FUE EL MAYOR ENCUENTRO DE MÚSICOS DE LA ISLA QUE SE RECUERDE Y SE LE CONOCIÓ COMO “50 AÑOS DE MÚSICA CUBANA”.
Por Rosa Marquetti y Tommy Meini
Eran en Estados Unidos y Europa los músicos cubanos más famosos y los que con su trabajo estaban defendiendo, no sólo la música cubana, sino también lo que hoy conocemos como música latina. Nunca antes a nadie se le había ocurrido agradecer públicamente a esos músicos por ser los verdaderos embajadores de la música cubana en muchos puntos del planeta. Pero 1957 parecía ser el año ideal para festejarlo y alguien muy creativo, con un impulso y capacidad competitiva, tuvo la feliz iniciativa de hacer posible la mayor reunión de reencuentro de músicos cubanos en su país que se recuerde: el evento 50 años de música cubana.
Gaspar Pumarejo (Santander, España, 1912 – San Juan, Puerto Rico, 1975), nombre de gran trascendencia para la historia de los medios de comunicación en América Latina, había logrado ascender con rapidez y audacia en Cuba, a donde llegó siendo niño. Trabajó en la radio y allí hizo de todo: cantó tangos, animó un programa que, por la simpatía natural siempre tan bien aprovechada, lo hizo muy popular en programas de Radio Salas, CMQ y otras, pero era ambicioso y consiguió transitar por cargos ejecutivos en el circuito CMQ, hasta que decidió crear su propia planta: Unión Radio.
En Cuba tiene dos records indiscutidos: la idea de crear Radio Reloj, una emisora que transmitía 24 horas dando noticias y el tiempo minuto a minuto, y la realización de la primera transmisión de televisión en Cuba y el desarrollo de CMBF-Canal 4 –o Unión Radio TV–, la primera estación de televisión en la isla, y la segunda en Latinoamérica. En 1957 era la cara visible del Canal 2, con una popularidad en ascenso, en medio de una verdadera guerra mediática entre los circuitos televisivos cubanos.
Gracias a la proverbial sagacidad de Pumarejo, el festival 50 años de música cubana y la presencia en Cuba de afamados músicos cubanos trabajando en el extranjero, surgió como una original iniciativa mediática, que no fue ajena a ningún medio de prensa en el país. En momentos en que Cuba era el centro del entretenimiento hemisférico, donde con mucha frecuencia el ambiente se estremecía por la presencia de alguna luminaria norteamericana, italiana o francesa, la llegada de estos músicos fue calificada por la revista Bohemia como un evento «llamado a convertirse en un hecho sorprendente, capaz de aventajar como impacto emotivo, la llegada a La Habana de Liberace y sus conciertos en el teatro Blanquita».
Detrás de la organización y producción del evento estaba Hogar Club, una especie de agencia bancaria por suscripción que se hacía pública a través del programa del mismo nombre con un sorteo televisivo que lideraba «El hombre del choripán» (así llamaban a Pumarejo, por su popular promoción de una marca de chorizos españoles), y que alcanzaba altos ratings de teleaudiencia. Las socias de Hogar Club tuvieron entrada preferente y gratuita al espectáculo.
Los invitados no tendrían de qué preocuparse: gastos de boletos aéreos y estancia en La Habana corrieron por cuenta de Hogar Club y Escuela de Televisión, las empresas de las que Pumarejo era presidente y director, respectivamente. Procedentes de distintas partes del mundo, llegarían cerca de cien invitados entre músicos, periodistas y otras personalidades para estar presente los días 23 y 24 de febrero en el Stadium del Cerro (hoy Estadio Latinoamericano, mejor conocido como El Latino), con capacidad entonces para 40.000 personas.
De Francia viajarían los hombres que habían mantenido allí latente la música cubana desde los años 30 hasta hoy: Filiberto Rico (clarinetista y director), Ruddy Castell (cantante y director), Raúl Raoul Zequeira (cantante y director), Antonio Picallo (cantante), Humberto Cobo (cantante), José Quintín Banderas José Bandera –el hijo del general mambí– (saxofonista), Leopoldo Picolino Junco (saxofonista), Rodolfo Jordán Fernández (saxofonista), Guillermo Fellove (trompetista), Luis Gody (pianista), Rogelio Barba (pianista), Aldo Jova (percusionista), Emilio Boza Bombón de Chocolate (percusionista), Rafael Ruiz (contrabajista), Nora Peñalver (bailarina), Johnny Álvarez (bailarín), Ramiro Arango (empresario) y Cirilo Alfonso Horta.
Invitados de Francia y España: Humberto Gelabert (1), Raúl Zequeira y su hijo Mario Raúl (2), Filiberto Rico (3), Leopoldo Junco (4), Abuelito (5), Olga Socarrás (6), Gilberto Valdés (9), Hilda de Carlo (10), Vilma Valdés (12), Luis Gody (14).
