Reseña de la escritora
cubana Gabriela Díaz Gronlier sobre el libro Al pie de la memoria.
Antología poética de poetas cubanos muertos en el exilio, 1959-2002 (Betania,
2002) de Felipe Lázaro; publicada en el blog de la autora El copo y la
rueca(Madrid, febrero de 2019): www.elcopoylarueca.com
AL PIE DE LA MEMORIA.
ANTOLOGÍA DE POETAS CUBANOS MUERTOS EN EL EXILIO (1959-2002).
“Lo demás es
historia”.
Alberto Baeza Flores
Alberto Baeza Flores
El coro de voces reunido
en Al pie de la memoria nos ofrece un recital con tonalidades
muy distintas que, sin embargo, están entrelazadas, pues todas ellas tejen y
destejen el manto de la incertidumbre. El éxodo del pueblo cubano se alarga en
el tiempo y no hay indicios que indiquen que el plazo de huida concluya, de ahí
que sepamos, por experiencia, cuánto azuza y cuán hondo anida en el hombre la
melancolía.
Al pie de la memoria, nos dice el editor
Felipe Lázaro, “conforma un amplio arcoíris de la extraordinaria poesía cubana
del pasado siglo”. En el libro están representados los movimientos estéticos
que inspiraron a los integrantes de la Generación del 23, de la Poesía Pura,
del Grupo Orígenes, del Neorromanticismo, de la Generación del 50, de la
Generación del Mariel, de la Generación de los 80 y de los poetas jóvenes del
exilio.
Cuando el retorno no es
más que un deseo hecho cenizas, porque para el gobierno de tu nación no eres
más que escoria sin derecho a un visado que te permita volver a tu patria, el
canto se vuelve profundo y triste. Y aunque la tierra de acogida con los años
se vuelve tierra querida -en ella hemos construido nuestro segundo hogar-, los
recuerdos no nos dejan planear por encima de las penas porque la pérdida se
transforma en recuerdos obsesivos. Somos leales al lugar en el que crecimos,
aunque, digo, con los años también somos capaces de ver cómo una misma brisa
besa palmeras y olivos.
Treinta y cinco poetas
encuentran su sitio en Al pie de la memoria, libro que incluye, a
modo de prólogo, un poema inédito de Manuel Díaz Martínez titulado Presentación
del Poeta Muerto, una introducción del editor y una ficha biográfica y
concisa que acompaña a cada autor.
Los poemas que he
seleccionado del libro que hoy les invito a leer los ilustro con algunas de las
fotografías que mi amiga cubana y escritora Belkys Rodríguez hizo en su último
viaje a Cuba. He dejado al final de las poemas los nombres de los autores
incluidos en la antología.
Al pie de la memoria.
Antología de poetas cubanos muertos en el exilio (1959-2002) se encuentra dentro
del catálogo de la editorial Betania.
Esta antología prueba que
la muerte no es la Nada, pues quedan las obras concebidas y el esfuerzo de los
que se dedican a conservar y a transmitir a las nuevas generaciones el
resultado de las ideas de los hombres que nos dejaron.
Y ahora, parafraseando un
verso del poema de Manuel Díaz Martínez, “los invito a palpar la carnalidad de
la palabra / del Poeta Muerto”.
POEMAS
ISLA DE MI ALMA
Mercedes García Tudurí
(La Habana, 1904 – Miami, 1997)
Mercedes García Tudurí
(La Habana, 1904 – Miami, 1997)
Isla de mi alma, breve y
entre las aguas sola,
con los mares del mundo batiendo en tus orillas,
vives la estrecha cárcel de tus marinas costas.
con los mares del mundo batiendo en tus orillas,
vives la estrecha cárcel de tus marinas costas.
Isla de mi alma, buscas
las señales secretas,
apoyado tu oído sobre las caracolas,
de rumorosas alas y de trémulas velas.
apoyado tu oído sobre las caracolas,
de rumorosas alas y de trémulas velas.
Mirando al horizonte
perdido entre las olas,
¿qué te sostiene, dime, sobre la mar desierta,
isla pequeña y sola?
¿qué te sostiene, dime, sobre la mar desierta,
isla pequeña y sola?
