Wednesday, December 10, 2025

 

“Sabor y Cultura en el Tower” trae a Miami una histórica muestra cultural cubana este 13 de diciembre

Fecha del evento: 13 de diciembre de 2025
Hora: 4:00 p.m.
Lugar: Teatro Tower, Miami, FL
Contacto: 305-297-2216

Miami, FL — Miami está invitada a vivir una celebración inolvidable de herencia y tradición con “Sabor y Cultura en el Tower Theater”, un evento cultural único que tendrá lugar el 13 de diciembre a las 4:00 p.m. en el histórico Tower Theater. Este encuentro especial destacará el legado artístico, musical e histórico de Cuba a través de un extraordinario programa audiovisual y educativo.

La entrada al evento es completamente gratuita, reafirmando el compromiso de hacer la cultura accesible para toda la comunidad.

El evento presentará documentales sobre los 33 géneros musicales de Cuba, ofreciendo una mirada profunda a la diversidad rítmica y la evolución cultural de la isla. Los asistentes también podrán disfrutar de contenido especial dedicado a la vida y el legado de José Martí, figura esencial en la historia y el pensamiento cubano.

Los documentales contarán con la participación de reconocidos miembros de la Academia, entre ellos Eloy Cepero, Eduardo Lolo, Tony Calatayud y José Raúl Vidal, cuyas intervenciones aportan conocimiento, análisis y contexto histórico de gran valor para la audiencia.

Además, el programa incluirá una exposición especial sobre las danzas clásicas cubanas, mostrando su evolución musical, vestuarios tradicionales, abanicos artesanales y el protocolo social que caracterizó la sociedad cubana del siglo XIX. Esta exhibición revive una época de elegancia, arte y refinamiento cultural.

Como cortesía especial, el evento ofrecerá comida y bebidas complementarias, añadiendo un toque cálido y acogedor a la experiencia cultural.

“Sabor y Cultura en el Tower” es una invitación abierta para familias, estudiantes, historiadores y para todos aquellos que deseen celebrar y aprender más sobre el patrimonio cultural cubano. Promete ser una tarde enriquecedora llena de música, historia, tradición y disfrute comunitario.

Para más información, por favor comuníquese al 305-297-2216.


