Saturday, April 30, 2022

Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA se declara sobre juicio a los pilotos

 




RESOLUCIÓN No. 47/81
CASO 4677

CUBA
25 de junio de 1981 



ANTECEDENTES:

1. En comunicación de 12 de agosto de 1979, se denunció lo siguiente:

"En el mes de enero de 1959 fueron hechos prisioneros políticos todos los miembros del cuerpo de aviación de Cuba (pilotos, co-pilotos, mecánicos y trabajadores).

Alemany Pelaez, Jorge
Alonso Guillot, Ramón
Brito García, Juan
Iglesias, Ramirez, Manuel
Lam Rodríguez, Roberto
Piedra Bustarviejo, Antonio
Pinera, Machin, Augustín
Bacallao, Pedro
Bermúdez Esquivel, Mario
Beravides Ballesteros, Eulalio
Burias Acosta, Luis
Chapi Yaniz, Francisco
Estevez de Arcos, Guillermo
Pérez Valdes, Roberto
Rodríguez de Castro, Ricardo
Rodríguez, Edelso
Samoano, Gustavo C.
Arguelles, Ramón
Campbell, Francisco B.
Lazo de Cuba, Carlos
Antunez, Telesforo R.
Becerra, Rafael
Bergueiro, Armando
Capote Oropesa, Alfredo
Delgado Hernández, Sandalino
Cerdena Valdes, Benigno
Concepción, Julio
Córdoba Aguiar, Julio

En marzo de 1959 se les celebró un juicio ante un tribunal revolucionario integrado por el Comandante Feliz Pena Díaz, Presidente; Comandante Antonio Michel Yabor y el Teniente auditor Alberto Parua Toll como vocales. En este juicio se presentaron todas las pruebas del caso y el referido tribunal dictó sentencia absolutoria para todos los encarcelados ordenando su inmediata libertad, per no fueron puestos en libertad.

Fidel Castro, violando todas las pruebas del caso y las leyes vigentes ordenó la prisión de todos los prisioneros.

Por orden expresa del Comandante Fidel Castro se les celebró el segundo juicio amañado o preparado cuya sentencia ya había sido redactada por el propio Castro y todos fueron condenados a 30 años de prisión. Han transcurrido ya 20 años y todos esos inocentes prisioneros políticos siguen guardando prisión, con excepción de Eulalio Beruvides Ballesteros, el único que fue puesto en libertad.

E1 comandante del Ejército Rebelde que presidió el tribunal y que absolvió a los prisioneros, Felix Pena Díaz, abochornado y dolorido por la injusticia cometida por Castro y su régimen contra los prisioneros, se suicidó.

Muchos de estos prisioneros, dado el tiempo transcurrido en prisiones inadecuadas y con un tratamiento cruel, inhumano y degradante se les ha quebrantado su salud y no están recibiendo la adecuada atención médica ni alimenticia”.

2. En nota de 18 de diciembre de 1979, la Comisión transmitió las partes pertinentes de la denuncia al gobierno cubano solicitándole que suministrase la información que estime oportuna.

3. E1 Gobierno de Cuba hasta la fecha no ha respondido.

CONSIDERANDO:

1. Que hasta la fecha el Gobierno de Cuba aún no ha respondido a la solicitud de la Comisión de fecha de 18 de diciembre de 1979.

2. Que el Artículo 39, (1) del Reglamento de la Comisión establece lo siguiente:

Artículo 39:

Se presumirán verdaderos los hechos relatados en la petición y cuyas partes pertinentes hayan sido transmitidas al gobierno del Estado aludido, si, en el plazo máximo fijado por la Comisión de conformidad con el artículo 31, párrafo 5, dicho gobierno no suministrare la información correspondiente, siempre y cuando de otros elementos de convicción no resultare una conclusión diversa.
LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

RESUELVE:

1. Por aplicación del Artículo 39, (1) del Reglamento, presumir verdaderos los hechos denunciados en la comunicación de 22 de diciembre de 1979, relacionada con el tratamiento cruel, inhumano y degradante a que estaban sometidos en la fecha de la denuncia.

2. Declarar que el Gobierno de Cuba violó el derecho de seguridad e integridad de la persona (art. I de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre), el derecho de la preservación de la salud y bienestar (art. XI).

