Por Iván Acosta
Para hablar sobre la historia del cine cubano en el exilio necesitaríamos más de las nueve páginas que exige como límite este anuario. En 1897 La Habana fue una de las primeras ciudades latinoamericanas en recibir la nueva y maravillosa tecnología cinematográfica. O sea, que desde un poquito antes del nacimiento de la Republica, ya los cubanos comenzaban a coquetear con este nuevo arte que se quedaría para siempre. Durante las primeras tres décadas de la ya constituida e independiente República de Cuba, se comienzan a producir películas de cortometraje, documentales y largometraje; entre ellas, El capitán mambí, La mujer cubana, El Parque de Palatino, entre muchas otras producciones, pero eran de muy poca calidad, artística, técnica y de contenido. Sin embargo, en 1930, el cineasta Ramón Peón García, logra realizar la producción cinematográfica titulada La Virgen de la Caridad; esta película es muy bien recibida por el público y por la prensa, considerándola como una de las películas latinoamericanas más importantes de ese período.
Desde el 1897 hasta el 1958, en Cuba se produjeron centenares de películas de todo tipo; comedias, dramas y musicales de corto y largometraje; documentales y reportajes noticiosos en blanco y negro y a todo color; anuncios y promociones comerciales y políticos. Desafortunadamente, con algunas excepciones, la mayoría de esos centenares de producciones cinematográficas cubanas, eran de muy baja calidad tanto técnica como creativa.
Muchos de los cineastas técnicos, guionistas, directores, productores y actores que ya contaban con cierta experiencia fílmica, serían los que formarían las primeras filas en el bien organizado y controlado aparato propagandístico de la recién estrenada dictadura de los hermanos Castro y sus más cercanos colaboradores. En 1959, sin perder mucho tiempo, paralelamente con todos los otros nuevos organismos como el INRA, INIT, ICRU, INRU, DIER, y a ritmo de “Paredón, paredón, paredón”, se crea el Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográficos, ICAIC. El ICAIC, conjuntamente con el Ballet Nacional de Cuba, el movimiento musical de la Nueva Trova y la Casa de las Américas, se convirtieron en las principales fuerzas propagandísticas del gobierno revolucionario, listo para gobernar y oprimir por las próximas seis décadas. Durante estos 60 años, en Cuba se han producido miles de documentales, cortos y largometrajes, y reportajes con un alto contenido de propaganda y tergiversaciones estratégicamente creadas por un grupo de militantes aprovechados, muy leales a la doctrina del Comandante en Jefe. (Hago un pequeño paréntesis para altamente recomendar el libro La mirada viva del recientemente fallecido, miembro fundador del ICAIC, intelectual, músico, escritor y director de cine, el amigo, Alberto Roldán).
Exilio, Cámara, Acción
A pesar de todas las vicisitudes, la indiferencia y en parte, la ignorancia de la comunidad del exilio cubano, desde principio de los años 60, ya existían algunos cineastas que se aventuraban a producir películas sin medios económicos y sin el apoyo de los miembros de la naciente emigración de refugiados políticos que día a día arribaban a los aeropuertos de Miami, Nueva York, Nueva Jersey y otras partes del país. Uno de los pioneros del cine cubano en el exilio fue el conocido productor Manolo Alonso, quien ya gozaba de nombre y experiencia desde la Cuba republicana; su documental, La Cuba de ayer, recorrió varias ciudades de Estados Unidos, en donde ya residía un buen número de exilados cubanos. A través de las décadas de los 60 y 70, surgieron varios cineastas, algunos de los cuales contaban con experiencia adquirida en la isla antes y después del triunfo de la revolución.
Al mismo tiempo en los Estados Unidos se forman otros cineastas, más jóvenes y dinámicos desde su punto de vista de cómo enfocar el fenómeno sociopolítico de la comunidad cubana dispersa a través del país. Lo más asombroso es que el cine del exilio cubano, surge espontáneamente de manera individual. Y surge sin un gobierno, una institución, un benefactor o una agencia financiera, que brindasen su apoyo a los artistas exilados que deseaban utilizar sus conocimientos cinematográficos para exponer y denunciar la falta de libertad y la violación de los derechos humanos en el archipiélago cubano.