Tuesday, December 2, 2025

Guáimaro y el anexionismo


Por Ranfis Suárez

¿Y si te dijera que los nuestros Padres Fundadores pidieron OFICIALMENTE anexar la isla a los Estados Unidos?
Aunque no es un hecho TAN desconocido es un capítulo de nuestra historia que el castrismo se ha encargado de borrar de sus manuales de adoctrinamiento. El historiador comunista José Luciano Franco lo recoge en un pequeño párrafo de su biografía en 3 tomos de Antonio Maceo, pero no hay muchos registros.
El hecho está documentado en las propias cartas y actas de los héroes de la Guerra de los Diez Años.
En 1869, en plena lucha por la independencia contra España, la situación era desesperada. Los líderes de la Revolución, lejos de ver a EE. UU. como un enemigo, lo veían como una tabla de salvación y un modelo a seguir.
La Evidencia es Contundente:
La Resolución de Guáimaro (30 de abril de 1869, en la foto): La primera Asamblea Legislativa de la Cuba en Armas, con la firma de próceres como Salvador Cisneros Betancourt y la sanción del mismísimo Presidente Carlos Manuel de Céspedes, envió un documento formal al Congreso de EE. UU. declarando que el "voto casi unánime de los cubanos" era unirse a la federación norteamericana. ¡Buscaban ser una estrella más en la bandera!
Para el que no ha leído la CARTA, ahí les va.
"La Cámara de Representantes de la Isla de Cuba en sesión
pública celebrada en 29 de Abril de 1869, acordó:
"Primero.—Comunicar al Gobierno y al pueblo de los Estados
Unidos que ha recibido una petición suscrita por un gran
número de ciudadanos en que se suplica a la Cámara manifieste
a la gran República los vivos deseos que animan a nuestro pueblo, de ver colocada a esta Isla entre los estados de la federación NorteAmericana.
"Segundo.—Hacer presente al Gobierno y al pueblo de los Estados
Unidos que éste es realmente, en su entender, el voto casi
unánime de los cubanos y que si la guerra actual permitiese que se acudiera al sufragio universal, único medio de que la anexión legítimamente se verificara, ésta se realizaría sin demora.
"Tercero.—Pedir su apoyo al Gobierno y al pueblo de los
Estados Unidos, para que no se retarde la realización de las bellas esperanzas que acerca de la suerte de Cuba, este anhelo de sus hijos hace concebir.
"Y en cumplimiento del acuerdo, la Cámara de Representantes
de la Isla de Cuba, dirige la presente manifestación al Congreso
de la República de los Estados Unidos.
"Guáimaro, Abril 30 de 1869.—Salvador Cisneros y B.—Lucas
Castillo.—José Ma. Izaguirre.—Miguel Betancourt.—Miguel G.
Gutiérrez.—Pedro Ma. Agüero.—J. Fornaris y Céspedes.—Tomás
Estrada.—Arcadio S. García.—Manuel de J. Peña.—Eduardo Machado.—
Dr. A. Lorda.—Pío Rosado.—Tranquilino Valdés.—Jesús Rodríguez. Francisco Sánchez Betancourt.- El Secretario, Antonio Zambrana. Sancionó el presente acuerdo. El Presidente de La República, Carlos M. de Céspedes."
Cartas a la Casa Blanca: Antes de esa resolución, el 6 de abril de 1869, líderes de Camagüey como Ignacio Agramonte ya le habían escrito directamente al presidente de EE. UU., Ulysses S. Grant. En la carta, le pedían un "decisivo apoyo" y advertían que, sin su ayuda, la estrella de Cuba en la bandera norteamericana sería "pálida y sin valor".
¿Por qué hicieron esto?
No fue una traición, sino una estrategia de supervivencia. Creían que era la única forma de:
Ganar la guerra: España era un imperio poderoso y necesitaban un aliado fuerte.
Evitar la destrucción: La guerra estaba arrasando la isla y veían la anexión como una forma de detener la ruina.
Afinidad ideológica: Intelectuales como Ignacio Mora argumentaban que Cuba ya estaba "americanizada" en sus ideas y educación, y que era un paso natural hacia la libertad.
Palabras textuales de Ignacio Mora:
"Si Cuba ha prosperado más que otros Estados de la América Española, es porque Cuba está más americanizada que ellos, porque participa más de las ideas, de la educación, del movimiento, de la actividad y ejemplo del Pueblo Americano. "Y he aquí porque el Pueblo de Cuba se quiere ingertar en la frondosa encina que desde la cumbre de los Alleghanies hasta las playas de los dos acéanos, sombrea la tierra libre de los Estados Unidos ; y he aquí por qué el pueblo libre de Cuba, usando de uno de los derechos de la libertad, ha pedido a su primera Asamblea Constituyente, apoyado en catorce mil firmas, la anexión al pueblo libre de La América del Norte."
Claro, no todos estaban de acuerdo. Figuras como el furibundo independentista Manuel Sanguily criticaron esta idea, llamándola un "ideal antinatural". Y, con el tiempo, la percepción cambió drásticamente, especialmente después de la intervención norteamericana en 1898.
Pero los documentos de 1869 no mienten. Revelan un momento increíblemente complejo y pragmático de nuestra historia, donde los fundadores de la nación estuvieron dispuestos a considerar un camino muy diferente para el futuro de Cuba.
¿Conocías este capítulo de la historia cubana? ¿Qué crees que hubiera pasado si su petición hubiera sido aceptada? ¡Abramos debate en los comentarios!
Todas lasa cartas citadas acá se encuentran en el Tomo 3 de la monumental obra "Efemérides de la Revoluciónn Cubana" (1911) de Enrique Ubieta, Habana: La Moderna Poesia, pp. 344-351.

Monday, December 1, 2025

El arte de los techos coloniales cubanos*

 


Museo de Arte Colonial, La Habana. Pinterest

Por Yaneli Leal

Sin menospreciar los diversos elementos que involucra la arquitectura colonial en Cuba, los techos inclinados de madera y tejas son su componente más complejo y sofisticado. Obras del mejor oficio carpintero, han sobrevivido varios siglos como testigo de una sólida tradición artesana compartida a ambos lados del Atlántico.

