Thursday, May 1, 2025

APUNTES PARA UNA HISTORIA DE AGUADA DE PASAJEROS

Contada por sus casas
Por Antonio Gómez Sotolongo

Estos catorce jóvenes aguadenses de la década del 50 del siglo XX y millones como ellos que comenzaban a escalar en la clase media, crearon las riquezas que hicieron de la isla de Cuba una de las más prósperas en el concierto de las naciones.

Entre las fotos que atesoraron mis padres durante su larga vida, encontré algunas que me llamaron poderosamente la atención debido al valor documental que en ellas se encierra. En una de las que más llamó mi atención, aparecen catorce jóvenes aguadenses de la década del 50 vestidos con tanta elegancia que inmediatamente me asaltó una duda: ¿A qué se dedicaban y cuánto ganaban estos veinteañeros para exhibir, en un pueblo de campo en Cuba, tanta elegancia como la que podemos ver en las revistas de modas de la época y en decenas de películas de Hollywood?

Y aunque responder a esa pregunta llevaría una investigación para la que no estoy preparado lo intentaré, porque la historiografía oficial no lo ha hecho y no lo hará atendiendo a estas fuentes, porque durante más de seis décadas, cuando el poder de dominación de la sociedad cubana pasó a manos de un solo hombre llamado Fidel Castro Ruz y en la isla se estableció una dictadura constitucional, institucionalizada a través de organismos que borraron todo rastro de independencia de los poderes del Estado y abolieron la prensa libre, la Historia de Cuba dejó de ser una ciencia para los historiadores y se convirtió en sustento ideológico del proselitismo político del poder hegemónico que ejerce el Partido Comunista de Cuba (PCC-Único), y la cultura se convirtió en un medio de adoctrinamiento. De hecho y valga como ejemplo, el museo de Aguada, sito en la calle Maceo No. 178, a pesar del esmero de quienes lo atienden, es un altar de propaganda comunista, como debe de ser en una dictadura constitucional.

Entre 1959 y 1975, Castro dictó las bases de lo que sería la Historia de Cuba. Antes había implicado a José Martí en su ataque al Cuartel Moncada en 1953 con la injuriosa afirmación de que el Apóstol había sido el autor intelectual de aquella aventura. En 1968 se apropió de las dos Guerras de Independencia al declarar que «su revolución» era la continuidad de aquellas, y ya en 1976, cuando dominaba el país a sangre y fuego, había devastado la economía con sus expropiaciones, arruinado a la clase media, demolido cualquier posibilidad de oposición y los dominados admitían el estado de cosas como algo «normal», convocó su «Constituyente», de la que salió el primer documento que institucionalizó la dictadura castrista. Basada en principios comunistas bien amoldados a sus intereses, tal cual una secta castro-marxista, la «Carta Magna» dictó en su artículo 5 que: «El Partido Comunista, […] es la fuerza dirigente de la sociedad y el Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia […] la construcción del socialismo […] y la sociedad comunista»[1]. Los demás, los que piensan diferente a callar, a la cárcel o al destierro[2].

En conclusión, la Historia de Cuba, durante los últimos 60 años ha sido un instrumento de adoctrinamiento en manos del PCC, «vanguardia» que ejerce la hegemonía sobre la sociedad cubana; por eso, cuando los dominados abordan desde las academias el estudio de la Historia de Cuba deben cumplir con lo establecido por el Partido y si el objeto de estudio es el pasado republicano, lo han hecho, hasta ahora, de un modo despectivo, utilizando frecuentemente los epítetos Período Neocolonial, República mediatizada o Pseudo República[3].




El autor vestido de pelotero y al fondo la línea del ferrocarril y las casas de la calle Céspedes.

