Por Rolando Alum*
Me apresuro a terminar mi decimocuarto y último artículo de opinión para nuestro Jersey Journal, ya que, lamentablemente, dejará de publicarse el mes próximo. Permítanme aprovechar esta oportunidad para honrar la memoria de Mario Manuel de la Peña (1971-1996), que nació en el antiguo Hospital North Hudson de Weehawken (ahora Palisades Medical Center en el cercano municipio de North Bergen). Oímos continuamente hablar de derribos de aviones no militares por parte de países belicosos y rebeldes.
Recuerdo en particular el monstruoso derribo de un avión de pasajeros coreano por parte de la entonces Unión Soviética en septiembre de 1983. Pero años después, y más cerca de casa, sufrimos el derribo en febrero de 1996 por parte de aviones militares de la Cuba “socialista” de dos pequeños aviones civiles con base en Estados Unidos, uno de los cuales estaba pilotado por un nativo del condado de Hudson, Mario de la Peña.
Con tan sólo 24 años, Mario era voluntario de la organización “Hermanos al Rescate” [BTTR], con sede en Florida, que patrullaba por aire el Estrecho de Florida en busca de balseros cubanos fugitivos. Estos pilotos alertaban rutinariamente a la Guardia Costera de los Estados Unidos para salvar las vidas de los refugiados. A veces, los pilotos también lanzaban volantes con la Declaración Universal de los Derechos Humanos impresa en español, muchos de los cuales, con vientos favorables, caían en tierra cubana, informando así a los cubanos comunes de esos derechos ideales que les privó su gobierno de orientación marxista.
En la tarde de ese sábado 24 de febrero de 1996, aviones militares cubanos derribaron dos avionetas, matando, además de Mario, a otros tres aviadores. Como concluyeron las investigaciones de organizaciones internacionales (como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos):
1--Las avionetas estaban desarmados.
2--Fueron atacados escandalosamente en el espacio aéreo internacional, lejos de Cuba.
3--Una tercera avioneta, cuyos tripulantes presenciaron los ataques criminales, logró regresar al sur de Florida.
4--Como se informó debidamente, las aeronaves militares del estado cubano nunca implementaron ningún método de advertencia o intercepción (como un aterrizaje forzoso), como lo establece el protocolo internacional.
5--De hecho, la grabación monitoreada por los EE. UU. de las comunicaciones verbales entre los pilotos cubanos comunistas con sus superiores en La Habana prueba que se dieron órdenes de “destruir sin piedad las avionetas”, lo que evoca las grabaciones del ataque soviético del avión comercial coreano.
Al acercarnos al 29 aniversario de la prematura muerte de Mario, y dado que residió de niño con su familia en Union City y West New York, sugiero a los comisionados electos del condado de Hudson y a los funcionarios municipales pertinentes que consideren resoluciones que conmemoran el legado de Mario e incluso nombrar una calle o esquina con una placa correspondiente en honor al martirio de este idealista humanitario y luchador por la libertad hudsoniano.
*El profesor Roland Armando Alum, residente de West New York (N.J.) durante la mayor parte de su vida, es un profesor universitario de antropología jubilado y ex funcionario de los gobiernos estatal y federal, actualmente investigador externo asociado en estudios latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh y vicepresidente del Centro de Política, Investigación y Desarrollo Hispano de Nueva Jersey con sede en Trenton.
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