Los carpinteros fueron sin dudas de los primeros artesanos en llegar a Cuba. Su labor era imprescindible durante la larga travesía de los buques de madera y en el posterior mantenimiento y reparación de la nave una vez arribada al puerto. Es por eso que, en nuestro contexto, los saberes del maestro carpintero fueron compartidos por la construcción civil y naval. De las dos, solo sobreviven las cubiertas de madera de los inmuebles coloniales, principalmente de los siglos XVII y XVIII. Es un arte anónimo, realizado fundamentalmente por mulatos y negros libres, con un valor histórico y funcional supremo.

Al inicio de las primeras villas, las construcciones de madera y mampostería se techaban con guano o terrado, aprovechando los materiales locales y mano de obra aborigen. No obstante, ese tipo de estructuras eran vulnerables a los incendios y requerían mayor mantenimiento por las intensas lluvias y temporales, habituales en el entorno geográfico. De ahí que, desde el siglo XVI, en las actas de Cabildo se exigía cambiar el sistema de techado por uno más resistente.

La primera mención documentada sobre una vivienda con techo de madera y tejas en La Habana corresponde a 1589, y se refiere a la casa de Alonso de Rojas, próxima a la plaza fundacional. Poco a poco se sumaron otras, y a finales del XVI se hablaba de unas 18 casas con techos de armadura de pares en la ciudad.

Este es el término más adecuado para referirse a este tipo de estructuras, ya tengan dos, tres o más aguas, entiéndase inclinaciones. También las hubo de una sola, las llamadas casas colgadizo, menos frecuentes y con un carácter más temporal. Autores de inicios del siglo XX, llamaron equivocadamente a estas cubiertas de "alfarje". Se ha comprobado que etimológicamente esta palabra se refiere a techos planos, es decir, a los que podemos encontrar, por ejemplo, en los entrepisos. Así pues, los techos de madera inclinados que constituyen el cierre físico y estructural del inmueble, son de armadura de pares. En Cuba se hicieron de dos tipos: de par e hilera, y de par y nudillo.  

La armadura de par e hilera tiene un perfil triangular, conformado por pares (parejas de vigas) que en el vértice superior descansan sobre una viga llamada hilera, cimera o cumbrera. En la parte inferior, se apoyan sobre maderas dispuestas a lo largo de los muros, llamadas estribos. Para evitar el empuje de los pares hacia fuera, de estribo a estribo se colocan unas vigas transversales que los anclan. Estos "tirantes" forman visualmente la base del triángulo y son más espaciados que los pares. A los pequeños ubicados en las esquinas se les dice "cuadral". Todos debajo tienen unos refuerzos denominados canes. Finalmente, la tablazón que cubre exteriormente los pares forma los faldones, sobre los cuales se colocan las tejas.

Cada elemento juega un papel fundamental en la estructura del techo inclinado y garantiza su funcionalidad y preservación. Asimismo, las maderas empleadas eran debidamente seleccionadas. Por lo general, el cedro por su ligereza se prefería para los entablados, mientras el ácana y el júcaro se empleaban por su dureza en los elementos estructurales.

La armadura de par y nudillo es una modificación de la de hilera. Suele utilizarse en habitaciones más anchas o con más luces, para evitar el pandeo de los pares. Para ello incorpora en cada par, transversalmente, una viga llamada nudillo, que constituye un elemento de refuerzo. Situados a dos tercios de la altura, llevan encima un entablado que transforma el triángulo de la cubierta en un trapecio. Esta superficie intermedia se llama almizate o harneruelo.

La armadura de par y nudillo tiene una apariencia más lujosa, por lo que se prefirió para cubrir salones y gabinetes en las viviendas aristocráticas, y también las naves de las iglesias y conventos. Un referente importante es el salón principal de la casa de Luis Chacón y Calvo (1726) con sus tirantes ricamente tallados. Este es el actual Museo de Arte Colonial, situado en la Plaza de la Catedral, que tiene otras cuatro cubiertas de gran valor patrimonial, que han sido reproducidas en maquetas.  

El mayor número de techos de armadura de pares, y los más antiguos, se conservan en las edificaciones religiosas, pues han sido menos transformadas que las viviendas, propensas a incorporar nuevas plantas, variar y modernizar su estructura. El Convento de Santa Clara (1644), por ejemplo, hace unos años conservaba unos 20 ejemplares de armaduras de madera. Asimismo, en esta tipología suelen hallarse soluciones de hasta ocho faldones, principalmente en los cruceros de las iglesias, como la de Santa María del Rosario (1766). Aunque no son exclusivos de ellas, viviendas como la de la calle Tacón 4 también lo incorporaron.

