Por Eduardo Lolo
The Capture of Havana, de Thomas Lismore, es el tercer libro
publicado por la Editorial de la Academia de la Historia de Cuba, Corp. y el
primero en idioma inglés. Su autor fue un inglés “aplatanado” por partida
doble: primero en Cuba y luego en el exilio. La edición estuvo al cuidado de la
Dra. Ellen Lismore Leeder, hija del autor y miembro de la AHCE. Su padre había
nacido en Bristol (Inglaterra) en 1888, en cuya universidad cursó estudios de
Historia y Lenguajes. En la Primera Guerra Mundial se enroló en el Ejército
Británico, donde alcanzó el grado de Teniente, habiendo participado en
importantes combates y siendo herido en uno de ellos. Terminada la guerra y de
vuelta a su país natal, el joven Lismore leyó en un periódico la convocatoria a
ocupar una plaza de maestro de inglés en una academia a fundarse en La Habana. Más
que todo imbuido por el clima tropical de la Isla, el recién licenciado Teniente
optó por la posición y ésta le fue otorgada. Sin embargo, la empresa no llegó a
materializarse, aunque logró que le contrataran para el mismo puesto en otra
escuela de sólida fama en la Cuba de entonces: el Colegio de Belén, dirigida
por la Orden de los Jesuitas. En esa institución ejerció por muchos años, hasta
alcanzar la edad de jubilación. Paralelamente, fundó su propio centro de
enseñanza: la “Thomas Lismore English Academy”, donde muchos habaneros (fundamentalmente
profesionales) desarrollaron su dominio de la lengua de Shakespeare.
En el orden personal, el emprendedor joven se casó con una bella maestra de
piano: la cubana Josefina Jorge, con la que tuvo tres hijas (Vivien, Ellen y
Betty). A raíz de la instauración del totalitarismo en Cuba, el destacado
maestro regresa a Inglaterra con su familia, pero la dilatada ausencia de su terruño
original y la profundidad de sus lazos con Cuba lo hicieron emigrar a Miami,
donde fue un exiliado más en la comunidad cubana que haría de la ciudad floridana
una especie de segunda Habana, pues no en balde uno de sus barrios se llama
“Little Havana”. En el Exilio, el doble expatriado escribió Welcome to English, una popular serie de
textos pedagógicos basada en su larga y exitosa experiencia habanera como
maestro de inglés. Fue, además, un destacado numismático. Finalmente, en el
trópico soñado de joven, aunque 90 millas al norte del ansiado y donde vivió la
mayor parte de su vida, vino a fallecer en 1966.
La toma de La Habana por los ingleses fue, como ilustra jocosamente el viejo dicho, “una pelea de león a mono… y el mono amarrado”. Posiblemente ni todas las tropas españolas asentadas en la Isla, de haberse concentrado en la capital, habrían podido repeler la colosal fuerza británica que invadiera, por sorpresa, la entonces pequeña ciudad. Una flota formada por más de 50 navíos, llena de soldados y pertrechos, hizo de La Habana una presa relativamente fácil a pesar de la resistencia ofrecida por las fuerzas peninsulares. Los criollos, devenidos en improvisados guerrilleros, poco pudieron hacer no obstante el heroísmo demostrado.
Esta no era la primera vez que los ingleses habían intentado invadir la
Isla. Una expedición anterior había desembarcado por Oriente con la misión de
ocupar Santiago de Cuba, pero la gesta terminó en un indiscutible fracaso. Basados
en esa experiencia, los estrategas británicos no escatimaron recursos y
esfuerzos en la preparación, planificación y equipamiento de una segunda
intentona. No quiere esto decir que conquistar La Habana les resultara un
paseo. A la resistencia bélica se sumaría la severidad de la propia naturaleza,
que causaría a la fuerza invasora más bajas que los combates con enfermedades
en ristre para las cuales no estaban preparados los expedicionarios en su
primer encuentro con el trópico: el sol de arrebato y los tenaces mosquitos se
convirtieron en los peores enemigos de los hijos de la niebla y el frío
londinense. La ocupación sería corta, terminando con pergaminos lo que había
comenzado con pólvora: los españoles cederían a los ingleses la inmensa
península de la Florida a cambio del minúsculo territorio conquistado en Cuba.
De la toma de La Habana por los ingleses es posible que no haya quedado en la
memoria popular cubana mucho más que un nuevo refrán criollo al que echar mano
ante situaciones peliagudas, calificando el aciago momento como “la hora de los
mameyes”, en referencia al color de los uniformes de los soldados británicos.