Pero este apunte no pretende ser un artículo académico, esto no es más que una ocurrencia ante mis dudas y la curiosidad. Y se me ocurre que, para un artículo, utilizaría las propias casas, porque parafraseando a Martí, en estos tiempos no hay libros que cuenten las cosas que el Partido no quiere.[4]

Como en aquel artículo titulado «La Historia del Hombre Contada por sus Casas», que escribió el Apóstol en el vol. 1, Núm. 2, de agosto de 1889, en la revista La Edad de Oro, la Historia de Aguada de Pasajeros también se puede contar por sus casas, descubriendo quiénes vivieron en ellas y cuándo fueron construidas. Se puede contar por los edificios que se construyeron para el comercio, los centrales azucareros, investigando quiénes los construyeron y por qué un pueblo de unos pocos miles de habitantes pudo construir tres centrales azucareros, un paseo que lleva el nombre del mambí Valentín Menéndez y frente a ese paseo decenas de establecimientos comerciales.




El autor en 1955 en la calle Maceo, esquina Quintín Banderas

Se puede contar la Historia de Aguada de Pasajeros sobre todo por el ferrocarril, porque la Historia del Ferrocarril en Cuba lleva una parte de la Historia de Aguada de Pasajeros, investigar cuáles fueron las causas del súbito «crecimiento de la población, la mejora de los caminos vecinales por los que se transportaba la caña de azúcar, el carbón para las locomotoras y los polines para las líneas férreas extraídos de la Ciénaga de Zapata, y el ganado entre otros rubros de la economía»[5], y también se puede documentar una investigación historiográfica utilizando fotos de aquellos aguadenses que participaron con su trabajo en la producción de aquellas riquezas.

Todavía están en pie la mayoría de las edificaciones que en la «Calle Real» fueron el corazón del comercio, si al historiador se le ocurriera comenzar su investigación por la tienda La Perla, y terminar allá por la tabaquería que estaba al final del paseo Valentín Menéndez, tendría un panorama bastante completo de lo que fue Aguada en los pocos años que duró la República, una investigación que comenzara en 1930, cuando la crisis económica mundial hacía de las suyas y Gerardo Machado, prorrogando sus poderes, metió al país en otra crisis, esta vez en una crisis política, y terminara en 1958, cuando los centrales Perseverancia y Covadonga molían a todo tren, la próspera industria ganadera permitía que en la mañana casi todos los aguadenses tuvieran en la puerta de su casa un litro de leche y en las carnicerías no faltara ningún corte de carne, cuando el arroz y el carbón vegetal de la Ciénaga eran productos habituales en las cocinas de los aguadenses, los bodegueros podían enviar en triciclo los mandados a sus clientes y el municipio vivía una época de prosperidad.



Cafetería en los portales del cine Aguada.


Estoy seguro que un Historiador oficial, un académico adscrito a una institución del Estado que dirige el PCC-único, no tendría esa ocurrencia, y si la tuviera la desecharía por «contrarrevolucionaria», eso pensaría porque el partido hegemónico domina su mente y lo ha fanatizado; sin embargo, si usted, que vive en Aguada de Pasajeros, y las dudas le asaltan cuando lee la Historia oficial, preste atención a las casas que le rodean, averigüe con sus mayores, investigue quienes y cuándo las construyeron, cuando vea un comercio o las ruinas que pudieran quedar de él, investigue quién fue su dueño y qué productos vendía, entonces se podrá enterar de la Historia verdadera, la Historia de Aguada contada por sus casas y también pudiera partir por esta foto, en la que como dije, están catorce jóvenes que como muchos otros aportaron sus esfuerzos a la creación de las riquezas que hicieron de Aguada un pueblo acogedor, por el que pasaron cientos de pasajeros con rumbo a oriente o a occidente, chóferes, viajantes o turistas que se hospedaban en sus tres hoteles y una o dos casas de huéspedes y saciaban su apetito en más de media docena de restaurantes y cafeterías.