A nivel personal, cuando obtengo mi licenciamiento honorario de las fuerzas paracaidistas del ejército americano, ingreso a la Universidad de Nueva York (NYU), para estudiar dirección y producción cinematográfica. De los 40 o 50 estudiantes cubanos, yo era el único loco que se había matriculado en el instituto cinematográfico de N.Y.U.
En el año 1968, asisto a una galería del bajo Manhattan, en donde un grupo de jóvenes cubanos se había dado cita para ver cuadros, cortometrajes experimentales e intercambiar ideas. Ahí nos conocimos León Rodríguez Ichaso y yo. León estaba mostrando un corto filmado en super 8. Creo que se titulaba, Metálica 74 [Debe tratarse del film Aluminio]. Diez años más tarde, León y yo estaríamos colaborando en la filmación de la obra El Súper. Luego más adelante me fui enterando que había otros jóvenes cubanos exilados, que también tenían inquietudes artísticas inclinadas hacia la cinematografía.
En 1972, al fundar el Centro Cultural Cubano de Nueva York, seguidamente formamos una sección cinematográfica dedicada, en principio, a mostrar y estudiar películas. Más adelante surgirían los filmes El ataúd, Los gusanos, El Súper y Guaguasí. Todos se originaron entre miembros de dicha organización cultural. Como lo mencionaba anteriormente, de manera espontánea e individual, comenzaron a surgir proyectos fílmicos independientes, creados y realizados en el exilio.
A continuación nombraré algunos de los títulos que he podido recopilar. Lista incompleta de producciones cinematográficas del exilio cubano.
Lista incompleta de
producciones cinematográficas del exilio cubano.
La verdad de Cuba. De Manuel de la Pedrosa. 1962.
La Cuba de Ayer. De Manolo Alonso. 1963.
La Gran Marcha por la
Libertad de Cuba. De Iván Acosta. 1969.
La verdad de Cuba. De Manuel de la Pedrosa. 1962.
Cuba, Satélite 13. De Manuel de la Pedrosa. 1963.
Dios te salve, psiquiatra. De Guillermo Álvarez Guedes. 1966.
Harry and Gorkgy. De Iván Acosta. 1967.
A mí qué me importa que
explote Miami. De Guillermo Álvarez Guedes. 1968.
Esperando en el aeropuerto. De Iván Acosta. 1970.
Journal de Madrid. De Fausto Canel. 1973.
Para mi papá. Miñuca Villaverde. 1974.
La Mentira. De Roberto Fandiño. 1975.
El ataúd. De Iván Acosta. 1977.
Los Gusanos. De Camilo Vila. 1977.
Bla, Bla, Bla De Guillermo Álvarez Guedes. 1978.
Guaguasí. De Jorge Ulla. 1978.
La antorcha. De Roberto Fandiño. 1979.
El Súper. De León Ichaso y Orlando Jiménez Leal, 1979.
(Obra original de Iván Acosta)
Bolívar en el congreso de Panamá. De Eduardo Manet. 1979.
En sus propias palabras. De Jorge Ulla. 1980.
Qué caliente está Miami. De Guillermo Álvarez Guedes. 1980.
Juego de poder. De Fausto Canel. 1982.
La Cuba de Castro. De Humberto López. 1982.
Retrato inconcluso de René Ariza. [¿director?]1983.
La otra Cuba. De Orlando Jiménez Leal. 1983.
Menudo en Chicago. De Iván Acosta. 1984.
Álbum de fotos. De Enrique Oliver. 1984.
Cuba es todos: 20 de mayo y José Martí. De Iván Acosta. 1984.
La ciudad de las carpas. De Miñuca Villaverde. 1984.
Conducta Impropia. De Néstor Almendros y Orlando Jiménez Leal. 1984.
Crossover dreams. De León Ichaso. 1985.
Amigos. De Iván Acosta. 1986.
Misión 3K3. De Leopoldo Fernández y Many San Fernando. 1985.
Campo minado. De Fausto Canel. 1986.
Union City. City of Dreams. De Iván Acosta 1987.
Machito. Una leyenda del Jazz Latino. De Carlos Ortiz. 1987.
