A Juan Baró Juana Picadillo.
Hay una marcada diferencia
entre La Homofobia Cultural y La
Homofobia del Estado. La primera es universal y funciona a un nivel poblacional, para estigmatizar, burlarse
y disminuir de distintas maneras al Otro. En la segunda funciona como la
anulación social, política y el exterminio físico, por parte de la maquinaria
gubernamental. El ejemplo más concreto de la homosexualidad como penalidad legal, se inicia cuando las
tres religiones monoteístas, enemigas entre sí, pero con un origen común: la
judía, el catolicismo y el Islam. Utilizan un conjunto religioso, moral, y de
única sexualidad permitida, para su supresión a través de la violencia. Salvo algunas leyes locales con implicaciones
judiciales, como el pre Gulag de la Rusia zarista, la Homofobia del Estado no se consolida en los tiempos modernos, como una
estructurada política de Estado hasta el 1935. En ese año los nazis toman el
poder en Alemania, y reescriben la antigua ordenanza del reino prusiano,
conocido como el Párrafo 175 del Código Penal elevando el homosexualismo al
nivel de delito criminal. La homosexualidad se convirtió en un atentado contra
la Estabilidad de la Nación, una ofensa a la rígida moral y un desacato contra la
sexualidad colectiva de la Nación Aria, que se implantó como la única manera
permitida del Ser Nacional para crear
la Raza Suprema. Esto legalizó el
fusilamiento como condena, la castración, la cárcel, la pérdida de los derechos
civiles, la exclusión de los trabajos, la expulsión de las viviendas, la confiscación
de propiedades, y a nivel de enfermedad
mental la reclusión obligatoria en sanatorios,
la experimentación para su cura y la condena a trabajos forzados.
En vista del apoyo
que la persecución encontró en la Homofobia
Cultural de la población alemana, los
nazis se vieron con las manos libres para llevar la represión a un plano mayor:
el confinamiento de los Triángulos Rosados
en los campos de concentración. Esto formó parte del menos conocido genocidio
contra los gitanos, las minorías étnicas, las sectas religiosas, los enfermos
mentales y los discapacitados físicos. Y se repitió en los Gulags siberianos de
Stalin, los campos y matanzas de homosexuales en Shanghái al comienzo de la Revolución
China y de nuevo cuando la “Revolución Cultural” del camarada Mao. Y con el
internamiento por Francisco Franco de “Los
Violetas” en el campo de Fuerteventura en España y en la cárcel de Carabanchel
y el de Mussolini a los “femminella”
en la isla de San Domino en el archipiélago de Tremiti. En Cuba nos llaman,
entre otros nombres vernáculos, “pájaros”.
Así que parece que entre los genocidas es común ese tipo de “caza”.
No
sabían los que la apoyaron y sirvieron como delatores y ejecutores, que como
hijos de Saturno esas atrocidades se extenderían también a ellos, cuando comenzaron
a cuestionar al Sistema que ayudaron a crear. Pues los que odian pueden terminar siendo odiados. Esa
coalición de ambas homofobias, será un rasgo común que se repetirá a través de
los tiempos modernos. En los países satélites del bloque soviético, durante el
genocidio de los Khmer Rouge en Camboya, se recrudece en países musulmanes como
Irán, Saudí Arabia y otros. Y con mayor o menor brutalidad, según los
testículos de los mini dictadores locales, en África y Asia. En Brasil,
Colombia y Centroamérica, durante la década militarista de los 70, los grupos
paramilitares de los Escuadrones de la Muerte, fueron los encargados de la sanidad social, ejecutando con total
impunidad a los mendigos, los niños de la calle, los enfermos mentales, y a los
homosexuales. Tarea que ahora han continuado las invisibles células policiacas,
las pandillas locales y los ultranacionalistas, asesinando a los líderes gais,
los travestís y atacando a sus oficinas de derechos humanos, como en México.
