Friday, September 27, 2019

IVÁN PÓRTELA: MEMORIA EN EL AZOGUE DEL DESARRAIGO




Por: J. A. Albertini

Se me ha fugado un héroe

sin peto ni coraza,

una verde leyenda

 cortada a la mitad,

un poema inconcluso

con sendos hasta prontos:

uno en los corazones,

otro en la eternidad...

Tomado del poema: A IVÁN, DONDE QUIERA QUE ESTÉS.

Ivonne Martín.



24 de diciembre de 1960. Santa Clara, Cuba. El flaco y largo Ivan Pórtela y yo caminamos por las aceras de la Carretera Central que atraviesa la ciudad: Every night I hope and pray/ A dream lover will come my way/ A girls to hold in my arms/ And know the magic of her charms... Iván canturrea. Andamos el tramo comprendido entre la calles San Miguel y Paseo de la Paz. La noche es fría. Iván cubre el torso con una chaqueta plateada, de material rígido, que simula ser piel y abrocha una cremallera. Faltan dos horas para Navidad. A nuestra derecha corre el muro que, desde lo alto, se asoma al maltratado río Bélico y los vecinos de la ciudad identificamos como "el malecón sin mar". Iván había cenado temprano con su familia. En la sobremesa discute con el padre; hombre culto y periodista de profesión. Iván  defiende las ideas del, recién descubierto por él, existencialismo de Jean Paul Sartre. El padre se molesta y para enfatizar el enojo, tal y como era su costumbre, le llama por el nombre completo. Iván Alejandro Pórtela y Bonachea para de hablar sandeces y ocúpate más de tus estudios de contabilidad. Iván se ofende y para enfatizar parafrasea el título de la recién leída novela de Sartre. ¡Tanta inculta incomprensión me produce nauseas! ¿Qué has dicho bergante...? La madre interviene: ¡Por Dios!, ¿pararán de discutir...? ¡Miren que es Nochebuena...!

Los hermanos Pastora y Salvador, con la boca llena de turrón de almendras, ríen. ¿Desde cuándo eres eso existen...? No sé cómo se dice; Pastora se burla.

Me voy. ¡Imposible estar en esta casa!; Iván exclama y se incorpora de la mesa. ¿Hijo a dónde vas...? Quédate con nosotros y acompáñanos, más tarde,  a Misa de Gallo; la madre pide. Voy jugar ajedrez con José Antonio. Cuando Iván llegó a mi casa aun no estaba lista la cena. Mi abuela, además de lechón asado, siguiendo la costumbre, heredada de su madre madrileña, horneaba un pargo. El pescado se demora e Iván y yo tuvimos tiempo para una partida de ajedrez.

 Mis abuelos Luí Felipe y Marianita, lista la cena le invitan a acompañarnos y aunque reconoce que ya ha comido, haciendo gala de su apetito proverbial se nos une: Siempre estoy hambriento porque tengo una solitaria que exige mucho. A continuación, fingiendo la voz, entabla un dialogo con su hipotética lombriz solitaria. Escucharon; ella exige más alimentos. Mis hermanos Nancy y Cuquito (Luis Salvador +) enlazan una carcajada. Aunque mi hermano Cuquito ríe de buena gana, su rostro aun conserva rastros de la paliza brutal que le propinaron el pasado 11 de octubre a la salida de la iglesia del Buen Viaje. ¿Y cómo se llama tu solitaria?; Nancy, aun riendo, inquiere. Si yo soy Iván por lógico ella es Ivana.

De postre hubo turrones y dulce de cascos de naranja con queso blanco. De sobremesa mi abuela Marianita sirvió un rico vino de fruta bomba elaborado por "Cuadrado"; licorera local.

 Brindamos y mi abuelo Luis Felipe, en tono pesimista, pidió por  un mejor futuro para Cuba.

La embriaguez revolucionaria de los primeros meses del año 1959. Los juicios sumarísimos, las ejecuciones y largas condenas penitenciarias impuestas a  los llamados "esbirros" de la dictadura derrocada del general Fulgencio Batista  al menguar por falta de victimas, rápidamente cedió el paso al encarcelamiento y fusilamiento de revolucionarios que pedían el retorno de la república a la senda democrática y ponerle coto a la creciente influencia comunista, en todos los sectores del desenvolvimiento nacional.

