Especial para LIBRE
Desde España, el poeta y editor Felipe Lázaro (Güines, 1948) ha
desarrollado una intensa labor por la cultura cubana, al frente su la Editorial
Betania, y como compilador de importantes libros entre ellos Al pie de la
memoria: antología de poetas cubanos muertos en el exilio, 1959-2002 (2003),
del libro de relatos Invisibles triángulos de muerte, Con Cuba en la memoria
(2017), Conversaciones con Gastón Baquero (5º edición, 2019), la antología
poética Tiempo de exilio (4º edición, 2021), Poesía cubana: la isla entera (2º
edición, 2024) e Indómitas al sol. Cinco poetas cubanas de Nueva York (2ª
edición, 2025). Es Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la
Universidad Complutense de Madrid. Graduado de la Escuela Diplomática de
España.
Conversar con Felipe es
confirmar su intensa trayectoria personal. Consultar el catálogo de su
editorial http://ebetania.wordpress.com, es conectar con la literatura
cubana.
—Tu editorial Betania
cumplió 38 años de trayectoria, pudiendo mostrar un sólido catálogo de libros
publicados. ¿Qué te motivó a crear esta casa editorial?
A finales de los años 80, yo
ya estaba implicado en el mundo editorial, pues era Coordinador Internacional
de la madrileña casa editora Catoblepas. Al cerrarse esta, me quedé y seguí
recibiendo manuscritos de autores españoles e hispanoamericanos, sobre todo
cubanos. O sea que al fundar Betania en Madrid (1987) ya tenía una ligera
experiencia editorial y, lo más importante, contactos con escritores y
profesores que deseaban publicar sus libros.
Esto coincidió que, ese año,
obtuve la Beca Cintas de Nueva York y esto me permitió comenzar con los
trámites de legalización de Betania e iniciar nuestra andadura con dos
proyectos iniciales: Conversación con Gastón Baquero y una segunda edición de
mi poemario Los muertos están cada día más indóciles.
En cuanto al motivo real fue
que me percaté que los escritores cubanos exiliados teníamos muchos obstáculos
para publicar nuestros libros y pensé que Betania podría ser un nuevo vehículo
que ayudara en ese sentido; aunque debo señalar que en esos años ya existían
otras editoriales cubanas exiliadas en España, como Playor con Carlos Alberto
Montaner, Ediciones El Puente o La Gota de Agua (ambas de mi
recordado José Mario) y Orígenes de Eugenio Suárez Galbán o en EE.UU. (sobre
todo Universal con el entrañable Juan Manuel Salvat, maestro de editores). En
este sentido, Betania es deudora –o casi hija– de esas otras editoriales
cubanas que existían en el exilio. Después, ya en los 90, surgieron
otras editoriales exiliadas en Madrid, como Pliegos y Verbum con César Leante y
Pío E. Serrano, respectivamente, como fraternos colegas editores del destierro
madrileño.
—Uno de los títulos más
representativos de Betania es de tu autoría Conversación con Gastón Baquero.
Sería interesante que contaras un poco sobre tu relación personal con Gastón
Baquero, así cómo lograste las entrevistas con el poeta y que ha representado
este libro para el impulso de Betania.
Ese fue el libro fundacional
de Betania. Pero es de 1987 y a Gastón yo lo conocí en 1967 cuando era un
estudiante universitario cubano y coincidíamos en la cafetería del Instituto de
Cultura Hispánica, donde él trabajaba, para hablar de Cuba. En esos
años (1968), comencé a publicar la revista universitaria cubana Testimonio y le
pedí un texto a Gastón para la misma. A las semanas me comentó que había estado
muy ocupado y no había podido escribir nada para nuestra revista, pero, de
inmediato, sacó unas páginas de su chaqueta (como un mago) y me comentó: “He
conseguido este excelente trabajo sobre la poesía cubana actual. Es de un
catedrático italiano de la Universidad de Padua, amigo mío que estuvo de paso
por Madrid”. Y, por supuesto, lo publicamos. Como a los dos años, leí ese mismo
texto, ampliado, en la revista Poesía Española firmado por Gastón y, mucho más
tarde, me enteré que el nombre del profesor italiano fue uno de sus seudónimos
más recurrentes.
Referente a qué ha
representado este libro para Betania, quizás ha sido uno de nuestros mayores
aciertos, como publicar el poemario La novia de Lázaro (1991) de Dulce María
Loynaz, un año antes de que le concedieran el Premio Cervantes (1992). O la
poesía casi completa en dos libros de Reinaldo Arenas o antologías de
renombrados poetas cubanos como José Mario, Raúl Rivero o Ángel Escobar y un
largo etcétera… Ya son libros referentes de Betania. Recuerdo que el
inolvidable Heberto Padilla, me decía: “Felipe, no escribas nada más, ya estás
en la literatura cubana con tu libro de entrevista a Gastón”.
—Con cierta frecuencia
envías libros online y gratuitos para su difusión. ¿Cómo escoges los libros que
divulgas por esta vía electrónica?
Betania fue la primera
editorial cubana (del exilio y de la Isla) que comenzó publicando libros
digitales gratuitos. Empezamos en el 2010 y hoy de nuestro fondo editorial de
más de 800 títulos (de libros en papel), 40 libros (PDF) están disponibles en
nuestro blog EBETANIA para su lectura y descarga gratuita.