Y para no hacer este cuento demasiado largo, voy a mencionar la ocupación de algunos de los que aparecen en la foto, por supuesto que me faltan muchísimos datos que el historiador pudiera encontrar en los archivos. Pero antes, quiero agradecer al ilustre aguadense Julio Naranjo, quien me ayudó a identificar a la gran mayoría de los que aparecen en la foto.



Banco Agrícola e Industrial, sito en la calle Calixto García
No. 53, e/ Martí y Maceo


Dos de ellos trabajaron en el Banco Naranjo, el Banco Bartal y en el Banco Agrícola e Industrial; una de las damas fue la propietaria de una farmacia que estuvo entre el Hotel Jardín y el cine Victoria; otra de las damas fue maestra; entre los caballeros uno de ellos fue el dueño de la tienda América; y otro era hermano del dueño de la heladería que estaba al lado del cine Victoria; las dos damas y el caballero que están a la derecha de la foto no pudimos identificarlos.

El historiador aquí tiene algunos datos importantes de las casas y sus habitantes para comenzar la Historia. Hubo al menos tres bancos privados en Aguada, el Naranjo, sito en Calixto García 18; el Bartal; y el Agrícola e Industrial, sito en Calixto García No. 53, al lado de la casa del dueño del cine Victoria, datos que pueden llevarle a conocer la importancia de la banca y el cine en el municipio, las facilidades de préstamos a los agricultores, industriales y comerciantes y la cultura cinematográfica de los aguadenses a quienes les llegaban las películas con relativa rapidez debido al tren que traía los rollos del valioso celuloide.

Para una Historia de Aguada de Pasajeros el investigador puede meterse en los archivos y descubrir que un Cajero pagador-recibidor en cualquiera de los tres bancos podía ganar un salario mensual que oscilaba entre los $75.00 y $120.00 mensuales, y un contador $150.00, esto cuando el peso cubano y el dólar se cotizaban a la par, un café expreso costaba $0.03 y la entrada al cine $0.10. Muy probablemente los comerciantes que aparecen en la foto tuvieran una entrada mayor, pero si se observa bien la foto, todos exhiben una elegancia comparable a la de cualquier urbe del mundo, incluso dos mujeres llevan abrigos de pieles y en una silla reposa una elegante chaqueta que parece ser de lana.

Esta foto fue tomada por Sol Quintero, muy probablemente, durante los primeros años de la década del 50 y, según la observación de Naranjo, en el patio de El Casino Español de Aguada de Pasajeros. Estos catorce jóvenes aguadenses de la década del 50 del siglo XX y millones como ellos que comenzaban a escalar en la clase media, crearon las riquezas que hicieron de la isla de Cuba una de las más prósperas en el concierto de las naciones, así que, en conclusión, si al historiador le asaltaran las dudas y la curiosidad le empujara a investigar lo que cuentan las casas de Aguada de Pasajeros y los otros tres asentamientos que componen el municipio: Covadonga, Real Campiña y Perseverancia, encontraría entre las piedras y las maderas machihembradas, los hierros y las ruinas de los centrales azucareros los documentos que confirman las cuantiosas riquezas que durante la primera mitad del siglo XX salieron de lo que alguna vez fuera Nuestra Señora de Belén.



[1] El contenido de este artículo, con algunos adornos, se mantiene en la Constitución que refrendaron en 2019 algunos cubanos residentes en la isla, que son quienes tienen el derecho al voto.

[2] «El destierro». Este es un tema que merece más atención, porque si bien es cierto que la figura jurídica no la contemplan las leyes de la dictadura castrista, sí existe la «repatriación».

[3] Me llamó la atención que en las campañas publicitarias por el 500 aniversario de la fundación de La Habana, Eusebio Leal y otros, definieran la época como «La República», sin apelativos despectivos.

