Saturday, August 8, 2020

Del empleo de la artillería por los mambises cubanos en la Guerra de Independencia (II)

Por Maikel Mederos Fiallo


Con el reinicio de las luchas por la independencia nacional, en febrero de 1895, se ratifica la artillería como arma dentro del Ejército Libertador, lo cual quedó refrendado en la Ley de Organización Militar del 1 de febrero de 1897 con la firma de las principales autoridades del Consejo de Gobierno y visto bueno del Presidente de la República en Armas. Los artículos 3 y del 96 al 101 son los referidos, específicamente, a la artillería.
El conjunto de experiencias acumuladas en la contienda anterior, la mejor organización, la madurez de los jefes militares, posibilitaron una mejor comprensión acerca de la importancia de adquirir modernas piezas de artillería. Estas llegarían desde el exterior por la vía de las expediciones sufragadas por el Partido Revolucionario Cubano, se fabricarían en los talleres artesanales del Ejército Libertador (prefecturas mambisas) o se arrebatarían al enemigo colonialista como trofeos de guerra.
Para que se tenga una idea más exacta, en doce de las 45 más importantes expediciones mambisas, entre noviembre de 1895 y julio de 1898, arribaron quince cañones y al menos 10 920 proyectiles. Los medios fundamentales fueron piezas Krupp de 65 y 75 mm, cañones Hotchkiss de 42 y 70 mm, cañones Simms – Dudley (neumáticos y toda una revelación en el campo insurrecto), entre otros.
El Hotchkiss 42 mm, de tiro rápido y fabricado en 1894, llegó en la expedición del coronel Braulio Peña, desembarcada en Camagüey el 20 de marzo de 1896. Los patriotas bautizaron la pieza con el nombre “Holguín”. Otro Hotchkiss más pesado, de 70 mm, desembarcado en Santiago de Cuba, en mayo del mismo, año recibió el nombre de “Cayo Hueso” como homenaje a los emigrados cubanos de ese lugar y sus valiosos aportes a la causa separatista.
Poco conocido es el hecho, de que en la persecución de una cañonera española que intentó impedir el desembarco de un alijo en la noche del 19 de diciembre de 1896, en la desembocadura del río San Juan, se produjo un curioso combate naval. Los mambises respondieron al fuego español con su cañón Hotchkiss de 12 lbs, montado provisionalmente en proa. El primer y único proyectil mambí pasó por entre los palos de la cañonera causando tal conmoción en su tripulación que disminuyeron marcha y se retiraron, regresó más tarde otra cañonera que fue recibida a tiro limpio. No se le disparó de nuevo con el cañón porque se corría el riesgo de dañar la maquinaria del buque con el retroceso.
En los talleres mambises se fundieron cañones de bronce, refiere al respecto el general José Rogelio Castillo:
“Vimos también el cañón fundido de bronce, hecho en el mismo taller, al que le habían puesto por nombre “Martí”, y al que le estaban concluyendo la cureña. Otro de mayor dimensión era preparado para fundirse”.
Un cañón célebremente nombrado “Trifulca” que fue encontrado enterrado en 1895 prontamente fue dispuesto para ser utilizado en combate en el ataque a Río Grande. Al realizar varios disparos reventó. Bernabé Boza da nota de esto en su diario de guerra:
“(…) contemporáneo de Cristóbal Colón (se refiere al cañón) que se encontraba enterrado no se sabe dónde y que se lo encontró no se sabe quién (…) No tiene cureña ni parque, es decir, ni ni pólvora y balas para él. El General Gómez pasa la mano por el lomo (al cañón) y se sonríe… ¡Quiera Dios que no vayamos a meternos en un lío con este trasto viejo!”.
Comentábamos en párrafos anteriores, que los mambises dispusieron de cañones de aire comprimido. Seis de estas piezas fueron adquiridas a la firma Simms-Dudley Defence Co., radicada en New York y enviadas a Cuba mediante el Departamento de Expediciones. Los cañones neumáticos fueron usados por Maceo en Pinar del Río, Máximo Gómez en los combates de Jíbaro y Arroyo Blanco y por Calixto García quien sin duda de ningún tipo, fue el jefe militar que mejor partido supo sacar al empleo de la artillería mambisa.
Es importante explicar algunas cuestiones inherentes a un arma tan compleja como la artillería. 1ro.- Necesita de personal con conocimiento del arma. Es por ello que muchos de los artilleros eran norteamericanos y de otras nacionalidades, incluso españoles. 2do.- Las mismas características táctico técnicas de los cañones que se empleaban, en oportunidades, contra objetivos que eran traspasados literalmente sin dar tiempo a la explosión de los proyectiles. 3ro.- La atención logística que necesitaban las piezas para su traslado y conservación, así como la compatibilidad y reservas de sus municiones.
Grandes fueron los triunfos cosechados por Calixto García en el oriente cubano. La artillería fue fundamental en la toma del fuerte de Loma del Hierro (20 de agosto de1896), Guáimaro (17 al 28 de octubre de 1896), Jiguaní (12 de marzo de 1897), asedio y toma de las Tunas (26 al 30 de septiembre de 1897) y Guisa (28 al 30 de noviembre de 1897). Considero oportuno citar al glorioso lugarteniente general cuando consignó en carta después de la victoria en Las Tunas:
“Gran parte del triunfo se debe al cañón de dinamita que hizo prodigios. Los soldados y oficiales españoles estaban aterrados con los destrozos que hacía y pidieron ver al artillero que creían yanqui. No sabe Ud. el orgullo con que les presenté al niño hoy comandante Juan Miguel Portuondo diciéndoles: es cubano.”

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