Lismore escribió The Capture of Havana en la propia Habana, concluyéndola a finales de los años cincuenta.
Su precipitada salida de Cuba hacia Inglaterra, y luego su llegada a Miami para
comenzar una nueva vida, hizo que postergara su publicación para dedicarse a
las obras pedagógicas ya nombradas, que tanto éxito alcanzaran. Sin embargo,
una vez enfermo, y sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida, la “desempolvó”
para entregársela a su hija Ellen con el encargo de que algún día la publicara.
Hoy, finalmente, ve la luz con el sello de la Academia de la Historia de Cuba
en el Exilio, Corp.
Ellen Lismore |
The Capture of Havana se caracteriza por la minuciosidad de la
información que aporta (los pormenores de la breve guerra y el asedio a la
ciudad se detalla, prácticamente, día a día; a veces, hasta hora a hora),
producto de una investigación exhaustiva tanto en obras publicadas con
anterioridad como en documentos de la época. Los personajes históricos
principales son retratados con breves pero firmes pinceladas, aunque sin
licencias ficcionales que los habría convertido en caracteres novelescos. Congruentemente,
los hechos son descritos, no recreados; si bien la minuciosidad de la descripción
los hace vívidos. Es también de destacar la profusión de ilustraciones, en dos
variantes (una edición a color y otra en blanco y negro) de imágenes
fotográficas modernas y vistosos grabados antiguos. Una y otra pueden
adquirirse en Amazon haciendo click en el enlace que aparece al final.
Lismore enmienda o contradice algunos textos anteriores sobre el tema,
cuyos errores justifica por las circunstancias de los autores. Según él, los
historiadores británicos, españoles y hasta americanos y cubanos que habían
tocado el tema no pudieron desprenderse de la óptica determinante de la orilla
desde la cual escribieron; visión la mayor parte de las veces parcializada ‒cuando
no nublada‒ por el desconocimiento, la inexperiencia o la distancia. The Capture of Havana fue escrita, por
el contrario, por un inglés conocedor pleno de la “otra” orilla sobre la que se
construyera la historia. Su experiencia militar en la captura de Kut-el-Amara
por la Fuerza Expedicionaria D en 1917 tuvo lo que él describió como “a curious
similarity” con la de La Habana. Se unen en Lismore, entonces, su condición de militar
británico con experiencia de combate en los trópicos, su profundo conocimiento
del escenario habanero (tanto en lo geográfico como en lo histórico e
idiosincrático) y, consecuentemente, una visión desde ambas “orillas” del
conflicto. Es por ello que no sería mucho suponer haya conjurado el
desequilibrio presente en la mayoría de los historiadores que le precedieron.
Lismore extiende los pormenores del asedio y toma de La Habana por los
ingleses a las condiciones climáticas y epidemiológicas del territorio, con las
estadísticas de sus letales consecuencias para los invasores (más de seis mil
muertos entre los doce mil invasores), al punto que, de no haber sido por los planificados
refuerzos norteamericanos, la victoria habría sido poco menos que pírrica. El
saqueo en forma de sumas de dinero espoliadas tanto al gobierno español como a
la iglesia católica y comerciantes, es debidamente registrado; en el lado
positivo, Lismore destaca las consecuencias de las relaciones comerciales con
los ingleses.
Finalmente, es de recalcar que en la descripción del inglés “aplatanado”
hay admiración y respeto para los bandos en pugna, con especial mención a sus
camaradas del siglo XVIII que luego él emularía en el XX, y los improvisados
guerrilleros criollos. Sus críticas, por otra parte, alcanzan tanto a ingleses
como a españoles; no tanto a los militares como a los historiadores del
conflicto que luego tratarían el tema.
Por todo lo anterior es que The Capture of Havana está llamada a ser una obra de consulta obligatoria para
futuros estudiosos del hecho histórico que tan pormenorizadamente detalla,
analiza y juzga su autor. La obra tiene, además, el valor añadido de haber sido
editada por la Dra. Ellen Lismore, una destacada educadora universitaria ya
jubilada que combina con su edición de esta pieza el profesionalismo intelectual
que siempre le ha caracterizado con el amor a la memoria de su padre,
posiblemente uno de los corolarios más destacados de “la conquista” de La
Habana por Thomas Lismore.
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