Thursday, September 23, 2021

Una aclaración necesaria

Por Enrique Del Risco 

Hace cuatro años publicaba un artículo que comenzaba con una declaración del caricaturista Arístides Pumariega ha sido bastante más claro en entrevistas que le han hecho al respecto:


“En el proceso revolucionario cubano el primero que sufrió la embestida de esa severa intolerancia del triunfante Fidel Castro fue Antonio Prohías, este increíble artista que a fines de la década de 1940 comenzó a trabajar como caricaturista en el periódico El Mundo y entre sus tiras cómicas se encontraba el increíble personaje El Hombre Siniestro, a fines de la década de 1950, era el presidente de la Asociación de Caricaturistas de Cuba. Cuando Castro fue con el primer gabinete de su gobierno a la Sierra Maestra a firmar la Reforma Agraria, Prohías hizo una caricatura que reflejaba al séquito como un grupo de bombines. Eso encolerizó a Castro a tal punto que Prohías debió marcharse a la carrera de Cuba hacia Estados Unidos”.


A continuación yo añadía:

"Hay varias imprecisiones al respecto que vale la pena aclarar: una es que la mencionada caricatura no fue publicó a raíz de la firma de la Ley de Reforma Agraria, ocurrida el 17 de mayo de 1959 sino unos meses antes, el 31 de enero. Y Prohías no se marchó de Cuba “a la carrera” sino quince meses más tarde 'el día 1 de mayo de 1960, 3 días antes de que Castro aboliese por completo la libertad de prensa en Cuba'”.

Pues ahora descubro una imprecisión todavía más importante. La caricatura aludida de los bombines no es del famoso Antonio Prohías sino de un tocayo suyo, el menos conocido Antonio Rubio Nuñez quien firmaba sus caricaturas simplemente como “Antonio”. 

Nacido el 26 de noviembre de 1920 Antonio Rubio inició su carrera profesional a los 25 años tras ser descubierto por el famoso Conrado Massager. Colaborador de Zig Zag, Avance, Bohemia, El Crisol, Infomacion, Pueblo, Prensa Libre, y el Diario de la Marina tuvo una carrera en Cuba jalonada de premios incluido el importante Premio Juan Gualberto Gómez a la mejor caricatura del año que recibiera en cinco ocasiones. Fue además fundador y presidente de la Asociación de Caricaturistas de Cuba y vicepresidente del Colegio de Periodistas de La Habana.

El no haber corregido ese error es imperdonable de mi parte. Que Fidel Castro en su discurso y siguiendo su costumbre no mencionara al caricaturista tampoco era de mucha ayuda. No ayudan tampoco otros detalles que apuntalan la confusión como una carta de renuncia de Prohías al periódico El Mundo en los días posteriores al discurso de Fidel. O como que la propia hija piense que el mencionado dibujo era de su padre:

Las caricaturas que más irritaron entonces a Castro, de acuerdo con su hija Marta y con Fabiola Santiago, autora de un texto incluido en el libro Spy vs. Spy-Omnibus, que publicó en 2011 la revista Mad, fueron la de una calavera que decía sentada frente a un plato vacío: “Señores, qué difícil es comer con un martillo y una hoz”, y la del propio Fidel Castro seguido por un ejército de personajillos con bombín, símbolo de la politiquería oportunista.


En El Mundo apareció en una fecha que no hemos podido determinar la siguiente caricatura de Prohías.




Por las dudas compárense la firma de la caricatura de los bombines (aunque borrosísima) con la de otra caricatura de Rubio:





Pero ahí no acaban los errores de mi artículo pues descubro que ni siquiera ese del 6 de febrero de 1959 es el primer ataque público de Fidel Castro contra un caricaturista ni tampoco será el único de ese año.

Ya en un discurso del 21 de enero, a menos de dos semanas de su entrada triunfal en La Habana de 1959 se refería a una caricatura aparecida en una publicación mexicana diciendo 
“Repugnaba abrir algunos periódicos extranjeros, algunos periódicos de México, por ejemplo, y encontrarse allí una caricatura donde aparecía Cuba vestida de blanco en un charco de sangre y nosotros ahí con barba y fusil, como unos vulgares verdugos”.

Semanas después del ataque abierto contra la caricatura de Rubio, el 22 de marzo de 1959 en un discurso pronunciado desde el Palacio Presidencial, Castro vuelve a arremeter contra caricaturistas de los cuales tampoco menciona nombres. Primero hace una alusión oscura al pasado de uno de ellos diciendo:

“ustedes me dicen que el pueblo está conmigo [pero] se olvidan de algunos cintillos y de algunas caricaturas, y se olvidan o no han reparado tal vez cómo algunos de los que hasta hicieron fotografías y retratos del esbirro Salas Cañizares, hoy hacen caricaturas y fotografías contra la Revolución”.