Aferrados a una tradición constructiva, los techos de armadura de pares cubrieron sin variaciones estructurales las edificaciones cubanas durante más de dos siglos. No fueron tan prolijos en decoración como otros españoles, pero no dejaron por ello de embellecer con tallas o pinturas algunos exponentes, sobre todo en los tirantes. Aun así, existen ejemplos excepcionalmente decorados como las iglesias de San Juan Bautista (1752-1757), en Remedios, y la de Santo Domingo (1730-1756), en Guanabacoa.

Según la historiadora Alicia García Santana: "Al lado de una techumbre poseedora de todos los atributos tipificadores de las cubiertas de la primera mitad del siglo XVIII —canes, lazos, ranurados y demás— existen techos en los que el sistema se encuentra simplificado, carentes de destaques decorativos pero ajustados al concepto generalizado y colectivamente aceptado para construir un techo". Según ella, esto llevó a que no se diversificaran "diferentes códigos constructivos, coincidentes con los distintos niveles sociales, sino que se utilice un mismo sistema de fabricación que abre su diapasón desde las posibilidades más complejas a las más simples y, de este modo, expresa la categoría socioeconómica a que corresponde".

Transmitido de generación en generación, desde los primeros carpinteros españoles que arribaron a Cuba, fue un arte desarrollado por criollos mestizos y negros libres, cuyos nombres no han trascendido, salvo casos excepcionales como el del mestizo Juan de Salas, autor firmante de la cubierta de la Iglesia de Santa Clara, en 1643. En el siglo XIX, el neoclasicismo impuso los techos planos y rompió esta larga tradición. Algunas armaduras de pares fueron incluso ocultadas bajo falsos techos. No obstante, el oficio de carpintero ya estaba consolidado y expandido en la Isla, lo que posibilitó el mantenimiento de la gran colección de techos de armadura de pares del patrimonio insular, que merece ser más divulgada y apreciada por sus valores funcionales, sociales, testimoniales, históricos y arquitectónicos.

*Tomado de Diario de Cuba


Saturday, November 1, 2025

Cristóbal Colón, el descubridor y los descubiertos ante la historia.





Por Vicente Morín Aguado

Fue tal la grandeza del descubrimiento, que aquel a quien se debe no pudo comprenderla, adivinando solo una pequeña parte de la gloria inmortal con que la posteridad habría de rodear su nombre.” (Alexander von Humboldt)

El último episodio de su hazaña, a la vez el primero de la saga que acompañará a Cristóbal Colón mientras la humanidad exista, sucedió en medio de las olas tempestuosas, como debía ser, tratándose del más grande marino de todos los tiempos.

Capitán y marineros echaban suertes para ir en peregrinación a un santo lugar si lograban salvarse. Dadas las circunstancias, el Almirante escribió dos versiones de sus aventuras, una la echó al mar en un barril, la otra quedó en su pecho de probado nadador, con la esperanza de salvar a la pequeña Niña, porque sabía que en un par de jornadas podrían aparecer las Canarias o tal vez las Azores.

Sucedió lo último, muy a pesar suyo porque en Portugal Colón no era bienvenido, aunque el Rey Juan II le recibió, permitiéndole volver al punto de partida de aquel viaje extraordinario, con la significativa compañía de una decena de nativos americanos capturados en el Nuevo Mundo, testimonio incontrastable de la unidad definitiva de los humanos sobre su único planeta habitable.

Antes de desembarcar en Palos de la Frontera el 15 de marzo de 1493, exactamente un mes después de la tempestad y el milagro, puso posdata a la carta remitida al Escribano de ración del Rey Fernando II de Aragón, Luis de Santángel. A la vez envió nuevas versiones del descubrimiento a los reyes y al tesorero de la corte Gabriel Sánchez.

Todas las cartas alcanzaron su destino a comienzos de abril, previo al recibimiento regio en el monasterio badalonés de San Jerónimo de la Murtra. Lo que no previó el Almirante fue una auténtica filtración de documentos de estado, porque de inmediato el texto íntegro del reporte escrito en medio de la tempestad, llegó a manos del Fraile Pere Posa, impresor barcelonés con taller propio, quien habría de publicar la primera de las llamadas Cartas del Descubrimiento de América.