3. Comunicar esta decisión al Gobierno de Cuba y a los denunciantes.

4. Incluir esta Resolución en el Informe Anual de la Comisión a la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos de conformidad con el Artículo 18, inciso (f) del Estatuto y Artículo 59, inciso (g) del Reglamento de la Comisión.


Tomado de aquí.

Saturday, April 23, 2022

ACTO DE INVESTIDURA

 


ACADEMIA DE LA HISTORIA DE CUBA EN EL EXILIO, CORP.

INVITACION ACTO DE INVESTIDURA 

La AHCE invita a sus miembros y público en general al Acto de Investidura de la Lic. Ingeborg Portales Maestro de Ceremonias: Dr. Octavio de la Suarée, Secretario de la AHCE. 

Título del Discurso de Investidura: “Cuba, sol de sus hijos” de I. Portales. 

Respuesta a cargo del Lic. Iván Acosta, Vicepresidente de la AHCE. 

Entrega de Diploma y Discurso de Clausura: Dra. Perla Rozencvaig, Vocal de la Junta Directiva de la AHCE. 

La actividad tendrá lugar en el William V. Musto Art Center 420 15th Street. Union City, NJ 07087 

Fecha: Domingo 1 de mayo de 2022. Hora: 11:00 AM. Entrada libre, siguiendo las reglas sanitarias vigentes. 

¡QUEDAN TODOS INVITADOS!

Thursday, April 21, 2022

Documental “Veritas” o la verdad de una hazaña

Por Alejandro Ríos

Fue a mediados de los años sesenta en la cafetería del centro comercial de la Habana del Este, que ya se desmoronaba con la escasez, cuando empezaron a dispensar, inesperadamente, el refresco americano Kool-Aid, de sabor a uva, en unas tanquetas impecables de acero reforzado.

Otros productos del “enemigo”, que no alcanzo a recordar, aparecieron brevemente en nuestra indigente estantería comercial, desvirtuada por la ansiedad de consumir.

Luego se supo que esos bienes habían sido canjeados, como indemnización, por los miembros de la Brigada 2506, apresados en la contienda de Bahía de Cochinos.

La prensa castrista la volvía a emprender contra los héroes. Se burlaba de cómo habían sido cambiados “por compotas”, luego de años en presidio riguroso e, incluso, amenazados de eventuales fusilamientos porque, aparentemente, la barbarie popular así lo reclamaba.

Por supuesto que el dictador, Fidel Castro, especialista en denigrar a sus enemigos con epítetos rimbombantes, los llamó mercenarios, desde el primer día, falseando totalmente el concepto. De tal modo, quedaron calificados en todos los programas de estudios, bibliografía, y demás medios de comunicación y audiovisuales. Por entonces, nadie se hubiera atrevido a contradecirlo públicamente.

Ahora que se acaba de celebrar el sexagésimo aniversario de aquella gesta, el director de cine Eliecer Jiménez-Almeida ha concluido el documental “Veritas”, que comenzará su correspondiente gira de festivales, antes de ser presentado, públicamente, en Miami y, eventualmente, en La Habana, ciudades que son las fuentes culturales principales de la cubanidad y sus acontecimientos.

Veritas
Póster del documental Veritas. Foto cortesía

Jiménez-Almeida es un director de cine independiente muy perseverante y siempre del lado de quienes reclaman justicia, como una suerte de poética. Sus documentales “Usufructo” y “Persona”, entre otros de una filmografía notable, generan oposición y contradicciones insalvables en el poder totalitario y su malsana vocación por desvirtuar la experiencia histórica real.

Con este instrumental, al director, quien ha sido exhibido en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), en una de las pocas muestras de contenido anticastrista de la institución, se le presenta la oportunidad de colaborar con los veteranos de Bahía de Cochinos para dejar plasmada parte esencial de aquella vivencia excepcional en un documental que titula “Veritas”, para que no quede duda de su vocación y contenido.

Sin proponérselo, la obra deviene desmentido humanista de la tergiversación y tribulaciones sufridas por jóvenes idealistas que se presentaron, sin ninguna otra compensación material, a un llamado de reclutamiento para ir a liberar la patria, usurpada por el comunismo, mientras hubiera tiempo de revertir tan lamentable destino.