[4] Martí, José. 1898. La Edad de Oro. [En línea] [[Fecha de consulta 21 de noviembre de 2019] Disponible en: http://biblioteca.udea.edu.co:8080/leo/bitstream/123456789/31/1/MartiJose_2017_LeerReleer.pdf

[5] Cfr.: Aguada de Pasajeros. [En línea] [[Fecha de consulta 14 de diciembre de 2019] Disponible en: https://www.ecured.cu/Aguada_de_Pasajeros

Monday, April 28, 2025

Un cubano en la OEA XVII

El presidente de Guatemala, Jorge Serrano Elías, a la derecha, da a conocer la disolución del parlamento de su país el 25 de mayo de 1993

Por Guillermo A. Belt

Guatemala

En la madrugada del 25 de mayo de 1993 el Presidente de Guatemala, Jorge Serrano Elías, expidió un decreto disponiendo la interrupción temporal de varios artículos de la Constitución, de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y Constitucionalidad, y de la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Además, disolvía el Congreso, dejaba sin efecto la integración de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Constitucionalidad, y removía de su cargo al Procurador General de la Nación.

Golpe de estado, sin duda. “Estos acontecimientos, inesperados y alarmantes, en mi opinión configuraban una situación prevista por la Asamblea General.” Con estas palabras, referidas a la Resolución 1080 y tomadas de su libro Síntesis de una gestión, antes citado en estos recuerdos, calificó el Secretario General Baena Soares lo que terminaría siendo la aplicación más rápida y exitosa de dicha disposición.

Baena solicitó una reunión extraordinaria del Consejo Permanente para ese mismo día, y el presidente del cuerpo la declaró abierta a las cinco de la tarde. Tras escuchar el informe del Secretario General y las intervenciones de varios miembros, el órgano político aprobó por unanimidad una resolución deplorando los hechos y llamando al restablecimiento inmediato de las instituciones democráticas y el pleno respeto de los derechos humanos en Guatemala. Asimismo, convocó a una Reunión Ad Hoc de Ministros de Relaciones Exteriores, encargando a Baena fijar su sede y fecha, en consulta con los cancilleres.

Si bien hubo concordancia total del Consejo Permanente con la apreciación de los hechos por el Secretario General, el órgano político encargó a Baena encabezar una misión de averiguación de los hechos, dejando en sus manos la elección de los cancilleres que le acompañarían a Guatemala y la redacción de un informe para facilitar el trabajo de la Reunión Ad Hoc.

Esta demostración de confianza, sin precedentes en la no siempre cordial relación entre el Consejo Permanente y el Secretario General, nos recordaba a quienes llevábamos varios años en la OEA algunos choques verbales entre embajadores y antecesores de Baena Soares. Ahora, en cambio, los representantes de los Estados miembros confiaban una misión diplomática de gran importancia al funcionario que habían visto en el pasado como un simple administrador.

Al día siguiente Baena invitó a los señores Maurice King, Ernesto Leal y Sergio Abreu, Ministros de Relaciones Exteriores de Barbados, Nicaragua y Uruguay, para integrar la misión que más bien debió denominarse de constatación de los hechos, puesto que poco o nada quedaba por averiguar. Para el lector no familiarizado con el tema aclaro que la distribución geográfica es un principio rector en la composición de misiones de esta naturaleza. El Secretario General lo aplicó invitando al canciller de un país caribeño, a un canciller centroamericano – obviamente, tratándose de un asunto de especial interés para la región – y un ministro suramericano. Los tres cancilleres aceptaron, modificando sus agendas de trabajo para poder cumplir con el nuevo compromiso.


El tiempo apremiaba. En una semana y media los Ministros de Relaciones Exteriores debían reunirse en Managua. La sesión ordinaria de la Asamblea General de la OEA comenzaría el domingo 6 de junio, bajo la presidencia del Canciller de Nicaragua como anfitrión de sus colegas. Además, habría que celebrar la Reunión Ad Hoc antes de la Asamblea General. Por consiguiente, tras consultas urgentes a los cancilleres el Secretario General convocó a la reunión Ad Hoc para el jueves 3 de junio, en la sede de la OEA en Washington. De tal suerte que antes de viajar a Guatemala el viernes 28 de mayo, los integrantes de la misión sabían que debían tener su informe listo en pocos días para consideración de la Reunión Ad Hoc.