La gente de Barcelona comenzó entonces a leer en éxtasis una noticia cuyo encabezamiento decía:

“En veinte días pasé a las Indias con la armada que los ilustrísimos Rey e Reina, nuestros señores me dieron, donde encontré muchas islas pobladas con gente sin número, y de todas ellas he tomado posesión por Sus Altezas con pregón y bandera real extendida, y no me fue contradicho. A la primera que yo hallé puse nombre San Salvador (…), los indios la llaman Guanaham.”

Esteban Mira Caballos, autor de la última y muy prolija biografía de Christophorus Columbus, afirma en su libro Colón: el converso que cambió el mundo:

“La sorpresa que causó fue extraordinaria, y prueba de ello son las múltiples reediciones de su carta anunciadora dirigida al escribano de ración Luis de Santángel, que se convirtió en uno de los primeros impresos superventas de la historia.”

Las versiones del inaudito acontecimiento se reprodujeron sin censura, el derecho de autor no aplicaba, combinadas con ilustraciones al mejor imaginar de los editores, pasando de mano en mano, de idioma en idioma, por toda Europa. Cualquier duda respecto a la existencia de un mundo nuevo allende el mar tenebroso quedó definitivamente despejada, se había producido el más noticiado de los descubrimientos desde el origen de las primeras civilizaciones.

¿Por qué afirmamos descubrimiento?

Del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), copio las acepciones correspondientes a descubrir: “Manifestar, hacer patente.” “Destapar lo que está tapado o cubierto.” “Hallar lo que estaba ignorado o escondido, principalmente tierras o mares desconocidos.” “Registrar o alcanzar a ver.” “Venir en conocimiento de algo que se ignoraba.”

El argumento negacionista de la historia, hasta hoy prevaleciente, es simple:

Dado que Colón y sus continuadores encontraron pueblos, culturas, incluso estructuras políticas estatales en los territorios por primera vez ante sus ojos, los nativos fueron en consecuencia auténticos y previos descubridores de aquellas tierras.

¿Nos sirve de algo semejante razonamiento?

Al finalizar el siglo XV el mundo estaba dividido. África, cuna de la humanidad, unida a Europa y Asia, junto a los archipiélagos adyacentes, interconectados por mares mediterráneos, formaban un conglomerado de tierras emergidas, cuyos habitantes tenían un universo común, esa porción mayoritaria del planeta se identifica con la palabra griega Ecúmene, que significa la tierra habitada por los humanos.

Del otro lado de los océanos, al este o al oeste, según nos posicionemos, había un mundo desconocido para los habitantes del Ecúmene euroasiático-africano, ¿Se trataba de otro Ecúmene? La respuesta es crucial para entender por qué es justo decir descubrimiento, en el único sentido posible, del Este al Oeste atravesando el océano donde todavía hoy se buscan las ruinas de la platónica Atlántida.

Una de las pocas regularidades probadas de la historia es el desarrollo desigual de las culturas humanas, entendidas en la forma, medios, conocimientos, con que cada pueblo se establece en un lugar, se relaciona con el medio y adquiere una capacidad propia de convivir, organizándose socialmente, culminando en los estados y las civilizaciones.

En 1492 Europa marchaba a la cabeza del planeta en cuanto al desarrollo científico-técnico. Últimamente proliferan comparaciones absurdas entre las culturas europeas y americanas en tiempos del descubrimiento, ignorando la enorme diferencia que las separaba.

Lo dicho en nada equivale a considerar a los pueblos americanos gente minusválida culturalmente, incapaz o inferior. Eran al igual que sus congéneres del Viejo Mundo, humanos plenamente capaces, homo sapiens sapiens, tal y como se evidencia en las crónicas de los conquistadores, amplificadas por la arqueología, numerosos testimonios, y demás estudios hasta la actualidad.

Admirar, estudiar, divulgar la historia precolombina, no tiene por qué entrar en contradicción con el significado extraordinario para la humanidad en su conjunto, de los viajes del descubrimiento de América.

Otra cosa es establecer un rasero de igualdad donde las evidencias del desigual desarrollo cultural son abrumadoras.

Los descubridores vinieron de Europa porque tenían las ventajas de la navegación de altura, equipados con brújula, astrolabio, cartografía sobre papel, naos y carabelas, precedidos por milenios de experiencia en los mares, incluso conociendo la medida exacta de la tierra, calculada mil quinientos años atrás por Eratóstenes de Alejandría, aún cuando el propio Colón, por diversas razones, creía o hizo creer que era un tanto menor.