ARISFAEL
Arístides Sosa de Quesada
(Matanzas, 1908 – Miami, 2000)
Arístides Sosa de Quesada
(Matanzas, 1908 – Miami, 2000)
Yo tenía un predio breve
como un pañuelo verde.
como un pañuelo verde.
Allí coseché auroras y
crepúsculos
y levanté Turquinos con terrones minúsculos.
y levanté Turquinos con terrones minúsculos.
El alma en libertad,
indiferentemente,
se detenía en la hoja, el rocío o la fuente;
se detenía en la hoja, el rocío o la fuente;
en el trozo de cielo de
una constelación,
o en el misterio augusto de la germinación.
o en el misterio augusto de la germinación.
Todo en mi predio era
armonioso…
Pero una tarde, horrenda
en el recuerdo,
fue profanado el diminuto predio.
fue profanado el diminuto predio.
Ya el sinsonte no acude a
los guayabos
ni el tomeguín anida en los naranjos.
ni el tomeguín anida en los naranjos.
El sol no juega con las
sombras.
Bajo el alero umbroso,
mastines como lobos.
mastines como lobos.
Se mustian, desolados,
los rosales.
Está triste mi predio,
con la triste quietud de un cementerio.
con la triste quietud de un cementerio.
LA CASA
Jorge Oliva
(Guantánamo, 1948 – Nueva York, 1989)
Jorge Oliva
(Guantánamo, 1948 – Nueva York, 1989)
A veces dice que se va
decide abandonarla para siempre,
pero siempre es demasiado nunca
y a poco
regresa otra vez a la lenta, a la oscura ciudad
entre la montaña y el mar;
a esas calles polvorientas
de chatos portales y árboles añosos,
a los antiguos rincones
y a cierta gente que detesta y que,
inexplicablemente,
nunca ha dejado de amar.
Y es que en esos retornos
él se vuelve a encontrar: lo que queda de él,
todo lo que fue
recupera las cosas
que no traicionaron la infancia
y que a veces ya era incapaz de recordar
porque la memoria estaba demasiado sucia.
decide abandonarla para siempre,
pero siempre es demasiado nunca
y a poco
regresa otra vez a la lenta, a la oscura ciudad
entre la montaña y el mar;
a esas calles polvorientas
de chatos portales y árboles añosos,
a los antiguos rincones
y a cierta gente que detesta y que,
inexplicablemente,
nunca ha dejado de amar.
Y es que en esos retornos
él se vuelve a encontrar: lo que queda de él,
todo lo que fue
recupera las cosas
que no traicionaron la infancia
y que a veces ya era incapaz de recordar
porque la memoria estaba demasiado sucia.
CANCIÓN PUERIL
Rafael Esténger
(Santiago de Cuba, 1899 – Miami, 1983)
Rafael Esténger
(Santiago de Cuba, 1899 – Miami, 1983)
Bajo este viejo puente,
larín, larín, larán,
bajo este viejo puente
me siento a descansar.
larín, larín, larán,
bajo este viejo puente
me siento a descansar.
¡Qué mansa pasa el agua,
larín, larín, larán,
qué mansa pasa el agua
cantando hacia el mar!
larín, larín, larán,
qué mansa pasa el agua
cantando hacia el mar!
Yo le pregunto al río,
larín, larín, larán,
yo le pregunto al río
si volveré a mi hogar.
larín, larín, larán,
yo le pregunto al río
si volveré a mi hogar.
Grazna de pronto un
cuervo,
larín, larín, larán,
grazna de pronto un cuervo
perdido en el trigal.
larín, larín, larán,
grazna de pronto un cuervo
perdido en el trigal.
Y el río, mansamente,
larín, larín, larán,
el río, mansamente,
se pone a sollozar…
larín, larín, larán,
el río, mansamente,
se pone a sollozar…
SONIDO DE LA NOCHE
Alberto Baeza Flores
(Santiago de Chile, 1914 – Miami,1998)
Alberto Baeza Flores
(Santiago de Chile, 1914 – Miami,1998)
Campana de la iglesia de
San Salvador de Bayamo
que suena todavía en mi memoria.
