means both “the future already happened” and “the future passed us by.” The reason, González Esteva adds, is not that we are no longer who we were, but that we have already been who we were going to be.

                                                           

The chronic exile knows that, whatever happens in Cuba, it will have happened too late. Change may come to Cuba – it may have already – but no change will come to him. In this he resembles those hundreds of thousands of other exiles, on both sides of the Florida Straits and also within them, who did not live to see the day of their country’s liberation. Exile ends, chronic exile goes on.

                                                            •

But. Sin embargo.

                                                           

But perhaps he is needlessly betting against himself. But perhaps his bitterness has misled him, making him believe that there are no third acts in an exile’s life. Eduardo Galeano, not one of the chronic exile’s heroes, once wrote that nostalgia is good but hope is better. It may be that when our day finally does come – it may have happened already – the cocoon of exile will fall away from him like dead skin. It may be that he will discover that he has not lost the ability to connect and commune. Hope – esperanza – is a word that he that has seldom used, an emotion that he has never embraced. When he was younger, he used to toast to a next year in Cuba without really believing it. The toast was an obligatory formality, one of the rituals of exile. More given to regret than to expectation, he always enjoyed living in the land of what-might-have-been, his only país. Will he allow himself to give up what might have been for what could be?

                                                           

He tells himself that it would be a relief not to have to explain what kind of Cuban he is, which side he is on: for or against, gusano or revolucionario. He fantasizes about the day when he can identify himself as Cuban without his interlocutors wondering, usually silently, what he means. (His worm’s eye views never have been a secret.) Like others before him, he visualizes un puente, un gran puente spanning the distance between the aquí and the allá. Not a bridge to Cuba, but a bridge between Cubans. Were that day to come, he would scrawl new graffiti on his wall, no longer a wall: yo aquí, pero con ellos; allá ellos, pero conmigo.  

Wednesday, March 18, 2020

La casa del Manifiesto de Montecristi


Por Camilo Venegas Yero
El autor junto al también escritor Alejandro Aguilera
El 2 de septiembre de 1888, Máximo Gómez escribió en su diario: “Nuevas y gratas impresiones al pisar por tercera vez las playas de mi tierra natal”. Volvía a su país con la intención de dedicarse al cultivo del tabaco (con la ayuda de vegueros cubanos) y la ganadería.

Venía de largos viajes y, para decirlo con sus propias palabras, de la “más espantosa miseria”. Además de anotar todo lo que hacía, el guerrero dejaba constancia de sus reflexiones: “Las grandes tiranías requieren grandes hérores”, afirmó. “Siguen los cubanos en su indeferentismo hacia mí”, confesó.

El general Ulises Heureaux le ofreció protección y el empresario Alejandro Grullón ayuda económica. Las cosechas fueron “mezquinas”. Los vegueros cubanos, también. El 11 de septiembre de 1892, cuando compartió con Martí, primero un café y después un ron, Gómez era un hombre desesperado.

“Martí viene a nombre de Cuba, anda predicando los dolores de la Patria, enseña sus cadenas, pide dinero”, anota. La casa, convertida hoy en un precario museo, parece un escenografía de una puesta en escena que no se repondrá más. Pero aún es útil para imaginarse los personajes moviéndose dentro de ella.

Siempre que vamos a Montecristi (al pie del Morro, una majestuosa elevación en la costa, hay un hotel que nos gusta mucho), pasamos horas en la casa donde vivieron Manana y Máximo. He leído todo lo que ha caído en mis manos sobre los días que compartieron Gómez y Martí en aquel espacio.

Ahí adentro, mientras el Delegado invitaba al guerrero, “sin temor de negativa, a este nuevo trabajo, hoy que no tengo más remuneración que ofrecerle que el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres”. Luces siempre ténues. Calor y mosquitos. Lo estricto.

Aún cuando se sentían vigilados, de seguro se sentaron en el portal y caminaron por los alrededores. Eso no está en ningún libro. Tampoco lo que hacían Manana, Panchito y las niñas entre ellos. La vida cotidiana de la casa del Manifiesto de Montecristi: siempre que estoy dentro de ella, trato de imaginarme eso.