El sábado tuvo lugar en un hotel de la capital guatemalteca la reunión interna de la misión para acordar su plan de trabajo. Baena, siempre amable conmigo, me preguntó si yo tomaría notas de todas las reuniones. Contesté que sí. Complacido, el Secretario General me dijo que él también lo haría, como era su costumbre, y luego compararíamos nuestros resúmenes de lo conversado.

A continuación, la misión recibió a los Jefes de Misión de los países miembros de la OEA y países observadores acreditados en Guatemala, quienes estuvieron de acuerdo en que el país enfrentaba una crisis de gran magnitud de la que era imprescindible salir sin demora. Varios diplomáticos manifestaron su convicción de que era inminente un golpe militar a menos que se encontrara una solución a la crisis jurídico-política.

Yo diría que no quedó duda de que nosotros compartíamos el sentido de urgencia que nuestros interlocutores habían dado a su percepción de lo que había que hacer para evitar males mayores. Con estas palabras cierra Baena en su libro esta primera toma de impresiones.

Esa misma noche la misión visitó a Serrano Elías en la Casa Presidencial. Tras escuchar a sus visitantes, Serrano opinó que el país había llegado a una situación de descomposición social. Reconoció la posibilidad de un golpe de estado y afirmó que había pensado en renunciar, descartando esta posibilidad porque habría sido una muestra de cobardía. Afirmó que las medidas adoptadas significaban una interrupción parcial del orden institucional, pero no de la vigencia constitucional. Aseguró que no quería ser dictador, ni permanecer en la presidencia un día más de su mandato.

Baena, en sus propias palabras de nuevo: Serrano conocía bien los organismos internacionales. No dudo de que estaba al tanto de las actuaciones de la OEA en Panamá, Haití y Perú. La Organización había reaccionado con vigor en esos casos, aunque no siempre con iguales resultados. Serrano actuó conscientemente contra la Constitución, pensando, quizás, que podría navegar hasta puerto seguro en medio de la tormenta que él mismo había causado.

A primera hora del domingo la misión se reunió con el Procurador de los Derechos Humanos, licenciado Ramiro de León Carpio, quien el 26 de mayo había hecho una declaración rechazando absolutamente todas las medidas adoptadas por Serrano, y llamando al presidente a acatar lo resuelto por la Corte de Constitucionalidad, que el 25 de mayo había declarado inconstitucional el decreto presidencial de esa misma fecha. Pronto resultaría evidente el repudio general a la actuación de Serrano en los sectores más influyentes de la sociedad civil guatemalteca.

A lo largo de ese día y hasta altas horas de la noche la Misión del Secretario General se entrevistó con quince entidades y personalidades más, incluyendo a dirigentes políticos, líderes sindicales, altas autoridades militares, magistrados del Tribunal Supremo Electoral y de la Corte Suprema de Justicia, miembros de Colegio de Abogados y Notarios, profesores universitarios y miembros del Colegio de Periodistas. El lunes por la mañana se completó el total de veinte entrevistas, entre ellas las celebradas con el Presidente de la Corte de Constitucionalidad y el de la Conferencia Episcopal, antes de la segunda reunión con el Presidente Serrano al mediodía.

Tanto Baena como los tres cancilleres invitados por él estaban conscientes de la falta de mandato para negociar una salida a la crisis. Pero era evidente que la presencia de la OEA en el país había pasado a ser un factor decisivo para impulsar los mecanismos nacionales que en definitiva producirían una solución constitucional.

Los militares, sin apoyar a Serrano habían dado esa apariencia, pero a partir de su reunión con la Misión del Secretario General asumieron una actitud expectante, según trascendió en una declaración pública del Ministro de Defensa. En segundo lugar, a pesar de la fuerte censura de prensa comenzó a conocerse lo que ocurría en el país porque la prensa internacional informaba sobre las actividades de la misión. Por último, la misión insistió en que la solución a la crisis tenía que ser guatemalteca. A estos efectos sugirió la creación de un centro articulador de la propuesta política.