Negacionistas e improvisados historiadores hablan de la pólvora y las espadas, obviando armas aún de mayor poder, como la escritura silábica plenamente desarrollada, reitero, el papel, agregar la rueda, y los animales de tiro, en particular el caballo, así como la domesticación de varias aves y diversos mamíferos.

Hablamos de velocidad de movimiento e información, de capacidad para almacenar el conocimiento adquirido y trasmitirlo.

Un aparte merece el tema de las construcciones, manipulado por textos turísticos, patrioteros y otros igual de exagerados. Las pirámides, tanto en el viejo como en el nuevo mundo, son en términos de arquitectura la forma primigenia de edificar. El desarrollo arquitectónico superior está vinculado a los arcos, las bóvedas, los entablados y las columnas, elementos aún no logrados en la América precolombina, conocidos en Grecia, Roma y el Oriente mucho antes del siglo XV.

En lo militar, sin acudir a la pólvora, está claro que cualquier legión romana, falange griega, formación bélica mongol o árabe, china o japonesa, vencía sin dificultad al mejor ejército azteca o inca.

Es evidente que los conquistadores apreciaron de inmediato la enorme ventaja que les acompañaba en sus empresas: ¿Podría un Cortés o un Pizarro engañar a un monarca europeo, francés, un jeque árabe o al emperador de China, tal y como lo hicieron con Moctezuma o Atahualpa? La respuesta está en los siglos de experiencia política, de conquista y dominación, a favor de los conquistadores españoles.

En los albores del capitalismo, el viejo mundo acumulaba milenios de guerras de conquista, que abarcaron todas las regiones euroasiáticas y parte de África, generando un obligado intercambio cultural, de tecnología y conocimientos, mediado por la extensión de las religiones monoteístas clásicas.

De tal forma, los hombres del siglo XV en el Ecúmene conocido, tenían una noción general, bastante clara, del mundo por ellos habitado. América, el bien llamado Nuevo Mundo, necesitaba andar un largo trecho en su movimiento social, hasta alcanzar una visión abarcadora, capaz de verse ellos mismos formando parte de un gran conjunto geográfico y cultural.

Estamos ante dos visiones de un acto: el descubrimiento como la simple acción de llegar por primera vez y el descubrimiento como acción compleja, destinada a revolucionar para siempre la historia de la humanidad.

En cuanto a las acusaciones de genocidio, de violencia desmedida, ambos mundos practicaban por igual semejante proceder, porque el someter y despojar a otros pueblos era entonces la única forma de enriquecerse. Solo con el advenimiento del capitalismo industrial, al multiplicarse la productividad del trabajo, surgieron los incentivos capaces de colocar la convivencia pacífica por encima de la violencia sistematizada.

A pesar de la verdad anterior, tuvimos dos guerras mundiales, vivimos en permanentes guerras regionales, sin que la filosofía del despojo haya desaparecido de nuestro convulsionado planeta.

Epílogo:

Volviendo a los comienzos, recordamos al Lucayo Diego Columbus, no era la Malitzin de las avanzadas culturas mexicas, hablamos de un indígena de Guanahaní, con escasos 15 años, capturado por El Almirante el mismo 12 de octubre, convertido en su traductor, fiel seguidor y acompañante por el resto de los azarosos viajes del insigne genovés.

Bautizado en Barcelona a finales de abril de 1493, resultó el único sobreviviente de la decena de compatriotas suyos apresados por el Almirante durante el primer viaje. Adoptó el nombre del primogénito de Colón, convertido en Guatiao, título honroso cuya esencia explica el profesor Emérito en Yale, el cubano José Juan Arrom: “mediante el sacramento del bautismo, padres y padrinos quedan unidos en indisoluble relación…”

Al paso de dos años hablaba correctamente el español según testimonio del cronista Oviedo, siendo valiosa fuente de información para contemporáneos suyos como el padre Las Casas y Pedro Mártir de Anglería. En 1514, asentado en Santo Domingo, se pierde el rastro de esta vida extraordinaria.

Diego Colón lucayo es el primer ejemplo de un largo proceso, complejo, multicultural, entre los dos mundos que chocaron el 12 de octubre de 1492. De tal proceso histórico nacimos los pueblos nuevos de América, desde Alaska a la Patagonia.

