Por Luis de la Paz
La historia cubana, que se documenta desde hace apenas poco más de 500 años, brinda la trayectoria de un pueblo que ha vivido (como todos), momentos claros y oscuros: guerras, encuentros y desencuentros. Quizás su etapa más oscura no esté en un remoto pasado, sino en el presente, bajo una tiranía política, económica, social y cultural, sin precedentes en nuestro hemisferio; dictadura de más de seis décadas de opresión.
Para contextualizarla en parte está la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio, fundada por el Dr. Eduardo Lolo, que acoge en su asociación a escritores, académicos y periodistas que con sus obras recorren la vida cubana desde distintos ángulos, como la literatura, la música, el teatro, sus organizaciones sociales o políticas y en general el análisis de lo cubano.
La Academia de la Historia tiene a bien publicar su Anuario Histórico Cubanoamericano, un libro voluminoso de cerca de 400 páginas, con un amplio diapasón temático y analítico, lo que le imprime a este libro un carácter de documento valioso para entender y ordenar el siempre esperanzador futuro.
El Anuario abre con un texto de Eduardo Lolo sobre el 50 aniversario de la autocrítica de Heberto Padilla, uno de los episodios más bochornosos en el marco cultural de la isla. Entre otros destacados trabajos está el de Roberto Álvarez Quiñónez sobre el transporte en Cuba. El escritor cubano radicado en Canadá, Ismael Sambra escribe sobre el empresario e independentista Emilio Bacardí Moreau. Antonio Gómez Sotolongo, un artículo sobre la música (uno de los trabajos más interesantes del anuario); mientras que el profesor Gustavo Pérez Firmat analiza al poeta Hilarión Cabrisas. Vale destacar la detallada crónica que brinda el cineasta Lilo Vilaplana, sobre la génesis de la película Plantados.
El Anuario de la Academia de la Historia está dividido en cinco secciones. En la de “Testimonio”, aparece una emotiva narración del cineasta y dramaturgo Iván Acosta sobre los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, en Nueva York, eventos que dieron lugar a su documental Detrás de mis ojos. En otra sección, “Documentos”, aparece un trabajo de Raúl Eduardo Chao, sobre una carta del patriota de la guerra de independencia Francisco Vicente Aguilera.
Una de las partes más interesantes es el dossier que en este Anuario #5 está enfocado en las organizaciones cubanas del exilio. Coordinado por el escritor Luis Leonel León, se pueden leer valiosos textos de Enrique del Risco y Paúl Echániz. Otros autores se centran en grupos de exiliados en California, Chicago, Nueva York y España.
Por su parte, Ángel de Fana escribe sobre la organización Plantados Hasta la Libertad y la Democracia en Cuba y Pedro Corzo de la trayectoria del Instituto de la Memoria Histórica Contra el Totalitarismo. Vale añadir la colaboración de Rolando Fernández Padrón sobre la historia de los Municipios de Cuba en el Exilio, significativa agrupación de carácter patriótico y activismo por la libertad y el de Sylvia Iriondo sobre la pujante M. A. R. por Cuba. Sin duda un dossier muy completo y necesario para la historiografía del exilio cubano.
Para el cierre, el Anuario Histórico Cubanoamericano, de la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio, brinda una variedad de reseñas sobre libros y otros textos. Los interesados en la Academia y en sus anuarios, escriba a directiva@academiahce.org.
*Tomado del Diario de Las Américas
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