En el área del Caribe, en Jamaica se les persigue y asesina con total impunidad
y aceptación de la Homofobia Cultural.
Las democracias occidentales también
han sucumbido a estas homofobias. Desde la Inglaterra victoriana con sus Leyes Contra la Sodomía. Hasta la que el
Senador McCarthy comenzó como una cruzada anti comunista y la extendió a los
homosexuales en los años 50 en los Estados Unidos. A
través de los tiempos y de un país a otro, la Homofobia del Estado se repite con los mismos métodos fundamentales.
Salvo las variantes culturales y el grado de represión que permitan las épocas,
y de nuevo: los testículos de los tiranos
locales. Y aquí llegamos al objetivo central de este articulo: Cuba. El
país, que desde lo vivido, puedo
afirmar, que era el más inimaginable para convertir a la Homofobia Cultural en ayudante represor, y así poder implantar sin
objeción alguna la Homofobia del Estado.
Quizás fue una premonición demoniaca, que la palabra “Campo de Concentración”, se utilizó por primera vez en Cuba durante
la Guerra de Independencia en 1895, cuando el General Valeriano Weyler reconcentró
a la población campesina en campos alambrados urbanos, para que no apoyaran a
los combatientes independentistas. Y El Supremo lo repitió en 1961 cuando la Lucha Contra los Bandidos, trasladando a
los campesinos de la sierra del Escambray al otro lado de la isla, a la colonia
penitenciaria de Ciudad Sandino en Pinar del Rio.
De
nuevo se repite el hecho, de que la persecución oficial que sufrió la comunidad
homosexual cubana, fue aceptada por el 99% de la población que apoyaba al
naciente gobierno. El que recurriendo al nefasto nacionalismo, negaba ser
socialista y se declaraba “verde como las palmas” el símbolo nacional cubano. En
una especie de ajiaco tropical, la involución cubana repite las viejas tácticas
totalitarias del comunismo, el nazismo, el fascismo, y le añade los testículos
barbudos. Creando la armazón jurídica para oficializarla, justificarla, y
volverla invisible al apoderarse de los medios de comunicación. Aunque la
persecución comunista es igual para todos los cubanos, en el caso de los homosexuales
adquiere características muy propias. Incorpora la homofobia a la educación que
controla, a las manifestaciones culturales, los censura como entes propagadores del peligro moral, los encarcela por su
sexualidad, los obliga a exiliarse por indeseables sociales. A la vez que rescriben
todo lo relacionado con ello, manejan y controlan los datos y las estadísticas,
administran los archivos, desacreditan a los que tratan de contar su verdad vivida, a la que atacan,
distorsionan o minimizan, con el recurso de la Historia Comparada: “Aquella Cuba también era homofóbica. Así que
esta…” Para
lo cual cuenta con el apoyo de la izquierda europea, la academia liberal norteamericana,
los estudiosos de una Cuba de libritos que
aceptan la versión oficial sin preguntas molestas, los integrantes de las
nostálgicas generaciones nacidas fuera de Cuba y formados en la Academia
liberal –que al no conocer “la otra realidad”, son utilizados como
quinta columna contra los opositores exiliados–. Los revisionistas isleños, que
decenios después la cuentan a su manera con sus palabras amordazadas, y los
verdugos que se encubren detrás de los mitos. “La culpa es de Isabel La
Católica por el legado que nos dejó”. “El “error”
del pasado con los homosexuales comienza en 1965 con la UMAP”. “Eran métodos necesarios para
defendernos de la agresión imperialista”. Y otras justificaciones para el
consumo de los tontos útiles. Pero los hechos concretos nos demuestran, que al
igual que siempre hubo una agenda comunista, también desde el primero de enero la
homofobia estaba en el ADN de la involución. Octubre. 1959. Reunión de ASTA la American Society of Travel Agents.
