Monday, January 23, 2023

“RELIGIOSIDAD PROTESTANTE, POLÍTICA Y SOCIEDAD EN IBEROAMÉRICA”

Por Rolando Alum Linera*

A propósito de la época de Navidad reciente del año 2022, recordemos que la creencia en lo sobrenatural --sea una religión organizada o no-- es uno de los fenómenos socioculturales considerados universales.[1] Por ello, desde sus inicios como disciplina independiente en el siglo XIX, la Antropología Sociocultural (Etnología) ha tenido un interés peculiar en este tema, que no es siempre fácil de estudiar desapasionadamente.


Los antropólogos contemporáneos examinamos no solo la religiosidad tradicional de las llamadas “tribus exóticas”, sino también nuestros propios movimientos religiosos occidentales, como la expansión del protestantismo cristiano al sur del Rio Grande, que ya no es considerado el continente católico preeminente desde la era colonial. Numerosas vertientes protestantes han llegado como competidoras al otrora hegemónico catolicismo en el “mercado” de las almas —o la espiritualidad— de los iberoamericanos.[2] Con fines heurísticos, no me resulta vano clasificar el protestantismo iberoamericano en dos vertientes principales:

A)--Las iglesias protestantes histórico-tradicionales, casi todas de origen germánico-anglosajón, como son: las episcopal, luterana, metodista y presbiteriana, inspiradas por la gran Reforma lanzada por Martín Lutero en el siglo XVI, y luego reformulada por otros teólogos. Esas ideas e iglesias fueron traídas a Norteamérica por los peregrinos europeos que ansiaban libertad de culto. A su vez, ellas sufrieron subdivisiones con el paso de los años mientras continuaban su proselitismo con misioneros al sur del Río Grande.

B)--Evangelicalismo: Obviando los desacuerdos teológicos y rituales con las denominaciones tradicionales, las características principales de las iglesias evangélicas son su independencia y gobierno interno congregacional. No existe una estructura piramidal, ya que cada templo es prácticamente autónomo. Este es el tipo de protestantismo más esparcido en Latinoamérica, sobre todo entre la población humilde, con una mayoría de ministros, pastores y predicadores mayormente autodidactas.

Algunos lectores diferirán de mi clasificación. Contrario a mi taxonomía tentativa, los evangélicos por lo general no se consideran “protestantes” a sí mismos y los tradicionales no necesariamente los consideran afines tampoco, con excepciones notables en ambos casos.[3]

Sumando los tradicionales y los evangélicos, se estima que ya alrededor de 20%, o uno de cada cinco latinoamericanos, se identifica con una u otra denominación —mayor aun en Centroamérica—, sobre todo de la tradición pentecostal <https://es.wikipedia.org/wiki/Pentecostalismo>.

Aunque el protestantismo todavía constituye una minoría en México, el libro por los etnólogos Hugo y Jean Nutini, Native Evangelism in Central Mexico (2014), constituye un estudio etnográfico (descriptivo) paradigmático. La investigación de campo se centró en las iglesias evangélicas que los autores llaman “nativas”. Estas son congregaciones autóctonas fundadas por mexicanos que atraen en su mayoría a conversos del catolicismo, típicamente, de origen humilde.

Dicho estudio comienza desdeñando los análisis metodológicos y teóricos con raíces marxistas, que son por naturaleza especulativos, poco empíricos y, en definitiva, anacrónicos. Me complace esa perspectiva, además, dado los comentarios racistas y deplorables de Karl Marx y Friedrich Engels acerca de los mexicanos —considerándolos “vagos [e] inferiores”—, llegando a apostar, durante la Guerra México-Americana (1846-1847), por los Estados Unidos <https://www.dnronline.com/opinion/leftists-toast-marx-a-racist/article_f0631848-34ce-11e7-bc33-634c4788857a.html>.

Los Nutini identifican nueve iglesias evangélicas nativas en los estados de Tlaxcala y Puebla. Según la muestra demográfica, los conversos perciben el evangelismo como más democrático en su gobernación eclesiástica interna que el catolicismo y más propicio al progreso económico individual. Una de las atracciones pragmáticas es que el evangelismo enfatiza el bienestar material, lo que también parece explicar su éxito proselitista entre las clases socioeconómicas menos privilegiadas, mientras que las clases más altas siguen identificándose como católicas, al menos nominalmente.