A Nuestra derecha, cruzando el asfalto, la recientemente construida, de arquitectura moderna, iglesia presbiteriana hace tañer sus campanas eléctricas. A la siniestra, pegado al muro, el parque infantil del Club de Leones (en el presente parque de pioneros José Luis Miranda) viste de negro el follaje, a ratos rumoroso, de los arboles.

Dream lover where are you? / With a love, oh so true/ And a hand that I can hold/ To fell you near as I grow old... Iván entona con más vigor.

Qué bien suenan esas campanas eléctricas, digo. Quisiera ver cómo son. ¿Tendrán badajo...? La misma pregunta me hago; Iván responde. Hace frio, manifiesta y sube el zíper del 'jacket'.

Someday, I don't know how/ I hope she'll hear my plea/ Someway, I don't know how/ She'll bring her love to me...

Teresita Calderón la pone en su programa de las tardes. Ha sido una de las últimas canciones de música popular norteamericana que ha entrado al país. Es bonita; la canta Bobby Darin, comento sin detener el paso.

Iván me mira de soslayo. En uno de sus gestos característicos tuerce los labios en mueca que pretende ser sonrisa. José Antonio, la canto para que la disfrutes, ya no volverás a escucharla en la radio. ¿Qué dices...? Lo que oyes. Se acabó el 'sueño de amor', enfatiza con ironía triste.

Me detengo; lo interrogo con la mirada y explica: Hace unas horas el gobierno revolucionario de Fidel Castro, intervino el Gran Hotel y la emisora Radio Teatro Cloris. Al dueño Orfelio Ramos Valdés lo señalan como colaborador del régimen de Fulgencio Batista. ¿Teresita y su programa que pintan en todo eso...? No quieren escuchar más música americana. Ahora es tiempo de musicalizar los poemas 'antiimperialistas'  de Nicolás Guillen y oír al trovador Carlos Puebla.

¡Qué barbaridad!, exclamo. Desde que tomaron el poder no paran las injusticias. El 12 de octubre pasado fusilaron, mejor dicho asesinaron, en La Campana, pegado al pueblo de Manicaragua,  al presidente de la Federación Universitaria Central Porfirio (el Negro) Remberto  Ramírez, junto a Plinio Prieto, Sinesio Walsh, Ángel Rodríguez del Sol y José Palomino Colón. Y tu Iván, enfatizo, fuiste testigo de la golpiza que le dieron a mi hermano  Cuquito, el día once, del mismo mes, a la salida de una misa en la iglesia del Buen Viaje, por haber ido a pedir por la vida de los condenados. ¡Quince años tiene Cuquito!  Dos, fueron dos, compañeros de bachillerato, mayores que él, quienes cometieron el abuso; el morito Miyar y el Curro. ¡Cuánto rencor en tan breve tiempo!  

Nosotros no estamos lejos de la edad de Cuquito y si al alcance del odio planificado y dirigido por los fidelo- comunistas, Iván señala.

¿Cómo te enteraste...? ¿De qué...? De las intervenciones y la suspensión del programa de Teresita. Hoy en la tarde fui a su casa, en el barrio Macuca. Ella me lo dijo. Aun no es noticia oficial. Mañana lo será.

Las campanas eléctricas no paran de sonar y  la atmosfera de la clara noche invernal se preña con  el mensaje musical de una  paz precaria.  Iván vuelve a cantar: Dream lover until then/ I'll go to sleep and dream again/ That's the only thing to do/ 'Til all my lover's dreams come true...

Paro la marcha y le tomo de un brazo. Si tienes idea de ir a Misa de Gallo no cuentes conmigo. No me disgusta ir a misa. Soy existencialista y católico también. Pero si tienes una propuesta mejor...,  desliza con la mirada socarrona que pocas veces logra disimular. Vamos a casa de Pedro Corzo. Allí, esta noche deben estar reunidos; tomando vino, hablando y bailando, Pedro y Aquilino Álvarez Triana, 'Yayo' Pedraza, Pepe 'el  Sátiro', los hermanos Monagas, Matías Drake, Pepe 'Trinchera', Miriam Sánchez, Elvira, la hermana de Pedro, Lourdes Agüero, Violeta Zorrilla, 'Mime' Pérez,  y algunas otras muchachitas del grupo. ¿Y cómo lo sabes? Mi hermano Cuquito me lo comentó esta tarde. ¿Él iba...? Ya debe estar allá, respondí. Bueno, Paris bien vale una misa, dijo y la socarronería se hizo suspiro de agrado.

