Friday, June 14, 2019

La primera novia de Martí

Por Santiago Cárdenas
     

Fermín Valdés Domínguez y José Martí
La llegada de su íntimo amigo y compañero de aulas, Fermín Valdés Domínguez a Madrid en 1872 --expulsado de Cuba, como lo fue Martí el año anterior-- abrió nuevas perspectivas en la vida de Pepe , en aquél entonces  estudiante de  derecho en Madrid, sin un familiar cercano, enfermo de su región ínguino- escrotal derecha ; sin dinero y con solo 19 años de edad.

 Martí padecía de lo que modernamente los médicos llamamos en inglés “post traumatic stress disorder”, una mezcla de síntomas orgánicos y depresión severa después de seis meses de duros trabajos forzados en la cantera de San Lázaro y una salida o expulsión apresurada de su patria.

Fermín quería estudiar medicina en Zaragoza, lejos del ambiente tóxico político en que estaba sumergido Pepe en la capital. Valdés era un niño expósito de la Beneficencia, uno de los dos adoptados por un clérigo guatelmateco muy rico asentado en la Habana. Él ayudó a Pepe en su traslado y matrícula a la ciudad del Ebro en mayo de 1873. Allí permanecieron en la casa de huéspedes de Félix Sanz, en Platerías # 13, durante año y medio, graduándose ambos en tiempo récord: Martí de Derecho Civil y Canónico y Filosofía y Fermín como médico.

Zaragoza, la provinciana, de unos 80,000 habitantes, era culturalmente la tercera ciudad de España, con una universidad distinguidísima, numerosos cafés -El Iberia, el Matosi- con cultas tertulias, la tranquilidad de la Catedral de San Salvador, la Seo, donde Martí acostumbraba a meditar y con el palco número 13   siempre abierto a los estudiantes más pobres, dado el temor supersticioso de los  zaragozanos por ese número de la mala suerte.
Catedral de Zaragoza

 Allí el duetto, aficionado al teatro, hizo presencia continua en las obras de las   compañías itinerantes de toda España en los teatros El Principal y el López de Vega.

Fue en el intervalo de una función, -a decir de la biografía martiana novelada de Jorge Mañach- donde los ojos de Pepe se toparon con “una bella, blonda y distinguida señorita” como Fermín la describió en su poesía “Ofrenda de Hermano.”                      

En aquellos días Martí escribió :

Para Aragón, en España,/ Tengo yo en mi corazón/ Un lugar todo Aragón,/franco, fiero, fiel, sin saña.

 Si quiere un tonto saber/ porque lo tengo, le digo/ que allí tuve un buen amigo,/ que allí quise a una mujer.

Se trataba de Blanca de Montalvo. Sus padres se oponían al romance porque consideraban a los dos americanos como “aves de paso”. Eso resultó cierto cuando a fines de 1874 ambos escaparon a Francia y Martí dejó de escribirle a Blanquita.

Las plazas de Zaragoza asistieron al romance escondido de los jóvenes que hizo muy feliz al novio. Fermín decía: “Pepe sonríe como no lo había visto por largos años”.

 El mismo Martí escribió a su mamá: “Cuando termino mis clases me gusta pasear por la plaza del Mercado y llegar a la animada calle de Platerías donde vivimos Fermín y yo. Allí no estamos lejos de las ruinas romanas, y vivimos como en familia. Mis días en Zaragoza han sido los más felices de mi vida estudiantil.”

Al paso de los años ella se casó con un médico: Manuel Simeón Pastor. Blanca bautizó su primer hijo con el nombre de José.

No comments:

Post a Comment