En el golpe secreto de la noche sin tiempo
continúa sus ondas.
que suena todavía en mi memoria.
En el golpe secreto de la noche sin tiempo
continúa sus ondas.
Un cirio se apagó. Pasó
una nube.
Voló una llama y se quemó una pluma.
Cruzó una golondrina transitoria.
Una lumbre de ayer fue enterrada sin nadie.
Al pedestal del héroe le borraron su sombra.
Cayeron, una a una, las tejas desoladas
y los que se quedaron perdieron la memoria.
Se parceló la noche en un delirio insomne.
Pasó un coche de ayer con los caballos ciegos
y con su conductor descabezado.
Lo demás es historia.
Voló una llama y se quemó una pluma.
Cruzó una golondrina transitoria.
Una lumbre de ayer fue enterrada sin nadie.
Al pedestal del héroe le borraron su sombra.
Cayeron, una a una, las tejas desoladas
y los que se quedaron perdieron la memoria.
Se parceló la noche en un delirio insomne.
Pasó un coche de ayer con los caballos ciegos
y con su conductor descabezado.
Lo demás es historia.
MAR
Reinaldo Arenas
(Holguín, 1943 – Nueva York, 1990)
Reinaldo Arenas
(Holguín, 1943 – Nueva York, 1990)
Ya no tenemos el mar,
pero tenemos voz para inventarlo.
No tenemos el mar,
pero tenemos mares que no podemos olvidar:
El mar encrespado de la cólera,
el mar viscoso del destierro,
el fúlgido mar de la soledad,
el mar de la traición y el desamparo.
No tenemos el mar,
pero tenemos mares.
Mares repletos de excrementos,
mares de gomas de automóviles
donde empecinadamente deriva un esqueleto
(las falanges aún aferradas a la cámara
y el fragor de la metralla en el oleaje).
No tenemos el mar,
pero tenemos mares.
Mares de inescrupulosos traficantes,
mares de esbirros disfrazados de bañistas
y profesores que comercian con el crimen,
mares de playas convertidas en trincheras,
mares de cuerpos balanceados
que aún retumban en nuestra memoria salpicándola.
No tenemos el mar,
pero tenemos náufragos,
tenemos uñas, tenemos dedos cercenados,
alguna oreja y un ojo que el ahíto tiburón no quiso aprovechar.
Tenemos uñas,
siempre tendremos uñas
y las aguas hirvientes de las furias,
y esas aguas, las pestilentes, las agresivas aguas,
se alzarán victoriosas con sus víctimas
hasta formar un solo mar de horror, un mar unánime
un mar
sin tiempo y sin orillas sobre el abultado vientre del verdugo.
pero tenemos voz para inventarlo.
No tenemos el mar,
pero tenemos mares que no podemos olvidar:
El mar encrespado de la cólera,
el mar viscoso del destierro,
el fúlgido mar de la soledad,
el mar de la traición y el desamparo.
No tenemos el mar,
pero tenemos mares.
Mares repletos de excrementos,
mares de gomas de automóviles
donde empecinadamente deriva un esqueleto
(las falanges aún aferradas a la cámara
y el fragor de la metralla en el oleaje).
No tenemos el mar,
pero tenemos mares.
Mares de inescrupulosos traficantes,
mares de esbirros disfrazados de bañistas
y profesores que comercian con el crimen,
mares de playas convertidas en trincheras,
mares de cuerpos balanceados
que aún retumban en nuestra memoria salpicándola.
No tenemos el mar,
pero tenemos náufragos,
tenemos uñas, tenemos dedos cercenados,
alguna oreja y un ojo que el ahíto tiburón no quiso aprovechar.
Tenemos uñas,
siempre tendremos uñas
y las aguas hirvientes de las furias,
y esas aguas, las pestilentes, las agresivas aguas,
se alzarán victoriosas con sus víctimas
hasta formar un solo mar de horror, un mar unánime
un mar
sin tiempo y sin orillas sobre el abultado vientre del verdugo.
LA PIEDRA
DESNUDA
Agustín Acosta
(Matanzas, 1886 – Miami, 1979)
Agustín Acosta
(Matanzas, 1886 – Miami, 1979)
Vine a decirte adiós,
piedra desnuda.