La Sociedad
Americana de Agentes de Viajes se reúne en La Habana en el Hotel Hilton finalizando
la convención en el teatro Blanquita de Hornedo con la participación del
Supremo. Una semana antes, con el fin de presentar a sus miembros a una Habana ejemplar,
burguesamente moral y óptima para un nuevo turismo revolucionario. Efigenio
Almejeiras el jefe de la Policía Nacional Revolucionaria, realiza la primera
“recogida” de sanidad social de la involución. Esta se efectuaría básicamente
en la zona del Vedado, donde se encontraban los hoteles turísticos y los
casinos de juegos alrededor de La Rampa. El objetivo era que, durante el tiempo
de la convención, se detendría a las prostitutas –las de refinada categoría y
altos precios que atendían a ese turismo–. Luego se decidió ampliar la “recogida”
a las zonas donde se reunían los homosexuales. La supuesta detención corta se
prolongó por un mes. A la revolucionaria:
sin cargo alguno ni juicios, y multando a todos por Antisociales. A los homosexuales les harían además una ficha policial
–que más tarde servirían para confeccionar las listas de la UMAP.
Nada
de esto encontró críticas, porque ya se había comenzado a amordazar a la
prensa, para que la oposición no tuviera donde expresarlas, y controlar el
acceso a las noticias, inventando una realidad oficial, que terminaría
por ser la única para todo el país. De esa manera, manipulando a las masas para
lograr su apoyo casi total y convertirlos en represores de los reprimidos. 13 13 de octubre, 1960. Encuentro
de Poetas.
Organizado por el
teniente del Ejército Revolucionario y poeta Rolando Escardó. Se celebra en la
ciudad de Camagüey, para escuchar a
los artistas y plantear la necesidad
de unirlos para la cultura revolucionaria. Lo que sería el prólogo para
implantar a la soviética la UNEAC Unión de Escritores y Artistas de Cuba. En el
albergue ocupado por los participantes, aparecen unos carteles con virulentos ataques
homofóbicos y hasta llamando a la violencia “Para
expulsarlos del evento”. En las ponencias del escritor folclorista Samuel
Feijoo, el comandante y poeta comunista Alberto Bayo, y la actriz Julia Estoviza,
se pide la exclusión de los homosexuales de la cultura revolucionaria y del
ámbito social de la patria.
15 de abril, 1961. Playa Girón. Se establece el
antecedente de los métodos represivos para
todos. Antes del arribo de las tropas anticomunistas por Playa Girón y
durante la batalla, se produce una detención masiva sin precedentes en la
historia republicana del país. Sin causa judicial alguna, ni habeas corpus, con
las fichas hechas por los delatores de los barrios de los CDR los Comité de
Defensa de la Revolución y la encubierta Seguridad del Estado, son sacados de
sus casas, escuelas, trabajos y secuestrados en las calles, los marcados con
variadas distinciones que los convertían en contrarevolucionarios.
Internándolos en las cárceles, estadios de pelota, almacenes y otras grandes locaciones
–con el objetivo de descabezar cualquier apoyo
interno–. Era la primera prueba, no solo logística, también para ver hasta
dónde se podría usar la represión sin objeción alguna de la población, la participación
de estos y perfeccionar sus métodos. Comienza la Década del Miedo. El Estado Homofóbico
estaba listo para atacar.
11 de octubre, 1962. Operación de las tres P.
Cuidadosamente
planificada, las fuerzas represivas –la policía, los CDR, la Seguridad, la
Milicia, los Jóvenes Comunistas– caen por sorpresa sobre las zonas de
prostitución, para abolirlos y hacer una limpieza social. El objetivo: Los Proxenetas. Los Pájaros. Las Prostitutas.
