Por Prof. Rolando Alum Linera,
Es cierto que Max Lesnik siempre fue controversial. Había sido líder de la Juventud Ortodoxa en la Cuba de Ayer -bajo Batista-, pero ya a finales de 1960, en su programa radial en La Habana (cuando era claro que los antiguos comunistas tomaban posiciones de envergadura bajo el nuevo régimen) repetía algo así como “no soy comunista porque no me da la gana”. Y por coincidencia, pocos días antes de Playa Girón, escapó a Miami en un yate junto con Eloy Gutiérrez Menoyo y otros del II Frente del Escambray anti-batistiano de los 50.
Conocí en República Dominicana en los años 70 a su anciano padre -donde tenía él un negocio- don Samuel, todo un caballero, y a su segunda esposa (no la madre de Max). Yo era un becado Fulbright allí afiliado al Museo Dominicano, y Samuel me contó que era polaco por nacimiento y de descendencia judía, que había escapado de ambos: del nazismo y del comunismo en Europa del Este, y por último de la Cuba de los Castro. Quede aquí aclarado, además, que fui testigo como ese matrimonio le daba albergue a todo cubano refugiado que llegara a sus puertas, incluyendo al ya también fenecido periodista distinguido y también ex líder Ortodoxo Mario Rivadulla, quien había sufrido 7 años de prisión bajo los Castro. Don Samuel era activo en la Asociación Cubana en Santo Domingo que presidía Mario.
No hace muchos años que en una ocasión entablamos conversación Mario, Carlos Alberto Montaner, Cecilio Vázquez (otro exiliado ilustre en R.D.), y quien subscribe sobre el caso tan incongruente de Max. Cabe aclarar que su revista Réplica comenzó como una publicación más del Exilio anti-castrista, y por cierto, por algunos años Max se las agenció para que fuese la revista oficial de Dominicana de Aviación, entonces la línea aérea del gobierno dominicano bajo las gestiones presidenciales del ex protegido del dictador R. L. Trujillo, el Dr. Joaquín Balaguer, quien -eso sí- se pronunciaba anti-comunista. Un tiempo después, Max se perfiló públicamente pro-castrista en Miami, la capital del Exilio, aunque cómodamente desde el exterior. El resto del historial de su posición pública más reciente ya lo sabemos, pero probablemente jamás llegaremos a saber la verdad detrás de todas esas incongruencias.
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