En Madrid se concentró un grupo muy nutrido, encabezado por Gilberto Valdés (director), Raúl de Castillo (cantante), Hilda de Carlo (cantante), Maño López (compositor, cantante y director), Candita Batista (cantante), la ex Mulata de Fuego Olga Socarrás (bailarina y cantante), Emma Frómeta (vedette), Vilma Valdés (vedette), Zenaida Manfugás (pianista), Miguel Ángel Portillo Abuelito (bongosero), Rafael Guillén (compositor), Juan Lugo Machín (hermano de Antonio Machín), Antonio García Robleda y el doctor Marino Barreto López. Viajaría también el español Manuel Aznar, director de Radio Madrid. Les recibió al pie de la escalerilla del avión, entre otros, el músico Humberto Gelabert, quien, como su pariente Raúl Zequeira, tuvo una orquesta en París, y por su condición también de militar en Cuba, pudo acceder a la pista del aeropuerto habanero.
Raúl Zequeira y su hijo Mario llegando a La Habana.
Encuentro durante el festival: Graciela (4), Vicentico Valdés (7), Aurelio Reinoso (8), Reinaldo Henríquez (9), Ricardo Díaz (10), Orlando Vallejo (13), Mario Bauzá (14), Giraldo Piloto Bea (15), Julio Becqué Jr. (16), Rosendo Ruiz Quevedo (17), Machito (18).
Credencial para invitados. |
Invitados de Estados Unidos: Antar Daly (1), Lázaro Quintero (6), Carmelina Delfín (8), Nilo Sierra (10), René Hernández (11), Arsenio Rodríguez (13), Gilberto Ayala (15), Vicentico Valdés (16), Graciela (17), Norma Festa Calvet (18), Óscar Calvet (19), Carlos Spaventa (20), Emilio Reyes (21), Alberto Socarrás (23), Chino Pozo (25), Mario Bauzá (26), Machito (27), Tito Puente (28), Félix Soloni (29), Gilberto Supervielle (31), Chiquito Socarrás (32), Osvaldo Alén (35), Pedro Vía (36), Freddy Alonso (37), Wilfredo Ellis (38), Roberto Vázquez (41).
También Enrique Avilés (pianista y director), Ferdinand Freddy Alonso Legido (pianista y director), Gilberto Ayala (pianista), José Mora (pianista), Francisco Pancho Cárdenas (pianista), Osvaldo Alén (pianista), Aída Robles (pianista), Óscar Calvet (pianista) –y su sobrina Norma Calvet–, Carmelina Delfín (pianista y compositora), Nilo Sierra (contrabajista), Argelio Curbelo (contrabajista), Antar Daly (cantante y compositor), Vicentico Valdés (cantante), Guillermo Pérez Macucho (cantante), José Chiquito Socarrás (cantante), Gilberto Supervielle Nafia (cantante), Nina Franco (cantante), Antonio Tony Escollies (bongosero), Francisco Chino Pozo (bongosero), Frank Ugarte (secretario del Gremio de Músicos de Nueva York), Héctor Sánchez, Antonio García, Fabio Valdés, Yolanda Segurola y Norberto González. De la Orquesta Oriental Cubana, Cresencio Gutiérrez (director), Roberto Tata Vázquez (trombonista) y Eugenio Vázquez (manager). Y dos futuros fundadores de la Orquesta Novel: Wilfredo Willy Ellis (pianista) y Eddy Rodríguez (cantante y arreglista).
Desde Nueva York viajaron tres invitados no cubanos: los boricuas Tito Puente (timbalero y director) y Catalino Rolón (promotor musical), y el argentino Carlos Spaventa (cantante). Completaron la lista los periodistas Gonzalo de Palacio, Félix Soloni, José Babby Quintero, Miguel Ángel Ruiz del Vizo y Gregorio Goyito del Vignau (también pianista y director de una charanga en Nueva York). El nutrido grupo de Estados Unidos viajaría en dos vuelos de la aerolínea Cubana de Aviación, el martes 19 y el sábado 23.
De México harían el viaje Miguel Ángel Pazos (pianista y director), Pedro Luis Santos Carbó (director), Everardo Ordaz (pianista), Gilberto Urquiza (guitarrista y director); completando la lista de nombres Nina Cassola, Paco González y Adolfo González. Desde Venezuela, Kiko Mendive (cantante) y Manolo Monterrey (cantante). Desde Costa Rica, Benito Beltrán; y de la lejana Turquía, el muy conocido Don Marino Barreto (pianista y director).
Compromisos de trabajo ineludibles parecen haber sido la causa de la ausencia de otros tres importantes invitados: Miguelito Valdés (cantante) y Alberto Iznaga (violinista, saxofonista y director) desde Nueva York, y Antonio Machín (cantante) desde Madrid.
Evento durante el festival: Raúl del Castillo (1), Vicentico Valdés (2), Graciela (3), Gilberto Valdés (5), Rita Montaner (12), Tito Puente (13).