No cabe más orgullo.

Vicente Morín Aguado. Hendersonville, Tennessee, octubre de 2025.

Tuesday, October 28, 2025

La verdad oculta del útimo vuelo de Camilo Cienfuegos



Por Ranfis Suárez

¿Qué le pasó realmente a Camilo Cienfuegos? La historia oficial de la tormenta es MENTIRA. En este documental revelamos la confesión de Blas Domínguez, el piloto del caza Sea Fury que derribó el avión Cessna de Camilo el 28 de octubre de 1959. Analizamos la conspiración: ¿Fue un "accidente" por fuego amigo, o un asesinato ordenado por Raúl y Fidel Castro? Descubre la verdad sobre el encubrimiento que silenció al comandante más popular de la Revolución Cubana.

Sunday, October 19, 2025

Clara Porset, la maestra cubana del diseño de interiores*


Por Yaneli Leal

Clara Porset Dumas (Matanzas, 1895-Ciudad de México, 1981) es una figura poco conocida en Cuba, a pesar de haber sido una cubana de talla universal. Matancera incansable y muy talentosa, tuvo una vida sorprendente, marcada por la superación profesional y la admiración hacia la capacidad humana de hacer arte de los objetos de la vida cotidiana. Considerada una pionera del diseño industrial latinoamericano, es por derecho propio parte integrante de la vanguardia artística del siglo XX.


Aun siendo mujer tuvo en su época la fortuna de hacer una sólida carrera profesional. Graduada en 1925 en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Columbia de Nueva York, entre 1928 y 1931 radicó en París donde realizó varios cursos en la Escuela Nacional de Arquitectura y Diseño, en La Sorbona y en el Museo del Louvre. Admiradora de la Bauhaus, no pudo ingresar a esta academia, definitivamente clausurada por los nazis en 1933. No obstante, conoció algunos de sus maestros como Hannes Meyer y Walter Gropius, con quienes pudo establecer amistad. El propio Gropius le recomendó inscribirse en el curso de diseño básico que Joseph Albers, exiliado en EEUU, ofrecía en Black Mountain College, en Carolina del Norte, y hacia allí se dirigió ella en 1934.

Esos estudios dotaron a Porset de sólidas herramientas teóricas y prácticas para emprender una larga carrera como diseñadora industrial, en el momento justo en que esa especialidad se estaba autodefiniendo. A ella pudo también contribuir como teórica y creadora.

Uno de los aspectos a los que prestó especial atención fue la adecuación del mobiliario al entorno climático, poniendo en valor los recursos locales y culturales en el diseño. A ello dedicó una de sus primeras conferencias, "La decoración interior contemporánea: su adaptación al trópico", dictada en el Auditorium de La Habana en 1931. También entendía el mueble como parte sustancial del espacio arquitectónico. El diseño de uno estaba para ella integrado al otro, por lo que el mobiliario, más que un complemento, constituía parte del espacio, completándolo y definiéndolo. En sus palabras "de mueble se ha convertido en inmueble".

Ferviente estudiosa de las culturas mexicanas prehispánicas y del arte vernáculo de ese país, consideraba la artesanía una fuente inagotable de inspiración y un recurso valiosísimo para el diseño moderno de mobiliario. Sobre ello dijo: "Recoger la herencia cultural —como cualquier otra herencia— significa algo más que recibirla pasivamente; significa acogerla como una incitación al movimiento. No inhibirse frente a ella, sino ponerla en acción. Porque la cultura es vida y es transformación, no un trofeo irrevocable".


Para Porset era fundamental atender a los valores funcionales y expresivos de los materiales y del mueble en sí. Al respecto el arte popular constituía un referente destacable, por lo que supo aprovechar bien las técnicas tradicionales y la expresividad de los materiales naturales. Al mismo tiempo, la simplificación de las formas en la búsqueda de una máxima funcionalidad desde una belleza minimalista, y la integración de otros medios como la industria, enlazaron sus conceptos artísticos a los de la Bauhaus.

Porset consideraba que la industria aportaba un medio de reproducción que abarataba el producto y lo hacía más accesible. No entendía la industria y la artesanía como antagonistas, por lo que exhortaba el aprovechamiento de ambos de manera armoniosa, subrayando las facilidades de la primera en la democratización de un arte funcional de uso cotidiano.