Veritas Eliécer Jiménez-Almeida
Foto cortesía

No fueron muchos los que tomaron la temeraria decisión, pues otros optaron por esperar los cambios y alentaron el anticastrismo desde la legitimidad del exilio. Los que comparecen en el documental, sin embargo, siguen convenciendo al espectador de aquella perentoria necesidad de recuperar la patria por la fuerza, que la historia luego ha suscrito con creces.

A diferencia de otras aproximaciones, más inclinadas a la academia, o a temas recurrentes como la guerra fría, el enfrentamiento ideológico, el panorama político internacional, entre otras complejidades históricas y puntos de vista posibles, “Veritas” deriva y se narra desde los participantes con una sinceridad avasalladora de quienes no solo afrontaron la denigración sistemática del aparato ideológico del régimen, sino de sus “fellow travelers” internacionales.

Jiménez-Almeida se arriesgó, asimismo, a redondear visualmente las arduas circunstancias de los brigadistas sobre el terreno, desbastecidos y tácticamente abandonados, filmando imágenes del escenario histórico, incluso del fondo del mar donde descansan las huellas del combate.

Son elementos que enriquecen el contenido y colocan al público en aquella ingrata geografía que terminó por conspirar contra el éxito posible de una hazaña sin parangón en la historia contemporánea de la isla.

“Veritas” no deja de subrayar la nobleza de sus protagonistas con la palabra directa y mucha emoción en el recuerdo. La construcción narrativa no sucede a partir de frases hechas o patrioteras. Es una conversación serena, en paz, convincente, sin rencores, de quienes no dudan de haber estado del lado correcto de la historia.

Jiménez-Almeida se las arregla, mediante atinado montaje y esmerada recreación visual y testimonial, para que sigamos el hilo conductor en el laberinto de la guerra fría y la alta política internacional, sujeta a sus intereses específicos, dejando que los veteranos de Bahía de Cochinos manifiesten, abiertamente, sus frustraciones por verse imposibilitados de alcanzar el triunfo, en medio de determinaciones burocráticas improcedentes, distantes de la realidad.

El haber perdido la posibilidad de cambiar el rumbo de la historia y evitar la debacle de seis décadas de férrea dictadura, ofrece a los brigadistas toda la certidumbre del éxito moral indiscutible que ostentan.

“Veritas” es un acto de justicia, traducido al cine, que aborda las razones de los héroes y pone a prueba sus convicciones.

Demuestra que la búsqueda de la libertad no entiende de obstáculos, farsas o traiciones. Es un hecho consustancial a la idea de patria.

Para Jiménez-Almeida la cultura cubana es indivisible y distintas generaciones se dan cita en la producción del documental para ofrecerle el valor y la permanencia que merece.

En el 60 aniversario de una gesta mítica que les dio la razón a sus héroes y mártires, “Veritas” abre las puertas de la verdad para que el mundo comprenda, y no olvide, que la lucha por la libertad en Cuba sigue totalmente vigente.

Ficha técnica:

Productor ejecutivo: Carlos León Acosta

Manager de producción: Angélica M. Loucraft

Productor en La Habana: Ricardo Figueredo

Fotografía: Eliecer Jiménez-Almeida

Editor: Jorge (Tuti) Abello y Jiménez Almeida

Música original: Sergio Valdés

Mezcla de sonido: Rubén Valdés

Diseño gráfico: Cabilla ST

Corrección de color: Alex Medina

Thursday, April 14, 2022

Muere a los 84 años Basilio Guzmán, ex preso político cubano que luchó contra Batista y Castro

 El Mundo, 14 de abril de 2022

A pesar de estar enfermo, hasta sus últimos años estuvo involucrado en la lucha por la recuperación de la democracia y la libertad en su país

Basilio Guzmán Marrero.Center for a Free Cuba Twitter

EFE

Actualizado Jueves, 14 abril 2022 - 16:03

El exiliado cubano Basilio Guzmán Marrero, luchador contra los regímenes de Fulgencio Batista y Fidel Castro y preso político durante 22 años, ha muerto en Estados Unidos a los 84 años a causa de una larga enfermedad, según informa este jueves el Centro para una Cuba Libre.

Era uno de los llamados Plantados, los presos políticos que se negaron a participar en cualquier plan de reeducación o a cooperar de alguna manera con el régimen castrista.

A pesar de estar enfermo, hasta sus últimos años estuvo involucrado en la lucha por la recuperación de la democracia y la libertad en su país, según el Centro para una Cuba Libre.