Te quedas sola en medio de la noche.
Muchas veces en ti recliné mi cabeza
y tuve el sueño de Jacob. Ahora,
al continuar el viaje, no me llevo
sino la huella roja de tu arruga
en la mejilla. Soy agradecido.
Las suaves almohadas no me han dado
sino plácidos sueños, enervantes
apreciaciones de la vida. Hacía
falta a mi voluntad tu agria dureza.
Te quedas sola en medio de la noche.
Muchas veces en ti recliné mi cabeza
y tuve el sueño de Jacob. Ahora,
al continuar el viaje, no me llevo
sino la huella roja de tu arruga
en la mejilla. Soy agradecido.
Las suaves almohadas no me han dado
sino plácidos sueños, enervantes
apreciaciones de la vida. Hacía
falta a mi voluntad tu agria dureza.
Tal vez eres la misma que
a Jacob
le dio el bíblico sueño, y en tu entraña,
como en un raro metal, duerme el augurio.
Te quedas sola en medio de la noche…
Vengo a decirte adiós, piedra desnuda…!
le dio el bíblico sueño, y en tu entraña,
como en un raro metal, duerme el augurio.
Te quedas sola en medio de la noche…
Vengo a decirte adiós, piedra desnuda…!
EXILIO CASI VEINTE AÑOS
José Corrales
(Guanabacoa, 1937 – Nueva York, 2002)
José Corrales
(Guanabacoa, 1937 – Nueva York, 2002)
No vengo del pasado
all of a sudden
me encontré detrás
de una de las grietas
que el futuro se empeña
en rellenar
con memorias abiertas
casi siempre supurando
all of a sudden
me encontré detrás
de una de las grietas
que el futuro se empeña
en rellenar
con memorias abiertas
casi siempre supurando
Con llanto
casi coagulado
con sonrisa
casi vacía de dientes
y de ganas
con risa de casi falsedades
y con mi casi asentir con la cabeza
casi coagulado
con sonrisa
casi vacía de dientes
y de ganas
con risa de casi falsedades
y con mi casi asentir con la cabeza
Una vez traté de
escupirles
y casi siempre me ahoga la saliva
una vez les grité
y casi que me oyeron
una vez traté de guardar
casi silencio
y cargaron mi nombre
de adjetivos
y casi siempre me ahoga la saliva
una vez les grité
y casi que me oyeron
una vez traté de guardar
casi silencio
y cargaron mi nombre
de adjetivos
Yo soy el que me asomo
no son ellos
no son ellos
HOMBRE IDEAL
Lucas Lamadrid
(La Habana, 1919 – Miami, 1987)
Lucas Lamadrid
(La Habana, 1919 – Miami, 1987)
El hombre nuevo y útil
escucha pero no habla
mira más no sonríe
obedece y trabaja
sumiso no protesta
su mente programada
su voluntad rendida
no deciden acatan
su alma late al unísono
del partido y la causa
escucha pero no habla
mira más no sonríe
obedece y trabaja
sumiso no protesta
su mente programada
su voluntad rendida
no deciden acatan
su alma late al unísono
del partido y la causa
una computadora
tabula su esperanza
hace el amor y engendra
más siervos de su casta
su hembra con petróleo
a la prole amamanta
sonámbulo camina
y se convierte en masa
por el bien colectivo
muere en paz y le basta
tabula su esperanza
hace el amor y engendra
más siervos de su casta
su hembra con petróleo
a la prole amamanta
sonámbulo camina
y se convierte en masa
por el bien colectivo
muere en paz y le basta
ROMANCE DE LOS PUEBLOS DE
CUBA
Norman Rodríguez
(Matanzas, 1926 – Miami, 1988)
Norman Rodríguez
(Matanzas, 1926 – Miami, 1988)
Pueblos solemnes,
abiertos,
humildes como centavos…;
pueblos que guardan un polvo
de angustia en sus entrepaños;
pueblos donde la tristeza
transita de mano en mano:
con parques grandes y parques
que caben en un abrazo;
con un collar de campanas
de los domingos colgado;
con árboles que doblegan
traumatismos centenarios;
y viejas empalagosas
como las lluvias de mayo…
humildes como centavos…;
