Por Rafael E. Saumell
Abel
Enrique Prieto, cuyo apodo hace el título de estas líneas, ha intentado
desprestigiar el tema musical “Patria y Vida” estrenado ayer, con rotundo éxito
de audiencia en las redes sociales, por Yotuel Romero, Gente de Zona, Descemer
Bueno, Maykel Osorbo Castillo y El Funky. El ex ministro de cultura, ahora al
frente de Casa de las Américas, lo califica de “panfleto musical,” y afirma que
“Cuba no renunciará a la consigna Patria o Muerte, una declaración de…Fidel
Castro.”
Como van
las cosas en Cuba hoy, parece que lo más probable sea la segunda opción, la
muerte. Sin embargo, debemos de preguntarnos, ¿de quién? y ¿de qué? ¿Del comandante en jefe? Objetivo
ya conseguido. ¿Del socialismo? Igualmente. De manera que lo defendido por el
Sr. Prieto es un acto de pura necrofilia por una persona y por una ideología
fallecidas de muerte natural debido a la erosión biológica y política,
respectivamente. Sin embargo, ciertos “asalariados del pensamiento oficial”
(frase de Ernesto Che Guevara), han publicado en Granma, como respuesta
a “Patria y Vida” varias respuestas al desafío: “Cantar a la patria, no contra
ella,” Pedro de la Hoz; “Patria o Muerte,” de Pedro Jorge Velázquez; “¿Cuál
patria y cuál vida?,” Teresa Melo.
En común
muestran los tres autores una repetición del consabido guion patriotero,
cocinado en el departamento ideológico del partido comunista. Con proclamas de
amor a la tierra tratan de defender y afianzar el fracasado socialismo
marxista-leninista a la cubana. Los adjetivos se repiten, la misma “ciudad
canalla” y el invariable “capitalismo opresor” aluden al contexto donde nace la
descarga contra el “viejo gobierno de difuntos y flores” (letra de Silvio
Rodríguez). Los titiriteros son los de toda la vida, es decir el imperialismo, la
CIA, la mafia. Manipulan, pagan a los cantantes exiliados y a los vendidos
apátridas radicados en la depauperada capital.
Veremos
con qué libreto se bajará el portavoz oficial, Humberto López, ante las cámaras
de televisión. Con certeza los ideólogos del Ministerio del Interior, del PCC y
de la Comisión de Moral Socialista lo enterarán de las desviaciones políticas,
éticas y privadas de los intérpretes contestatarios. Habrá fotos y vídeos no aptos
para cardiacos. A fin de cuentas, con muy buena razón en Cuba se dice “nadie
sabe el pasado que le espera…” y por lo que vislumbra el futuro, tampoco. La
imparcial legalidad socialista no les concederá a los atacados el
imprescindible derecho de réplica. De manera que la jugada está cantada de
antemano y el dominó, como expresa la canción, está trancado. Hay que darles
agua a las fichas, empezar de nuevo y, sobre todo, cambiar a los jugadores,
ellos saben quiénes son.
Cuando eso
suceda, ¡oremos!, y continuando con la melodía, “El ratoncito Miguel” estará de
fiesta. Hacia 1976 me informó Félix Benjamín Caignet Salomón, en su casa de La
Habana, que él había compuesto esa canción, a mi entender levemente infantil,
en medio de la dictadura del antiguo general mambí y entonces presidente
dictador, Gerardo Machado Morales, derrocado en 1933. Hay una parte de la letra
que le viene bien al estado actual de la Cuba de 2021: “La
cosa está/que horripila y mete miedo de verdad, /usted verá/cómo de hambre un
ratón se morirá, /no hay queso ya/y mucho menos una lasca de jamón, /vamos a
ver/quién va a arrancarle a Misifú el corazón.”
Se extiende la necrocracia, originaria de la Corea norteña, donde el difunto Kim Il Sung sigue siendo presidente titular, tras decenios de haberse ido a la tumba. Oremos por que la "solución biológica" acabe con la caterva de criminales usurpadores que se empeñan en destruir a nuestro país.
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