Nuevamente extendiéndola a los lugares donde se reunían los homosexuales. Las Prostitutas fueran recluidas en campos
de concentración para ser reeducadas. Y este es uno de los episodios más
crueles que es poco conocido. Los Proxenetas
y Pájaros, fueron enviados a colonias
penitenciarias en medio del mar, en los cayos alejados de la costa en la
provincia de Pinar del Rio en la zona de Güanahacabibes. Forzándolos a sembrar
eucaliptos. La idea fue de Ernesto Guevara que era asmático, y durante su
estancia guerrillera en la Sierra Maestra, aprendió de los campesinos que sus inhalaciones
lo descongestionaban. Concibió el proyecto de utilizar los eucaliptos como
productores de divisas vendiéndolo en el extranjero. Por razones de espacio no
puedo narrar lo que me contó Juan Baró que estuvo allí.
13 de marzo, 1963. La Noche de las Tijeras.
En un acto político en la escalinata de la Universidad de La Habana, celebrando el ataque al palacio presidencial durante la dictadura de Batista, el Supremo alerta como medidas a tomar, la persecución contra los que se mantenían al margen de la involución y que llama pitusos por los jeans estrechos que vestían y por sus modas capitalistas, presvilesvyanos por la música de Elvis Presley que escuchaban, y los grupitos de depravados de los que se mofa, entre las risas y aplausos de la Homofobia Cultural –ahora– Revolucionaria. De facto, mientras se producía su discurso, los grupos de los Jóvenes Comunistas de la Universidad y los milicianos de la estación televisora CMQ –guiados por la actriz española Ana Lasalle, una exiliada comunista estalinista–, recorrían la zona del Vedado y el Malecón, cortando los jeans, las minifaldas, los peinados afros y los pelos largos.
1964. Lucha contra la Burocracia.
Es el pretexto para botar de sus trabajos o sacar de los cargos importantes a los desafectos y revisionistas de las ideas revolucionarias. Y a los homosexuales, para que “no tuvieran contacto con los niños, y la juventud del Hombre Nuevo Guevarista”. Ofreciéndoles a los médicos y enfermeros delatados como homosexuales, que escogieran entre trabajar en una fábrica, en el campo, o con los rayos X y la radiación oncológica, porque “Si se quedaban estériles no importaba, porque ellos no se iban a casar y tener hijos” –sin mencionar con aquellas deficientes máquinas antiguas la posibilidad del cáncer.
31 de mayo, 1965. Expulsión de universidades y becas.
La Unión de Jóvenes Comunistas sugiere la expulsión de los homosexuales y prohibirles graduarse. Por primera vez se incluyen a las lesbianas, a las que entonces no se habían reprimido en gran escala. Como siempre, la Maquinaria le da legitimidad pública a lo que ya estaba planificado. Se había creado a lo Robespierre los Comité de Depuración, formados por la Federación de Estudiantes Universitarios, los profesores, la UJC, el PCP Partido Comunista de Cuba, que con la participación del alumnado presentaban las denuncias y votaban la expulsión. Las facultades más afectadas fueron la de Humanidades e Historia. La Escuela de Instructores de Arte solo graduó a un 60% de sus becados, y en las Escuelas de Pedagogía y Periodismo también se efectuaron depuraciones. De nuevo el dossier de los expulsados lo utilizarían para llamarlos a la UMAP. 1965. Cierre de las Ediciones El Puente. Desde su aparición como editora no gubernamental, fue atacado por su independencia ideológica, sus afinidades culturales no marxistas, la identificación con la negritud cubana, y el homosexualismo público de muchos de sus integrantes. Arguyendo como una razón mayor para su cierre, el concepto de que el homosexualismo era un delito contrarevolucionario, un adversario ideológico y sus miembros unos delictuosos sociales.
Silvia Barros.
No recuerdo la fecha exacta, pero sí todo lo ocurrido por ser parte de ello. A la dramaturga infantil, poeta y cuentista, que era miembro de las Ediciones El Puente, la detienen en un momento comprometedor junto con su novia y las envían para una cárcel de delincuentes comunes haciéndoles un juicio público por lesbianas y condenándolas. A Silvia la mandaron para el Hospital Psiquiátrico de Mazorra y le dieron unas tandas de electros de los que jamás se recuperó ni en el exilio. Fue la primera creadora con el cual se inició ese procedimiento –que la KGB usaba con los artistas e intelectuales– que después se le aplicaría en el Pabellón Carbó Servía al cineasta y pintor Nicolás Guillén Landrián.