Tanto en julio como en noviembre de 2021 Guzmán Marrero participó en piquetes ante la Embajada de Cuba en Washington en apoyo de las protestas en la isla.

Según el Centro por una Cuba Libre, Guzmán Marrero, que nació el 15 de abril de 1937 en el seno de una familia humilde del interior de la provincia de La Habana, se unió a la resistencia contra Fulgencio Batista tras el golpe de Estado de 1952.

Poco después de la victoria revolucionaria en 1959 se unió a otros cubanos que, habiendo luchado por la restauración de la democracia y la Constitución de 1940, se sintieron "traicionados" por el modelo soviético impuesto en Cuba por Fidel Castro, agrega la organización de defensa de los derechos humanos en Cuba.

Por eso se unió al Frente Nacional Democrático, pero en 1962 fue identificado como anticastrista y encarcelado.

Guzmán Marrero, que era carpintero, pasó 22 años de prisión en Cuba y fue reconocido por Amnistía Internacional como preso de conciencia.

En 2020 publicó el libro autobiográfico "Después de la noche: Mis 22 años en el Presidio Político de Cuba".

En 1984 fue excarcelado junto a otros 25 presos políticos gracias a las gestiones del reverendo estadounidense Jesse Jackson y llegó a EE.UU., donde se casó con una voluntaria de Amnistía Internacional, tuvo una hija, volvió a la carpintería y creó un negocio exitoso en el norte del estado de Virginia.

Thursday, April 7, 2022

De la historia a la hystoria: la ausencia de cubanas en la narrativa nacional

Ana Betancourt y Martha Frayde

Por Ileana Fuentes

En ocasiones anteriores he señalado que, como herederos de una cultura machista, hemos mutilado la noción de Patria al sobredimensionar a los patriotas obviando, frivolizando y haciendo invisible a cientos de mujeres protagonistas que brillan por su ausencia en la narrativa historiográfica cubana.

Hoy por hoy no vale esa bobería martiana de que “el deber se hace más dulce cuando la mujer pone su abnegada mano […] en él”. Abnegada quiere decir “negarse a sí mismo”. No son las mujeres un ente angelical con varita mágica que, al decir del autor de La Bayamesa: “todo lo deja, todo lo quema” porque “ese es su lema, su religión”. Basta ya de cursilería. Todos los cubanos debemos urgentemente exigir un mayor rigor y seriedad de nuestros llamados “historiadores”.

De haber aprendido una historia de Cuba equilibrada en términos de género que alimentara un respeto a la Matria, [De Patria a Matria. Conferencia 1999 de la autora publicada como Occasional Paper por la Universidad de Miami] y narrara la gestión multitasking –multitarea– de nuestras mujeres, quizás hubiésemos profesado una mayor pasión hacia la vida, hacia el individuo, hacia un “estado de derecho” aquel 1ro de enero de 1959. De haber sido así, quizás el ruido de la consigna “Patria o Muerte” hubiera repugnado tanto que ningún cubano o cubana hubiera permitido la posterior debacle revolucionaria.

Quizás en 1959, si 4 millones de cubanos en su mayoría de edad hubieran tenido herramientas y elementos para aferrarse a una conciencia y a un proyecto de Matria y Vida, no se le hubiesen dado cabida a la delirante manipulación del “Patria o Muerte”. Los cojones de Maceo hicieron falta en un momento dado, al igual que hacer de Bayamo otra Numancia. Pero convocar a un país entero a la muerte raya en el delirium tremens que sólo puede darse desde una testeria nacional. [Testeria, término acuñado por la feminista norteamericana Julia Loesch en 1972: “La habilidad de la clase gobernante masculina de causar catástrofes planetarias con gran eficiencia, calma y madurez”].

Esa es la Cuba con caudillos donde la gestión del 50% de la población no ha contado, ni cuenta, y tampoco se cuenta… la Cuba donde decir “las mujeres mandan” –un enunciado del presidente Ramón Grau– fue y sigue siendo una burlona mentira que hay que dejar de repetir.

Martha Abreu y Amalia Mallén de Ostolaz

Así las cosas, estamos conscientes de que el pasado no podemos cambiarlo, sólo analizarlo y aprender de los errores. A los exiliados como nosotros, seis décadas después del derrumbe de la nación, nos queda solamente una alternativa: legar a futuras generaciones de cubanos y cubanas el instrumental con qué diseñar y reconstruir una Matria mejor.