De inmediato se refiere a otro caricaturista 
“que esta mañana, en un rotativo —no sé si de motu proprio o mandado por el dueño—, ponía unos versitos y en los versitos ponía a un lado: “aumento de sueldo”, y por otro lado un cartelito que decía: “contrarrevolucionario”, y lo titulaba: “El parche antes de que salga el grano.”

A continuación Fidel Castro en labores de Crítico en Jefe interpreta el dibujo: 
"por lo que yo entendí, no sé si quería decir que por un lado queríamos comprar a los periodistas hablando de un aumento de sueldo y por otro lado queríamos intimidarlos con el cartelito de contrarrevolucionario”.

Castro aclara, por si hacía falta decirlo 
“que ni queremos comprar a nadie, ni queremos intimidar a nadie, porque nosotros no tenemos que comprar a nadie para que nos defienda, porque sabemos defendernos; nosotros no tenemos que intimidar a nadie para que no nos ataquen, porque no le tememos a nadie, y porque al que tienen que venir a convencer es al pueblo”.

Pero de inmediato se contradice diciendo que “desde ahora declaro que me tienen sin cuidado las lisonjas y los ataques” porque, generoso como es, “en definitiva nos atacarán haciendo uso de la misma libertad que hemos conquistado para el pueblo”.

El único humorista al que ataca Fidel Castro con nombre y apellidos en sus discursos 1959 será Carlos Robreño Dupuy, hijo del teatrista Gustavo Robreño y hermano del escritor Eduardo. En este caso la ocasión es algo más señalada. Se trata de la renuncia forzada del hasta entonces presidente de la República Manuel Urrutia Lleó al que el propio Castro había impuesto tras su llegada al poder. Por el carácter ornamental del cargo que ostentaba Urrutia el pueblo le había endilgado el sobrenombre de “Cuchara”, ya que “ni pinchaba ni cortaba”. La sustitución por otro presidente ornamental, el cienfueguero Osvaldo Dorticós Torrado, hizo que Carlos Robreño publicara un artículo titulado “Cambio de cucharas”.

En su discurso del 22 de julio de 1959 Castro por una vez rompe con su tradición de denostar anónimamente y se refiere a 
“un señor periodista publica [que] con un título verdaderamente insolente —un señor que confunde el humorismo con la grosería muchas veces, que se llama Carlos Robreño” [a quien] “no se le ocurre sino escribir un artículo indecente que titula “Cambio de cucharas”. Se trata, sencillamente, de una historieta de mal gusto de este señor que hace un cuento y lo termina diciendo que un cliente que llegó a un restaurante pide un menú, una amplia cartulina en la cual aparecen escritos los platos del día...”. 

Ya esa alusión bastaría para que el mencionado humorista fuese sometido a un sistemático linchamiento público.

En cambio, de la famosa caricatura de Antonio Prohías en la que aparece un vendedor de periódicos anunciando “Extra… extra última hora Fidel Castro 45 minutos sin hablar” no hemos encontrado ninguna referencia por parte del aludido. Lo seguro es que no le hizo mucha gracia.

Dos años antes de las famosas "Palabras a los intelestuales" donde Fidel Castro fijaba los limites de la creacion artística estos ataques públicos dejaban claro que el ejercicio de la sátira en el país se había convertido en una actividad de alto riesgo. Previsiblemente los dueños de las publicaciones en que aparecieron estas caricaturas y escritos se vieron forzados primero a expulsar a los infractores (o a aceptar sus renuncias como en el caso de Prohías) para luego ver cómo eran clausurados uno tras otro los diarios y revistas que hasta entonces habían funcionado con independencia del Estado. Mientras Antonio Prohías debió salir del país el primero de mayo de 1960, Antonio Rubio Núñez (Antonio) debió hacerlo en julio de 1961. Los siguieron entre otros importantes humoristas Ramón Arroyo Cisneros (Arroyito) en 1963, Silvio Fontanillas Quiroga (Silvio) en 1964 y otros de los que desconocemos la fecha de exacta de partida pero que escaparon en los primeros años de la dictadura cubana como Carlos Robreño, José Manuel Roseñada, Niko Lursen (emigró a Panamá), Luaces y Vergara así como los comediantes Alberto Garrido, Federico Piñero, Mimí Cal, Leopoldo Fernández o Aníbal de Mar. El humorista, como se ha dicho tantas veces, es de los primeros en resentir la pérdida de libertades, en no poder respirar sin ellas y el más indefenso de todos los creadores ante los embates de la censura.

P.D: Cualquiera que pueda ofrecer información detallada sobre la salida al exilio de cualquiera de estos creadores será de agradecer.

1 comment:

  1. Enrique, muy acertado.
    Los hermanos Trujillo que oprimieron la hermana República Dominicana for 31 años [1930-61] tampoco toleraban el humor político.
    Por cierto, entre otros, este escrito sobre temas relacionados:
    https://slate.com/news-and-politics/2015/02/srdja-popovic-on-using-laughter-to-topple-slobodan-milosevic-the-power-of-laughtivism.html
    Prof. Rolando A. Alum, Jr. / NJ






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