Más allá de las propias posibilidades reales de aquellos gloriosos mambises que se lanzaron a la lucha por la independencia en 1868, estaban los recursos y armas necesarios para desarrollar la lucha. Qué decir de la artillería, arma poderosa con una larga historia en las contiendas bélicas.
Lo anterior no significa que los patriotas cubanos renunciaran al empleo de esta arma. En los combates por la toma de Bayamo del 18 al 20 de octubre de 1868, el tercer día de acciones los mambises dispararon con una pieza de artillería ocupada en Cauto Embarcadero, disparos que resultaron efectivos porque aceleraron la rendición de las tropas que defendían la cárcel, contra la que fue dirigido el fuego de la artillería mambisa.
Tras el combate de Venta del Pino (primera carga al machete), el 4 de noviembre de 1868, Máximo Gómez ocupó dos piezas de artillería a los aterrados españoles. Aprovechando el éxito alcanzado realizó seis disparos de cañones sobre las trincheras al este del poblado.
Fue en Camagüey, el 22 de diciembre de 1868, en el combate de El Desmayo, cuando la artillería mambisa utilizó por primera vez cañones de cuero. La abundancia de este material en la provincia alentó a que se crearan talleres para construir estos artefactos, uno de ellos fue montado por Clodomiro del Risco.
Diría el general Adolfo Cavada:
“Me estoy batiendo con muy buenos resultados con cañones de cuero; hacen destrozo con metralla a 300 ó 400 varas, y el enemigo ya los conoce y les teme. Esta ha sido nuestra invención propia; pesa de 25 hasta 40 libras y un hombre lleva uno con facilidad; estamos dejando atrás a los yankis en inventiva. Nuestra fábrica puede hacer de 4 a 5 cañones diarios”.
Carlos Roloff Mialofsky dirigió el combate del ingenio San Gil, en la segunda quincena de febrero de 1869, uno de los primeros librados en Las Villas. Allí empleó piezas de artillería, diseñadas por él, construidas con troncos de árboles y tiras de cuero. Estas piezas solo podían hacer hasta dos disparos con riesgo de reventar.
En total fueron cuatro los cañones construidos bajo las instrucciones de Roloff: dos con sabicú y dos de yaba, cubiertos con tiras de cuero húmedas que presionaban fuertemente al secarse. Estos cañones de corto alcance estaban reforzados con zunchos de hierro.
El mismo Pirala describe uno de los cañones ocupados a los mambises:
“El cañón era de madera dura, de dos piezas con zunchos de hierro alrededor y el interior forrado de cobre: contenía 78 balas de plomo de a onza y una cantidad de pólvora equivalente a la mitad de los que usan nuestras piezas de montaña”.
El 16 de mayo de 1869 expedicionarios insurrectos desembarcaron en la península del Ramón tres piezas de artillería. En combate con los españoles gran número de sus servidores resultaron muertos y heridos.
El 20 de julio de 1869, las fuerzas bajo el mando de Ignacio Agramonte penetraron en la ciudad de Puerto Príncipe con el empleo de una pieza de artillería tipo Parrot, acción de gran repercusión política y militar. El francés Eloy Beauviliers efectuó varios disparos de artillería contra el Teatro Principal y la Torre de la Merced, que servía de punto de observación a los españoles. Empleó un cañón de cuero construido por los cubanos en el taller de Guáimaro.
En agosto de 1869, siendo Beauviliers Comandante, tenía bajo su mando un Bon de Artillería. En el combate de Minas de Juan Rodríguez, en Guáimaro (1 de enero de 1870), manejó el cañón conocido como “El Angel” llamado así porque el General de Brigada Ángel del Castillo se lo había ocupado a los españoles en la acción de Pitajones (13 de octubre de 1869).
El pueblo Guaos, situado a unos 17 km al este de Cienfuegos, Las Villas, fue atacado en diciembre de 1869 por fuerzas cubanas mandadas por José González Guerra, que emplearon pequeñas piezas de artillería confeccionadas con madera. Se tomaron algunos fusiles. Los cubanos tuvieron varios heridos, entre ellos su jefe y los tres artilleros.
No puede hablarse de un cuerpo de artillería como tal conformado, pero la experiencia sería importante para próximos empeños bélicos.
*Artículo reproducido por cortesía del autor
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