Monday, March 16, 2020

Dos notas a Liliam Moro (y dos poemas) [con postdata]

Por Luis García de la Torre*

…entonces comprendes que sólo se pertenece realmente a un lugar si el alma se vuelve realidad sin tiempo y unifica en sí misma todos los tiempos…
(En la boca del lobo, Lilliam Moro)

Lilliam Moro nació en La Habana el 8 de marzo de 1946. Allí comenzó su carrera. En 1965 obtuvo el Primer Premio de Poesía con El extranjero en concurso celebrado entre las universidades de la isla. Perteneció al grupo de Ediciones El Puente. Fue profesora de literatura de preuniversitario y sus críticas literarias y poemas se publicaron en la prensa periódica cubana. En 1970 marcha de Cuba hacia España donde vivió más de cuatro décadas. En Miami llevaba residiendo 10 años, ahí continuó muy activa en su creación. Publicó los poemarios La cara de la guerra (Madrid, 1972), Poemas del 42 (Madrid, 1989), Cuaderno de La Habana (Madrid, 2005), Obra poética casi completa (Miami, 2013), Contracorriente, ganadora del prestigioso Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador” (Salamanca, 2017), El silencio y la furia (Miami, 2017) y Tabla de Salvación (Madrid, Editorial Betania 2018). Su novela En la boca del lobo obtuvo el Premio de Novela “Villanueva del Pardillo” (Madrid, 2004) y fue tema de estudio durante dos cursos en la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla. También es autora de varias ediciones críticas de clásicos de la literatura española y de numerosos artículos de crítica literaria.
A principio de este 2020 Lilliam fue diagnosticada con un agresivo cáncer. Sin embargo, la poetisa volcó todas sus energías en publicar dos libros inéditos: Las reencarnaciones de Mamá Inés, novela; y Ese olor a después, de poesía. Ambas obras las vio editadas, están ya disponibles en Amazon.
El pasado mes, el 21 de febrero, en el espacio Viernes de Tertulia, evento mensual coordinado por el escritor y periodista Luis de la Paz, en el Miami Hispanic Cultural Arts Center, recibió el reconocimiento público de sus amigos. Entre los oradores se encontraban los escritores Carlos Alberto Montaner, José Abreu Felippe, Reinaldo García Ramos, Sergio de los Reyes y Franky de Varona.

Lilliam falleció a las 5 am del sábado 14 de marzo del 2020 en su departamento de Miami. Con más de cincuenta años en el verso pertenecerá siempre en base y altura a la lírica cubana de vanguardia. Nadó siempre ferozmente en ella. Será la gran poetisa cubana de este siglo.

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Por Fernando Mires**


La poeta cubana Lilliam Moro, no solo en mi opinión, una de las más importantes de nuestro tiempo, ha muerto. Hace un par de meses tuvo la gentileza de enviarme, a título personal, su libro EL SILENCIO Y LA FURIA. De ese libro transcribo en POLIS un poema que en estos momentos no vacilo en calificar como premonitorio. 


DE POEMAS Y MUERTOS

Están muriendo por montones y yo escribo
[poemas. Les pongo título, los releo y corrijo pero casi nunca me entero del nombre del que
[muere el que perdió la biografía, su lado bueno y el otro insoportable, el derecho a una muerte por causa natural. Y yo sigo escribiendo. En el momento de elegir estas palabras está muriendo un ser desconocido sin tumba personal ni lápida ni flores. No es que fuera importante, simplemente era alguien, ni más ni menos que un pequeño universo, una brizna de hierba que el viento ha llevado y
[traído como si fuera nada, igual a los de aquí, los que insistimos en no se sabe qué para seguir aferrados a no se sabe qué.
(Como este poema que parece que me ha quedado medianamente
[bien).



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EN MEMORIA DE ELLOS***



Los poetas poetas

mueren en vida o se suicidan

o se entregan al virus de las tres iniciales

o abren las puertas al cangrejo que camina de lado

y los devora internamente como si fuera un gran amor.

Los poetas poetas.

los que desprecian las certezas,

los aguafiestas, los que visten tan mal,

son los que eligen arder como en la alquimia

para crear los mundos imposibles

que sustituyan la sonrisa forzada,

la mediocre metáfora,

el premiecito que los compra,

la otra mejilla puesta para la bofetada

del que administra las medallas y el hambre.

Los poetas poetas se arriesgan al olvido,

la peor de las muertes.