Encuentro durante el festival: Orlando Vallejo (1), Rolando Gómez (2), Tito Puente (3), Ricardo Cachaldora (4), Julio Becqué Jr. (5), Machito (6), Vicentico Valdés (7), Luis Yáñez (8).
Aunque no aparecen en las fotos que hemos podido obtener, algunas fuentes no verificadas indican la posibilidad que otros músicos que trabajaban fuera de Cuba y estaba en ese momento en la isla, se hayan unido ya en La Habana al homenaje, como el trío Hermanos Rigual, Xiomara Alfaro, las rumberas Amalia Aguilar, Ninón Sevilla y otros.
Pumarejo había dispuesto que a la llegada de cada vuelo, las cámaras del Canal 2 estuviesen en el aeropuerto de Rancho Boyeros para captar las incidencias de la llegada y transmitir por control remoto el gran recibimiento que se les había preparado. El primer grupo llegó de Europa el lunes 18, pero los equipos presentaron problemas técnicos y la llegada no pudo ser transmitida, lo que Pumarejo solventó presentando el día siguiente a cada uno de los cubanos “europeos” en su programa Escuela de Televisión.
El espectáculo artístico del festival estaría dirigido por Roderico Neyra, Rodney, el mítico productor de los fabulosos shows de Sans Soucí y Tropicana. Rodney llevaría al escenario especialmente montado en el Stadium para la ocasión, cuatro fastuosas producciones de Tropicana: Estampas del pasado, para presentar los ritmos y géneros tradicionales cubano como el son, danzón, danzonete, sucu-sucu y campesino; Evocación, con selecciones de las figuras femeninas de las grandes zarzuelas cubanas: Cecilia Valdés, Amalia Batista, Lola Cruz, María Belén Chacón, Soledad, Rosa La China, y María La O; Pregones con los más notables temas inspirados por los vendedores callejeros, y Música negra, con los mejores temas afrocubanos. La producción para televisión estuvo a cargo de Héctor Beltrán.
Reunión en el Palacio Capitanes Generales: Rafael Ruiz (4), Rafael Hernández (5), Toberto Vázquez (6), Vicentico Valdés (8), Mario Bauzá (11), Abuelito (12), Gilberto Valdés (20), Chino Pozo (26), René Touzet (28), Freddy Alonso (29), Machito (30), Raúl Zequeira (31), Wilfredo Ellis (32), Arsenio Rodríguez (33), Israel Travieso (34), Gilberto Supervielle (35), Eddy Rodríguez (37), Gaspar Pumarejo (39), Norma Calvet (41), Óscar Calvet (43), Graciela (45), Carlos Spaventa (48).
Lucho Gatica, que por esos días se presentaba en Cuba y estremecía la radio, la televisión, los cabarets y teatros habaneros, y era considerado por la prensa como «el mejor cancionero de habla hispana», cantó en el show y con él Pumarejo volvió a pulsar los hilos de la emoción en el público, algo que tan bien se le daba siempre: había hecho traer desde Chile a la madre y a la hermana del cantante, quien recibió la sorpresa directamente sobre el escenario y ante las cámaras. En el espectáculo, los actores María Brenes y Otto Sirgo fueron coronados como Reyes de la Televisión 1957, como ya venía siendo tradicional desde que apareció la televisión en Cuba.
Al parecer, los músicos invitados recibieron el homenaje que sus colegas cubanos le ofrecían sobre el escenario, aunque algunos aparecieron en otros espacios de radio o televisión, como el Show de la Medianoche, que patrocinaba la revista Show. Allí acudieron Gilberto Valdés, Pancho Cárdenas, Raúl del Castillo, Humberto Cobo, Olga Socarrás, Vilma Valdés, Emma Frómeta, Johnny Álvarez, Miguel Portillo Abuelito, Zenaida Manfugás, Ruddy Castell, Hilda de Carlo y otros.
Los músicos cubanos invitados recibieron muchas muestras de simpatía y gratitud. El Alcalde de la Habana los recibió en el Palacio de los Capitanes Generales; los hijos y descendientes de veteranos mambises, reunidos en asociación, honraron al músico José Quintín Bandera y también a Gaspar Pumarejo por la iniciativa. Pero ellos eran músicos y se sucedieron algunos encuentros con colegas y amigos, como los que organizaron con algunos de los compositores e intérpretes del feeling, donde la música no faltó. Muchos aprovecharon para los deseados encuentros familiares y también para tomar el pulso a la música y el show bussiness en la Cuba de 1957, viviendo de nuevo la noche habanera.
Pumarejo se anotaría otro punto en su ascendente carrera en la televisión cubana y la de sus empresas. Y los músicos regresarían felices a seguir gozando, haciendo música cubana por el mundo.
*Tomado de Colección Gladys Palmera
Esta es una de las cosas más hermosas que he leído acerca de la música cubana.
ReplyDeleteCuba era y pudo ser otra cosa distinta a la actual. Llegó el c... y mandó a parar
ReplyDeleteGenial!!!
ReplyDeleteGenial!!!
ReplyDeleteExcelente trabajo.
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