Para ello, lo primero que hay que hacer al abrir un libro de historia de Cuba es buscar los nombres femeninos, o el acontecer relacionado específicamente a las mujeres –como, por ejemplo, el Movimiento Sufragista y el derecho de la mujer al voto– en el Índice. Si la fecha 3 de febrero de 1934 no aparece en ese Índice, ese libro no sirve. Hay que botarlo a la basura.

Después de la fecha marcada [por España] para la abolición de la esclavitud –1888, aunque en Cuba se abolió en 1886–; después del 10 de octubre de 1868 y del 24 de febrero de 1895; y después de la fecha de la instauración de la Primera República –20 de mayo de 1902–, la fecha más importante de la historia de Cuba es el 3 de febrero de 1934.

Ese día, el presidente Carlos Mendieta firmó la ley de sufragio universal que concedió el derecho al voto al 50% de la población de Cuba: a las mujeres. Luego de más de medio siglo de luchas por obtener ese derecho, la mitad de la población de Cuba al fin lograría pasar de su condición de no-persona a la de ciudadana con derechos políticos y civiles. Un libro que no le dedique al menos un largo capítulo a esa epopeya no vale el papel en que está impreso.

Por eso es conveniente pasar revista a nuestros textos de historia. Ante una brevísima bibliografía producida en la diáspora –disponible fuera de Cuba y de completo acceso para los cubanos exiliados– he comprobado y documentado la dimensión de las omisiones. Aquí las comparto.

Nueva historia, de Herminio Portell Vilá, por ejemplo, contiene unos 450 nombres propios en el índice, pero sólo 9 –el 2%– son de mujeres. Estos incluyen a dos esposas de caudillos –Mirta Díaz Balart de Castro y Elisa Godínes Gómez de Batista–, ambas inconsecuentes; a Vilma Espín de Castro, en el contexto de la FMC; y a Celia Sánchez Manduley, de quien se dice fue “compañera” entre comillas –o sea, amante– de Fidel Castro. El autor describe a la FMC como “organización de delatoras al servicio del comunismo”, lo que, ideología aparte, es una chabacanería no digna de un historiador serio.

Dos libros de Jaime Suchlicki –Diccionario histórico (1986) y De Colón a Castro (1990) – merecen ser mencionados. Según el reconocido académico, en los 500 años transcurridos entre la era de Colón (1492) y la era de Castro (1959) existió en Cuba solamente una mujer digna de ser mencionada: Vilma Espín. En 212 páginas, solamente una página y media recoge un acontecer “femenino”, la FMC. El otro tomo incluye un total de 244 nombres, tanto de individuos como de eventos o movimientos. Solamente 14 –el 6%– son de mujeres; la FMC recibe apenas 10 renglones; el tema “mujeres” 20. ¿Cómo obviar que entre 1934 y 1940 fueron electas 2 senadoras, 3 alcaldesas y 15 diputadas a la Cámara de Representantes? O las valientes mambisas que integraron la oficialidad del Ejército Libertador, o que la Comisión Interamericana de Mujeres se funda en La Habana en 1928.

Origen y desarrollo del pensamiento cubano, de Raimundo Menocal Cueto (Vol. 2), no solamente hiere y ofende al incluir solamente a una mujer, ni siquiera cubana –la Reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, reina de España–, sino que altera la realidad de la Constitución de 1901 al afirmar incorrectamente que: “Conforme a las aspiraciones de la revolución de 1895 se aprobó por una mayoría abrumadora el sufragio sin limitaciones, y así se consagraba en la Constitución para todos los cubanos mayores de veintiún años con excepción de los asilados, incapacitados, inhabilitados o pertenecientes a las fuerzas armadas”. Esa falsedad pone en duda la veracidad de los muchos otros datos y comentarios del autor. El sufragio no fue universal hasta 1934; la votación en la Constituyente de 1901 no logró el derecho al sufragio para las mujeres, a pesar de que la discusión sobre este tema, según varios delegados, fue de las más acaloradas. El voto fue de 9 a favor, ¡y 19 en contra!