*Tomado de Crítica.cl
*** Tomado de Arbol Invertido

Postdata:

Nota de Felipe Lázaro:
Lamentamos comunicar el fallecimiento de la poeta y escritora cubana Lilliam Moro Núñez, el pasado sábado 14 de marzo, en su casa de Miami.
En 1965,  siendo una joven estudiante habanera, Lilliam irrumpió en la poesía cubana al ganar el Primer Premio del Concurso “13 de Marzo” al que concurrían los alumnos de las Escuelas de Letras de las universidades cubanas, con su poemario El extranjero. Libro que no fue publicado por considerase contestatario … En esos años universitarios,  se vinculó al grupo de escritores reunidos alrededor de las Ediciones El Puente (1961-1965) que dirigía el poeta José Mario.
En su patria, realizó estudios de Magisterio en el Instituto Pedagógico Makarenko y se licenció en la Escuela de Letras y de Artes de la Universidad de La Habana. Trabajó como profesora de Literatura en un preuniversitario y publicó críticas y poemas en revistas cubanas de la época, como La Gaceta de Cuba, Unión, Bohemia  y Casa de las Américas.
En 1970, tomó el duro camino del exilio: Primero, residió cuarenta años en España y, posteriormente,  unos años en Puerto Rico hasta terminar una década en Miami.
En España, trabajó durante años en la editorial Playor, que dirigía Carlos Alberto Montaner en Madrid y con posterioridad  en la casa editora Plaza Mayor de Patricia Gutiérrez (Hija de Eloy Gutiérrez Menoyo) en Puerto Rico.
Su extensa bibliografía se puede sintetizar en estos títulos,  escritos y publicados todos en el destierro: Poemarios: La cara de la guerra (Madrid,1972), Poemas del 42 (Madrid: Playor, 1989), Cuaderno de La Habana (Madrid: Fundación Cultural Olivar de Castillejo, 2005), Obra poética casi completa    , Contracorriente (Salamanca: Premio Internacional de Poesía “Pilar Fernández Labrador, 2017),  El silencio y la furia (Miami, 2017 ), Tabla de salvación (Madrid: Betania, 2018) , Viaje hacia el horror (Madrid: Betania, 2018)  y Ese olor a después (Miami: Ediciones Furtivas, 2020). Novelas: En la boca del lobo (Madrid: Verbum, 2004), I Premio de Novela Corta “Villanueva del Pardillo” y Las reencarnaciones de Mamá Inés (Miami: Ediciones Furtivas, 2020).
Además de poeta y narradora, realizó ediciones críticas-didácticas de clásicos de la literatura española,  como: Novelas ejemplares Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes , El Lazarillo de Tormes, Poema del Cid, La verdad sospechosa de Juan Ruis de Alarcón, Peribánez y el Comendador de Ocaña de Lope de Vega,
La Celestina de Fernando de Rojas, El burlador de Sevilla de Tirso de Molina, La vida es sueño de Calderón de la Barca, entre otras.
Una selección inicial de poemas de Lilliam Moro apareció en la antología  Segunda novísima de poesía cubana  (La Habana,: Ediciones El Puente, 1964) del poeta cubano José Mario. Sin embargo, esta edición fue censurada y no llegó a publicarse en Cuba. Esta obra se puede leer en el libro Ediciones El Puente en La Habana de los años 60: lecturas críticas y libros de poesía (México: Ediciones del Azar, 2011)  de Jesús J. Barquet.
Otras selecciones de su poesía pueden leerse en: Poesía Cubana Contemporánea (Madrid: Catoblepas, 1986), en Poetas Cubanos en España (Madrid: Betania, 1988) de Felipe Lázaro, en  La poesía de las dos orillas. Cuba, 1959-1993) de León de la Hoz (Madrid: Libertarias / Prodhufi, 1994 y Madrid: Betania, 2018), en la Poesía Cubana: La Isla Entera (Madrid: Betania, 1995) de Felipe Lázaro y Bladimir Zamora, en la Antología de la poesía cubana. Tomo IV (Madrid: Verbum, 2002) de Ángel Esteban y Álvaro Salvador, en la Antología de la poesía cubana del exilio (Valencia: Aduana Vieja, 2011) de Odette Alonso y  en Otra Cuba secreta. Antología de poetas cubanas del XIX y del  XX (Madrid: Verbum, 2011) de Milena Rodríguez Gutiérrez,  entre otras.
También, como poeta,  fue invitada y participó en los Congresos de poetas iberoamericanos celebrados en la ciudad de Salamanca (2009 y 2017).
Como homenaje a la trayectoria poética de Lilliam Moro (La Habana, 1946 – Miami, 2020), ofrecemos a nuestros lectores una breve selección de  cuatro poemas:


Ofelia flota sobre las aguas verdes
 A Sir John Everett Millais
Ofelia flota sobre las aguas verdes,
su cabello enredado entre nenúfares,
los juncos de la orilla.
Los pececillos de colores entran en sus oídos
Con su batir de aletas diminutas
Reproduciendo el perenne murmullo de la alucinación.
Ofelia flota y está inmóvil.
Bajo sus párpados conserva la imagen última:
el fugaz pajarillo, la abeja sobre el lirio,
las ojeras del príncipe de Dinamarca.
La conciencia se desvanece lentamente con su cerebro
que ya de descompone.
Pero no habrá descanso para la dulce Ofelia:
la locura no es alimento de la muerte
y flotará –como ella ahora-
sobre los ruidos del cuerpo reventándose,
sobre el hedor de sus emanaciones
y aun cuando todo esto haya pasado
persistirá en los órdenes desconocidos,
en los recuerdos que en los demás pervivan,
en el remordimiento del ojeroso príncipe.

Elogio del danzón
 En recuerdo del primer danzón,
Las alturas de Simpson, 1879.
Para Ana Riutort
          
Inquieta abre la puerta llenando aquel salón
la herencia afrancesada,
el experto compás que intenta una cadencia
más colonial si cabe. Son las luces
que blanquean la piel como es debido.
La contradanza está sonando.
No obstante la levita y el cuello almidonado.
las largas y acampanadas faldas,
se cuela entre los pies un ritmo abrupto,
melancólico suena en aire y percusión:
toque negro insolente pese a las muchas luces.
Y el cochero allá afuera sonríe picaresco
y el que lleva las copas de ponche se estremece:
el flautita mulato se ha estado congraciando.
Han nacido el danzón y muchas cosas:
Las alturas de Simpson están tomadas ya.

Precauciones
Cuando amanezco, a veces,
una mirada en derredor me dice
que vivir es muy fácil:
-tengo todo mi cuerpo en buen estado,
trabajo, como recibo a veces cartas.,
y tengo compañía-
Cuando amanezco, a veces,
una mirada en derredor me dice
que no abra la puerta si me llaman,
que no coja el teléfono
y que ningún periódico se escurra
de puertas para adentro:
porque afuera está aullando la fiera de la desesperanza
porque allí está de guardia el hecho imprevisible
porque un montón de cosas se me vienen encima
sin que yo las comprenda.

En memoria de ellos
Los poetas poetas
mueren en vida o se suicidan
o se entregan al virus de las tres iniciales
o abren las puertas al cangrejo que camina de lado
y los devora internamente como si fuera un gran amor.
Los poetas poetas,
los que desprecian las certezas,
los aguafiestas, lo que visten tan mal,
son los que eligen arder como en la alquimia
para crear los mundos imposibles
que sustituyan la sonrisa forzada,
la mediocre metáfora,
el premiecito que los compra,
la otra mejilla puesta para la bofetada
del que administra las medallas y el hambre.
Los poetas poetas se arriesgan al olvido,
la peor de las muertes.
*    *     *
Desgraciadamente, otro poeta cubano muere en el exilio… Pero estas recurrentes muertes -lejos de la patria- representan un gran  testimonio y  una denuncia contundente contra uno de los mayores crímenes del régimen del 59, responsable de este masivo destierro vitalicio que ya dura más de 60 años…
Por esta tragedia exiliar cubana, hoy más que nunca, hay que recordar que estos “muertos de la Patria” (Virgilio Piñera, dixit) jamás fueron emigrantes, sino sucesivos  exiliados políticos y, entre esos millones de ciudadanos cubanos, nuestra admirada Lilliam Moro -como poeta y escritora cubana- mantuvo una dignidad  de disidente ejemplar y su postura radical contra el castrismo estalinista siempre fue una constante en su vida de desterrada.
Al  menos, solo nos conforta saber que la obra literaria de nuestros ilustres muertos exiliados se recordará para siempre en cada rincón de nuestra Isla, como  señalaba Lilliam al final de su poema  “Meditaciones de Odiseo”: “Para ti todo ha terminado. / Ya sólo eres un hombre que muy pocos recuerdan. / Ha sonado el portazo de Dios / y estás del otro lado”.
¡Descanse en paz nuestra amiga Lilliam!
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Para completar este recuerdo-homenaje, ofrecemos la versión digital  (PDF) de los dos títulos publicados por Lilliam Moro en Betania (2018)  para su lectura  y descarga GRATUITA. Son su poemario Tabla de salvación y la separata Nº 12 con el poema Viaje hacia al horror.