Al mediodía del lunes 31 de mayo la misión visitó a Serrano por segunda vez y le hizo un resumen de lo que le había sido expuesto en sus numerosas reuniones. Ante las reiteradas afirmaciones del presidente que decía contar con el apoyo militar, Baena relató la reunión con las autoridades de las fuerzas armadas y la impresión de que el futuro de Serrano era muy incierto. Esa tarde la misión regresó a Washington.

El martes 1 de junio el Ministro de la Defensa Nacional de Guatemala emitió un comunicado a la prensa sobre la decisión del ejército de publicar y ejecutar la sentencia de la Corte de Constitucionalidad del 25 de mayo, que en su parte pertinente dice así: Consecuentemente, procede declarar que los actos realizados por el Presidente de la República adolecen de nulidad ipso jure y, por lo tanto, carecen de toda validez jurídica… Agregaba el ministro que, enfrentado a la realidad, Serrano había optado por dejar su cargo. El vicepresidente había asumido temporalmente la presidencia, conforme a la Constitución, y luego había renunciado también. Poco después se supo que Serrano había salido de Guatemala rumbo a El Salvador.

El jueves 3 de junio comenzó en la sede de la OEA la Reunión Ad Hoc sobre Guatemala. Los cancilleres decidieron el regreso del Secretario General a Guatemala acompañado de los cancilleres que él eligiera para continuar apoyando los esfuerzos del pueblo guatemalteco. La Reunión Ad Hoc acordó reunirse en Managua el domingo 6 de junio para recibir el informe de la segunda etapa de la Misión del Secretario General.

Baena invitó al Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador, Diego Paredes, a acompañarlo. En esta ocasión no pudieron hacerlo los cancilleres de Barbados, Nicaragua y Uruguay debido a compromisos previos. La presión del tiempo iba en aumento. Quedaban dos días de trabajo, viernes y sábado. El domingo, en Managua, además de la reunión sobre Guatemala recién convocada, tendría lugar el diálogo informal de cancilleres, previo a la sesión inaugural de la Asamblea General, y el lunes 7 de junio sesionaría allí la Reunión Ad Hoc sobre Haití con la participación del Presidente Aristide.

Para cumplir con estas obligaciones, el viernes tomamos un vuelo de itinerario de Washington a Miami, y desde allí en un avión fletado viajamos a Guatemala, donde nos esperaría el avión para llevarnos a Managua a primera hora del domingo. Durante todo el día y la noche del sábado tuvimos reuniones con autoridades militares, judiciales, figuras políticas y representantes diplomáticos, así como con la Instancia Nacional de Consenso, grupo creado por diversos sectores del país.

El Congreso de Guatemala se reunió el sábado hasta altas horas de la noche, estando la misión en el país, y ante la falta absoluta de Presidente y Vicepresidente de la República, eligió a Ramiro de León Carpio para ejercer la presidencia del país. El Secretario General y el Canciller Paredes lo visitaron esa noche en su residencia, felicitándolo por el retorno al orden constitucional.

La misión viajó a Managua muy temprano el domingo. Ante un pedido del nuevo gobierno de Guatemala se postergó para el lunes la Reunión Ad Hoc a fin de recibir un mensaje de agradecimiento del Presidente De León Carpio. Baena termina así este relato: De esta manera, a los catorce días de planteada la crisis, se cerraba con éxito un capítulo en la historia del fortalecimiento de la democracia. En Guatemala respondieron con vigor las instituciones en que se asienta el sistema constitucional y democrático.

Saturday, April 19, 2025

Los perjuicios intangibles del Castrismo


Por Pedro Corzo

Hace unos días en una charla entre amigos comentábamos que los regímenes de fuerza, en particular los de corte totalitario o mesiánicos, causan en la sociedad numerosos y diferentes clases de daños.