Cuba: The Pursuit of Freedom, del ilustre historiador Hugh Thomas, traducido a varios idiomas, en sus 1 600 páginas de texto no menciona el sufragio de nadie. Entre los logros de la presidencia de Carlos Mendieta se refiere al sueldo mínimo y la autonomía universitaria, ¡pero nada del sufragio femenino! No se encuentran en su mamotreto ni Marta Abreu, ni Ana Betancourt, o Emilia Casanova de Villaverde, Edelmira Guerra, Mirta Aguirre, Ofelia Domínguez, Ofelia Rodríguez Acosta, Magdalena Peñarredonda, Martha Frayde, María Luisa Dolz, o Mariana Grajales. Sí menciona con mayor o menor detalle a grandes luchadoras como Elena Mederos, Hortensia Lamar, Tina Forcade, María Corominas, Evélida González, Olga Guevara y Violeta Casals. Ni un párrafo sobre la FMC; sólo la menciona en relación a Vilma Espín. Pero hasta ahí.

Sigamos analizando las omisiones. La Enciclopedia de Cuba (Playor, 1973), con sus nueve gruesos tomos, fue compilada y promovida por un equipo encabezado por Vicente Báez, como fuente de todo lo que debe saberse sobre Cuba hasta 1959, sobre todo si en aquel entonces uno era exiliado y no tenía acceso a otras obras de historia en la Biblioteca Nacional. No deja de ser esta enciclopedia un titánico trabajo. Pero…

El Volumen IV, dedicado a la historia de Cuba, incluye un índice onomástico de 850 nombres; sólo 13 son mujeres, menos del 2%. De los 13, nueve pertenecen a las integrantes del coro de la Parroquia de Bayamo, que en 1868 cantaron por primera vez el Himno Nacional. Dato interesante, pero inconsecuente. También aparecen Isabel la Católica de España e Isabel I de Inglaterra. [Alguien debe haberles otorgado póstumamente la ciudadanía cubana].

¿No se les ocurrió a los editores que también es historia el acontecer de reformas legales que afectan el desenvolvimiento del 60% de la población: sus mujeres y niños? ¿Cómo no reseñar que entre 1915 y 1940 las feministas cubanas promovieron –y lograron– una agenda económica y social en beneficio de toda la nación, que incluyó el derecho de la mujer a la propiedad privada, a heredar y establecer cuentas bancarias, a la potestad de sus hijos, al divorcio (1918), al trabajo –por encima del derecho de extranjeros, léase españoles– a la protección de la maternidad, a la protección y derechos de sus hijos naturales –liberados del estigma de “ilegítimos”, que fue logro de la abogada feminista Ofelia Domínguez Navarro– el derecho al aborto (1928), y al sufragio en 1934?

El Volumen IX, dedicado a los gobiernos republicanos, contiene 2 200 nombres, y sólo 77 son femeninos, el 4%, y eso porque los autores decidieron incluir a las madres, esposas e hijas de presidentes. Ejemplo: la madre, las dos esposas y las cuatro hijas de Alfredo Zayas (7); las dos esposas y las tres hijas de Fulgencio Batista (5); la madre, una hija y la segunda esposa de Carlos Prío (3). Nada se habla en este tomo de la intensa organización política de las feministas de la primera mitad del siglo XX, que conformaron una docena de partidos políticos como el Partido Nacional Feminista (1912), dirigido por Amalia Mallén de Ostolaza; el Partido Sufragista y el Partido Nacional Sufragista, surgidos entre 1913 y 1915.

Tampoco se mencionan las muchas entidades cívicas –lo que hoy llamaríamos organizaciones no gubernamentales– en que militaron las cubanas para obtener reformas laborales, sociales y legales: la Asociación de Damas Isabelinas (1928); el Club Femenino de Cuba (1918); la Alianza Feminista (1928); el Lyceum (1930); la Unión Laborista de Mujeres (1930); y la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de Cuba (1921). Y tampoco se menciona que se celebraron tres congresos nacionales de mujeres en los años previos a la Constitución del ‘40: el primero en 1923, un segundo en 1925, y el último en 1939.

¡Y pensar que en 1985 yo le compré a mi exiliada madre –cuando se jubiló de su empleo neoyorquino– esa enciclopedia en honor a los años que ejerció el magisterio en la Cuba republicana y su dedicación a la Fragua Martiana de La Habana! Confieso que aún no tenía yo una conciencia feminista.

