Selección e introducción de Manuel J. Santayana Ruiz. Prólogo, edición y notas de Emilio Bernal Labrada. Colección Pulso Herido, Academia Norteamericana de la Lengua Española. The Country Press, Lakeville, MA, 2020, 302 pp.
POR GUILLERMO A. BELT
Es una obra de amor, y con razón así la
califica el prólogo a esta antología de
los poemas, la prosa y las traducciones literarias de Emilia Bernal. Es también
un acto de justicia, porque rescata del prolongado eclipse editorial, señalado
por el profesor Manuel Santayana en la Introducción, la muy larga y destacada
labor de la viajera de la palabra escrita, como la llamó Luis Mario. Y es,
agrego, un elegante recuerdo del temprano interamericanismo de Emilia Bernal,
patriota cubana adelantada a su tiempo, tan evidente en su libro Cuestiones
cubanas para América, publicado en Madrid en 1928.
En el Capítulo I leemos poemas procedentes
del primer libro de Emilia Bernal, Alma errante, publicado en La
Habana en 1916, algunos con traducción al inglés por el editor de la obra, el
citado Bernal Labrada. Siguen los de ¡Como los pájaros! (San
José de Costa Rica, 1922), con algunos igualmente traducidos. De entre ellos
Santayana ofrece una selección de madrigales y sonetos.
En 1925 Emilia publica en Madrid Los
Nuevos Motivos. El ilustre antólogo nos regala más de una docena de poemas
de este libro, y de Evocación al Quijote comparto la primera
estrofa, clamor vigente hoy, casi un siglo después:
¡Padre y señor de mi alma, Don Quijote!
Sobre nosotros tu locura enjuicia
para que vuelva a enraizar y brote
en la tierra la flor de la justicia.
También en 1925, y en Madrid, nace Vida.
Entre los poemas de este libro hay uno sobre la Alhambra a la luz de la luna,
con inspirada traducción (del Bernal Labrada), otro regalo para quienes
guardamos recuerdos del patio de los arrayanes.
Siete poemas selecciona Santayana de Exaltación
(Poema sinfónico), publicado tres años después de Vida, de
nuevo en Madrid. Teniendo en cuenta el interés de los anglohablantes, también
aparece aquí, junto al original de Persecución astral, su versión inglesa.
En 1934 Emilia Bernal publica en La Habana el
libro Negro (Poemas), con una selección de sonetos y una
introducción en prosa. Y en 1937 publica América, libro que, nos
dice Santayana, fue “dedicado por Emilia Bernal a los países por ella visitados
en su largo periplo a través del continente, durante el cual dio conferencias,
compuso versos y se relacionó con los más importantes escritores, poetas y
entidades culturales de cada país y localidad.”
El año 1937 fue especialmente fecundo. En el
libro Sonetos Emilia reúne, de nueve de sus obras publicadas
hasta esa fecha, los poemas pertenecientes a esta categoría. Cinco de los
seleccionados para la antología corresponden a Mallorca (Santiago
de Chile, 1937) y los restantes a Negro.
El Capitulo I cierra con seis poemas
transcritos por la Dra. Hilda Bernal Labrada, hija de la poetisa, tomados del
libro inédito Lubricán, que Emilia Bernal preparaba en Cuba durante
sus últimos años allí, antes de salir al destierro en Washington, D.C.
La prosa de Emilia Bernal es el tema
presentado en el Capítulo II. Los textos proceden de cinco libros: Sentido; Mallorca;Layka
Froyka. El romance de cuando yo era niña; La raza negra en
Cuba, y Martí por sí mismo. Santayana selecciona los
textos de los dos primeros, ambos publicados en Santiago de Chile, ediciones de
1938. La Dra. Hilda Bernal Labrada, fallecida en 1985, había hecho una
selección preliminar —con miras a una futura antología— de los contenidos
procedentes de la obra autobiográfica, cuya edición príncipe se publicó en
Madrid en 1925; los del trabajo precursor sobre la mezcla de razas, que salió a
la luz en Santiago de Chile en 1937, y los del libro sobre Martí, publicado por
Emilia Bernal en La Habana en 1934, fueron escogidos por el propio antólogo,
Manuel Santayana.
En las cincuenta páginas del Capítulo III se
recogen traducciones poéticas de Emilia Bernal, comenzando con las del poeta
portugués Anthero de Quental. Seguidamente, las del catalán Joaquim Folguera.
De la obra en lengua gallega de Rosalía de Castro, citamos lo siguiente: “Su
lira inspiró a Emilia Bernal a traducir una porción considerable de sus
entrañables versos…”
Emilia tradujo en su totalidad el libro Juca
Mulato del poeta brasileño Menotti del Picchia, y publicó la
traducción en La Habana en 1940 con una introducción de del Picchia, proclamado
“Príncipe de los Poetas Brasileiros” en 1982. Asimismo tradujo el libro Martím
Cereré del brasileño Cassiano Ricardo.
Este capitulo, el último, concluye con las
traducciones del poeta catalán Ventura Gassol y de los portugueses Eugénio de
Castro y Antonio Nobre, éste ya fallecido cuando Emilia Bernal conoció su obra
durante su estancia en Portugal.
Obra de amor, acto de justicia, elegante recuerdo que en su Colección Pulso Herido acoge la Academia Norteamericana de la Lengua Española.
Gracias mil, estimado colega y amigo, por la magistral reseña.
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