Hablamos de los fusilados y muertos en combate en la lucha por la democracia. Los cientos de miles que pasaron largos años en la cárcel, la destrucción económica de nuestro país, el deterioro general de las edificaciones y los millones que debieron partir al exilio o decidieron emigrar, por la catastrófica situación que la dictadura ha generado.

Estábamos inmersos en esos aspectos cuando mi esposa comentó, "Ustedes hacen, justamente, al igual que la mayoría de los observadores y analistas, referencias a los perjuicios humanos y materiales, pasando por alto los intangibles, obviando que cada una de las personas a las que le cambió la vida o fue terminada por el régimen hubieran podido aportar a Cuba muchas cosas positivas".
Esta observación nos condujo a tratar aspectos que algunos de nosotros nunca habíamos considerado o abordado muy vagamente como cuanto habrían aportado a la Isla los dirigentes estudiantiles Pedro Luis Boitel, muerto en huelga de hambre en 1972 y Porfirio Ramírez, fusilado junto a cuatro compañeros en octubre de 1960, o el civilista Orlando Zapata Tamayo, también muerto en huelga de hambre en el 2010 en reclamo de sus derechos, en una Cuba democrática.

Pensamos también en los aportes a la Republica que los cientos de miles que pasaron por la prisión política y aún se encuentran en Cuba, como los exprisioneros Guillermo Fariñas, Félix Navarro y Jose Daniel Ferrer y las prisioneras políticas, entre muchas, Sally Navarro y María Cristina Garrido, si en nuestro país se respetase plenamente la dignidad humana.

Inmediatamente después la conversación se orientó al exilio, al éxito profesional de decenas de miles de compatriotas y al económico de muchos más. Los numerosos profesores universitarios y en otros niveles de la educación, así como la gran cantidad de trabajadores que desempeñan funciones importantes en todos los sectores de la sociedad, tales como las comunicaciones, la industria, la construcción y los servicios en general.

Por supuesto que la charla nos trasladó a la política y a los políticos cubanos que participan en esa actividad en Estados Unidos y otros países, los numerosos congresistas de origen cubano que han servido y sirven en la Cámara de Representantes y los que han integrado el exclusivo club de los 100 del senado estadounidense para terminar que dos cubanos participaron activamente en una campaña presidencial y que uno de los dos es Secretario de Estado, la posición no electa más importante de este gran país.

La charla se enriquecía mencionando a los políticos, cuando Luz Martínez, mi esposa, y Jose Antonio Albertini mencionaron al comisionado de la ciudad de Miami recientemente fallecido, Manolo Reyes. Debo decirlo, ahí todos callamos y rendimos con el silencio un modesto homenaje a una persona que se había ganado el respeto de todos nosotros por sus acciones y sencillez.

Manolo Reyes era un hombre respetable. Cordial y sincero, y todos coincidimos que en una “Cuba con todos y para el bien de todos” habría sido una cantera muy provechosa para la república. Manolo habría sido un excelente funcionario publico en cualquier instancia cubana y no dudamos de que hubiera sido un invaluable alcalde para la ciudad de Miami.

Hablando del fallecido, Daniel Pedreira, recordó a otro grande de los cubanos en la política estadounidense, el congresista Lincoln Díaz Balart, que recientemente partió al infinito. Un hombre que al igual que Reyes sentían por Cuba una gran pasión y se consideraban obligados a servirla en cualesquiera instancias en la que pudieran desarrollar sus talentos.

Desgraciadamente el totalitarismo castrista imposibilitó que estos dos hombres honestos y trabajadores, junto a otros con un profundo compromiso con la comunidad, también desaparecidos, en la Isla o fuera de ella, aportaran a la nación cubana su talento y dedicación. Esos daños intangibles del castrismo son tan o mas destructores que los otros que integran su trágico legado.