Próceres (La Habana,1928) de Néstor Carbonell Rivero, reeditado en Miami por Editorial Cubana (1999), adolece del mismo mal. Sus casi 300 páginas recogen las vidas de 36 “patricios y repúblicos… luminarias… grandes hombres de la patria”. Hombres, todos hombres. ¿Dónde quedaron Marta Abreu y Emilia Casanova, por mencionar dos luminarias con ovarios?

¿Qué no decir de Abreu, no solo mecenas de la Guerra del ‘95, y de causas cívicas en la República, sino delegada y principal negociadora en Francia del Partido Revolucionario Cubano y gestora, junto al puertorriqueño Emeterio Betances, de una solución pacífica ante una inminente tercera guerra de independencia?

 ¿Qué no decir de Casanova? Durante la Guerra de los Diez Años (1868), Emilia Casanova recaudó fondos en Nueva York y Nueva Orleans. Inició una campaña epistolar en pro de la independencia, “a diversas personalidades de Charleston, México, Yucatán, El Salvador, Guayaquil, Bolivia, Chile, Montevideo, Buenos Aires, Venezuela, Perú…” [Ena Curnow, biografía en curso]. Se carteó con Céspedes –que no la apoyó en su liderazgo–, con Garibaldi y Víctor Hugo; escribió hasta su muerte a favor de la independencia de Cuba. Fue la primera cabildera cubana en EE.UU. y se entrevistó varias veces con el presidente Ulises Grant a nombre de Las Hijas de Cuba, que ella fundara en Nueva York en 1869. ¡Emilia Casanova es la precursora de nuestra actual lucha en EE.UU.! Desde el embarcadero de su mansión –el Castillo Casanova– en Hunts Point, esta matancera insigne enviaba armas y voluntarios a Cuba, siempre con una bandera cubana elaborada por ella. ¿Puede faltar Emilia en nuestros libros de historia?

No por ser cubanoamericano pasa la prueba de fuego Cubans in America, de Alex Antón y Roger E. Hernández (2002). Unas 245 entradas onomásticas solo logran 29 nombres femeninos, dos de ellos de no-cubanas (Lucille Ball, Janet Reno). Un porcentaje mayor que los libros antes mencionados, el 12%. En este libro, la ficción pasa por realidad. En el índice de Cubans in America aparece el nombre “Cecilia Valdés”. ¿Y por qué no el personaje de televisión “Popa” que representó por años Lilia Lazo en Nueva York?

El índice onomástico de Cuba Cronología: Cinco siglos de Historia, Política y Cultura, de Leopoldo Fornés-Bonavía Dolz (Verbum 2003) contiene 2 300 nombres, de los cuales 122 son mujeres, un 6%. Una docena son extranjeras. Abundan en la lista las cantantes y las escritoras. No por despreciar la cultura en ninguna de sus manifestaciones, pero ¿dónde quedaron las tres delegadas a la Asamblea Constituyente del ’39: la doctora en ciencias Alicia Hernández de la Barca, la farmacéutica Esperanza Sánchez Mastrapa, y la abogada María Esther Villoch Leyva… por citar sólo un ejemplo? Debo señalar que en los muchos datos que este libro recoge para el año 1912, ninguno refleja la fundación del Partido Nacional Feminista.

¿Cómo insertamos a las cubanas en la historia de Cuba? ¿Cómo hacemos de la macho-historia una hystoria que documente la presencia y gestión de las cubanas en las tres guerras de independencia durante el siglo XIX, en la manigua y en el activismo extra insular; en el movimiento abolicionista; en la organización de partidos políticos; en las reformas legales a partir de 1902; en modernizar la educación, la salud pública y los servicios sociales; en la gestión en pro del sufragio femenino; en el periodismo, la cultura y las letras; en las luchas en pro de la democracia y en contra de todas las dictaduras –la de Machado, la de Batista, la de Castro I, la de Castro II, y ahora la de Díaz-Canel–; en el presidio político de todos los tiempos, y muy especialmente el posterior a 1959, que vio a mediados de los años sesenta a unas 7 000 cubanas en las mazmorras de Fidel Castro; en posibilitar el éxodo y la adaptación de miles y miles de refugiados, y en el éxito social, cultural, económico y político del exilio; en las múltiples ramas del saber y de la investigación dentro y fuera de Cuba; en la lucha por las libertades civiles y los derechos humanos?

¿Cómo hacemos para incluir desde Guarina de Hatuey hasta Berta Soler de las Damas de Blanco?