Entonces, modificamos el rumbo. Caminamos a lo largo de las aceras de la Carretera Central hasta torcer izquierda en la calle Virtudes y llegar a la vivienda identificada con el número 61, esquina a la calle Joaquín Trista. ¡Pupy, llegaron los que faltaban!, la madre de Pedro nos recibe y sonríe. Estrella, Pupy es nombre para un crio, no para el tarajalludo que tiene por hijo, Iván bromea. Para una madre los hijos siempre serán pequeños, Estrella responde, acentúa la sonrisa y su figura se nimba, por siempre, con risas juveniles y la armonía vocal del grupo argentino Los Cinco Latinos que, desde un ángulo de la sala, atrapados en un elepé que gira dentro en un tocadiscos,  eleva el canto de  Estela Raval: Siempre, quiéreme siempre/ tanto, tanto como yo a ti...

 ¡Son las doce; es Navidad!, una voz femenina advierte. Estela Raval y Los Cinco Latinos concentrados en las vueltas del elepé no se enteran que ya es Navidad; 25 de diciembre de 1960. Ellos cantan y cantan... nunca, nunca me olvides/ dime, dime que si...

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La noticia me llegó en febrero de este año 2019. A 59 años y escasos dos meses de aquella noche del 24 de diciembre de 1960, preludio de Navidad. Lo supe por el editor y amigo Juan Manuel Salvat. El poeta Iván Pórtela, había muerto en México el 13 de enero. Arribó a la nación azteca en 1964, a los 21 años de edad, como exiliado político. Allí Iván, arrastró la lejanía de la patria. Padeció carencias de toda índole pero nunca dejó de hacer poesía. Realizó estudios universitarios, tuvo un hijo y fue un reconocido, querido por colegas y alumnos, profesor de literatura, filosofía, arte y mitología. De sus 74 años de existencia, vivió 53 en México. No obstante, jamás dejo de cargar con  "La cruz de caña" y el recuerdo hiriente de Cuba. Presumo, le conocí bien, que ni la muerte pudo atenuarle el dolor del desarraigo, impuesto por falsos hermanos.

Iván se ha ido; no está. Ya no volverá a enviarme esas temperamentales cartas (me niego a llamarlas correos electrónicos) que periódicamente, desde las márgenes del lago Tenochtitlán me hacía llegar. Ya no volveré a responderle con el encabezado de "Flaco malévolo". Se ha ido sin volver a Cuba. Se fue sin  andar y desandar; desandar y andar, una vez más, las calles estrechas, a veces adoquinadas, de Santa Clara. Se fue sin llenar sus pulmones, una vez más, con el aire fétido que desprende el cauce contaminado del rio Bélico y soñar, como entonces, con Paris, el Sena, los existencialistas de post guerra e invitarme al cine Silva, a tanda de cinco de la tarde, para asistir al estreno del film francés "Adua y sus amigas". Por entonces, postrimerías de 1960,  era amigo de Dulce Arango y yo de Yolanda Consuegra. Ambas, como nosotros, eran cinéfilas. Fueron los tiempos en que la cinematografía norteamericano, salvo algunas excepciones, comenzaba a prohibirse en la Isla y las producciones  sovietices, encabezadas por "La balada del soldado", se imponían en las salas de proyección.  

Tampoco, ya están la mayoría de los que llenamos, aquella noche de Nochebuena y albor de la Navidad de 1960, la casa de Pedro Corzo. Yayo Pedraza y Pepe el Sátiro fueron engullidos por un exilio temprano (Operación Pedro Pan). Pepe Trinchera se extravió en las calles de Miami El rastro se ha perdido. ¿Habrán muerto...?. Los demás, los de aquella noche; acoso, presidio, dispersión, exilio y múltiples formas de perecer lejos del  olor a petricor que despide la tierra materna en días de lluvia.

No obstante, Iván y yo estamos. Volvemos, con memoria persistente, a estar aquella Nochebuena de 1960. Hace frio y suenan las campanas eléctricas del hermoso templo presbiteriano. Caminamos, no dejamos de andar. Iván sube la cremallera de su chaqueta plateada y canta: Dream lover where are you... Calla y siento que la distancia trata de imponerse. ¡No calles!, exijo. Canta, no pares de cantar si no la noche nos borrara de la memoria del tiempo. Responde con su clásica sonrisa socarrona y...Dream lover untill then/ I'll go to sleep and dream again/ That's the only thing to do/ 'Till all may lover's dream come true...

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