Algunas de las razones doctrinales dadas para la conversión son más bien racionalizaciones psicológicas ex post facto ya que, típicamente, los conversos se liberan de las obligaciones cívico-religiosas más onerosas del México rural. Entre ellas se encuentra el emblemático “sistema de cargos”, en los cuales los aldeanos deben turnarse en financiar las fiestas religiosas locales. Este es un fenómeno algo difícil de entender para los que desconocen la religiosidad popular en Mesoamérica (México y Guatemala).

Me atrevo a sugerir que esta “emancipación del bolsillo” (mi propia terminología) podría ser la versión pragmática ingeniada por los conversos como una especie de “teología libertadora” local. Aclárese que esa actitud a nivel de pueblo es distante de la mal llamada “Teología de la Liberación”, irónicamente con influencias marxistas ligada al catolicismo.

Por otro lado, como reportan varios otros investigadores, el abandonar el catolicismo puede conllevar ciertos costos sociales, mucho más en las aldeas más remotas, como la pérdida de amistades. Como también he observado en mis propias investigaciones etnográficas en la República Dominicana, Puerto Rico, México e hispanos en Estados Unidos, la conversión también puede ocasionar otros efectos secundarios. Un ejemplo es la disensión familiar, particularmente entre los conversos más ortodoxos que llegan a considerar a sus nuevos correligionarios como parientes suplentes que desplazan a los familiares consanguíneos que no son conversos.


Al mismo tiempo, la conversión no parece llevar, necesariamente, a una ruptura de las relaciones de parentesco rituales (compadrazgo y padrinazgo) antes contraídas bajo las liturgias católicas. Por lo general, los padrinos y ahijados, sobre todo de bautizo, así como los compadres y las comadres, a menudo continúan considerándose parientes simbólico-religiosos semi-sagrados, como lo establece la tradición.[4] Ese también es el patrón de comportamiento que encontré en los campos dominicanos, así como en mis visitas recientes a áreas rurales de la Sierra poblana, donde yo mismo tengo ahijaditos mexicanos (vid., R. Alum, “The Latin-American Compadrazgo”, en: International Encyclopedia of Anthropology, 2018).

Los escritos sobre el protestantismo iberoamericano siguen enfocados más bien en los temas económicos, políticos y teológicos. Con excepciones notables, revierten las hipótesis del gran sociólogo alemán Max Weber, que correlaciona el capitalismo con el auge del protestantismo ascético europeo. No es de extrañar entonces que la revista británica The Economist (2020, 2022) llamara a la “protestantización” latinoamericana “una Reforma sureña” mística con expectativas positivas al sistema binomial de democracia capitalista liberal <https://www.pewresearch.org/religion/ 2014/11/13/religion-in-latin-america/>.

La década de 1980 —aunque en ahora demonizada por los llamados “progresistas”— fueron años de grandes debates de ideas. Uno de esos conceptos significativos, aunque no originales, fue que las creencias y el comportamiento de la población afecta el desarrollo socioeconómico de las naciones.

Aparte de las diferencias denominacionales, existe un comportamiento común de valores tradicionales entre los protestantes. Por ejemplo, critican el consumo de bebidas alcohólicas y productos de tabaco, el abuso conyugal —sobre todo el estereotipado machismo—, la infidelidad, el divorcio; y se oponen al aborto. Del mismo modo, alientan la responsabilidad paternal, la honestidad personal, el progreso educativo, el compañerismo (fraternidad), una vida sana e higiénica y una vestimenta convencional, digna y discreta, así como una fuerte ética de trabajo y la autosuficiencia financiera. Lo irónico es que esta silueta de comportamiento ciudadano ejemplar es ahora tachada de “conservadora/derechista”, políticamente hablando, por lo que es, de manera paradójica, menospreciada por las arrogantes y hegemónicas élites mediáticas y académicas.

Recuérdese que numerosos intelectuales de varias nacionalidades se han pasado décadas pronosticando que una u otra variante del marxismo-socialismo “conquistaría” a Latinoamérica. El mismo dictador Fidel Castro —quien, lamentablemente, arruinó a Cuba en todo aspecto— lo proclamaba también.

