“Rodeado de montes, por sobre cuyas mansas curvas o súbita eminencia corre el cielo está, a las puertas de Nueva York, un valle feliz”[1]llamado Central Valley que hoy es parte del pueblo llamado Woodbury, famoso en la zona por tener un inmenso centro comercial de tiendas de descuento. A finales del siglo XIX había obtenido conexión directa con la ciudad de Nueva York con el ferrocarril de Erie, que les permitía a los neoyorkinos escapar el calor de la ciudad después de un corto viaje. Central Valley tenía cerros, lagos, árboles de sombra y casonas de huéspedes con amplias terrazas donde los turistas se podían relajar y refrescar.[2]
Los habitantes eran mayormente Cuáqueros y Protestantes de diversas denominaciones de descendencia europea. La primera casa del pueblo data de 1730, y durante los años de la Revolución Americana, estaba poblada por campesinos de familias Anglo-Sajonas. En un panfleto publicado por el Ferrocarril de Erie en 1883, Central Valley fue descrita como “ un bello lugar de vacaciones de verano, situado en la cuesta noroeste de las lomas entre altas montañas y hermosos lagos…” La población de la época era de 400 personas. Había siete trenes hacia, y ocho trenes provenientes de la ciudad de Nueva York todos los días laborables, y cuatro trenes en cada dirección los fines de semana. El precio del boleto ida y vuelta era $2.00.[3]
Los residentes de Central Valley eran mayormente agricultores, aunque una fábrica famosa de varas de pescar (Leonard Rods) operaba allí desde 1881. Del Censo de 1900, que enumera la población total de Woodbury en vez de solamente la subdivisión de Central Valley, se puede tener una idea de que tipo de pueblo era. Se listaban 2,417 personas y 344 familias viviendo en el pueblo de Woodbury. Los habitantes eran primordialmente nativos, pero había unos cuantos irlandeses y alemanes, unos pocos suecos, dos familias rusas y dos familias francesas. Habían tres empleados solteros en el hotel local, una empleada doméstica y los nueve miembros de una familia listados como “negros”; todo el resto eran “blancos”. En resumen puede decirse que Central Valley era una comunidad homogénea, de raza blanca, y monolingüe en inglés.
Una de las casonas del pueblo, propiedad de una pareja de maestros llamados David y Susana Cornell, era una casa de huéspedes en verano pero se convertía en una escuela privada para niños y niñas (el Instituto Cornell, fundado en 1865[4]) el resto del año. Los Cornells de Central Valley eran parientes lejanos de Ezra Cornell, el fundador de la famosa universidad de Cornell.[5] Mario Pomares, un cubano residente en Nueva York, visitó con su familia un verano la casa de huéspedes de los Cornells[6]y se convirtió en un promotor de la casa y del pueblo, siendo responsable de que varios niños cubanos se matricularan en el Instituto Cornell. No sin importancia para la historia de Cuba, Pomares también recomendó el lugar a Tomás Estrada Palma cuando éste estaba en la ciudad de Nueva York recién llegado de la prisión en España.
El mito Cuáquero
Los Cornells eran originalmente Cuáqueros, aunque David había sido desunido de la Sociedad de los Amigos en 1868, mucho antes de que Don Tomás llegara a Central Valley. La razón, aparentemente, fue que David había dejado de asistir a las reuniones, y sobre todo, que había permitido bailes en su casa.[7] No existen pruebas de que su escuela haya sido nunca una escuela Cuáquera. Sin embargo el Instituto Cornell, tanto como el Instituto Estrada Palma, que vino después, han sido descritos como “escuelas Cuáqueras” por algunos autores.[8]Los dos eran instituciones seculares que operaban en una comunidad donde, por casualidad, había una cierta concentración de familias cuáqueras.
Como un embellecimiento adicional a la equivocación sobre las escuelas, el mismo Estrada Palma ha sido descrito como “Cuáquero convertido” por una series de autores que aparentemente tomaron un dato erróneo de una fuente secundaria[9]publicada en 1971, y siguieron repitiéndolo sin comprobar su veracidad. Así vemos que el mito aparece en un documental[10]; en libros como el de Louis A. Pérez[11]; el del Monseñor Ramón Suárez Polcari[12]; y el de Jason M. Yaremko[13]; y en páginas web como la del cuáquero cubano Joel Font[14]. Ninguna de las obras anteriormente mencionadas citaron una fuente primaria para sus aserciones. Es mas, como fue discutido por García-Estévez en el 2004[15], ninguno de los textos clásicos de historia de Cuba, o los periódicos de la época, o la Sociedad Histórica local de Central Valley, o la Biblioteca Histórica de los Amigos en Swathmore College tiene dato alguno de que Estrada Palma alguna vez perteneció a dicha secta.