Lo inesperado. De Modesto Reyes. 1987.
Nadie escuchaba. De Néstor Almendros y Jorge Ulla. 1988.
Guarapo. De Teodoro y Santiago Ríos. 1988.
Dos agentes a la cañona. De Modesto Reyes. 1989.
Ochún; Balance; Guerreros. Dinorah de Jesús Rodríguez. 1990.
Fires within. De Gillian Armstrong. 1991.
Los reyes del mambo tocan canciones de amor. De Arne Glimcher. 1992.
8-A. De Orlando Jiménez Leal. 1992.
No me olvides. De Raúl Ferrera Blanquet. 1992.
Y los quiero conocer. De Miguel González Pando. 1992.
Cachao… como su ritmo no hay dos. De Andy García. 1993.
Rompiendo el silencio. De Joe Cardona. 1993.
La imagen rota. De Sergio Giral. 1995.
Azúcar amarga. De León Ichaso. 1995.
Latin Jazz USA – Arriba. De Iván Acosta. 1996.
Café con leche. De Joe Cardona y Mario de Varona. 1997.
La conexión cubana. De Francisco Guerrero. 1997.
Angelito mío. De Enrique Pineda Barnet. 1998.
La Habana: Retrato del ayer. De Joe Cardona y Mario de Varona. 1998.
Marcadas por el paraíso. De Mari Rodríguez Ichaso. 1998.
Soy travesti. De Marisol Soto Rodríguez. 1998.
El corte de la esmeralda. De Arturo Barquet. 1998.
Adiós patria. De Joe Cardona y Alex Antón. 1999.
El vuelo de Pedro Pan. De Joe Cardona y Mario de Varona. 1999.
Cosas que olvidé recordar. De Enrique Oliver. 1999.
Compay Segundo en México. De Ernesto Fundora. 1999.
Caresses D’oshun. De Ricardo Vega y Zoé Valdés. 2000.
Antes que anochezca. De Julian Schnabel. 2000.
Forever Cuba. De Julieta Torres. 2000.
Agua, fango y factoría. De Joe Cardona. 2000.
Las lágrimas del alma. De Ivonne López Arenal. 2000.
Narcotráfico en La Habana. De ATLAS. 2001.
Como se forma una rumba. De Iván Acosta. 2002.
Libertad. De Norton Rodríguez. 2000.
Celia: La Reina. De Joe Cardona. 2001.
Los cubanos somos así. De Julieta Torres. 2001.
Chambelona. De Larry Villanueva. 2001.
Son sabrosón, antesala de la salsa. De Hugo Barroso.
Adiós Kerida, un viaje cubano-sefardí. De Ruth Behar. 2002.
Más allá del mar. De Lisandro Pérez Jr. 2003.
Paraíso. De León Ichaso. 2004.
Cucarachas rojas. De Miguel Coyula. 2004.
La Fábrica de Hip-Hop cubana. De Lisandro Pérez Jr. 2004.
Cercanía. De Rolando Díaz. 2005.
René Cabel, el Tenor de las Antillas. De Emilio Oscar Alcalde. 2005.
La ciudad perdida. De Andy García. 2005.
Cándido Manos de Fuego. De Iván Acosta. 2006.
Pies secos, pies mojados. De Carlos Gutiérrez. 2006.
Memorias del desarrollo. De Miguel Coyula. 2006.
Rosa y el ajusticiador del canalla. De Iván Acosta. 2008
Cuba: Punto X. De Iván Acosta. 2012.
Guantánamo. (En pre producción) De Iván Acosta. 2018.
A pesar de las vicisitudes, los cineastas del exilio han realizado una labor histórica. Sin la ayuda gubernamental; frente a la indiferencia e ignorancia de la clase pudiente “exilada”; creadores, guionistas, directores, camarógrafos, editores, luminotécnicos, músicos, sonidistas, diseñadores de arte, actrices y actores comprometidos con la causa de contarles al mundo la trágica historia de Cuba en estos últimos 60 años; lo han arriesgado casi todo para llevar hacia adelante la ardua labor de mantener, vivita y coleando, el arte cinematográfico del exilio cubano. ¡Exilio, cámara, acción!
No comments:
Post a Comment