A lo largo de su vida, transmitió sus reflexiones, inquietudes y conocimientos adquiridos en su infatigable labor investigativa, a través de artículos publicados en la revista cubana Social, donde tuvo una sección dedicada al diseño entre 1930 y 1933, y en otros medios de prestigio como Domus (Italia), Form (Suecia), Arts and Architecture, Interiors, Design (EEUU), Arquitectura México y Espacios (México), etc. También ofreció conferencias en distintos países e impartió docencia en la UNAM desde 1936. De su amplia labor divulgativa destaca la exposición de diseño industrial El arte de la vida diaria, realizada en 1952 en el Palacio de Bellas Artes de México y luego en la UNAM. Considerada la primera de su tipo en Latinoamérica, incluyó unos 800 objetos entre muebles, textiles, utensilios etc.




Sus palabras al catálogo, así como el resto de sus escritos han sido recientemente compilados en el libro La vida en el arte. Escritos (2020) de la editorial Alias. Por su importancia histórica y teórica fueron traducidos al inglés en el volumen editado por Concordia University Press, Living Design. The Writings of Clara Porset (2024). Sobre ellos comentó la arquitecta Laureana Martínez: "En los textos de Clara Porset se perciben ideas que permiten pensar la arquitectura y el diseño industrial como artes vivas, cambiantes, relacionadas con el humano y cuyas dimensiones trascienden su propia escala para convertirse en factores determinantes en la formación del individuo. Al mismo tiempo, la visión crítica de Clara Porset abre nuevos caminos para valorar lo cotidiano y continuar con el debate actual entre lo artesanal, las artes utilitarias y las consideradas bellas artes".

Esta talentosa diseñadora desarrolló casi toda su carrera en México, lo que no justifica su desconocimiento en Cuba. Se sabe que en 1932 instaló un estudio en el Edificio América, (N entre Jovellar y 27, Vedado) y en pocos años diseñó muebles para residencias, hospitales, escuelas y clubes. En 1935 emigró a México donde residió el resto de su vida, aunque volvió a La Habana en algunas ocasiones para dictar conferencias en la Universidad.

En México tiene una amplia obra documentada, incluyendo su estrecha colaboración con reconocidos arquitectos como Mario Pani, Max Cetto y Luis Barragán, para el cual diseñó el mobiliario de su famosa residencia. En general, tuvo una muy estrecha relación con la vanguardia artística mexicana y estuvo casada con el muralista Xavier Guerrero. Sus diseños obtuvieron premios importantes del Museo de Arte Moderno de Nueva York (Concurso Organic Design, 1941) y de la Trienal de Milán.


Sobre su participación en este certamen comentó el historiador Jorge Bermúdez: "Ser original y, a su vez, moderna, como lo fue Clara […] era tarea de consagrados. Así lo corroboró la medalla de plata obtenida en la Trienal de Milán, Italia, en 1957, con una propuesta de muebles para exteriores (jardines, playas) recién realizados para el hotel Pierre Marqués, de Acapulco, que tuvo de nuevo la virtud de adecuar a formas simples y orgánicas, la mejor tradición artesanal con los requerimientos técnicos y funcionales del más actual diseño de muebles de producción industrial".

Entre 1960 y 1963 Clara Porset volvió a Cuba para diseñar el mobiliario de la escuela Camilo Cienfuegos en la Sierra Maestra, y de las Escuelas de Artes Plásticas y Danza Moderna del arquitecto Ricardo Porro en La Habana. Entonces tuvo gran interés por fundar una Escuela de Diseño Industrial en el país. Frustrado el proyecto, volvió a México donde fundó la Escuela de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, en 1969. Su biblioteca atesora los libros y archivo personal de Porset, donados por ella a esta institución.

Cuba olvidó a esta noble hija suya y perdió la oportunidad de crecer con su oficio. Rescatar su memoria es una deuda pendiente y conocer su obra un ejercicio que mucho pudiera beneficiar al diseño cubano contemporáneo. México, en cambio, la celebra como la gran pionera del diseño industrial y promotora de su desarrollo en la nación. En 1971, el Instituto Nacional de Bellas Artes le otorgó su máxima distinción, y en 1988 la UNAM y el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial crearon el Premio de Diseño Industrial Clara Porset. Con carácter bienal está dirigido a mujeres y desde 1993 tiene alcance nacional.

*Tomado de Diario de Cuba