Fue Marcos Antonio Ramos en su libro publicado en 1986 quien localizó el origen del “mito Cuáquero[16]”: fue el ilustre historiador Hugh Thomas (Lord Thomas of Swynnerton) quien no solo empezó el mito, sino también erró en llamar al pueblo “Happy Valley,” en vez de “Central Valley.” Sin embargo la honestidad intelectual de Lord Thomas fue demostrada en una carta que me escribió cuando yo le informé de su error. Me dijo: “Yo no tengo record de la razón por la cual yo describí a Estrada Palma como cuáquero. Supongo que cometí un error.”
Vida en Central Valley
Cuando Estrada Palma llegó a Central Valley apenas hablaba inglés y tenía muy poco dinero. Hizo un arreglo con una joven, parienta de los Cornells para intercambiar lecciones de español por lecciones de inglés. Estas clases, junto al clima de “inmersión total” en que se encontraba (nadie a su alrededor hablaba español) sirvieron para que su manejo del inglés se volviera “adecuado,” aunque no perfecto. Sin embargo, su estado mental estaba muy bajo.
Tarjeta de la época en la Sociedad Histórica de Woodbury caption |
Sintiéndose terriblemente solo, sin noticias de Cuba, sin libros o periódicos en español y sin cartas de sus amigos, tomaba largas caminatas a lo largo de la línea del ferrocarril. Ida, una hija de los Cornells lo recuerda como “muy nervioso; se sentaba a la mesa con los pies golpeando el suelo hasta que el cuarto entero temblaba”.[17] Edward, un hijo de los Cornells recuerda que muy a menudo, después de acostado, Estrada Palma “saltaba de la cama gritando ¡Mi madre! ¡Mi madre!” [18]
La belleza natural del valle, sus lagos, sus verdes campos, sus montes en la distancia, sus brisas agradables no lo sacaban de su depresión… hasta que empezó a recibir periódicos, libros y cartas de sus amigos desde varias ciudades que prendieron llama de esperanza y optimismo. Una carta de su pariente, el poeta José Joaquín Palma, fue particularmente interesante porque estaba escrita desde la ciudad de Tegucigalpa, la capital de la nación centroamericana de Honduras donde estaba viviendo.
José Joaquín le informaba que el nuevo presidente de Honduras estaba envuelto en una reforma significativa de su país y que necesitaba hombres honestos y educados que lo ayudaran en esta tarea. Algunos de los veteranos de la Guerra de los Diez Años en Cuba, como el General Máximo Gómez ya estaban allí. Alguien del calibre de Estrada Palma que se ajustaría perfectamente a los planes del nuevo presidente debería considerar el mudarse para allá donde un trabajo importante le esperaba. Podría vivir con el y su esposa hasta que se encaminara.
Sin pensarlo mas, Estrada Palma salió hacia Tegucigalpa a donde llegó, después de un viaje largo y complicado, el 18 de julio de 1879.
[2] Town of Woodbury Bicentennial Book, (In the Woodbury Historical Society, Highland Mills, NY., 1976).
[4] D.S. Lawrence and Co., "Orange County Directory for 1878-1979," (In www.usgennet.org/usa/ny/county/orange/cp).
[5] McGinnes, Chuck, "George Cornell, 1910-2003: Benefactor Spoke Little, Gave Much," Palm Beach Post, Palm Beach, FL., 2003, 1A and 10A.
[6] Cornell, Edward, Susanna Cornell Ferguson and Her Descendants, (Central Valley, NY: Privately Published, 1937. In Friends Historical Library, Swarthmore College, PA.).
[11] Pérez, Louis A., Cuba between Empires 1878-1902, (Pittsburgh, PA: Pittsburgh University Press, 1983). p. 98, 372.
[12] Suárez Polcari, Ramón, Historia De La Iglesia Católica En Cuba, (Miami, FL.: Ediciones Universal, 2003).
[13] Yaremko, Jason M. , U.S. Protestant Missions in Cuba: From Independence to Castro, (Gainesville, Fl.: University Press of Florida, 2000).
[15] García-Estévez, Margarita "The Development and Maintenance of a Myth: Unsupported Assertions That Tomás Estrada Palma Was a Converted Quaker" Paper presented in Fifteenth Biennial Conference of Quaker Historians and Archivists George Fox University, Newberg, OR, Reprinted in
[16] Ramos, Marco Antonio, Panorama Del Protestantismo En Cuba, (San José, Costa Rica: Editorial Caribe., 1986).
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