pueblos que guardan un polvo
de angustia en sus entrepaños;
pueblos donde la tristeza
transita de mano en mano:
con parques grandes y parques
que caben en un abrazo;
con un collar de campanas
de los domingos colgado;
con árboles que doblegan
traumatismos centenarios;
y viejas empalagosas
como las lluvias de mayo…
Bodegas que huelen
siempre
a controversia y cigarros,
con un chinito tan ele
como una cinta de caucho,
o algún gallego que ostenta
su gracejo de cubano…;
cantinas donde la bulla
organiza simulacros
indoctos de la alegría;
barberos que son un mazo
de cábalas y recetas
para todo el vecindario;
algún busto de un Maceo
que parece de otro lado,
y un pedrusco por las Madres
(escultórico mal parto);
portales donde los novios
se escrutan sin embarazo;
jardines a medias, donde
marpacíficos y trapos
reparten, a campanadas,
un color desconsolado…;
calles pardas y sinuosas,
llenas de niños y charcos
y mariposas que forman
archipiélagos alados…
a controversia y cigarros,
con un chinito tan ele
como una cinta de caucho,
o algún gallego que ostenta
su gracejo de cubano…;
cantinas donde la bulla
organiza simulacros
indoctos de la alegría;
barberos que son un mazo
de cábalas y recetas
para todo el vecindario;
algún busto de un Maceo
que parece de otro lado,
y un pedrusco por las Madres
(escultórico mal parto);
portales donde los novios
se escrutan sin embarazo;
jardines a medias, donde
marpacíficos y trapos
reparten, a campanadas,
un color desconsolado…;
calles pardas y sinuosas,
llenas de niños y charcos
y mariposas que forman
archipiélagos alados…
EXILIOS
Heberto Padilla
(Pinar del Río, 1932 – Auburn, 2000)
Heberto Padilla
(Pinar del Río, 1932 – Auburn, 2000)
Madre, todo ha cambiado.
Hasta el otoño es un soplo ruinoso
que abate el bosquecillo.
Hasta el otoño es un soplo ruinoso
que abate el bosquecillo.
Ya nada protege contra el
agua
y la noche.
y la noche.
Todo ha cambiado ya.
La quemadura del aire entra
en mis ojos y en los tuyos,
y aquel niño que oías
correr desde la oscura sala,
ya no ríe.
La quemadura del aire entra
en mis ojos y en los tuyos,
y aquel niño que oías
correr desde la oscura sala,
ya no ríe.
Ahora todo ha cambiado.
Abre puertas y armarios
para que estalle lejos esa infancia
apaleada en el aire calino;
para que nunca veas el viejo y pedregoso
camino de mis manos,
para que no me sientas deambular
por las calles de este mundo
ni descubras la casa vacía
de hojas y de hombres
donde el mismo de ayer sigue
buscando soledades, anhelos.
Abre puertas y armarios
para que estalle lejos esa infancia
apaleada en el aire calino;
para que nunca veas el viejo y pedregoso
camino de mis manos,
para que no me sientas deambular
por las calles de este mundo
ni descubras la casa vacía
de hojas y de hombres
donde el mismo de ayer sigue
buscando soledades, anhelos.
Poetas que aparecen en Al
pie de la memoria: Emilia Bernal, Agustín Acosta, Rafael Esténger, Eugenio Florit,
Mercedes García Tudurí, Pablo Le Riverend, Arístides Sosa de Quesada, José
Ángel Buesa, Adela Jaume, Alberto Baeza Flores, Gastón Baquero, Justo Rodríguez
Santos, Ramón Álvarez Silva, Miguel González, Lucas Lamadrid, Carlos Miguel
Suárez Radillo, Oscar Gómez-Vidal, Ana Rosa Núñez, Norman Rodríguez, Antonio
Giraudier, Pancho Vives, Pura del Prado, Heberto Padilla, Severo Sarduy, José
Corrales, José Mario, David Fernández Chericián, Luis Cartañá, Reinaldo Arenas,
Julio E. Miranda, Wifredo Fernández, Alberto Serret, Jorge Oliva, Amando
Fernández y Roberto Valero.
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