En un acto político en la escalinata de la Universidad de La Habana, celebrando el ataque al palacio presidencial durante la dictadura de Batista, el Supremo alerta como medidas a tomar, la persecución contra los que se mantenían al margen de la involución y que llama pitusos por los jeans estrechos que vestían y por sus modas capitalistas, presvilesvyanos por la música de Elvis Presley que escuchaban, y los grupitos de depravados de los que se mofa, entre las risas y aplausos de la Homofobia Cultural –ahora– Revolucionaria. De facto, mientras se producía su discurso, los grupos de los Jóvenes Comunistas de la Universidad y los milicianos de la estación televisora CMQ –guiados por la actriz española Ana Lasalle, una exiliada comunista estalinista–, recorrían la zona del Vedado y el Malecón, cortando los jeans, las minifaldas, los peinados afros y los pelos largos.
1964. Lucha contra la Burocracia.
Es el pretexto para botar de sus trabajos o sacar de los cargos importantes a los desafectos y revisionistas de las ideas revolucionarias. Y a los homosexuales, para que “no tuvieran contacto con los niños, y la juventud del Hombre Nuevo Guevarista”. Ofreciéndoles a los médicos y enfermeros delatados como homosexuales, que escogieran entre trabajar en una fábrica, en el campo, o con los rayos X y la radiación oncológica, porque “Si se quedaban estériles no importaba, porque ellos no se iban a casar y tener hijos” –sin mencionar con aquellas deficientes máquinas antiguas la posibilidad del cáncer.
31 de mayo, 1965. Expulsión de universidades y becas.
La Unión de Jóvenes Comunistas sugiere la expulsión de los homosexuales y prohibirles graduarse. Por primera vez se incluyen a las lesbianas, a las que entonces no se habían reprimido en gran escala. Como siempre, la Maquinaria le da legitimidad pública a lo que ya estaba planificado. Se había creado a lo Robespierre los Comité de Depuración, formados por la Federación de Estudiantes Universitarios, los profesores, la UJC, el PCP Partido Comunista de Cuba, que con la participación del alumnado presentaban las denuncias y votaban la expulsión. Las facultades más afectadas fueron la de Humanidades e Historia. La Escuela de Instructores de Arte solo graduó a un 60% de sus becados, y en las Escuelas de Pedagogía y Periodismo también se efectuaron depuraciones. De nuevo el dossier de los expulsados lo utilizarían para llamarlos a la UMAP. 1965. Cierre de las Ediciones El Puente. Desde su aparición como editora no gubernamental, fue atacado por su independencia ideológica, sus afinidades culturales no marxistas, la identificación con la negritud cubana, y el homosexualismo público de muchos de sus integrantes. Arguyendo como una razón mayor para su cierre, el concepto de que el homosexualismo era un delito contrarevolucionario, un adversario ideológico y sus miembros unos delictuosos sociales.
Silvia Barros.
No recuerdo la fecha exacta, pero sí todo lo ocurrido por ser parte de ello. A la dramaturga infantil, poeta y cuentista, que era miembro de las Ediciones El Puente, la detienen en un momento comprometedor junto con su novia y las envían para una cárcel de delincuentes comunes haciéndoles un juicio público por lesbianas y condenándolas. A Silvia la mandaron para el Hospital Psiquiátrico de Mazorra y le dieron unas tandas de electros de los que jamás se recuperó ni en el exilio. Fue la primera creadora con el cual se inició ese procedimiento –que la KGB usaba con los artistas e intelectuales– que después se le aplicaría en el Pabellón Carbó Servía al cineasta y pintor Nicolás Guillén Landrián.
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