Por fortuna, en lugar del divisionismo anticipado que conlleva la supuesta “lucha de clases” y el fomento del odio, la envidia, el resentimiento interhumano y el ateísmo que propagan los diferentes matices del marxismo-socialismo, lo que se nota expandirse en Iberoamérica es el “espectro” del protestantismo. Sin duda, las victorias electorales de los socialistas/comunistas han sido, por lo general, salvo ciertas excepciones, de breve duración (e.g., Perú en 2022) y los que perduran (Cuba, Venezuela y Nicaragua) están irremediablemente desacreditados.[5]

A tales efectos, otro pensamiento que resurgió en los años 80 fue considerar al socialismo marxista como una religión doctrinal. Por ende, propongo mi hipótesis que el protestantismo se ha convertido no solo en un reto competitivo al catolicismo en Iberoamérica, sino que puede que lo sea más aún al socialismo/marxismo si se considera el socialismo en la práctica como una especie de religión política con tendencias totalizantes.[6]

Quedan por discutir varios subtemas relacionados con la religiosidad protestante en nuestro continente. Basta concluir, por ahora, que el tiempo dirá si la “protestantización” resultará a la larga, por fin, en el ansiado desarrollo socioeconómico favorable y equitativo que conlleve a la durabilidad de la tan deseada verdadera democracia liberal en Iberoamérica.[7]

Notas

[1] Este ensayo constituye a la vez un resumen y una actualización de varios de mis escritos anteriores sobre temas afines, más recientemente en Hyper-Media Magazine (Dic./30/2022). Aunque también inserto en el texto otras nuevas citas bibliográficas y notas al pie, reduje el número de ambas <https://hypermediamagazine.com/sociedad/politica-y-religiosidad-protestante-en-iberoamerica/>. Como es mi costumbre, doy bienvenida a toda crítica constructiva: <Ralum@pitt.edu>.

[2] Ver <https://www.pewforum.org/2014/11/13/religion-in-latin-america/>. Por cierto, algunos conocedores de la religiosidad panamericana consultados me informan que el ascenso en 2013 del controversial Papa Francisco, italo-argentino, no ha frenado las deserciones al protestantismo; más bien lo contrario.

[3] Para muchísimos más detalles del caso cubano, ver Marcos Ramos: Panorama del Protestantismo en Cuba (2010, Universal) <v. Nota 6>.

[4] R. Alum: “Cultural Ideology and Empirical Reality–Case Studies from the Dominican Republic”, en A. Allot y G. Woodman (eds.): People’s Law And State Law… (Foris, 1985, pp.:35-54).

[5] Para mi grata sorpresa, en mis presentaciones en la Universidad Autónoma de Tlaxcala en 2019 --acerca del legado de mi mentor Hugo Nutini a la Mexicanología-- encontré que un gran número del estudiantado y de la nueva generación de intelectuales desdeña la anticuada filosofía de Marx y Engels, lo que contrasta, cáusticamente, con la intelectualidad soberbia norteamericana <https://www.panoramas.pitt.edu/art-and-culture/specter-protestantism-ibero-america-mexican-example>.

[6] No incursiono sobre el protestantismo en Cuba ya que requiere ensayos propios, y más extensos. Basta mencionar que, al igual que en los otrora países comunistas de Eurasia, el gobierno manipula ciertas organizaciones eclesiásticas que de facto auxilian al régimen a “lavar” su imagen (cfr. M. Ramos: ob. cit., v. Nota 3, supra). Pero la dictadura socialista auto-perpetuada en el poder sigue acosando a los devotos de todas las denominaciones, incluyendo los testigos de Jehová y los ritos afrocubanos, quienes fueron encarcelados en los terribles gulags tropicales de la UMAP durante los años 60 (R. Núñez, R. Alum y R. Nodal: “The Afro-Hispanic Cuban Abakuá…”, Orbis-Bulletin Linguistique [Lovaina], XXXI (1-2; 1985, pp.:263-284) <v. próxima Nota 7>.

[7] Por cierto, aprendí más aún sobre la manipulación de las religiones por las dictaduras fascisto-comunistas europeas del siglo anterior durante mi periplo a cuatro países excomunistas balcánicos (Albania, Montenegro, Croacia y Eslovenia) en septiembre de 2022 <v. Nota 6, supra>.

===*ACERCA DEL AUTOR: Antropólogo socio-cultural graduado del Bloomfield College y de las universidades de Virginia y de Pittsburgh (de cuyo Centro de Estudios Latinoamericanos es investigador externo). Ha impartido cátedra en EE.UU., Puerto Rico y la República Dominicana, y es regente de DeVry University-NJ. Tiene a su haber varias docenas de escritos en inglés y español. También ha ostentado nombramientos presidenciales en EE.UU. y de la gobernación de Nueva Jersey; además, posee un extenso récord de actividades cívico-comunitarias y profesionales. Fue instalado en la Academia en el año 2021.





Fotos tomadas por el autor:

Foto 1 = Iglesia protestante en un batey cañero en la provincia de San Pedro de Macorís, República Dominicana

Foto 2 = Templo protestante en el pueblito de Yetla, municipio de Piaxtla, estado de Puebla, México.


 

 

#Yara1868

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