En realidad, la idea surgió
como una forma de burlar la censura del régimen castrista y se puede afirmar
que son libros cubanos libres. Menciono unos cuantos autores: José Ángel Buesa,
Gastón Baquero, Delfín Prats, Lina de Feria, Jorge Luis Arco, Lilliam
Moro, Nelson Rodríguez Leyva, Amir Valle, León de la Hoz, Mirza L.
González, Margarita García Alonso, Aimee G. Bolaños, Francis
Sánchez, Dolores Labarcena, Luis Rafael, Yoandy Cabrera, Laura Domingo Agüero,
Rafael Bordao y Félix Anesio entre otros. O títulos indispensables, como La
Dama de América. Textos y documentos sobre Dulce María Loynaz (2016) de
Alejandro González Acosta, El único José Martí, principal opositor a Fidel
Castro (2018) de Ismael Sambra, Un puente contracorriente. Ediciones El Puente.
Un esfuerzo literario dentro y fuera de Cuba (2014) de Marlies Pahlenberg,
Gastón Baquero: El hombre que ansiaba las estrellas (2015) de Carlos
Barbáchano, Poesía experimental en Cuba (2020) de Laura López Fernández y
Cartas a Lydia Cabrera (2024) de Gastón Baquero.
—Unos de los recientes
libros que has difundido ha sido la antología de poesía La isla entera, que
preparaste junto al fallecido Bladimir Zamora. ¿Qué significa promoverla
nuevamente, 30 años después de su primera edición?
Seguir la máxima martiana “Con
todos y para el bien de todos”. Es una antología pluralista como la patria que
ansiamos y que está por nacer. Fíjate, tanto la primera edición (1995) como
esta segunda reciente (2024) fueron (y están) censuradas y prohibidas en Cuba.
Esta antología solo se pudo publicar en el exilio y, por ello, es un canto de
libertad, de esperanza democrática contra el pensamiento único (y excluyente)
imperante en Cuba.
En esta segunda edición, debo
resaltar el excelente prólogo del poeta cubano exiliado León de la Hoz que
estudia el contexto político cultural cubano que existía cuando se imprimió la
primera (1995) y enriquece esta obra.
Como anécdota, curiosamente,
puede verse que de los 54 poetas (27 de la Isla y 27 del exilio) seleccionados
en la primera edición, en esta segunda parte, ya son más los que optaron por el
destierro.
No obstante, el motivo
principal de esta nueva edición fue hacer una versión digital para lograr
enviar esos ebook masivamente a Cuba, además de que se pueden adquirir
ejemplares impresos en Amazon. También se puede descargar y leer gratuitamente
el PDF en varios medios, como: Crear en Salamanca (Salamanca), Cuba nuestra
digital (Estocolmo), Zoepost (París) y en el blog de la Academia de la Historia
de Cuba en el Exilio (Nueva York).
Siempre digo que Cuba ha
crecido, pero ya no solo son Cuba y Miami, es París o Berlín, Ciudad México o
Buenos Aires, pues el incesante y sucesivo exilio desde 1959 no ha hecho más
que ampliar las fronteras de nuestra patria. Esta pluralidad geográfica será
enriquecedora para Cuba y se notará en la reconstrucción de la misma, de la
nueva Cuba pluralista y democrática, sin exclusiones, que una gran mayoría de
cubanos deseamos para nuestra patria.
—¿Cómo escritor nos podrías
anticipar en qué trabajas?
En un poemario titulado
Daiquirí nostálgico y otros tragos y en un segundo libro de relatos ¡Abajo los
ricos! (Siquitrillados) de temática cubana, que narra literariamente la
tragedia que representó para familias cubanas enteras las expropiaciones (léase,
robo) de sus propiedades de todo tipo y tamaño por el nuevo Estado totalitario.
Esa marea estatalista (y estalinista) afectó a cientos de miles de ciudadanos
cubanos que eran dueños de cualquier negocio o propiedad (urbana o rural) en
los años 60. Pero te repito es una obra literaria, son relatos de una
problemática que me fue muy cercana desde niño, porque casi toda mi familia
paterna eran prósperos comerciantes asturianos que emigraron a Cuba siendo
adolescentes y tras varias décadas de trabajo lo perdieron todo (negocios,
casas, cuentas bancarias, etcétera). Fueron tres hermanos y dos primos que
terminaron falleciendo cuatro en el exilio y uno en Cuba, totalmente en la
miseria.
Piensa que se habla –y se
denuncia (con toda la razón)– de la tríada de crímenes del castrismo: paredón,
presidio político y el inmenso exilio, pero casi no se habla –o se desconoce–
que en Cuba, TODA la burguesía fue eliminada como clase social: los propietarios,
comerciantes e industriales, los grandes y medianos en los años 60 y 61, y los
pequeños en 1968. Fue un genocidio social, político-económico, que acabó no
solo con la clase alta sino con la clase media y se instauró el odio al rico,
al creador de riqueza. Estos son hechos históricos (de 1960 a 1968) una
tragedia poco denunciada y que refleja un gran drama humano.
Por otra parte, trabajo en un
ensayo sobre la participación cubana en la Declaración Internacional de los
Derechos Humanos (París,1948) donde rescato la figura ilustre del diplomático
cubano Guy Pérez Cisneros (1915-1953), amigo de Lezama Lima con quien colaboró
en sus revistas literarias habaneras.